27
Apenas vi a Hitler caerse me apresuré junto a él, por el rabillo del ojo vi a Cass acercándose con una botella de agua.
¿Cuánto tiempo llevaba este hombre sin poner su cuerpo a trabajar?
Se había desplomado de un segundo a otro y por un segundo pensé que tal vez y solo tal vez me había pasado con él. Yo era el entrenador, se suponía que yo lo debía cuidar mientras estuviera dentro del gimnasio, era mi obligación. yo debí preguntarle si él había hecho alguna actividad antes, por fin le había dado el motivo para arruinarme, si levantaba una queja Carlos al final me despediría sin importar cuantos clientes hubiéramos traído con Cass.
Oh, dios, lo único que pude pensar era que acababa de matar a uno de mis jefes y que el otro probablemente me despediría.
pero entonces...
Hitler comenzó a reírse, mal, como a pierna suelta. Su voz rasposa por años de tabaco hacían su carcajada un poco ronca y descoordinada. Su risa no era del todo desagradable al oído, no tenía una jodida voz melodiosa tampoco, nada de eso, era casi torpe, espasmódica, como si le costara respirar entre los arranques, me observaba y no entendía por que eso parecía causarle más gracia, sus ojos se achinaban y se le formaban unas pequeñas arruguitas en la comisura de los ojos.
No era lindo, no había ningún motivo por el que me quedara observándolo de ese modo salvo porque era la primera vez que lo veía reírse así.
La impresión. Creo. Definitivamente era la impresión.
Sí, yo había admitido una vez que verlo sonreír era bastante raro, pero en ese momento, era distinto, mil veces distinto al hombre que me torturaba todas las mañanas en el hospital. Era como ver a otra persona. Las mejillas se le iluminaban y se veía bastante más joven sin su perpetuo ceño fruncido. yo... como que estaba sonriendo, no sabía de qué carajos se reía Hitler pero su risa era contagiosa.
-No tenías que matarme para que lo entendiera , chico.-Me dijo cuando la risa por fin empezó a remitir. En sus ojos aun se veía la diversión cuando Cass llegó hasta nosotros con la botella de agua.
-¿Está bien?-Cass preguntó. Síp. Yo debí preguntar eso. Cielos. Estaba siendo torpe. Jones dirigió su mirada mi compañero en ese momento y eso me molestó un poco.
-Bien-Dijo con un asentimiento hacia Cass. Dios, incluso fuera del hospital Hitler parecía pasarme por completo por alto y estúpidamente eso me molestaba.
Dios, Hitler hacía que me sintiera castrado, yo quería bufar pero me contuve. Yo como que la había cagado bastante por un día y juraba que tenía los ojos de Carlos encima mío.
En eso vi a Hitler dejar la botella en el suelo mientras su respiración se regulaba, su rostro aun se veía ligeramente enrojecido por el esfuerzo reciente y empapado de sudor. apoyó las palmas de su mano en el suelo e intentó levantarse antes de volverse a caer de culo.
-Creo que me quedaré unos minutos más aquí. -Dijo más para sí mismo que para nosotros.
Dio una respiración profunda y cerró sus ojos como si estuviera meditando y al abrirlos clavó su mirada en mi y entonces dijo-necesito una coca-cola.
Cass ayudó a Hitler a ponerse de pie mientras yo iba por su pedido a un kiosco a media cuadra. En Carlos definitivamente no había ese tipo de bebida azucarada.
Cuando volví, vi a Hitler hablando tranquilamente con Carlos y sentí como el alma se me caía al suelo. Carajos. Me acerqué hasta ellos y carraspeé como un idiota con la lata en la mano.
Me llevé una mirada de advertencia de Carlos que se despidió amablemente del potencial cliente antes de dejarnos solos.
Yo estaba por decir algo. Lo que sea. Algo que sonara como disculpa, pero Hitler ni siquiera me miró, tomó la lata de mis manos con un "gracias" automático antes de concentrar sus ojos en su móvil y teclear rápido.
Hizo una mueca de disgusto, no se con quien hablaba pero no parecía feliz.
Yo tampoco estaba feliz en ese momento, toda mi buena voluntad de ser amable desapareció. Asi que no me disculpé con él. En cualquier caso el idiota en sobre exigirse había sido él. ¿Era doctor no? Se supone que conoce el cuerpo. Y si no lo fuera debería conocerse a sí mismo. Él debería saber cuando decir basta, era un adulto, solo tenía que haberme dicho que ya no podía y lo hubiera mandado a sentar.
La culpa era de ambos, decidí dando el asunto por terminado.
Volví con el resto de los alumnos ignorando la molesta presencia de ese horrible y petulante hombre a mi espalda y me concentré en el resto de los alumnos. Para cuando terminó la clase yo me sentía feliz y enérgico como cada vez que estaba en el gimnasio, al punto de que me había olvidado por completo de la molesta presencia a mi espalda. Al menos hasta que terminó la clase.
Cuando me volteé para verlo Hitler había desaparecido. Le di un rápido escaneo al gimnasio. No era que me importara donde se metiera de cualquier modo. Pateando ese pensamiento fuera de mi cabeza me dirigí a los vestidores, tampoco había rastros de Hitler por ahí.
-Deberías de dejar de buscar a papi con la vista.-Sentí a Cass dejándose caer a mi lado. En ese momento se pasaba una camiseta (que por cierto era mía) por los brazos para luego pasar la cabeza en un movimiento ágil.
-¿De que hablas?
-Hitler. Se nota eres hijo único y que nunca has tenido que compartir la atención de mami con nadie. Ahora que en este caso papi te ignora actúas como un pequeño con falta de atención. Desde el primer dia has estado molesto porque no se fijó en ti. De hecho llevo semanas oyendo tus quejas de que por que Wyatt sí y tu no.
-yo no hago eso.-dije cruzándome de brazos.
-ajá Gabe. Dile eso al puchero que estás haciendo ahora mismo-Dijo Cass en tono despreocupado revisando en mi bolso de deporte como si fuera suyo.
Carraspeé y entonces se giró a verme con seriedad luego de encontrar lo que sea que haya estado buscando.
-Mira, yo entiendo que tienes complejos de hijo único y que hasta que supiste que era un hijo de puta de mierda, el hombre había sido tu ídolo, porque ¡Jesús! Topal, yo también lo admiro como la mierda, él es el Gold Standard para cualquiera que ame la medicina, aun es malditamente joven y ya tiene dos premios Wolf y ha sido nominado a un Albany por sus trabajos de investigación. Yo en serio, entiendo eso y es una mierda que sea un tipo tan inaccesible porque yo realmente soñaba con conocerlo y hasta he tenido fantasías de llevarmelo a la cama.
-Exceso de información Cass. -Lo interrumpí rodando los ojos por su maldita manía de hablarme sobre su vida sexual.
-El punto es, también es un tipo gay y como un hombre gay te lo advierto Topal. Tienes suerte de que no te note o podría malinterpretar tu interés en él.
-Yo no tengo interés en él. Ni siquiera me gusta trabajar con él. -Me quejé con molestia. Yo no quería la atención de nadie. yo no tenía ningún complejo con mis padres, ni nada que Cass insinuara. Yo solo...
La puerta del vestuario se abrió y alcé la vista automáticamente para ver quién venía.
-Ya deja de buscarlo.-Rodó los ojos como si me creyera idiota.- Se fue hace un rato. Le dijo a Carlos que había sido su culpa por no haber comido desde el mediodía y hasta se apuntó para el mes.
-oh. -fue todo lo que pude decir. Yo no esperaba que Dr.Jones hiciera eso. De hecho había esperado que intentara joderme.
-Sip, oh.-Cass con una mueca exagerada de sorpresa. Terminó de vestirse y se puso de pie anunciando que no volvería esta noche a nuestro departamento.
Esa mismo día para la cena abrí una lata de sopa y me lo comí con algo de pasta que había quedado del mediodía mientras intentaba con ganas que las palabras de Cass no resonaran en mi cabeza como lo estaban haciendo en ese momento, casi deseé que mi compañero estuviera aquí para que su molesta voz en persona, ensordeciera su molesta voz en mi mente.
Hitler no me caía mal porque quisiera su aprobación, yo no la necesitaba, Hitler me caía como la mierda porque era un hijo de puta.
Fin de la historia. y sí. Hitler había sido relativamente no tan malvado por no quejarse con Carlos. que había clientes que creían que por pagar la clase uno debía de estar todo el rato sobre ellos, y no era el caso, había otros alumnos a los que vigilar, uno no podía centrarse solo en uno y cuando no lo hacías presentaban quejas y aseguraban que el servicio era malo y luego ponían criticas en las redes haciendo mala propaganda al gimnasio. Vamos que si pretendían un personal trainer debían pagar por uno, no por una clase compartida. Me había tocado un par de casos de gente de mierda alguna que otra vez. Yo realmente esperaba que Hitler fuera uno de esos. vamos, que lucía como un jodido culo engreído, pero me había sorprendido, yo lo admitía. más por el hecho de que yo SÍ, me había ensañado un poquito con él.
Esa noche Hitler fue mi último pensamiento antes de que cayera dormido por el agotamiento.
***
Por la mañana después de prepararnos nuestros batidos proteicos en un vaso para llevar partimos al hospital. Cass había llegado sobre las 5. Lo supe porque oí la ducha encenderse poco antes de que mi alarma sonara. Nos despedimos con un gesto a las puertas del hospital y luego cada cual tomó su camino. Cass en serio se veía adormilado esa mañana, de hecho había cabeceado en mi hombro durante nuestro paseo matutino en metro y ni siquiera me había molestado como solía hacer, lo que decía que realmente estaba cansado. Pero por suerte para él, lo esperaba el amable dr. Ross, y no el maldito Hitler. Miré a mi alrededor. Aún no había llegado. Era extraño. Él no solía llegar tarde.
Wyatt ya tenía preparado un café y un pastelillo para él.
Se veía ligeramente nervioso observando a los lados como si estuviera desesperado por encontrarlo. Dios, si Cass creía que yo moría por la aprobación de Hitler debía de ver a Wyatt en estos momentos para darse cuenta de que estaba muy lejos de eso.
Vamos, nuestro compañero siempre lucía tranquilo pero en esos momentos parecía punto de perder los nervios.
ESO definitivamente era una necesidad de reconocimiento.
Lo mío era solo necesidad de justicia. Fin.
Mi teléfono sonó en mi bolsillo llamando mi atención y en el momento en el que Callie y Wyatt se apresuraron en buscar los suyos propios supe que era del grupo que compartimos.
"Buen día, colegas. Llego tarde. Vayan a la sala. Sandy se hará cargo hasta que llegue. saludos. Dr. Jones"
Fin del comunicado, eso era todo. Una cosa que había notado era que Dr.Jones era muy formal y amable para hablarnos cuando se trataba de cualquier cosa que dejara constancias, era un tipo bastante inteligente en ese punto.
Como nos ordenó nuestro jefe, fuimos a la recepción a hablar con Sandy, la enfermera esa siempre vestía uniforme rosa con un moño bien sujeto en el cabello. Luego de reconocernos nos asignó un par de pacientes a cada uno. De acuerdo que Jones no estuviera no era tan malo. De hecho mi mañana fue bastante bien aunque no encontré nada interesante, atender resfriados era bastante mejor que no hacer nada. Estaba a punto de mandar a mi último paciente con una orden para Rx. de frente y perfil cuando la cortina que delimitaba el pequeño cubículo dando una falsa sensación de intimidad se abrió.
-¿Qué tienes?-Preguntó una voz demasiado conocida para mi, me tensé, venía con Wyatt a su espalda, Como venía siendo siempre desde que se había transformado en su favorito. Lo observé sus ojos pálidos fijos en el paciente sentado en la camilla frente a nosotros ignorándome.
sí. Hitler había llegado.
Hola mis amores como estan? Fin del cap. ¡nos leemos!
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