Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

31

Un carraspeo nos hizo voltearnos. Will nos miraba con sus brazos cruzados. Nos separamos.

-Bien, entonces-Romeo carraspeó. -¿vamos a casa?

-no. No lo hará.-Respondió Willow.-Nosotros quedamos en que hoy sería nuestra noche de chicas.

¿Noche de chicas? ¿Que? ¿En serio había dicho eso?

-Pero...

-Pero nada. Fiu, adiós. Chao perro. Jed se queda conmigo esta noche. Ya has tenido tus 5 minutos. Bye-le dijo apartándome de Romeo que nos observó a ambos como intentando decidir si iba en serio. Oh conociendo a la peli plateada de mi mejor amiga iba muy enserio. -Bueno ¿Entonces qué esperas para irte?-Insistió lanzándole una mirada fulminante.

Romeo me miró a mí en busca de respuesta. Me encogí de hombros. Él suspiró.

-De acuerdo. Terminaremos esto luego.- dijo. Y en un rápido movimiento tomó mi nuca para dejarme un beso apretado.

-Tranquilo, no hace falta que lo orines.-Se quejó Will y con un último adiós despidió a Romeo de un portazo antes de girarse a verme con el ceño fruncido.

-¿Qué?-Me atajé.

-Eres una puta fácil-Se quejó

-Ey, es mi esposo.

-Y yo soy la que te estuvo dando alojo por casi dos semanas para que en 5 minutos lo perdones. No sé qué pasó entre ustedes, pero no soy estúpida. Al menos dime que es lo que acabas de perdonarle tan a la ligera.

Suspiré.

-Las parejas pelean Will. es normal.

¿lo era, no?

-Pero no todas las peleas llevan a que uno de los dos agarre a su perro y se vaya.

-yo enloquecí un poco ¿de acuerdo?

-¿y que te hizo para que tú enloquecieras?

-dios mío, Will. eres como una vieja chismosa.-me quejé.-no fue nada. Es decir. Sí, me enojé, solo que no echas tu matrimonio al carajo a la primera de cambio ¿no?

Will no respondió.

Ella no lo sabía. Yo tampoco.

Pero yo en serio creía en esa mierda de quedarte por las cosas buenas, en serio creía que no debía tirar mi matrimonio por la borda tan rápido. Digo, si en ese momento las cosas no iban del todo bien. Pero teníamos nuestros momentos. Momentos buenos. Yo me quedé por eso. Creo, o porque necesitaba desesperadamente no estar solo.

Así que volví. Volví a casa con Romeo y las cosas estuvieron bien.

Un tiempo.

Curiosamente "tiempo" parecía ser lo que faltaba en nuestra relación.

De hecho había tomado todas las guardias nocturnas en la ultima semana razón por la que por la mañana me encontraba durmiendo sobre el sofá, Eddie a mi lado me hacía compañía mientras Fox News reproducía las noticias en mute. Había llegado a casa como a las 8, por lo que dejé que Romeo siguiera durmiendo en nuestro cuarto para no molestarlo y me recosté a esperar a que él se fuera al trabajo para adueñarme de la cama.

En algún momento el cansancio me ganó y acabé dormido. No fue hasta que oí el segundo Clic que abrí los ojos para encontrarme con Romeo sobre mi.

Bueno más bien se había acomodado sobre el sillón para fotografiarnos. Baje mi vista adormilado hasta mi pecho, tenía varias instantáneas que Romeo había dejado caer sobre mi abdomen. Okey tal vez no fue el segundo Clic. Las observé, Eddie y yo acurrucados amorosamente, todo su cuerpito pegado a mi costilla mientras estiraba sus patitas en la dirección contraria usando mi axila de almohada.

Un nuevo Clic y miré de nuevo a Romeo antes de que apartara la cámara de su rostro para verme directamente.

-Me siento acosado.-Dije.

Sentía mi boca ligeramente seca y rasposa por el sueño, elevé el brazo que tenía libre para frotar mis ojos y pestañé.

-Se veían demasiado bien juntos-me dijo inclinándose a besarme. se apartó, acarició mi rostro y sonrió. Eddie se removió por el nuevo intruso antes de bajarse del sillón con un bufido ofendido por ser despertado.

Eddie no era el perrito con mejor carácter del mundo. Que puedo decir.

Oí sus uñitas sonando contra el suelo por un momento antes de que desapareciera. Miré a Romeo otra vez pero su boca estaba de nuevo sobre la mía. Esta vez con un poco más de intensidad, jugueteó con mis labios antes de dejar la cámara sobre la mesita de café.

-Espera.-Corrí mi rostro a la televisión donde la noticia de un niño muerto llenaba la pantalla, la prensa llevaba un buen tiempo alrededor del asunto, la policía local se había llevado su buena mala prensa luego de que un oficial matara al chico negro. Decían que era parte de una pandilla aunque la familia aseguraba a la cámara con fotos en sus manos que era un buen chico en el lugar y momento equivocado.

Siempre había buenos chicos en el lugar y momentos equivocados. La vida podía ser jodidamente injusta. yo había atendido varios casos de esos.

-Te extraño.-Me dijo Romeo llamando de nuevo mi atención al pasar su nariz por la línea de mi cuello y aspiró.-hueles a hospital.

-Porque acabo de volver de una noche larga de guardia, Romeo.-Lo cierto era que me había dado una ducha apenas llegar pero el olor a hospital era algo que nunca desaparecía.

-Me gusta como hueles. Siempre me gusta como hueles.-Dijo con un ronroneo besando mi cuello.

-Estoy cansado. -Lo corté empujándolo ligeramente por las costillas.

-Entonces vamos a la cama, bello. Descansaras mejor.-insistió besando mi hombro.

Descansar no parecía exactamente lo que tenía Romeo entre manos y yo realmente estaba agotado. Suspiré, pero pasé mis brazos por su cuello dejando que me cargara.

De acuerdo, a mi como que me gustaba que me cargaran, ahora que lo pienso. Debía tener algún complejo de mono o algo. Pero que otro hombre me sujetara y se hiciera cargo de mi por unos momentos me hacía sentir seguro. Lo disfrutaba. Por eso cerré los ojos y dejé que él se encargara de guiarme hasta nuestro cuarto y me dejara en la cama.

-En serio estoy cansado.-Le advertí abrazándome a la almohada, olía a él y a pesar de todo su perfume me gustaba.

-Estás bien, pero pediré el día en el restaurante. Tendremos una cita esta noche ¿que dices?-ofreció cubriendome con la manta hasta la barbilla.-Podríamos hacerlo una costumbre. Fijar un dia. Tu siempre estas muy ocupado, Jed. Prácticamente no te veo durante la semana.

Asentí. De acuerdo. Ponerle las cosas más difíciles no iba a ayudar.

Yo también quería que las cosas funcionaran entre nosotros. Nadie quiere que su matrimonio fracase. En serio yo quería que estuviéramos bien, aunque no sabía muy bien como hacer para que eso pasara. Si Romeo creía que un par de citas ayudarían yo estaba dispuesto a intentarlo.

Claro, Tener como prioridad el hospital tampoco ayudaba a mi matrimonio..

Él no entendía que no importaba si estábamos jodiendo en ese momento, asi estuvieramos a punto de acabar. Mi contrato decía que si me llamaban fuera de mi turno yo debía ir, me pagaban bien por eso, por ser full time, e incluso si no hubiera sido así, yo igual hubiera ido. Era algo que Romeo no podía entender, que no era solo un trabajo para mi. Yo no solo trabajaba para ganar dinero, yo trabajaba porque la vida de las personas me importaban, porque sí, yo era un traumado que no soportaba ver una familia destrozada. Yo como que en serio me afectaba, incluso después de años en el rubro.

yo no era un hijo de puta por que si, no era un tirano sádico, no,las personas se equivocaban conmigo, yo era un hijo de puta porque me importaban y demostrarlo me hacia sentir débil, roto. Ser un hijo de puta ayudaba a mantenerme entero cuando las cosas iban mal. Vamos, siempre que tenía un enfermo en mis manos no podía dejar de pensar en la familia sufriendo detrás de ellos, yo había estado allí, sabía exactamente como se sentía y había estudiado medicina para eso, para hacer todo lo posible por evitarle ese dolor a otros.

Romeo no podía entender nada de eso así se lo explicara con peras y manzanas. De hecho una vez intenté explicárselo luego de que me reclamara por dedicarle tanto tiempo extra a mi trabajo.

Me soltó la mierda de que hiciera terapia y que dejara de hacerlo personal. Como si yo no supiera que eso estaba mal en muchos sentidos. Jesus, yo lo sabía, pero no podía evitar encariñarme con mis pacientes. Vamos, al menos había dejado de llorar en los rincones luego de tener que ir a dar malas noticias a la familia, eso me había llevado casi un año luego de salir de la escuela de medicina, había tenido que ir a terapia, en serio. No había ayudado demasiado pero al menos no moría con cada paciente que perdía. Había mejorado algo. Al menos no había dejado mi carrera en ese entonces.

Yo quise decirle a mi esposo todo eso, yo quería que el entendiera, pero el no entendía o yo no sabía hacerle llegar el mensaje con él. No lo sé.

No volví a intentar explicarle a Romeo lo mucho que me afectaba, que ver llorar a la gente me destrozaba, era demasiado y el solo se cerraba en banda sin siquiera intentar entenderlo asi que solo dejé que se enojara.

Oh y yo sabía que ese viernes cuando llegué pasada las 2 am él se enojaría. Habíamos asignado ese como nuestro "día de citas" yo había faltado a las últimas 3. Cuando abrí la puerta despacio de no hacer ruido fui recibido por el ladrido amable de Eddie.

-Shhhh....-dije acuclillandome en la puerta para acariciarlo y que se calmara.

Una mirada me bastó para darme cuenta que todo estaba en silencio.

Nuestro departamento contaba con un espacio amplio sin divisiones reales entre sala, cocina y comedor, por lo que me bastó una mirada para recorrer el sitio.

En cuanto Eddie se calmó en eso de demostrarme su amor me puse de pie y fui hasta la mesada de mármol oscuro que delimitaba la cocina. La comida aún estaba allí a la espera de ser servida en la mesa. Diablos. No pude evitar sentirme ligeramente culpable.

Observé la copa y la botella de vino a medio beber.

Me serví lo que quedaba, me lo bebí de un sorbo para darme coraje y fui hasta nuestro cuarto en busca de mi esposo.

Estaba preparado para disculparme o para pelear llegado el caso, con nosotros nunca se sabía pero cuando llegué hasta allí lo encontré vacío. Me dirigí al cuarto de baño solo para comprobar que no estaba. Romeo había salido.

De acuerdo.

No sabía qué hacer con eso, pero moría de hambre así que fui de nuevo a la cocina, me serví una porción y guardé los restos en la heladera.

Había preparado espaguetis a la carbonara. Terminé de cenar y volví a la cama tratando de decidir qué demonios hacer a continuación. Pensé en llamarlo, o bueno devolverle una de las 15 llamadas perdidas que me había dejado. Lo intenté. En serio, pero a la tercera vez que me envió al contestador me decidí por meterme a la cama. Yo estaba realmente agotado y de cualquier modo, tarde o temprano tendría que volver incluso si era solo para mandarme a volar.

Yo realmente intenté permanecer despierto pero apenas posé la cabeza en la almohada me dormí.

Hola mis amores, como estan? Hoy doble actualización de esta historia. Los amodoro

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro