Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

6

Estaba a punto de entrar a la residencia cuando sentí que Topal aun andaba detrás de mí.

¿Qué demonios hacía siguiéndome?

—Esfúmate, tu no puedes entrar aquí ¿Por qué  siquiera sigues respirando de mi aire?—Le gruñí.

Sus ojos pardos se abrieron por la sorpresa, tenía las pestañas muy largas y oscuras como esas muñecas con la que Will jugaba cuando era niña.

Pestañeó y luego se volteó huyendo como corderito asustado.

Era un poco gracioso de ver, hasta casi me cambió el humor.

Vamos, que no todos los días veías huir despavorido  a un chico como Topal.

Esperé a que desapareciera y  crucé las puertas encontrándome con un Eric tumbado en uno de los bancos,  parecía que se había dormido, tenía uno sus brazos doblado sobre sus ojos y el cabello flojo en la coleta que siempre usaba.

No pude evitar pensar que no quería casarme, en ese momento solo quería volver a casa con mi mejor amigo.

Vamos.

Hacía poco más de un mes que me mudé de casa de Eric.

El mismo tiempo que llevaba compartiendo piso con Romeo,  podía no ser mucho. Podía no serlo,  pero diablos. Unas cuantas  semanas era de verdad bastante conviviendo con alguien como para descubrir las cosas que no te gustaban de esa persona.

Que yo no era un tipo quisquilloso, vamos, Había convivido casi 8 años con Eric y dios, que para convivir con mi pelilargo mejor amigo había que amoldarse.

No es que fuera mal tipo, solo que no le toques las cosas o se las saques de lugar porque todo lo zen se le iba a la mierda y entraba en modo killer.

Supongo que lo que para otros era exagerado, después de casi una década viviendo con él hasta se me hizo costumbre.

Que puedo decir, algunas de sus manías se me habían pegado.

Que va.

Me consideraba relativamente ordenado, lo suficiente como para volver la pasta de dientes a su sitio conservado  la tapa.  Pero tampoco era un obseso del orden. Yo no pedía que las cosas estuviera por color, no me molestaba si lo estaban, pero a mi paz mental le  bastaba con que estuvieran ordenadas.

Solo eso.

Pero Romeo...

No recordaba que fuera tan desordenado.

Sonaba  a cosas pequeñas, dios, yo sabía que eran cosas sin importancia pero me jodia, que va,  como que de verdad me jodía llegar a la casa y que se hubiera bebido todas las latas del refri y no las hubiera cargado de nuevo.  O peor,  que se usara el papel higiénico y no lo cargara.

¡necesitaba limpiarme el culo! 

vamos, que no se podía ser tan Guarro, todos tenían  derecho a tener el culo fresco.

¡Por el amor de Jesucristo!

Que había  tenido bastante creciendo con Edd, ya lo he dicho, Edd es  un guarro, juro que de seguro aun se come los mocos cuando no hay nadie cerca. 

A lo que voy...

Estaba acostumbrado a tratar con gente ligeramente desordenada, vamos,  mi otra mitad lo era.

Pero últimamente hasta las pequeñas cosas de Romeo me molestaba ¿saben?

Como eso de que no podía llegar a horario a ningún  sitio...

Que sí,  que nadie se moría si llegaba tarde al restaurante de sus tíos, eso se lo reconocía, pero yo trabajaba con vidas.

No podía llegar tarde al trabajo porque mi esposo se quedó haciéndose el lindo con los vecinos.

Esa era otra cosa que comenzaba a fastidiarme  de Romeo, el constante coqueteo con todo lo que se moviera.

De hecho hacía  menos de cinco minutos terminamos de tener una discusión por eso.

Que lo encontré coqueteándole a un tipo en la sala de espera.

¡En mi jodido trabajo!

Yo no era un tipo celoso, bueno puede que un poco. Pero diablos,  que estuviera coqueteándole a la gente en mi cara eso era una mierda.  Como que debía haber algún código que lo prohibiera o algo.

Su gran excusa fue que así lo había conocido.

Y sí ¿pero no se suponía que si amabas a alguien no tenías ojos para nadie más?

Y sí,  me gustaba que Romeo fuera coqueto, conmigo.

No con cada jodida cosa que se moviera. 

Miré a mi mejor amigo y fui a recoger mi mochila.

Eric me había  mandado esa mañana tres opciones de diseños para la boda, dios, eso había sido tan jodidamnete rápido.

Que no sé  porque, pero me molestó,  se sentía como si estuviera ansioso por deshacerse de mi y no pude evitar preguntarme si todos estos años conviviendo conmigo no habían sido algo así  como su obra de caridad.

Vamos, que la primera vez que me ofreció mudarme con él,  lo hizo porque con todo lo de Edd,  yo no podía pagarme un departamento cerca de la escuela de medicina, al poco de que le dieran el alta definitiva Edd se había ido con su novia y yo aun seguía quejándome de que vivía con Mónica,  me sentía estancado vamos.

Eric había  dicho que se sentía muy solo y necesitaba la compañía, algo de una mala etapa, sabía que yo era demasiado orgulloso para mudarme con él por lástima,  así que me convenció de el que estaba recibiendo el favor era él, yo me obligué a creerle, vamos.

Tal vez por fin había encontrado la excusa para deshacerse del compañero abusivo que se había instalado en su casa.

¿Qué si no por qué  se hubiera puesto tan ansioso por casarme?

Era como si temieran que me arrepintiera y volviera a colgarme de él.

Vamos, esa idea no hizo más que ponerme enfermo.  Como que de verdad me molestaba la idea de que Eric en secreto llevara tiempo queriendo patearme fuera de su vida.

Bueno, no había sido el único al que le dio esa impresión, Romeo había comentado en broma esa mañana algo como que era demasiado insoportable para convivir y que por eso mis amigos querían deshacerse de mi.

Lo había dicho luego de que Willow llamara, Eric le había  dejado la organización de la despedida  de solteros  para hacerlo más rápido.

Y sé que Romeo lo había dicho sin malas intenciones, estaba jugando ,  pero había dado justo en la herida sin darse cuenta.

—Ahora todo tiene sentido, amore—había  dicho dándome un beso en la nariz antes de ir a terminar de cambiarse para el día.

Que no sé  si les ha pasado, que cuando alguien que te importa te dice algo hiriente como que duele más,  incluso si es de broma.  Y sus palabras habían dolido, como que de verdad habían dolido. Que yo no tenía el mejor carácter del mundo. Lo sabía,  mi malhumor era bien conocido, pero que te lo echaran en cara de esa forma era una mierda. Porque encima ni siquiera podía decir que lo dijo en un momento de furia.

Romeo de verdad pensaba que convivir conmigo era una mierda y  ya saben lo que dicen de las bromas...

Me removí incómodo ajustando la correa de mi mochila.

No tenía ganas de cambiarme allí.

Lo haría cuando llegara al departamento, Además Romeo estaba esperándome afuera. Ya iba de mal humor, si era honesto, no quería empeorar las cosas.

Estaba cansado de discutir y le había  dejado mi coche desde que vivíamos juntos con la condición de que me trajera y me pasara a buscar del trabajo hasta que se hiciera con el suyo propio.  Era mejor terminar con el asunto rápido.

—Vaya, así que sigues aquí. —Dije  para llamar la atención de mi mejor amigo. Eric alzó la vista hasta mi. En serio se veía agotado, como de verdad agotado.—Me dijo Sandy que aún no te habías ido.

—Una emergencia.

Le regalé  una sonrisa para disimular lo incómodo que me sentía en ese momento.

Que parte de mí quería decirle que me recibiera de nuevo en su casa y viviéramos otros ocho años más, pero sabía que no podía.

Había que crecer, dar el paso, cortar los cordones o como se le diga.

Suspiré.

A lo hecho pecho.

—Bueno, pasé a avisarte que iremos a las vegas, para la despedida de solteros. Puedes llevar a alguien si quieres, serán unas mini vacaciones, Willow ya ha confirmado que viene, no puedes fallarme.

—Nunca lo haría.

—¡Genial!—Dije intentando sonar más emocionado de lo que realmente se me sentía.

No sé  por qué lo hice, supongo que a veces la gente miente porque es más fácil mentirse a uno mismo que intentar escucharse.

Yo como que era un muy buen mentiroso.

Que va , siempre lo había sido.

Mentía tan bien que a veces hasta me costaba decirme a mi mismo cual era la mentira y cual la realidad...

—Oye tengo que irme, Romeo me espera, sus padres han venido de Italia, en fin. Nos vemos luego y acordamos detalles. Vete a dormir hombre, parece que llevaras medio siglo muerto.

—Claro, descansa.

Me despedí con un último asentimiento y fui hasta la zona del garaje. 

Aún sentía que me dolía el antebrazo donde Romeo me había  apretado arrastrándome a la sala de suministros para que discutiéramos "con más privacidad". 

Me arremangué la bata para revisarme, y mierda, tenía sus jodidos 5 dedos marcados en la piel.

Me maldije por ser tan pálido volviendo a cubrir mi brazo y me recosté contra una de las columnas.

Había tenido un día agotador.

Lo único que quería era volver a casa, pero si era honesto no quería ver a Romeo en ese preciso momento.

Tanteé mi bolsillo mirando a la nada y saqué el encendedor y la caja de Malboros. Llevé  uno a mis labios,  aspiré para encenderlo y cerré los ojos dejando que la nicotina actuara sobre mi sistema. 

Estaba terminando mi tercer cigarrillo de la noche cuando sentí que tiraban de mi brazo. Abrí los ojos de la impresión para encontrarme con un molesto Romeo que me miraba con reproche.

—¡Llevo jodida media hora esperándote y tú aquí fumando en la oscuridad ¿Cuántas veces tendré que decirte que no hagas eso? ¿No ves que pueden asaltarte o algo? Encima te quedas con los ojos cerrados, eres idiota o qué? —Me gritó Romeo volviéndome a agarrar por el brazo mientras me llevaba de camino al coche obligándome a que le siguiera el ritmo.

Definitivamente me quedaría un jodido morado como siguiera con esa manía de arrastrarme como bolso de mano.

Intenté zafarme pero eso solo sirvió para que afirmara más su agarre jalonándome hasta meterme dentro del vehículo.

Lo oí bufar y me encerró de un portazo como si fuera un crío.

Bien.

Me crucé de brazos y me giré hacia el vidrio.

—Ponte el cinturón, Jed—Me ordenó segundos después entrando en el lado del conductor.

Genial, ya no era amore, ahora era Jed, eso solo sirvió para que me molestara más  y lo ignoré.

Romeo maldijo en italiano como si elevara una plegaria y me abrochó el cinturón de mala gana.

Me limité  a mirarlo con el ceño fruncido esperando a que dijera algo más pero no lo hizo.

Se limitó a conducir y no volvimos a hablarnos hasta que más tarde esa noche Romeo rompió el silencio al ver las marcas que me dejó en el brazo.

Estábamos a punto de irnos a dormir. De echo estaba evaluando la posibilidad de irme a dormir al sillón cuando lo sentí acercarse.

—Siento haberte hecho eso,  amore—Me dijo. Me dejó un beso sobre el morado y puso esa cara de perro apaleado que hacía que mi malhumor se disolviera un poco. —No quise. Pero es que me desespera verte en peligro. No entiendo por que haces eso.  Te he dicho mil veces que no lo hicieras Jed—Romeo negó y volvió a dejar otro  beso sobre la marca—Lo siento. —otro beso—Lo siento. —Fue subiendo despacio por mi codo entre besos y "Lo sientos" hasta que llegó a mi hombro, le corrí la cara cuando estuvo a la altura de mi cuello y lo sentí suspirar sobre mi piel.—Por favor, Jed, por favor, perdóname,  amore.  No me gusta pelear contigo. No volverá a pasar. Lo prometo. Esto... es todo lo de la boda, el estrés nos está afectando a ambos, va a mejorar ¿si? Por favor...

Me giré y lo miré a la cara, sus ojos de verdad lucían arrepentidos. —Está bien— Suspiré dejando caer mi cabeza en su dirección para que me besara.

—Te amo, amore—Dijo sobre mis labios. —Te amo tanto, amore.

Y lo sentí, dios en su forma de decirlo se sentía como si me amara.

Al final de cuentas no lo había hecho a propósito, solo había sido Romeo preocupándose por mi. Tal vez no midió la fuerza, pero supongo que si la cosa hubiera sido al revés yo hubiera hecho lo mismo.

Iba a estar bien.

Todo iba a estar bien después de la boda me dije.


Aquí estamos con el capítulo de Jed.

¿Reconocieron la escena?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro