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Describir lo que Romeo me hacía sentir era bastante complicado, era como una jodida nube oscura en el centro de mi estomago, una constante molestia rencorosa que parecía crecer día a día, pero no lo suficiente para que hiciera algo con eso. Era como...
Yo lo quería, ¿De acuerdo?
O sentía que tenía que quererlo, pero ese sentimiento estaba matizado de sentimientos oscuros y resentimiento recíproco. Todo en él me molestaba y se lo hacía saber con comentarios de mierda. Yo lo provocaba un poco, porque en el fondo una parte de mi se regocijaba con molestarlo, de alguna manera yo quería que él se sintiera tan atado y miserable en esta relación como él me hacía sentir a mi.
Creo que estaba cerca de odiarlo. En serio. habíamos llegado al punto en el que solo sabíamos soltarnos comentarios pasivos agresivos, con sexo mediocre. En retrospectiva no tengo idea de por que seguíamos juntos, porque la cosa se estaba volviendo realmente jodida. Pero se sentía como si debiera ser así, como si fuera lo normal, y cuando las cosas se salían de control generalmente se sentía como si yo lo hubiera provocado.
Porque realmente, yo lo hacía, había optado por pagarle con la misma moneda. Entonces cuando él me engañaba yo optaba por hacer lo mismo, me había enredado con un par de tipos al azar, incluso con uno de los mozos que trabajan para él. Luego de cada tipo que pasaba por mi cama me sentía jodidamente culpable y me odiaba a mí mismo un poco más de lo que odiaba a Romeo.
Lo peor parte de todo, no era que me importara que mi matrimonio en sí fuera una mierda. Yo no asumía que mereciera algo mejor que eso, y yo estaba bien con no ser feliz ¿de acuerdo?
La peor parte fue que Eric se enterara de la verdad. Yo me había sentido jodidamente humillado cuando él me encaró en uno de nuestros almuerzos, hasta entonces yo me había mantenido medianamente con la cabeza en alto. ¿Si?
Pero cuando alguien te ve, cuando alguien se entera, eso que sabes en el fondo, está jodidamente mal, se vuelve real.
El sentimiento es tan humillante que lo único que deseé en ese momento fue que Eric desapareciera de mi vida, dios, el me veía con lástima y yo lo odié un poquito, ¿saben? Él con su jodido bonito matrimonio perfecto viendo mi desastrosa vida con lástima era demasiado para mí orgullo.
Tuvimos una discusión de mierda, yo lo lastimé, lo supe y a pesar de que en el momento era lo que quería, cuando lo vi marcharse del restaurancito donde habíamos ido a almorzar me sentí morir. En serio.
Yo lo había buscado, yo había soltado toda la mierda más ponzoñosa que se me pudo ocurrir solo para lastimarlo y alejarlo de mi. Porque era lo que yo hacía con todos.
Romeo tenía razón en eso. Yo siempre jodia a las personas a mi alrededor, en serio, yo me sentía miserable conmigo mismo.
Era un adulto, pero me seguía sintiendo tan perdido como el niño adolescente que había sido alguna vez, demasiado furioso con el mundo para dimensionar la realidad, la mierda esa de que supuestamente maduramos en algún momento... es eso, una mierda. lo único que me enseñaron los años es que, joder te crecen más pelos en la nariz y arrancarlos duele como el infierno , por lo demás, yo me seguía sintiendo igual de estupido que siempre. Solo que cuando niño creía saberlo todo y de grande me di cuenta que no sabía un carajo.
¿ La parte más jodida? Era que aunque les gritara que se alejen yo solo buscaba que se quedaran ¿estupido no? Tenía terror de que me dejaran ¿si? Pero empujaba a las personas lejos para que me dejaran de una vez y ya, vivir con la incertidumbre de que podían irse en cualquier momento... eso no lo soportaba.
Y yo llevaba un tiempo sintiendo que Eric me estaba dejando, el que encima me viera como a un niño estupido... eso había sido demasiado para mí orgullo, lo quería lejos, no quería que se diera cuenta del desastre que yo era, me convencí a mi mismo que era lo mejor para ambos. Romeo tenía razón sobre que Eric tenía su vida ahora, otros intereses, eventualmente se olvidaría de mi, yo podía seguir a su alrededor, claro, Eric era demasiado amable para echarme lejos así lo quisiera, Jesús yo lo había visto, había sentido su rechazo cuando fui a buscarlo, yo podía ignorarlo claro, pero yo no quería ser el molesto invitado incómodo en la vida de nadie.
Menos en la vida de Eric, no soportaba ver la lástima en esos ojos que antes habían sido todo cálidos para mi. No soportaba sentirme indigno de él. Joder, yo odiaba a Eric por irse, pero más lo hubiera odiado si se hubiera quedado a mi lado por lástima. Yo en realidad odiaba a todos en ese momento.
La cosa no mejoró con el correr de los días, yo no me sentí mejor, solo más expuesto, ¿de acuerdo? Sin Eric en mi círculo la cosa parecía cerrarse más con los días.
Yo me sentía más aislado, mi vida se limitaba a Romeo y nuestro departamento, había suspendido las salidas con Gabriel luego de que Romeo me amenazara con montarme una escena si no volvía a casa directo del trabajo. Había cedido en algun momento, creo que ese es el peor error, eso de ceder para evitar la confrontación era como atarte solo la soga al cuello y darle el extremo al otro para que comenzara a tirar de ella a su antojo. Yo me estaba asfixiando sin darme cuenta.
Llegó un punto en el que me sentía diminuto, solo y avergonzado. Yo ya no tenía ganas de pelear ¿de acuerdo?
Yo estaba deprimido, creo, en algún momento la presión había conseguido joderme, solo que no me di cuenta de lo que pasaba, yo había dejado de estar triste o enojado en algún momento, pensé que eso era bueno, que el no sentir nada era mejor, pero no lo era.
Yo me sentía tan vacío, e incluso si al principio fue un alivio que ya no me molestaran las cosas que hacía Romeo, luego fue malo. Era como si algo dentro de mi se hubiera apagado en algún momento, de hecho los fines de semana había dejado de levantarme de la cama, solo dormía, decía que estaba muy cansado y solo me quedaba escondido entre las mantas.
Literalmente yo solo quería quedarme acurrucado sin mover un solo musculo, girarme de hecho parecía toda una odisea esos días, no quería hacer nada de nada y la parte de mi cerebro que decía que eso era una señal de alarma, era una pequeña luz titilante y suave demasiado fácil de ignorar, yo en serio, sabía que había algo mal conmigo, pero no tenía las fuerzas para hacer nada al respecto, no tenía las fuerzas para hacer nada, ni ver el teléfono o contestar las llamadas de mi familia. Yo había mandado un par de mensajes en automático. Había usado el mismo "todo bien, estoy ocupado ahora, te hablo al rato" para todos los que me habían hablado.
No habían sido muchos pero creo que Edd presentía que algo iba mal conmigo. Porque fue el que más intentó acercarse, de hecho se pasó por el departamento un día pero yo estaba hecho un asco, no quería que me viera así y le pedí a Romeo que lo despistara.
Romeo lo hizo, pero creo que Edd no se quedó del todo tranquilo.
Cuando oí a Edd irse yo me eché a llorar, no del tipo de llanto desconsolado, yo no tenía la energía suficiente para eso, yo solo sentí las lágrimas correr silenciosas por mi mejillas y las dejé arder allí, intentar limpiarlas parecía demasiado esfuerzo en ese momento.
Yo no sabía que estaba deprimido, pero lo estaba, solo que cuando uno piensa en la depresión te imaginas que deberías de ver todo negro, llorar y estar triste, yo no estaba triste, ya no lo estaba al menos, ni estaba enojado, había pasado esa etapa hacía un tiempo, yo solo no quería hacer nada, era la anodinia total, y eso, es aún peor.
La parte graciosa de todo el asunto residía en que Romeo realmente parecía preocupado por mi.
Joder, eso me hacía sentir más miserable, comencé a preguntarme si no había algo jodidamente roto en mí, me planteé la posibilidad de que yo fuera un perverso narcisista. A veces en esos momentos donde me sentía frío y vacío me preguntaba si así sería ser un psicópata,
¿no se suponía que ellos no sentían nada?
Yo en esos momentos llegué a preguntarme realmente si yo era el problema, se sentía muy factible.
Romeo parecía una víctima muy probable de mi posible psicopatía
¿cómo sino podía explicar que podía pasarme horas acurrucado en la cama oyéndolo mientras se sentaba en los pies junto a mis piernas y se desvivía en cuidados? Una parte de mi de hecho se regodeaba de satisfacción al verlo preocupado por mi.
Venía, apoyaba sus labios sobre mi frente, me preparaba sopas, e intentaba levantarme. Yo había empezado a faltar al trabajo, sabía que en algún punto enviarían a un médico domiciliario a verme si no me presentaba pronto, pero no podía obligarme a que eso me importe lo suficiente.
-Amore háblame, ¿que está mal contigo? Llevas dos semanas así-Dijo Romeo con preocupación acariciando mis muslos en un estupido intento por reconfortarme. No era la primera vez que la escena se repetía y yo lo odiaba un poquito más por eso, yo lo único que sentía cuando estaba con él era frío y algo muy parecido al rencor.
-No me siento bien, solo déjame descansar un poco más-Pedí. Romeo hizo una mueca con sus labios apretados.
Suspiró y al final me dejó un beso en la frente.
-me iré a trabajar ahora, pero espero que te levantes y des al menos unos pasos para cuando vuelva.-Dijo en tono grave-Si no lo haces vendré y te sacaré yo mismo de esa cama. Esto no es normal.
Yo estuve a nada de rodar los ojos, claro que no era normal. Yo lo sabía, pero solo quería aferrarme a mi manta.
-Jed.
-Bien.-Acepté y de mala gana me senté en la cama.-me daré una ducha ¿Feliz?
-Quiero verlo.
Yo rodé los ojos pero dejé que me vigilara. No me importaba realmente, no se sentía como mi cuerpo, estaba ligeramente adormecido y mareado porque había rechazado la mayoría de la comida que había intentado darme durante la semana así que de cierto modo la ayuda de Romeo era bien recibida. Después de eso me envolvió en una bata y me dejó sentado frente a la ventana. Yo no le dije nada, realmente no quería decirle nada. Romeo suspiró a mi espalda y me dejó un beso en la mejilla.
-ni siquiera sé por qué estás enojado conmigo ahora-Romeo bufó hastiado-tenemos que hablar de esto.
Sí , yo no quería hablar con él. De hecho me crucé de brazos caprichosamente y miré por la ventana. Me quedé así un buen rato. Incluso después de que lo oí salir del departamento yo solo me quedé viendo por la ventana, el tiempo suficiente para ver como en el balcón vecino el gato de la señora de al lado atrapaba a una pequeña lagartija entre sus garras.
El animal jugó a torturarla hasta que le arrancó las piernitas de adelante, una de las de atrás, la cola y cuando la pobre ya no quería moverse lloraba y la movía con su patita para volver a torturarla. Así siguió por un buen rato hasta que por fin la destrozó, la lagartija ya no volvió a moverse y entonces el animal comenzó que llorar desconsoladamente como si realmente estuviera sufriendo en ese momento.
Yo observé la escena por un rato con la mirada vacía, me alegraba de que el gato sufriera por lo que le había hecho a la pobre lagartija y por un momento, por un condenado momento me acerqué al borde de la ventana a mirar los 7 pisos por debajo de los que se alzaba nuestro departamento. Y por un jodido segundo me pregunté cómo se sentiría Romeo si saltaba.
El viento fresco de chicago golpeó mi rostro despejandome en cuanto puse un pie en el borde apenas habíasido consciente de lo que hacía hasta ese entonces, carajo, di un paso atrás volviendo al interior del cuarto y las palabras de la última discusión que tuve con Eric llegaron para abofetearme.
"Pide ayuda. La necesitas" había dicho, incluso a pesar de lo jodidamente horrible que había sido con él.
Incluso a pesar de todo él se estaba preocupando por mí, Jesús. ¿Como no lo había visto? ¿Como podía ser tan estupido?
Yo me dejé caer contra la pared junto al marco de la ventana y me deslicé hasta quedar sentado en el suelo. Llevé mis manos a mi rostro y respiré entre mis dedos por un momento hasta calmarme.
Cuando lo conseguí me arrastré hasta mi mesita de noche y busqué mi móvil. Estaba descargado y al fondo, tardó un momento en encender y entonces marqué por ayuda a la única persona en la que confiaba que siempre atendería.
Solo que cuando descolgó esa voz no era la que esperaba oír.
-¿hola? -Dijo ese jodido e irritante chico, ¿que hacía con el teléfono de Eric?
-Jesse?-Pregunté como un autómata.
-Sí, habla Jesse ¿Que pasa?
-Pasame con Eric.
-No, en este momento no puede contestar.
-Necesito hablar con Eric-Dije sintiendo que mi voz tembló.
-Que no puede contestar.
-Dile que soy Jed, Él-No va a dejarme tirado, pensé pero el muchacho de nuevo me interrumpió y había fastidio en su voz.
-Sé bien quien eres.-me dijoncon esa horrible voz chillona que tenía.
Oh dios, lo odiaba en serio, apreté los puños y me obligué a mantener el tono estable, era el tipo más irritante que había conocido en mi jodida vida.
-Necesito hablar con él -Dije.
- No. Sí es importante dímelo a mi.
-Es...necesito a Eric-gruñí con los dientes apretados.
- Que no. Escucha...si es de vida o muerte me lo dices a mi, si no...
-Llamaré luego.
-intenta más tarde si quieres pero no te daré con él... No está disponible ¿de acuerdo?
-¿Por que demonios no me pasas con él? Soy su mejor amigo ¿por qué carajos tienes su maldito teléfono?-me quejé golpeando nerviosamente mi rostro con el talón de la mano contraria a la que sujetaba el teléfono. Yo había adoptado una especie de posición del pensador con las piernas encogida en el suelo.
-No te daré explicaciones, tengo su teléfono porque soy su esposo, y lo seguiré teniendo mientras me de la gana... No es asunto tuyo...
-Dale el teléfono, el querría hablar conmigo ahora. Tu no entiendes -Gemí frustrado.-Por favor..
-No me importa lo que creas que él quiera... Créeme, no está disponible para hablar contigo.
-Donde está? ¿Que está haciendo? -yo estaba muy dispuesto a ir a buscarlo, yo lo necesitaba en ese momento. Joder.
-¿Qué qué hace?- Jesse hizo una pausa entonces añadió -Recibiendo un oral. Estamos ocupados . Adiós.
Entonces la linea se cortó. Observé un momento el teléfono sin creérmelo y al final lo arrojé contra la pared antes de abrazarme a mis rodillas y llorar como un jodido niño perdido.
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