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Hello mis amores ¿cómo están? He tenido un atacaso inspirador espero lo disfruten


Jones avanzó rápidamente por el pasillo opuesto y yo lo seguí, es decir, acababa de decirme que todo estaba mal, no podías solo huir después de eso.

Pues parecía que él si creía que podía hacerlo porque en menos de lo que canta un gallo se encontró en la sala de jefes de residentes, esta vez no me invitó a pasar pero yo sabía que él sabía que lo seguía así que me autoinvité ¿de acuerdo? yo lo seguí, porque él no se veía bien y no me gustaba verlo así ¿de acuerdo?

El entró, revisó que no hubiera nadie y luego se giró a verme. solo que esta vez su mirada había pasado de la preocupación a la molestia, había un borde rojo en sus ojos que no sabía si se debía al cansancio o a que estaba a punto de romperse.

-¿que jodidos demonios haces siguiéndome?-no estaba gritando pero su tono fue alto. Okey...

-solo quería saber si estabas bien.

¿Era eso tan malo? El abrió su boca y la volvió a cerrar.

-maldita sea Gabriel no soy tu asunto. -Me dijo, se dejó caer en el sillón y se cubrió el rostro con las manos antes de recargar su peso hacia adelante, apoyando los codos en sus muslos.

Yo me acerqué y me senté a su lado.

-me preocupas.-Dije decidiendo que ser honesto era lo mejor aquí. Apoyé mi mano en su espalda y lo froté en lo que creía era una muestra de aliento.

-¿por qué?-Me preguntó.

Yo me encogí de hombros. Realmente ni yo lo sabía.

-soy una mala persona, ¿lo entiendes? no sé que buscas acercandote a mi, pero no soy un tipo malo con un costado amable a punto de ser descubierto, solo soy un tipo malo, eso es todo.-Dijo girando su rostro, apoyó su mejilla en su mano y me observó.-Pareces un buen chico Gabriel, deberías alejarte de mi. no te convengo, créeme. Tengo una jodida lista interminable de experiencia cagandola.

Yo me volví a encoger de hombros y él rodó sus ojos.

-¿El sexo fue tan bueno para que no escuches una advertencia tan directa?

Lo fue, pero no se trataba de eso. yo solo... no lo sabía ¿sí? él entraba a la habitación y yo solo quería orbitar a su alrededor.

-soy un desastre, chico, con kilos de equipaje, si... si esto siguiera, si fuera más que solo una noche, entonces solo serías mi amante sucio ¿lo entiendes?

Me encogí de nuevo de hombros. Para mi estaba bien, es decir, yo no me veía teniendo una relación pública con él, para mi estaba bien pasar un poco de tiempo juntos y ya, y sí, yo quería repetir.

-si supieras lo que te conviene tomarías tus cosas y correrías lejos de mi.-Dijo y mierda, esa advertencia sonaba mucho a lo que Cass había dicho la noche de la pelea.

Fruncí el ceño ligeramente molesto. no entendía por qué intentaba empujarme lejos.yo no lo veía tan malo, es decir, sí, tenía un carácter muy particular, pero me recordaba mucho a ese personaje de Pets, Snowball, el conejo malhumorado, jefe de los "desechados" que luego solo necesitaba un poco de amor para demostrar su lado dulce. Sí, yo miraba muchos dibujos animados con los sobrinos de Annie, el punto es que Jones me recordaba mucho a él. Un conejito asustado sediento de amor.

-No estoy corriendo a ninguna parte.-Dije seguro de mi mismo.

El desvío su vista.

-No deberías decir esas cosas.

-¿Por qué?

él soltó algo muy parecido a un resoplido amargo que no llegaba a risa.

-Porque no quiero creerte.

-Pero estoy diciendo la verdad. Me gusta estar contigo. No quiero irme a ningún lado.

-Deberías.-Sus ojos fueron entonces a la puerta.-Las probabilidades son muy malas conmigo.

-No me asusta una pelea difícil.

Esta vez el si se rió, pero no fue más que una única carcajada amarga.

-Cariño, conmigo la pelea está perdida incluso antes de empezar.-Me dijo.

Sorpresivamente se levantó, se dirigió a la puerta, no fui consciente del momento en el que le pasó el seguro y volvió sobre mi, yo aun estaba pensando en que me dijo "cariño" y que algo extraño se removió en mi estomago por el mote ¿qué carajos?

No pude sobre analizarlo porque Jones se sentó en mis muslos, sus manos rodearon mi cuello, apoyó su frente en la mía y cerró los ojos.

-Estoy muy jodido, y no deberías enredarte conmigo, pero en serio, tuve un día de mierda, ¿quieres joderme hasta patear todos los pensamientos fuera de mi mente por unos minutos?

De acuerdo, si era lo que necesitaba, yo podría hacer eso. Tomé a jones por sus muslos y lo besé antes de levantarnos a ambos y dirigirnos al cuarto de las camas. Definitivamente iba a tener que apuntarme horas extras para recuperar el tiempo perdido.

***

-¿Cuándo me preguntarás por eso?-Jones estaba descansando sobre mi pecho. Mi mano acariciando el trazado negro sobre la piel palida de su trasero. No había preguntado por ella la primera vez que la vi, pero admitía que un poco me inquietaba.-Puedo ver tus malditas neuronas corriendo.

-No pensé que los rumores eran ciertos. Digo lo creía, pero luego....

Luego él se había interesado en mi ¿no?

Jones se giró y apoyó su mentón en mi pecho.-No soy racista, Gabriel. Soy Gay,¿tienes idea de la cantidad de discriminación que recibí por eso? estoy en contra de la supremacía blanca y todo lo que reprima o discrimine el colectivo LGTB o a cualquier persona. Fue una apuesta estúpida que hice con mi mejor amigo cuando era crío, estábamos probablemente colocados, y nos levantamos con nuestros primeros y únicos tatuajes-Dijo y posó sus labios sobre mi piel.-Amo a la gente negra, su piel es tan hermosa, ¿has visto a sus mujeres? Envidio su genética pero en todo caso, si no te gustan no entiendo por que molestar a alguien que no te molesta, es decir, soy un cabrón ¿de acuerdo? pero no voy alentando el odio a las minorías y para que conste, ni siquiera me gustan los rubios, su piel es fría y huelen a cebolla. Me crié entre rubios te lo juro, sé de lo que hablo. Somos cochinos, apestamos como la mierda, ponos al sol y apestaremos a los 5 minutos.

Eso me hizo reir. En serio, él estaba arrugando su nariz como si el recuerdo le diera asco de verdad.

-¿Qué?-Preguntó.

-No creo que huelas mal.

-Gasto fortunas en perfumes caros. Creeme. Huelo muy mal cuando sudo.

De acuerdo, yo lo había hecho sudar hace un momento. Agarré su mano, enredé nuestros dedos y la estiré sobre mi cabeza haciendo que él tuviera que sentarse sobre mis caderas inclinándose un poco sobre mi.

-¿Que haces?- consultó con desconfianza. Algo que había notado de él era que no tenía un solo vello corporal. ¿Tendría que depilarme yo también? Yo no se lo había preguntado, si le molestaba, digo. De acuerdo, yo estaba sobre analizando, volví a posar mis ojos en Jones. Sus ojos se estrecharon en mi dirección y antes de que pudiera reaccionar hundí mi nariz en su axila y aspiré.

-¡no! Gabriel!-Chilló con una mezcla de histeria y diversión intentando evitarlo.

-Creo que hueles bien. -Dije después de conseguir mi objetivo y nos giré para dejarlo debajo de mi, y evitar que saliera corriendo, él en realidad no parecía querer irse a ningún lado, él aún se estaba riendo. Y como un estupido yo también lo hacía.

-Dios, eres tan idiota.-Se quejó pero lo había hecho reír. sus ojos aun se veían iluminados por la diversión y eso era todo lo que había querido. Hoy se había visto tan malditamente alterado todo el día, verlo relajado y sonriente era una maldita victoria personal, yo había hecho eso con él, ¿de acuerdo?

No pude evitarlo, me agaché y atrapé su boca, manteniendo sus manos entrelazadas a las mías a los lados de su cabeza. Una parte idiota de mi no se dio cuenta de lo mucho que le gustaba tenerlo así, lo mucho que quería conservarlo así, y lo peligroso que podía resultar lo facil que me era olvidarme que ese hombre ya estaba tomado.

Si ese pensamiento me asustó en algún momento, No tuve tiempo a reflexionarlo, porque los bipper sonaron en nuestros bolsillos y tuvimos que vestirnos y salir a ser doctores, y fingir que no lo estaba mirando cuando andaba cerca, porque Jones tenía razón en eso de que yo era un niño idiota.

Vamos, yo ni siquiera podía mentirme a mí mismo diciendo que me habían engañado en algún momento, él único ignorando el elefante en la habitación era yo. Él era un hombre casado y yo su polvo terapéutico que le añadía chispa a su matrimonio, así me lo había dicho un día y estaba bien para descubrir mi propia sexualidad me dije, pero no pensé en como me afectarían sus sonrisas cuando conseguía robarlas o lo que significaba el revuelo en mi estomago cuando conseguíamos unos minutos para robarnos un par de caricias en solitario.

Ahora que él había dejado claro sus condiciones parecía relajarse a mi alrededor, y eso me hizo bajar la guardia. Lo había hecho mío, lo había sentido mío, tanto que yo tal vez había llegado a olvidar que él tenía un esposo.

Hasta que la realidad me golpeó cuando el hombre cayó un par de semanas después a los consultorios para que le revisaran una mano lesionada. Jones me había ignorado apenas su esposo piso el hospital, claro que tenía sentido, aunque no quitaba que me jodiera verlo. Fue como un golpe de realidad, yo le había hecho el amor durante el almuerzo en la sala de descanso y ahora él iba caminando del brazo del hombre que podía disfrutar de tenerlo todas las noches mientras yo debía conformarme con robarle unos pocos minutos al día.

Suspiré y entonces como si pudiera leerme el pensamiento Cass se acercó y observó en la misma dirección que yo.

-¿duele?-Consultó acercándose a mi oído.

Él y yo aún seguíamos en malos términos. Las pocas veces que hablamos terminamos discutiendo y ahora mismo quería mandarlo al demonio, porque sí, seguir la mirada de Cass hasta donde el matrimonio estaba parado mientras Jones hablaba con otro de los jefes para que hicieran pasar a su esposo sin que tuviera que esperar, fue molesto. Tan jodidamente molesto que no podía explicarme por qué odiaba a ese tipo, cuando racionalmente yo era el que estaba de más allí. Dios, yo era consciente de que yo era el cuerno del hombre. Pero se sentía como si él fuera el que estuviera tocando algo mío en ese momento y no al revés.

-Es una mierda.-Dijo Cass, pero esta vez no lo sentí como si se estuviera burlando.

Él apoyó su mejilla en mi hombro, me giré a verlo sorprendiéndome al encontrar lo que claramente parecía dolor en su rostro. Definitivamente o Cass era un hombre muy empático, o yo me estaba perdiendo de algo. Y más me sorprendí cuando sus ojos claros se pusieron en mí y soltó un:

-¿Vamos por una cerveza luego, Gabe?

Bien, yo necesitaba una cerveza y tal vez necesitaba hacer las paces con mi mejor amigo.

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