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60

Me desperté con un brazo cálido a mi alrededor, y un calorcito cómodo debajo de mi cuerpo. yo solo había cerrado los ojos un momento para dejarme seducir por las caricias de Gabriel y me había dormido.

Estiré mi cuello perezosamente para ver al niño, él no había sufrido un destino diferente, su mano pesada y caliente abrigaba mi cintura, hacía un pequeño silbido gracioso con su nariz cuando espiraba aunque no llegaba a un ronquido como tal. Me detuve un momento analizando la situación, despertarlo se sentía mal, de hecho parecía tan tranquilo que me tomé el tiempo de observar cada detalle de su rostro, y dios, se veía tan joven en ese momento.

Vamos, yo no era exactamente el tipo ideal para juzgar a los jovencitos que se enredaban con tipos mayores, pero no quería detenerme a preguntar su edad. En serio. La barba que delineaba su mandíbula le aportaba algo de madurez a su rostro, suponía que era una de las razones por las que se la dejaba, Eric hacía lo mismo, solo que la barba de Eric solía ser más larga, mi mejor amigo se la dejaba porque su rostro era demasiado bonito y suave sin ella, en serio, pocas veces desde que pasó la pubertad lo había visto sin vello facial y era como ver el rostro de un bebé desnudo y angelical, era algo demasiado "bonito" de ver y no en el buen sentido, sus palabras.

Gabriel en cambio tenía un rostro hermoso pero nada que pudiera considerarse delicado, era guapo sí, pero definitivamente no bonito, era demasiado jodidamente masculino para serlo y apostaba que lo seguiría siendo sin barba, sus cejas espesas y tupidas con algunos vellos rebeldes que se perdían en el ceño, su nariz un poco ancha y torcida como si se la hubiera quebrado alguna vez, en vez de quitarle atractivo solo lo resaltaba contrastando con el espeso arco de sus tupidas pestañas oscuras y curvadas que formaba dos medialunas sobre su piel naturalmente bronceada. Dios, yo tenía que apartar mi vista de él si no quería parecer pronto un acosador.

Volví mis ojos a mi reloj solo por hacer algo y ...

Carajo.

Eran las 4 de la mañana.

Di un brinco fuera del sillón lo que acabó por despertar al muchacho que por poco no rueda al suelo.

-Gabriel tienes que irte-Apremié mirando a los lados. La casa parecía en completo silencio.-Mi esposo llegará en cualquier momento.-Le dije, en realidad Romeo ya debería estar allí, un alivio que sus amantes lo retuvieran a menudo horas extras. -¡Gabriel!

Gabriel pareció tardar un momento en comprender, su ceño se frunció haciendo que sus oscuras cejas prácticamente se transformaran en una sola antes de ponerse de pie de mala gana.

-¿Puedo lavarme?-Consultó haciendo énfasis en mi corrida seca, tomé un puñado de servilletas húmedas y se lo arrojé a la cara antes de apremiarlo en dirección a la puerta.

-No, tienes que irte ahora. por favor, vete, no tendrías que haberte dormido aquí.

Él en serio no debió quedarse aquí.

-Usted también se durmió.-Me acusó. ¿Era en serio?

-pero esta es mi casa, y... mi esposo puede llegar en cualquier momento. Tienes que irte Gabriel.

-usted dijo que tenían una relación abierta.

-Si, carajo Gabriel, es decir no tiene problema con que folle con otros, pero ambos estuvimos de acuerdo en no dormir, como realmente dormir con otros, porque eso crea lazos afectivos ¿de acuerdo? De cualquier modo, los arreglos internos de mi matrimonio no tienen que importarte, tienes que irte y deja de tratarme de usted después de que tuve tu polla en mi garganta.-Me quejé acompañándolo a la puerta. Dios, este chico y sus pucheros hacían que mi poca paciencia se fuera al demonio.

Sí, yo estaba ligeramente nervioso, abrí la puerta y miré el pasillo, conociendo mi mala suerte yo esperaba ver a Romeo llegar en ese momento. Pero no, parecía como si el dios de la desgracia hoy estuviera mirando en otra dirección porque la costa parecía libre de moros.

Estaba a punto de conseguir sacarlo fuera de mi departamento, pero claro, Gabriel se detuvo en la puerta y yo no pude hacer nada por mover esa mole de músculo, de hecho mi mano solo pareció descansar en su pecho en el momento en el que intenté empujarlo, el crío era una pared de joven testosterona.

-Creí que te enfadarías si comenzaba a tutearte después de...

¿en serio? Este chico realmente no tenía ni pálida idea de como leer situaciones. ¿De donde carajo había salido? ¿unicorniolandia? yo no sabía si me estaba cargando o no, en el hospital me faltaba el respeto cuando algo se le cruzaba en la cabeza y quería discutírmelo y ahora se venía a hacer el respetuoso señorito inglés? ¿Era broma no? Alcé una ceja en una interrogación, y analicé su su expresión, él jodidamente estaba hablando en serio. ¡Jesús dame paciencia!

Suspiré y con mi mejor tono de dos mas dos son cuatro intenté explicarle la situación al niño.

-a veces lo haces, Gabriel-Dije resaltando el punto-cuando no deberías hacerlo, me tuteas más que el resto de mis residentes y me enfada si lo haces en el hospital, pero fuera de ahí, que me trates de usted hace que me sienta como un anciano depravado en sus 40 cohersionandote a follar.

-no hemos follado.

-si te ayuda a dormir por las noches, bien, haremos de cuenta que no pasó, ahora solo vete.-Dije y sí, puede que con un poco más de saña de la que debería, si el niño quería aferrarse a su heterosexualidad y negar que le había dado la mejor mamada de su vida, era su jodido problema.

Sí, yo me sentía un poco molesto por eso, él pareció leerme.

-no es eso, no hemos follado.

-me follaste la garganta, Gabriel-Le dije en tono de reproche. Vamos ¿Era en serio?

-Tal vez un poco, supongo.-dijo con un tímido rubor creciendo en sus mejillas y carajo, yo quería lanzarme hacia adelante y llenar de besos todo ese jodido rostro masculino de 2 metros de hombre actuando como niño. Era asquerosamente adorable y yo tenía debilidad por los niños buenos ¿si? Me gustaban demasiado los chicos con cara de no rompo un plato en mi vida, supongo que esa mierda de los opuestos se atraen. Yo en serio quería besarlo en ese momento solo para quitarle ese gesto inocente del rostro.

Yo no lo hice, no lo besé y creo que el lo esperaba porque, se quedó mirándome fijamente por unos segundos.

-¿qué?-Gruñí.

Topal pareció dudoso de hablar, pero al final añadió un:

-Creo que quiero más.

y oh...

Eso me tomó por sorpresa, es decir, esperaba que el niño estuviera teniendo toda una crisis en ese momento. Pero Gabriel no parecía estar enloqueciendo, no aún al menos, lo que era un alivio, porque yo realmente necesitaba que se fuera en ese mismo instante.

-Ya vete.

-No quiero.-Me dijo y carajo ¿acaba de poner voz de bebé?

Alcé una de mis cejas intentando mantener mi rostro molesto, pero su puchero estaba complicando un poco las cosas. En serio yo quería reírme de él y besarlo, tal vez más besarlo que reírme, pero me contuve y realmente requirió todo de mi hacerlo, después de unos cuantos segundos de tensión él aflojó su rostro y su labio inferior realmente empujó hacia adelante en ese gesto inconsciente que ponía cuando no le daban el gusto.

Definitivamente era un niño malcriado.

-No habrá más, no puede haber mas.-le dije y yo sabía que eso tenía que ser cierto, pero me encontré a mi mismo añadiendo un :-no hoy.

-De acuerdo.

Suspiró resignado y se quedó jugando con sus manos haciendo tiempo en la puerta hasta que por fin se decidió y se empujó en mi dirección arrinconándome contra la pared del pasillo que daba a la puerta principal y me besó.

-adiós, Dr.Jones-dijo el muy tonto con una sonrisita después de un par de segundos de besó descuidado y entonces por fin se fue dejándome con la última palabra en la boca.

Carajo.

-Jed, llámame Jed-Murmuré a la nada.

Yo llevé la mano a mi pecho, podía sentirlo latir aceleradamente. Cerré la puerta y sonreí, de acuerdo, se sentía bien.

-Niño tonto. -Carajo.

Casi podía entender la emoción de Romeo al mentirme, había una cosa con eso de la adrenalina de ser descubierto, el miedo y la sensación victoriosa posterior, se sentía... emocionante.

Yo en ese momento podía entenderlo ¿sí?

Casi me daban ganas de hacer un baile de la Victoria ¿infantil? Sí, pero después de semanas sintiéndome horrible, un poco de adrenalina se sentía tan jodidamente bien que no pude evitar reírme de camino a nuestro dormitorio. Necesitaba un poco de ropa para darme una ducha y esperar a mi queridísimo esposo, había algo morboso en eso ¿de acuerdo? Yo estaba siendo un cabrón con él, realmente yo "había roto nuestro trato" y de hecho se sentía increíble por la jodida cantidad de veces que él había sido un cabrón conmigo antes. Porque incluso si me había acostado con otros antes, lo había hecho bajo sus términos, pero esta vez no, esta vez solo había sido por mi, y al carajo con Romeo.

Yo entré en nuestro dormitorio pensando en la hormigueante sensación que había dejado la adrenalina en mi cuerpo. Me sentía eufórico o al menos lo hice hasta que la realidad decidió abofetearme.

-ya se ha ido tu amante, ¿carino?-yo me helé por un momento. Toda la emoción se había transformado en líquido frío en mi pecho en ese momento. Carajo. Definitivamente el dios de la desgracia era el único que jamás se olvidaba de mi.

Alcé la vista despacio, sabiendo lo que encontraría pero incluso así, no pude evitar querer retrasar el momento en el que mis ojos conectaron con los oscuros ojos azules de mi esposo que en ese momento parecían un jodido cielo tormentoso. Él estaba molesto. Yo lo conocía lo suficiente para saberlo.

-Romeo...

-ve a bañarte Jed.-Dijo desde la cama, él había optado por encender la lampara de noche de manera dramática, llevaba los brazos cruzados sobre el pecho.-He visto suficiente como para tener que olerlo en tu piel. Dijimos que no traeríamos a terceros a casa. yo cumplí, pero tu tenías que arruinarlo. ¿por que tienes siempre que arruinarlo? Estábamos bien. Tu estabas un poco mejor, éramos felices.

él estaba bien, yo no, yo no era absolutamente para nada feliz en nuestro matrimonio, pero no lo dije. Tampoco le dije que mi ligera mejoría tenía nombre y apellido y no era precisamente el del hombre frente a mi.

Tal vez estaba siendo injusto, es decir, Romeo realmente parecía convencido de que nuestro matrimonio funcionaba, pero yo no podía ver lo mismo que yo, en serio a veces me sentía miserable por eso, no pude contradecirlo, yo solo me quedé quieto en mi lugar como el animal que se encuentra cara a cara con el depredador y se detiene a contemplarlo antes de decidirse si correr o no. Yo no sabía si correr o no. Yo sabía que el tenía razón, que esta vez el que la había cagado era yo, pero no sabía que hacer. De hecho ante mi falta de reacción Romeo se levantó, caminó hasta nuestro armario y sacó de allí una toalla limpia antes de arrojármela.

- ve. a .bañarte.- silabeó lentamente lo que lo hacía sonar más como el extranjero que era. -Carajo, amore, ahora. Estoy a nada de arrastrarte yo mismo hasta allí, estoy controlándome por ti, por nosotros, ayúdame un poco y ve a hacer lo que te digo.

Apreté la toalla contra mi pecho y corrí a la ducha. Carajo, carajo, carajo, era lo único que podía pensar en ese momento. Y no me hubiera dado cuenta de que estaba temblando como una hoja en ese momento de no ser por Romeo que entró tras de mí pocos segundos después de que encendiera la ducha.

El se acomodó detrás de mí justo en el momento en el que yo había agarrado el gel de ducha para echarlo en la esponja por lo que mis dos manos estaban ocupadas y él fuera de mi vista. Era un mal momento para defenderme si él decidía que ya no se controlaría pero el solo respiró profundo y se metió debajo de la lluvia.

-Estas asustado.-Observó.

Su voz era como seda suave y venenosa en mi oído, yo me tensé. Sus manos agarraron mis brazos con firmeza suficiente para retenerme pero no lo suficiente para lastimarme, entonces me empujó contra su pecho para abrazarme manteniendo mis brazos pegados a mi cuerpo.-¿a que le tienes miedo, amore?

A ti, me di cuenta sintiéndome completamente indefenso con mis dos brazos inmovilizados.

Romeo me asustaba ¿si? Yo no me había dado cuenta hasta ese entonces de que realmente le tenía miedo, pero en ese momento temblando de pies a cabeza a la espera de su reacción me di cuenta de que lo hacía. Yo le temía a mi esposo, estaba aterrado y ni siquiera sabía explicar el por qué. Él realmente no estaba haciendo nada malo en ese momento. De hecho estaba besando el área por detrás de mi oreja justo de la manera en la que sabía que me gustaba, pero en ese momento yo solo no podía disfrutarlo. Sentía un miedo irracional, palpitaciones que hacían que mi cabeza se sintiera estallar, sudores, estaba a nada de tener un ataque de pánico, sabía reconocerlos porque había tenido un par en el pasado.

-Romeo.-Mi voz salió peligrosamente temblorosa y bajé mi mano para apretar su muslo.-Suéltame.

Yo necesitaba que él se apartara para poder respirar. Yo necesitaba que él hicera cualquier cosa para poder reaccionar, de hecho prefería que se ponga violento, yo ya sabía como manejar eso ¿de acuerdo? Pero él solo arrastró su nariz por mi piel antes de estrecharme más contra su cuerpo.

-No.-Dijo. Mi pecho se agitó y clavé mis uñas en su muslo. él no se inmutó solo aferró más su presa reteniéndome con su brazo derecho y al izquierdo lo cruzó por delante de mi pecho en un medio abrazo hasta acunar mi mejilla derecha.-Estoy contigo amore, pase lo que pase estoy contigo. Estoy enojado, estoy furioso por lo que vi en el comedor, pero no voy a soltarte. No tienes que asustarte por eso, eres mio, puedo perdonar que no cumplas con nuestro trato, pero no voy a perdonar que pidas que te suelte, estamos juntos. Hagas lo que hagas. Lo prometimos.-Su mano cubrió mi boca para obligarme a respirar por la nariz, entonces me di cuenta de que estaba hiperventilando y mis ojos se humedecieron de impotencia, quería que me suelte, pero el me había callado así que ni siquiera podía pedirle que me soltara y mis intentos de sacudirlo lejos de mi eran inútiles-Respira amore, ya va a pasar, no voy a apartarme, quieto, -Insistió apretándome más fuerte hasta inmovilizarme por completo- estoy justo aquí, todo está bien ahora, siempre voy a cuidarte, no tienes que temer a nada -Dijo y exactamente esa extraña devoción enfermiza era lo que me estaba asustando en ese momento.

ba. da. tus. he tenido una semana larga y de mierda, asi que pues, que escribir este cap me ha costado un infierno, lo había empezado apenas publiqué el anterior, pero entre una cosa y otra, en fin... que tengan una buena semana, los amodoro. 🖤

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