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Hello mis amores, nuevo cap, que lo disfruten los amodoro


Yo no me dormí, o si lo hice fueron apenas unos cuantos minutos, bueno, creo que si me dormí, yo había soñado algo, solo que no lo recordaba, entonces, tal vez sí me había dormido. Miré la hora, aún quedaba media hora para despertar al niño así que decidí que lo dejaría dormir un poco más.

Gabriel estaba haciendo ese ruidito gracioso, como un silbido cada vez que respiraba que estaba muy cerca de transformarse en un ronquido. Definitivamente debía considerar ver un otorino. Necesitaba una resección de cornetes con urgencia.

La parte más curiosa era que a mi me gustaba oirlo respirar en mi cuello, cuando tendría que haber sido todo lo contrario. Si era sincero conmigo mismo, a mi me gustaba el niño, mierda. Yo no era tan estupido para negarlo, vamos, era una cosita (cosota) linda, infantil y caprichosa, me podía. Tenía esa cosita de niño bueno que era mi jodida debilidad.

Hoy lo había visto haciéndome pucheros todo el día. Vamos, cada vez que yo estaba cerca me veía y hacia esa cosa de dejar que su labio inferior protuya en una mueca caprichosa. Él estaba molesto conmigo. yo no tenía idea de que le había hecho, pero podía apostar que lo había disgustado. Probablemente debió alarmarme que eso me hubiera preocupado ¿saben?

No era una buena señal para una aventura. De hecho el que aún nos siguieramos acostando era una señal de alarma, solo que demonios, yo era un hombre con sangre en las venas, necesitaba un jodido alivio a mi vida.

Estaba sonando como un anciano decrépito, pero Gabriel me aportaba jovialidad a mi día a día, era tan malditamente estupido, que me hacía reír. Gabriel siempre conseguía hacerme reír con sus malditas salidas ridículas. Me gustaba que me hiciera reir, me gustaba jodidamente el chico, yo comenzaba a tomarle cariño y eso era peligroso ¿si? porque él aun era demasiado inmaduro,era un jovencito que pronto dejaría de ver lo que sea que lo atrajo en mi y seguiría adelante, jesus, él recién acababa de salir de la escuela de medicina. Acabaría su residencia en un par de años y buscaría su camino en otro hospital, en otra ciudad o en otro estado. él aun no tenía la menor idea de que iba a hacer de su vida, yo había visto ir y venir más de un Gabriel, mis residentes siempre acababan ubicados en buenos puestos, buenos hospitales, yo estaba orgulloso de eso. En serio. Me gustaba mi trabajo, pese a la opinión popular, es decir, sí, yo me quejaba de ellos, yo era exigente con ellos, pero porque me gusta mantener un estándar de calidad. ¿saben?

Acostarme con uno de mis residentes iba en contra de esos estandares. Carajo. Pero en mi defensa me gustaba mucho, yo podía permitirme ser un poco estupido, al final de cuentas, ya lo era la mitad del tiempo. Prolongar la cosa esta con Gabriel solo iba a traerme problemas, yo lo sabía, pero oh, ¿qué es la vida sin problemas? A veces parecía que me encantaba meterme en ellos. mierda.

Volví a mirar la hora.

-Gabriel.-Murmuré bajito.

-mmm...

me giré entre sus brazos consiguiendo un par de quejas adormiladas. En serio se había dormido. Realmente debió estar cansado.

-Gabriel...-Insistí y me dejé llevar dándole un par de besitos en la mandíbula. Se había afeitado hacía poco por lo que su barba apenas era un rastrojo áspero. Eso pareció despertarlo, lo vi sonreír y su mano pasó de calentar mi espalda a acunar descaradamente una de mis nalgas. Solté una risa que sonó un poco boba a mis propios oídos y me obligué a mi mismo a callarme ¿que carajo había sido eso?

-Tienes que levantarte para el pase de sala, Gabriel.-Le recordé rogando por que el no hubiera notado lo tonto que había sonado minutos atrás.

-¿no puedo hacerlo aquí contigo?-Consultó juguetón intentando meter su mano por debajo de mi ropa. Vaya a este chico le daban una siesta y parecía que le daban combustible. Tomé su mano y la detuve esperando a que me prestara atención.

-Yo no estoy a cargo hoy. Creo que estarán con la dra. Miler.

-¿Cómo?-Ahora Gabriel sí parecía sorprendido.

-Ni siquiera se supone que esté aquí. No estoy programado para hoy, probablemente Sandy me patee el culo si ve que aún estoy dando vueltas por aquí.

ohh. la boca de Gabriel se abrió con sorpresa como si no comprendiera mis palabras y entonces sus cejas anchas se fruncieron ligeramente.

-¿por qué te quedaste?

Me encogí de hombros. yo le había dicho que me quedaría mientras dormía ¿no?

-no me gusta ir a casa.-Me limité a decir. Él evaluó mi expresión por un momento con sus ojos atentos y entonces soltó como quien no quiere la cosa:

-Entonces deberías venir a la mía.-Sus mejillas tomaron un ligero tono rosado cuando lo dijo, y creo que entonces se dio cuenta de lo descarado que había sonado eso, porque momentos después añadió en un tono más torpe pero sin arrepentirse de su ofrecimiento.-Deberías ir a mi departamento, cuando quieres estar en el tuyo. Cada vez que quieras, puedes quedarte.

Jesus. Malditamente esa idea me gustaba más de lo que debería. Dios, ese chico me gustaba más de lo que debería, pensé viendo como se incorporaba perezosamente en sus codos.

-Tal vez otro día, lo tendré en cuenta-Lo cierto es que después del incidente no había vuelto a verlo fuera de los límites del hospital. miré mi reloj.-ahora, tu tienes que lavarte la cara y presentarte a la guardia en... 5 minutos.

-¡Carajo!.-Gabriel saltó de la cama y yo me reí cuando casi se cae al enredarse con la manta en el apuro.

-¡Vamos! ¡corre! ¡corre!.-Lo alenté dándole una palmada en el trasero. Gabriel entonces se giró y se inclinó a plantarme un beso rápido apoyando sus puños en la cama a cada lado de mis caderas.

-Nos vemos dr.Jones.-Se despidió concentrando su mirada en mi por un momento. Luego de eso retomó su carrera mortal por llegar a tiempo a su guardia.

Esperé hasta que se fuera y con un suspiro me dejé caer de espalda a la cama por unos minutos más. Yo debía ir a casa.

Yo realmente no quería ir a casa.

***

-¿Dónde estuviste?-Me recibió la voz de Romeo apenas abrí la puerta. Me agaché a alzar a Eddy para saludarlo y continué mi camino al interior de mi dulce "hogar"

-Me fue bien, gracias. Estoy muy feliz, hoy uno de mis pacientes, con VIH consiguió por fin que su carga viral fuera indetectable, estuvimos meses tratandolo con infecto cambiandole la TARV al niño así que lo tomo como una victoria personal.-Dije con sarcasmo mientras me dirigía a la cocina ignorando deliberadamente a Romeo.- Fue todo muy emotivo cuando le dije que por fin habíamos conseguido que responda al tratamiento. Sus hermanos lloraron y todo.

Dejé a Eddy en el suelo de la cocina y fui por la heladera.

-Me alegro por tu niño sidotico, pero tienes un esposo que también te necesita y tu solo piensas en tus enfermos, estoy muriendo de hambre desde anoche, tu ni siquiera viniste a casa.

Me giré y agucé mis ojos en su dirección con molestia.-En primer lugar no ES un "sidotico", se llama Angel, está enfermo, por una jodida enfermedad de mierda con la que no eligió nacer y eso no lo define. En segundo lugar tu eres un adulto que se dedica a cocinar, ¡cocinate!

-Lo haría si tuviera mis dos manos funcionales pero no puedo, no puedo hacer jodidamente nada con una sola mano y tengo que quedarme encerrado todo el día en esta jodida casa, con tu estupido perro de mierda como única compañía y todo esto por tu culpa!

-¡Tu golpeaste una maldita pared!-Le grité.

-¡Para no golpearte a ti!

Como todas las veces en las que Romeo y yo peleábamos cuando Eddy estaba en medio, retrocedió con la cola entre las patas hasta quedar junto a mi pie. Sus pequeñas orejas atentas a la amenaza . Realmente se veía asustado y a la vez dispuesto a atacar. Estaba temblando, alterado, intentando interponer su pequeño cuerpito como si con eso pudiera protegerme. Dios, yo amaba a esa pequeña bola de pelos con orejas de murciélago. Si no hubiera sido porque la última vez que lo llevé a revisión el veterinario dijo que tenía problemas cardíacos yo hubiera seguido discutiendo con mi esposo, pero no creía que seguir alterandolo fuera bueno para su viejo corazón canino que ya tomaba dos pastillas al día.

Cerré la boca y fui a la heladera para buscar algo fácil que prepararle a mi "querido" esposo.

Soportar a Romeo en casa era joder... no había un día donde no me recordara que él estaba así por lo que yo había provocado con mis delirios.

Sí, se había fracturado y le habían inmovilizado la mano, pero no estaba muriendo como parecía pretender que creyera.

El único muriendo allí era yo y de la desesperación, me había transformado en su chófer y su criado para no escucharlo. Era insoportable. En serio. Nunca había conocido a alguien tan quejoso cuando le dolía algo y vivía rodeado de enfermos. Pero demonios, él definitivamente era la persona más desquiciante que yo había conocido. Para completar mis 10 años de esclavitud, tenía que darle mil explicaciones de a donde iba todo el tiempo.

No quería que fuera a ningún lado que no fuera del hospital a casa. "No le gustaba quedarse todo el rato solo" tuvimos una jodida discusión de mierda por que yo iba dia si, dia también a ver a Will a su casa desde de que le dieron el alta. Se había tomado un poco de tiempo para decidir que hacer con su embarazo, era una situación difícil, era entendible, yo me quedaba a hacerle compañía por un rato y luego volvía a soportar a mi esposo.

Porque últimamente estaba convencido que después de un tiempo en un matrimonio tú solo te soportas.

La nueva era que había dejado caer mierda sobre mi aspecto. Cada dos por tres, no lo hacía de forma directa pero era algo como:

"mejor no comas eso, los 30 no vienen solos, tienes que cuidarte"

él otro día yo había agarrado un panecillo, él me lo había quitado de la mano y me lo había intercambiado por una manzana diciendo:

"Te estoy cuidando"

Yo no había subido de talla, yo la había reducido. Pero él se seguía metiendo con mi peso, con mis líneas de expresión, con mi jodido culo, yo tenía un buen culo ¿de acuerdo?

Yo dejé unos feos y a propósitos quemados, hot cakes encima de la encimera para Romeo y me fui a dar una ducha, cuando salí me observé desnudo en el espejo de cuerpo entero que teníamos en nuestro cuarto, pasé mis manos por mi vientre, no había una tableta de ocho allí pero no estaba mal, creo, además él era el que se puso en contra de que fuera al gimnasio. No tenía un mal cuerpo.

Oí las pisadas de Romeo acercándose al cuarto y me apresuré a vestirme. no quería darle la oportunidad de que quisiera follarme, vamos, aún seguía molesto con toda su mierda. De hecho llevaba desde la mañana de la pelea por los jodidos almohadones sin hacerlo, ni yo quería acostarme con él después de todo lo que me dijo ese día, ni él parecía interesado en hacerlo, lo que al principio estuvo bien.

Solo que con el correr de los días él parecía más caliente que molesto y yo más molesto que caliente. Vamos, ¿quién demonios quiere acostarse con alguien que te llama gordo? no lo "suficientemente joven y bonito" sí, ¿de acuerdo? eso me había afectado. No era un tipo superficial ¿saben? Pero me había afectado. Dede entonces al que había puesto a dieta había sido a él.

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