48
Él turno terminó mucho antes de que yo me diera cuenta, había sido una noche tranquila. Lo que había sido alarmantemente bueno para los pacientes y malo para mi que había ido para distraerme. Apenas si había conseguido entablar un par de conversaciones aburridas con algunos de nuestros viajeros frecuentes.
De hecho no me sorprendí del todo al ver a Erl.
Erl era un vagabundo que solía venir a dormir en el hospital cuando se quedaban sin lugar en el hogar provisional que alojaba a sin techos a unas 20 cuadras del st. Patrik. en el lado sur de la ciudad, era un mal sitio para caer, había un hospital publico allí, pero desde que yo no trabajaba allí ,en el barrio sur, el solía caminar hasta aquí, para que le compartiera un cigarrillo y le dejara refugiarse del frio. Digo, yo antes tomaba guardias allí, una o dos veces por semana y cuando lo echaban por falta de espacio solía dejarlo que se quedara en emergencia.
Erl no era un mal tipo, solo un tipo negro con mala suerte en un mundo de mierda.
De hecho yo estaba pensado en tomar guardias allí en estos días, para entretenerme, el dinero extra tampoco era mala idea,tal vez necesitaran personal, antes de casarme lo hacía. Digo, a Romeo no le gustaba que yo anduviera por la zona más peligrosa de Chicago por un sueldo que no valía el riesgo. No voy a decir que extrañara realmente el ambiente calamitoso del hospital del barrio sur, pero ahora que Romeo no estaba en casa... ¿Yo podía hacer lo que me viniera en ganas, no?
Es decir, él tenía su punto, lo había aceptado porque bueno, era tierno que me cuidara. Yo se lo concedía, pero el que Erl hubiera caminado 20 cuadras descalzo en el frío me hacía pensar en lo mal que lo debían estar pasando allí.
La temporada invernal siempre venía con aumento en las tasas de bronquiolitis, allí había muchos niños últimamente en la guardia y poco personal. Erl me lo comentó mientras compartíamos el tiempo de fumar un cigarrillo en el patio. Después de eso le conseguí un par de botas del ropero del hospital, había sido una iniciativa jodidamente buena, mucha gente se había acercado a donar ropa para la gente como Erl. El invierno en Chicago era una cosa de mierda, la gente de chicago sorprendentemente no tanto.
Después de intercambiar un par de palabras lo dejé con su ropa nueva en el pasillo cubierto que daba al patio para que se refugie del frío y volví a la sala de emergencias.
En cuanto amaneció Erl, se fue a despedirse de mi dejando sus botas para alguien que las necesitara más, a pesar de mis protestas de que acabaría con los dedos congelado, su astuta respuesta fue que si pasaba eso entonces tendría una excusa para venir a dormir aquí adentro, en una cama. Yo no supe si matarlo o sentir pena por él. Al final conseguí que aceptara un par de tenis viejos.
Yo me estaba preparando para irme a casa bajo la amenazante mirada de Sandy que Ni corta, ni perezosa, había vuelto a recordarme la cosa de topal, cuando el chico apareció frente a nosotros.
Sandy me codeó como una adolescente y yo rodeé los ojos viendo como Gabriel nos ignoraba concienzudamente. Parecía molesto. Sandy se retiró discretamente para darnos tiempo a solas y pensé en acercarme a agradecerle por lo de anoche pero antes de que lo consiguiera el había tomado su bolso y me había ignorado, pasando de mi. Okey...
Definitivamente algo le había pasado al niño.
***
-¿Que le ha pasado?-me preguntó sandy cuando estuve de nuevo frente a ella, su turno también había terminado e iba con un abrigo rosa con cordero en la solapa que me recordaba a la vieja película de Jennifer López, "bailamos?" Mónica amaba esa película. La de la bailarina de salón. Todos vieron esa película.
El punto es que Sandy me miraba como si yo acabara de patear un cachorrito frente a ella. Tal vez a sus ojos se viera como si yo lo hubiera hecho, Topal era como un cachorro de golden, pero esta vez no había hecho nada. Al menos que yo recordara.
-Esta vez no fui yo.-Me atajé caminando al lado de sandy hasta la salida. Ella me observaba como si no me creyera, pero al final sacudió su cabeza con una de esas sonrisas maternales que siempre me regalaba. Sandy, no era mucho mayor que yo, si lo era, entonces solo un par de años pero solía tratarme como si yo fuera uno más de sus hijos.
-¿y ahora que va a hacer?-Me preguntó cuando ya estabamos llegando a la zona del estacionamiento.
-¿ir a casa a dormir?
Esa pareció la respuesta correcta porque asintió satisfecha y sin embargo no tardó en añadir con ese tono de reproche maternal un:
-Espero no enterarme de lo contrario dr. Jones.
Yo en serio pensaba ir a casa, entre una cosa y otra había cargado dos guardias de 30 hs seguidas. yo sentía el cansancio haciendo efecto en mi cuerpo, de hecho conduje hasta el condominio de paredes de ladrillo donde estaba el departamento que Romeo y yo habíamos comprado. Cuando llegué hasta la planta lateral del estacionamiento yo estaba seguro de que iba a quedarme allí. Pero cuando abrí la puerta de nuestro departamento y no pude quedarme. En serio, Romeo se había ido pero al final era yo el que no podía quedarme aquí sin él. Era nuestro departamento, me quedé un momento en el marco mientras Eddy despertaba y venía a moverme la cola. Incluso él se veía ligeramente decaído por la usencia de Romeo. Alcé a Eddy y lo acurruqué un momento contra mi pecho mientras besaba su cabecita.
Observé el interior un momento aún con mi hombro cansado apoyado en el umbral recordando el día que lo elegimos juntos, el piso de estilo industrial parecía perfecto para dos hombres que comenzaban en la aventura de la convivencia, era un piso amplio pero no demasiado, la sala pequeña y sin grandes divisiones formaba un continuo con la cocina que se separaba solo por un semi muro de ladrillos acabado en un una mesada de mármol negro que hacía de desayunador.
Romeo se había enamorado de la cocina apenas verla, fue el por qué la compramos, era amplia considerando las dimensiones generales, ligeramente angosta ocupaba todo el largo del fondo derecho del departamento, llena de gabinetes y mesadas de acero y madera negra que Romeo había llenado de artefactos de cocinas apenas nos mudamos aquí. Observé la mesada llena de artilugios de cocina que no había tocado en mi vida, ese era el patio de juego de Romeo, de hecho desde que se había ido, su bonita batidora de bowl se había llenado de tierra. Ver la cocina de Romeo tan vacía y mustia era desolador. Yo como mucho calentaba comida congelada en el microondas. Era deprimente.
Miré de nuevo a Eddy mientras acariciaba los rollitos de su cuello y le dije:
-¿Quieres ir a ver a la abuela?
Sí, yo no lo estaba haciendo a propósito. No del todo. Solo no me sentía cómodo estando solo y era muy malo para enfrentarme al elefante en la habitación. Por eso fue que terminé con Eddy en el asiento del acompañante de camino a casa de Monica ni 5 minutos después de pisar mi propio departamento.
Cuando llegué Alice me miró con sorpresa mal disimulada antes de dejarme entrar y llamar a Monica. las oí hablar entre susurros en la cocina antes de que ambas volvieran a aparecer por la puerta. Eddy y yo esperábamos inocentemente en el sillón de su bonita sala. Claramente Monica estaba preocupada, podía decirlo por la manera en la que su ceño se frunció ligeramente al verme. Sí, esta era la segunda vez en una semana que yo venía a visitarlas, Supongo que era obvio que sus alarmas se encendieran, intenté sonreirle todo lo inocente que pude.
Yo como como que era el hijo que solía llamar una vez al mes y estar demasiado ocupado los domingos familiares. De hecho desde que me había casado, las excusas por las que no podíamos venir a comer los domingos como antes habían crecido exponencialmente. Yo no tenía nada en contra de mi madre. en serio, amo a Monica, solo que siempre me llevé mejor con mi padre y a Romeo solía incomodarle los almuerzos con mamá, habíamos acabado distanciándonos un poco para evitar conflictos entre nosotros.
-¿Muy tarde para desayunar?-Consulté con un bostezo.
Alice no tardó en decir que era la hora perfecta y como toda mujer maternal fue a la cocina a prepararme desayuno. Monica en cambio se acercó hasta el sillón de dos cuerpos, saludó a Eddy y luego clavó sus ojos de inquisidora en mi.
-¿Qué paso?
-¿un hijo no puede venir a ver a su vieja madre de cuando en cuando?
Monica hizo un gesto de dolor al oir la palabra vieja antes de fruncir el ceño hacia mi que puse mi mejor cara de angelito.-Se lo que que estás haciendo Jerrol Jones, y esta vieja madre que tienes no es estúpida, Jovencito.
-Mamá por favor...Solo salí del trabajo y quise visitarte, puedo irme si es molestia-Me quejé sintiéndome otra vez como un adolescente frustrado que quiere que su madre se calle y deje de intentar meterse en su vida. Yo en serio no quería hablar con mi madre, solo quería no estar en casa ¿De acuerdo? Cruel, lo sé, estaba pensando en donde podía caer de visita para no ir a mi propio "hogar" tal vez con papá, Edd y Eric debían estar trabajando a esta hora, Will me dijo que estaba harta de que la controlara todo el día, lo que en realidad era verdad solo en un 50% así que le daría su espacio, pero papá probablemente estaba durmiendo en algún charco de su propio vomito, seguro ni notaría mi presencia cerca. Estaba pensando en irme pero antes de que me diera cuenta terminé recostado en el sillón con la cabeza en el regazo de Monica y Eddy en mi pecho mientras sus manos de madre experta acariciaban mi pelo.
Yo me dormí, no sé en qué momento, pero fue mucho antes de que Alice volviera con el desayuno.
***
Desperté pasado el mediodía, Mónica ya no estaba, sus piernas habían sido reemplazadas en algún momento por una pila de almohadones decorados con frases de buena vibras. el que estaba abrazando en ese momento decía "All you need is love"
Todo lo que yo necesitaba era café.
Miré la hora en mi reloj, era pasado el mediodía, mi estómago rugió, me giré y la gruesa manta de lana que Monica había usado para cubrirme cayó a los pies del sillón. Me senté y froté mi rostro. El sillón había hecho que me doliera la cadera del lado del que me había inclinado pero estaba agradecido por la siesta, había sido reparadora, jodidamente buena.
Parpadeé y miré a mi alrededor, había dormido casi 6 hs seguidas en el sillón de mi mamá.
Era patético.
Aún tenía sueño pero era más del doble de lo que había conseguido dormir de un tirón en mi propia y cómoda cama vacía las últimas semanas.
Froté mi cuello un momento para desentumecerlo y me puse de pie en dirección a la cocina. Mi cadera no había sido la única afectada. En cuanto pasé el arco de la puerta encontré a mónica y la cafetera que parecía llevar un tiempo lista y esperándome. No había señales de Alice a la vista.
-Sírvete.-Dijo Monica indicando el centro de la mesa de la cocina donde había un par de panecillos de panadería. Serví dos tazas de café y me senté frente a mamá.
-Ahora vas a decirme que te pasa?
-¿Por qué tiene que pasarme algo mamá?
Ella resopló indignada como si mis palabras la hubieran ofendido y entonces tomó un sorbo de su taza.
- Desde bebé eras igual, Nunca te ponías tan cariñoso conmigo, al menos que hubiera algo que quisieras decirme y no te animaras o que te doliera algo... Espera ¿Estás enfermo? ¿es eso? oh no...-Los ojos de Mónica de pronto se abrieron con preocupación y me apresuré a calmarla antes de que creara toda una película en su mente.
-no, no es eso. Estoy fuerte como un toro.
-No mientras sigas fumando como tu padre.
-Mamá, soy un adulto.
-Pero es malo para tu salud, El cancer, como médico tú mejor que nadie...
-Conozco los riesgos mamá-La interrumpí antes de que comenzara con su cancioneta de siempre.-Es mi vida y los acepto.
Monica bufó pero al final volvió a clavar sus ojos celeste pálido en mi.-¿Qué pasó? no soy estúpida, Edd dijo que también estuviste en su casa esta semana. ¿Te echaron de tu edificio? ¿Necesitas dinero? ¿Has hecho algo malo?
-no mamá yo solo...¿Por qué todos esperan que yo haga algo malo?-Edd a la segunda vez que lo llamé me preguntó muy seriamente si no estaba en la cárcel. Jesus, vi a Mónica encogerse de hombros y rodé los ojos. Yo solo quería pasar tiempo con alguien, con cualquiera, aunque tal vez, tal vez si había algo que preguntarle a Monica-¿recuerdas esa vez que papá te engañó?
El rostro de Monica pasó de la sorpresa a la impresión y luego se transformó en una mueca desagradable por el recuerdo. Sus labios se aplanaron en una línea tensa. había sido antes de que papá dejara el alcohol, su primera recaída que yo recordara, Edd y yo éramos niños de primaria aún. Ese día yo no había ido a la escuela porque tenía dolor de muelas, papá no lo sabía, había traído a otra mujer a la casa. En ese momento yo no había entendido los ruidos extraños que venían de la habitación de mis padres, pero cuando se lo conté a Monica mamá se puso furiosa y encaró a papá. La situación terminó bastante mal, de hecho papá le dio una bofetada. Mamá no lo dejó por eso, ella absorbió el golpe con la dignidad de mujer dura que siempre la había caracterizado, pero lo intimó a que dejara de beber, oí que o nos tomaría a ambos y nos llevaría a Alemania con su familia. Papá dejó de beber por casi 10 años después de eso, fuimos una buena familia hasta que las cosas se terminaron definitivamente con lo de Edd y papá volvió a la bebida, ese era su veneno.
-¿Por qué lo perdonaste?
Mónica lo meditó un momento jugueteando con sus dedos en el borde de su taza.
-Porque... Su padre era un buen hombre Jed, siempre que no estuviera intoxicado, yo sabía que él me amaba y que el podía cambiar, y lo hizo. Yo lo amaba y él a mi, y un matrimonio no se tira a la basura por lo que pasa en la cama, esa es solo una hora de 24 que tiene el día. -Dijo, yo asentí. Ellos habían superado ese pequeño bache en el camino, había funcionado entre ellos. Tenía sentido.
Aunque olvidó decirme que tampoco mantenían un matrimonio por la misma razón. Un poco de buen sexo, tampoco podía ser el pegamento que lo uniera. A fin de cuentas solo eran unos cuantos minutos al día los que tardabas en correrte ¿Qué demonios se suponía que hicieras con el resto del tiempo?
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