Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

38


-¿Recordaste al fin donde estaba tu casa?-Ese fue el recibimiento de Romeo cuando llegué a casa pasada las 12.

Cerré los ojos y suspiré.

Yo sabía que él iba a estar enojado. Tenía todo el derecho a estarlo, yo solo me había desaparecido por casi dos días y no había contestado ninguna de sus llamadas. Yo en serio tendía a hacer mierdas como esas. Es decir, no había desaparecido, no como desaparecido de la faz de la tierra, si él se esforzaba en encontrarme, entonces lo hubiera hecho. No había muchos lugares de todos modos a los que yo fuera. Después de pasar la noche con Will me había refugiado en el hospital.

Me puse de cuclillas y saludé a Eddie que parecía desesperado por captar mi atención, Eddie también estaba acostumbrado a pasar largas jornadas solo, era una buena mascota si lo pensaba, siempre alegre al recibirme, lo único que necesitaba era que le mantuviera la bolsa de Dog Chow lo suficientemente cerca del suelo para que se sirviera en mis ausencias y una toma de agua al alcance.

Había resistido una década a mis cuidados de mierda, era un sobreviviente. Yo era una mierda de dueño, acaricié sus orejitas chuecas antes de alzarlo en mis brazos usándolo inconscientemente de escudo.

Yo apenas era capaz de hacer sobrevivir un perro, hacer sobrevivir relaciones era harina de otro costal. Miré a mi esposo.

Romeo estaba en la cocina, para variar. Ese hombre siempre estaba en la cocina. Mis ojos vagaron en dirección a Eddie, aún tenía puesto uno de sus pretales de pechera, la que tenía la estampa de smoking, por lo que parecía Romeo se había hecho cargo de cuidarlo en mi ausencia y lo había sacado a pasear, se lo agradecí mentalmente. Aunque no lo puse en palabras, yo realmente me sentía agradecido por el gesto.

Había tenido un día de mierda y no sabía explicar por qué me sentía tan mal, es decir, yo no tenía problemas con quien era, la pregunta de Topal había dado duro, lo admitía, yo solía alejar a todos siendo odioso, sabía que no era el tipo más amado del mundo, nunca necesité serlo, yo tenía lo que necesitaba en casa, o eso creía. De cualquier manera, yo realmente no sabía ser de otra forma.

Después de dejarle el último brownie a Topal en un gesto de generosidad extraño incluso para mi, había ido a buscar a Eric a su consulta.

Es decir, yo podría no agradarle al 99.9% del mundo pero había una sola persona a la que siempre le había agradado, la que siempre me recibía con una sonrisa de esas que te curan hasta el alma. Yo había ido por eso, porque a veces solo necesitaba verlo sin razón.

Pensándolo en retrospectiva yo era bastante dependiente de él, todo iba bien, normal, objetivamente solo había ido a saludar a Eric. Él estaba despidiéndose de su último paciente cuando después de saludarme noté un obsceno chupón en su cuello mientras se recogía el cabello con ese gesto tan automático de él, ni siquiera necesitaba un espejo para hacerlo, él siempre tenía una liga en la mano izquierda con la que aplastar su cabello cuando este comenzaba a descontrolarse, era una cosa normal en él, yo estaba acostumbrado a eso. Me era familiar, todo en él me era familiar, salvo por esa horrible mancha decorando su garganta de forma grosera.

Es decir, tampoco era algo tan extraño, ¿no? Las parejas a veces en un momento de pasión podían hacerse de esos.

Solo que no podía explicarme a mi mismo por que de pronto quería arrancarle la piel a tiras hasta borrar esa marca de su cuello o el por qué de que doliera tanto que me rechazara por segunda vez luego de que le ofreciera para ir a tomar algo.

Dijo que tenía un par de recados, eso no era raro en él, era un hombre rico que manejaba siempre cosas de su empresa que solo él parecía entender y yo había vivido el tiempo suficiente a su lado para acostumbrarme a su lado controlador y a que siempre pareciera que necesitará arreglarlo todo personalmente. Si había una persona en llevar al extremo la frase "si no lo hago yo, no está bien hecho" ese era Eric, es decir... Eso no me sorprendía ¿Saben?

Lo normal sería que dijera que luego me alcanzaría, solo que esa noche no lo dijo. Yo como que me sentí ligeramente desplazado y dolió, como la mierda, en serio.

Entonces llegó la guinda del pastel, su teléfono sonó y su estúpido rostro se iluminó cuando el ringtone de Twinkle , Twinkle little star llenó su consulta, ni siquiera terminó de hablar conmigo, solo alzó su maldito dedo índice frente a mi cara para callarme y se apresuró a contestar su móvil soltando un "buenas noches, mi ángel,"

Su voz no había sonado como su voz, es decir, claro que era él. Yo estaba parado a menos de 50 centímetros de Eric, siendo ignorado, mientras él usaba una voz ligeramente ronca y sedosa que nunca le había oído antes para hablarle a su móvil ¿esa era su voz de conquista? ¿Así era su voz de caza? ¿Habría usado esa voz antes para llevarse a alguien a la cama? ¿Era esa su voz sexy? ¿Por que yo nunca se la había oído antes?

¿y qué ridículo mote era ese?

Dios, era tan cursi, tan estúpido, tan... jodido.

Yo odié tanto la manera en la que sonrió a su móvil con intenciones incluso si "su ángel" no podía verlo, él le coqueteaba al móvil, él arrastraba las silabas casi como si acariciara su oído con sus palabras, no sé si era consiente o no de que lo hacía... pero era... Caliente, sorprendente e imprevisiblemente caliente.

Yo nunca había pensado en Eric y la palabra caliente en la misma oración, es decir, Eric era muchas cosas en mi vida, era un tipo al que adoraba y necesitaba a mi alrededor, maldita y locamente porque era mi lugar seguro, pero de pronto parecía que estaba frente a un hombre que yo no conocía, un hombre que podía ser caliente y frío, dos cosas que no me gustaban, él podía ser indiferente A MI y no me gustaba para nada ese Eric, yo quería al Eric osito de peluche al que podía correr cuando todo se iba a la mierda, el que confiaba que me rescatara cuando estaba en problemas y ese al que yo había rechazado por años porque no era mi tipo, e incluso si lo hubiera sido, yo no me hubiera arriesgado a perderlo por una jodida porque...

Él era... Él era más importante que eso.

Jesús, tal vez Will tenía razón, yo sentía como si lo estuviera perdiendo a pesar de todo.

Ese día decidí ir a beber por mi cuenta para no volver temprano a casa porque yo tenía un jodido lío de pájaros cagandome dentro de la cabeza, yo no quería pensar en Eric usando ese tono en la cama, no quería pensar en esa parte de Eric que yo parecía desconocer por completo.

Es decir, yo creía conocerlo, yo hasta estaba seguro de que tenía alguna cosa turbia escondida en el placard, después de tanto tiempo juntos uno ve cosas, yo en serio creía que conocía hasta el último pensamiento de su cabeza Hippie. Pero parecía que no, y no me gustaba eso, no me gustaba pensar que parecía que había cosas de él que yo no conocía. Tampoco quería pensar en por que me erizaba como un gato pensando en Eric dejando que "su ángel" lo tocara, era tan fastidioso y de tan mal gusto dejar que lo marcara de esa forma.

¿Qué acaso eran adolescentes?

Es decir, ni que fuera una cosa de su propiedad, irracionalmente yo me sentía molesto, con Eric por dejarse tocar por un tipo al que apenas y conocía hacía un par de meses, con el tal Jesse-me-creo-bueno por marcarlo posesivamente como si le perteneciera, y conmigo porque en el fondo yo no tenía derechos para reclamar nada. Yo lo sabía.

Yo solo...Solo no quería pensar en Eric sexualmente, yo me había negado por años a eso, digo éramos mejores amigos, confidentes y esa mierda, limpiábamos las rodillas raspadas del otro cuando uno se caía, pero cuando una de las partes sabe que la otra parte de la amistad tiene sentimientos lujuriosos hay temas que se evitan, yo nunca había querido pensar en Eric queriendo follarme. Es decir, yo lo tenía asumido pero lo evitaba como a un gran monolito al que rodeas. Pero pensar que Eric de pronto tenía otros intereses sexuales me jodia.

Yo estaba tan molesto mientras le pedía al cantinero una cerveza para ahogar ese nudo apretado en la boca de mi estómago que apenas fui consciente cuando se armó una revuelta entre un par de borrachos.

Hubieron puños y vidrios rotos, yo me acerqué a ver que no hubiera heridos que necesitaran atención cuando consiguieron separarlos.

Entonces reconocí a uno de los implicados: era mi padre.

Eso fue suficiente para que descarta por completo la cerveza que estaba por llevarme a la boca minutos antes de que comenzara el altercado.

Jesus, él estaba malditamente borracho que no se tenía en pie y aun no eran ni las 11.

Después de eso pagué su consumición para que el cantinero no llamara a la policía y me enteré de que llevababa allí desde las 3 de la tarde. Lo arrastré como pude hasta su casa, le quité los zapatos y me quedé con él hasta que se hizo lo suficientemente tarde para que Romeo ya estuviera en la cama.

Yo no quería acabar como mi padre, solo y borracho en un cuarto sucio con las paredes descascaradas.

"Solo" era lo que más miedo me daba de esa oración. Me aterraba, muy en el fondo, incluso si no lo admitía, me aterraba estar solo. Tener que pasar tiempo conmigo mismo, eso era como una pesadilla que yo había evitado por años.

Ser adulto era una mierda agotadora.

Es decir, yo no fui consciente del momento en el que la vida se volvió una perra, un día era niño, y al otro me encontré solo en un bar viendo la maldita aureola de mi vaso rogando por olvidarme de mi propia existencia. Yo estaba solo, incluso rodeado de extraños, yo me sentía tan jodidamente abrumado. No entendía en qué momento había crecido tan de pronto, cuando los días se volvieron tan malditamente pesados, y los problemas que antes me quitaban el sueño ahora parecían estúpidos.

Es decir. Yo sentía como si hubiera parpadeado y me hubiera despertado de golpe en otro mundo, algo como la película esa donde la tipa se encerraba en el armario y tras un deseo despertaba con 30 años, ya saben, todos vieron esa maldita película. Mi vida se sentía un poco así, yo un día era un niño que se apuraba a dormir temprano durante las navidades y días especiales para que los día fueran más cortos, y al otro los días fueron tan cortos que me arrollaron, no supe en qué momento se esfumaron los últimos años desde que terminé el instituto, solo que un día desperté siendo yo.

Y yo no me agradaba mucho. En serio, no me agradaba para nada.

Me aferré a Eddie y lo apreté un poco a mi pecho para sentir su calor, le di un beso en la cabecita antes de que comenzara a removerse en mis brazos para que lo bajara. Genial. justo lo que necesitaba, sentir que hasta a mi mascota le desagradaba un poco y quería huir lejos de mi.

Gracias Eddie.

Maldita sea.

Estaba agotado, yo no entendía bien por que me sentía tan horrible, conscientemente al menos, aún no me daba cuenta de que era lo que me molestaba tanto, lo que me aterraba tanto, pero mi cuerpo parecía manifestar lo que mi cabeza no se atrevía a pensar, me dolía el pecho, me dolía la garganta.

Yo quería llorar, mucho, porque algo me dolía, y una parte de mi solo quería echarse al piso y berrear, pero no había una razón adulta y madura para eso, incluso si me dolía muchísimo ver a Eric alejarse, si ese dolor que me causaba pasar tiempo a solas conmigo mismo resultaba en un miedo que era visceral, si era como si algo se estuviera rompiendo y yo apenas conseguía mantenerme entero, porque eso no tenía lógica. No para mi. No para el mundo, me obligué a seguir caminando, porque dios, en algún momento te vuelves adulto y ya no tienes tiempo para otra cosa que no sea perseguir la siguiente meta, el siguiente logro en una cadena infinita de cosas que te dicen que debes conseguir para llegar al éxito. Sea lo que sea que eso signifique, nadie te dice, sé feliz, te dicen consigue una casa, una carrera, dinero, una familia, y si en apariencias luce bien entonces eres el tipo más afortunado del planeta. No importaba lo mucho que pierdas en el proceso, lo infeliz que puedas ser. Siempre que la selfie se vea bien, todo brilla ¿no? Yo había aprendido a mirar para otro lado cuando sentía que toda esa mierda de las responsabilidades, el miedo a la soledad y la adultez me abrumaban, porque si me miraba al espejo, si yo me giraba a ver a mi alrededor entonces iba a romperme.

Yo estaba bastante seguro de haberme roto un poco ese día incluso si no sabía el porqué. Pero lo mas aterrador de todo era que no había nadie a mi alrededor para atraparme.

Estaba yendo en dirección al cuarto para darme una ducha y echarme a la cama. Solo quería olvidarme de todo por lo que restaba del día. pero antes de que consiguiera patear toda mi mierda fuera de mi cabeza una mano firme me atrapó por el brazo.

-¿Dónde demonios estuviste anoche?-Dijo Romeo. Yo alcé mi vista a sus ojos azules antes de bajarla a sus sus dedos largos apretando en mi codo y de nuevo volver a su rostro. Después de un día de mierda yo solo quería contacto humano y absurdamente dejé que eso se sintiera bien, incluso si dolía, porque al menos el estaba allí a pesar de que me miraba con ese gesto molesto en la cara. Yo estaba un poco desesperado así que hice lo único que se me ocurrió en ese momento: me aferré a él como a un bote salvavidas.

Lo tomé por sorpresa. Estoy seguro de que él esperaba que yo peleara, solo que yo ya no tenía fuerza para eso, no en ese momento, yo me sentía malditamente roto y él estaba cerca. Lo suficientemente cerca, es estúpida la cantidad de cosas que uno puede hacer solo por que las circunstancias se prestan propicias.

-No quiero pelear. Por favor. Por favor.-Le pedí tirándome a sus brazos y dejé mi frente en su cuello y aspiré su olor, por instinto sus brazos me rodearon acariciando mi espalda. Calor humano, eso era lo que yo necesitaba. Era la única manera en la que yo sabía gestionar mis emociones.-Por favor.

-¿Jed estas bien?-Romeo me abrazó pasando de la molestia a la preocupación en cuestión de segundo. Yo negué, no estaba bien. Pero tampoco tenía una explicación a toda la marea de emociones que me estaba golpeando en ese momento. -¿Jed, amore, caro sei malato?¿Qué pasa? Háblame.

Negué, el sabía que yo no iba a hablarle, yo nunca hablaba.

-No me suelte, por favor, solo no me sueltes.- Pedí y me aferré a él porque en ese momento era lo único que conocía seguro y lo único a lo que me sentía capaz de aferrarme. Bueno o malo, Romeo era Real. Lo suficientemente Real para mi.

-Esta bien, ey, está bien...-Me dijo.-Jed, dios mio, estás llorando. ¿Qué demonios pasó?-Dijo ahora en serio alarmado. Yo llevé mis manos a mis mejillas, yo en serio las tenía húmedos aunque se sentían ajenas, no como si yo estuviera llorando, pero supongo que era mi cuerpo intentando drenar que de pronto me sentía horrible.

Yo no quería pensar en el nudo en mi pecho o en lo horrible que me sentía en ese momento. Alcé mi rostro y me puse de puntitas para besar a mi esposo. Yo no quería que preguntara que me había pasado, yo no quería indagar en la respuesta que conocía demasiado bien aunque ignorara con ganas. Yo solo quería que deje de doler, así que rodeé su cuello con mis manos y tiré de él a un beso apretado.

-No, Jed...-Romeo intentó apartarme.- Estás llorando ¿Qué demonios pasa?

-Por favor. no me rechaces, por favor. Necesito que deje de doler, has que deje de doler.-Le rogué, porque sí, esa era la única manera que yo conocía para patear toda mi mierda fuera de mi cabeza. Romeo se alejó un momento apartándome con sus manos por los hombros antes de evaluarme, el no parecía convencido, o al menos no feliz, lo podía decir por el ceño en su rostro.-Por favor.-Insistí. Yo lo necesitaba. Yo no necesitaba charlas que me ayudaran a comprender que me dolía tanto de aquel día, yo lo sabía, en el fondo lo sabía, yo solo quería dejar de pensar en ello.

Un jadeo escapó de su boca en cuanto llevé mi mano a su polla, apretando con el talón de mi mano sobre la tela de sus pantalones para convencerlo. Para tentarlo.

-Hablaremos de esto.-Gruñó.

No le contesté y no importaba porque él ya estaba besándome mientras caminábamos en reversa hacia la cama. El no parecía feliz, no lo parecía, para nada. En el mejor de los casos se veía horriblemente resignado. Entonces me di cuenta de lo infeliz que realmente era conmigo y eso me dolió aún más, porque yo era incapaz de hacer feliz a la gente a mi alrededor y en el fondo sabía que tarde o temprano lo empujaría lejos, y me odié, porque en el fondo siempre acaba lastimando a las personas a mi alrededor hasta el punto en el que acababan por odiarme y yo... yo no sabía como parar esa bola de mierda que siempre acababa por aplastarme.

okey, la verdad, no se si siento más pena por Jed, o por las personas a su alrededor, en fin, creo que es uno de mis personajes más complicados jajajaja espero hayan disfrutado este cap. se ha extendido bastante. los amodoro

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro