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Yo volví a casa en algún momento, porque yo me di cuenta de que había detenido mi motocicleta frente al viejo edificio de departamentos donde estaba el piso que compartía con Cass. Yo solo había huido de allí como un cobarde. Es decir, yo solo me había ido como una niñita asustada. Cielos, yo me salté cada semáforo desde el departamento de mi jefe hasta casa. Objetivamente yo entendía que había exagerado ¿de acuerdo?
Solo había sido un beso, yo no era homofobico, para nada, yo solo...
Pasé mis manos por mis labios, aún se sentían hinchados. Aún podía sentir el fantasma de sus labios sobre los míos. Yo aún podía sentir su polla dura apretando mi muslo mientras su boca me devoraba. Yo me asusté un poco si? sentir a otro hombre excitado fregandose por mi pierna no era algo que yo supiera como manejar cielos. Yo subí a casa y agradecí que cass no estuviera, no quería pensar en eso. Yo solo quería fingir que no había pasado. Contra toda lógica mi cabeza no hacía más que repasar en su cabeza los detalles del beso y compararlo con mis experiencias previas.
Era diferente, no era malo. La mujeres eran más suaves. Jones había sido voraz, me había empujado y me había besado, me había tomado desprevenido, me había tomado y a una parte de mi le había gustado ser el abordado, una vez por lo menos, no tener que avanzar con cuidado previniendo el posible rechazo... era refrescante de alguna forma. No había estado mal, y a mi pene tampoco le pareció desagradable del todo porque me encontré a mi mismo tendido sobre mi cama con las almohadas acomodadas contra el respaldo y mis muslos separados mientras me acariciaba a mi mismo al repasar la escena de lo que había pasado esa noche. Yo me obligué a mi mismo a poner una rubia de ojos verde pálido y grandes pechos naturales dentro de fantasía.
En mi imaginación, la historia no quedaba en un beso, yo volteaba a la rubia de cara a la oscura mesada de mármol, separaba sus piernas y me hundía en su húmeda vagina. Eso tenía que sentirse bien, tan familiarmente húmedo y suave. Escupí en mi mano y acelere el ritmo sobre mi pene disfrutando de la sensación. Después de unos buenos minutos la fantasía era insuficiente. La rubia no parecía ser lo suficientemente caliente en ese momento.
Cerré los ojos y decidí darle más material a mi cabeza, yo busqué mi teléfono a tientas y puse uno de mis pornos favoritos kendra Reed, la rubia de los grandes pechos y de perrito era fácilmente extrapolable a mi primer fantasía, me concentré en sus gemidos llenando la habitación y cerré los ojos retomando a mi imaginación, mi mente recientemente refrescada de su imagen volvió a la abertura rosada sobre el punto donde nuestros cuerpos se unían.
Me giré sobre la cama, el puño contra el respaldo manteniendo mi peso, los gemidos de kendra de fondo mientras follaba mi puño húmedo. Jesús. Comencé a golpear mis caderas con más fuerza contra mi mano imaginando a la rubia sobre el fregadero. De pronto yo quería joder, realmente quería joder algo. Apreté mi puño más duro y fuerte alrededor de mi polla. Los gemidos de
Kendra terminaron en algún momento pero yo estaba demasiado subido a la ola para notarlo, yo estaba cerca, demasiado cerca. El hombre que follaba a kendra se corrió con gemido y yo lo seguí, cintas de líquido nacarado arruinando mis sábanas carajo.
Apoyé mi frente contra el respaldo de mi cama antes de rodar lejos de mi mierda. Mi respiración se volviendo a la normalidad, había sido una buena paja. Volví mis ojos al teléfono aliviado. Yo aún me corría pensando en mujeres. Yo no era gay.
Con ese pensamiento me dormí, pero esa noche en sueños repetí la misma fantasía, mi pene respondió con el mismo entusiasmo, solo que el protagonista del sueño no era kendra sino un rubio de ojos pálidos a quien no pude sacar de mi cabeza hasta el lunes por la mañana.
Yo estaba nervioso, es decir, no había una manera en la que yo pudiera evitarlo. Había rechazado a mi jefe, había oído historias de que los gays rechazados podían ser... complicados de llevar, intensos. Yo temía que Jones se la tomara conmigo, en serio realmente temía que se sintiera ofendido e intentara hacer mi vida miserable. En muchas ocasiones había dicho que era capaz de hacerlo, hacer mi vida miserable, digo. Cass era un tipo rencoroso con sus amantes cuando se sentía rechazado yo lo había visto, tal vez sí, estaba estereotipando ¿pero no era eso también lo que vendían las películas sobre los gay?
Yo en serio tenía miedo de enfrentarme a él el lunes por la mañana. De hecho yo pensé que él iba a hacerme la vida imposible, iba preparado para revolver mierda y decir gracias. Pero si yo estaba asustado, él parecía estarlo aún más. Ni siquiera posó sus ojos en mí antes de asignarme a uno de los pacientes para que lo vea, no era un mal paciente. Un niño con tos y fiebre. Nada malo, realmente. De hecho comencé a sospechar que estaba siendo condescendiente conmigo, lo que comprobé cuando pedí a propósito una rx de tórax frente y perfil para un niño que vino con rinorrea y tos.
Era una locura de gastos innecesarios de recursos para el hospital y el paciente, incluso yo en tercero de la facultad lo sabía. Estaba esperando a que Hitler me gritara, pero él solo lo aprobó. Jesús, yo esperé a que estemos solos en un pasillo para hablar con él.
-Si le pido una TAC también vas a aprobarlo?
Hitler se giró mirando a los lados antes de dirigirse a mi sin mirarme.
-Es normal que los estudiantes tiendan a pedir más estudios y a causar gastos innecesarios al principio.-Dijo en tono monótono, no había rastro del hitler burlón con rasgos sádicos que solía usar con nosotros. De hecho parecía que estuviera leyendo tarjetas pre hechas.-El hospital no quebrará por esto, si es lo que necesitas para diagnosticar...
-Ese niño tenía un resfriado. -Dije indignado. Sí, yo estaba molesto de que no me corrigiera. Eso era como un padre que prefiere dejar a su hijo adolescente solo cuando las cosas se ponen difíciles.
-que bueno que lo hayas reevaluado-Me dijo antes de rehacer su camino. Yo lo seguí, sin entender por qué estaba actuando así.
-¿por qué me estas siguiendo?
-soy tu residente. - le respondí. Y a cambio pregunté. -¿Por qué no me está gritando por ser estupido?
Jones aceleró el paso, lo que me fue fácil de igualar. Escuché algo muy parecido a un resoplido frustrado salir de él mientras claramente se dirigía al aseo.
-hiciste un diagnóstico correcto, Topal y evitaste pruebas innecesarias incluso si las pediste. Felicidades, no eres estupido ¿Tienes alguna queja para mí?-preguntó deteniéndose frente a la puerta. Yo negué viendo como se cruzaba de brazos. -¿Algo más? Necesito orinar.
Bien ese se parecía más al viejo Hitler. Podía ver lo tentado que estaba de gritarme, su mandíbula se apretaba y sus uñas se clavaban en el pliegue de sus codos en un esfuerzo por mantener el gesto.
Jones entró al aseo y lo seguí, yo sentía que esa discusión no había terminado. Claramente este nuevo cambio de actitud tenía que ver con el incómodo malentendido en su departamento. Cuando entramos jones se dirigió a los orinales. Yo quería preguntarle, entender como eso iba a afectarme pero no era tan estupido, en ese momento no estábamos solos en el aseo, así que me quedé callado le di la espalda y me lavé las manos haciendo tiempo para que el otro hombre se fuera. Por algún motivo estupido no quería ver la polla de Jones en ese momento, sospechaba que iba a hacer las cosas más incómodas.
-Demonios-Jones maldijo frente a los mingitorios tenía en el rostro una mueca de dolor terrible y entonces me di cuenta que acababa de agarrarselo con el zipper de sus pantalones en el apuro por terminar rápido.
El otro hombre que salió del baño en ese momento, debió compadecerlo por la cara que puso Eso definitivamente era doloroso. Cualquier hombre que hubiera tenido la mala suerte de pasarlo podía asegurarlo.
-Esta bien?-Dijo el otro hombre.
Jones gimió un lamento parecido a un si con sus ojos lagrimosos. Aún estaba doblado sobre si mismo agarrándose el bulto y saltando de un lado a otro como un niño.
-Cállate Gabriel cállate o juro que haré tu vida imposible-dijo de pronto entre dientes y entonces fui consciente de que me estaba riendo. De acuerdo. Eso fue malo de mi parte,pero era como cuando alguien se cae y te ríes. Era ciertamente gracioso.
El tercero en la escena me lanzó una mirada curiosa antes de volver su vista al herido.
-Esta bien. Yo lo ayudaré si necesita algo.-Aseguré aún riendo. El hombre pareció entender que Jones estaba de acuerdo con eso por la falta de protestas de su parte y al final se fue dejándonos por fin solos.
Jones seguía lloriqueando como niña cuando me acerqué a él pero básicamente parecía estar bien. La cremallera no parecía que le fuera a dejar más que un moretón al menos según lo que el propio Jones dijo.
Él tardó un momento más en relajarse y cuando por fin se enderezó aún con el rostro adoloridos abrió los ojos en mi dirección.
-¿qué quieres?-me ladró, aún con la mano masajeando su entrepierna.
-me trató todo el día...
-¿bien?-me interrumpió con fastidio.-he sido benevolente contigo ¿qué más quieres?
-no quiero que lo haga.
-Anotado. Quieres que te maltrate ¿qué más?
-No quiero eso, quiero que sea justo. No puedo aprender si no me corriges. Realmente va a dejar que haga lo que quiera con los pacientes a partir de ahora? ¿Es porque no quise acostarme con usted?
-escucha...-Jones miró a los lados alarmados y cuando se dio cuenta que estábamos solos, suspiró.-yo...
- Escuche...Yo no soy... no tengo nada en contra de los que si lo son... es que yo..No es que no estoy interesado en usted. Es atractivo y eso, creo, pero...
-¿No eres gay?-Me ayudó y yo asentí. Hitler suspiró y se frotó la cara como si mantener esta charla le estuviera costando gran parte de su temperamento-Mira, gabriel. lo entiendo ¿Sí? No te estoy persiguiendo, no te estoy castigando, chico, no quiero que lo veas así, te daré el cambio que pediste a principio de año.-dijo apoyando su cadera de espaldas al lavabo, sus manos agarradas al filo de los bordes. Parecía que lo peor había pasado.-asunto resuelto y olvidado.
-Pero...
-¿Por qué no aceptas mi rama de olivo y nos evitamos este tipo de problemas en el trabajo? se verá mal para mi y para ti.
-¿Se verá mal? espera... esperaba que le pusiera una queja? ¿Era lo que creía que iba a hacer? Yo no voy a hacerlo. ¿sí?Fue solo un beso. -Sacudí la cabeza, me parecía una exageración, es decir, yo si había temido que él se enojara conmigo por rechazarlo, pero nunca pensé en ponerle una queja, no por eso, había unas 600 otras razones por las que yo podría ponerle una queja al hombre y no lo había hecho porque en el fondo yo sí quería ser como él, lo admiraba profesionalmente hablando. -¿que tal si prometo no traerle problemas por ese lado? ahora puede ser un jefe horrible pero enseñarme?
-Creo que puedo hacerlo.-dijo y juraría que una pequeña sonrisa tiró de la comisura de sus labios en ese momento.
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