Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

21

hola mis amores!!!! como estan? feliz navidad a todos, espero la hayan pasado realmente bien. Asi que acá estamos resurgiendo de las cenizas ah re jjaj


Volvimos a casa en un vuelo nocturno, lo que fue bueno porque luego de que Romeo me encerrara en el baño del avión y jodiéramos, habíamos dormido como dos bebés hasta llegar a chicago. La diferencia horaria era de una hora, el jet lag no nos pasó tanta factura gracias a eso y luego de tomarnos una buena siesta más en nuestro departamento, estábamos relativamente enteros para ir a la cena que Mónica había preparado para darnos las bienvenidas. Sí. Relativamente, no lo sé, yo siempre he sentido que vuelvo más cansado de las vacaciones pero ese no era el punto.

Había que levantarse de cualquier modo. Cuando Mónica daba una orden se cumplía. Fin de la historia.

-Romeo.-Murmuré hincando mi pulgar en su mentón para molestarlo. Yo estaba cómodamente durmiendo sobre su pecho, su mano descansaba en mi cintura. Habíamos llegado exhaustos y nos habíamos desmayado sobre la cama de nuestro cuarto sin cambiarnos siquiera. -Romeo, la cena de Mónica...

-non voglio andare, amore-Se quejó.

Rodé los ojos.

-Tenemos que ir. Mamá preparó la cena, sabes como es.

-tua mama. Ve tu. No quiero, estoy agotado. Te alcanzo luego, dile que sto male, che sono morto, che non mi sento o che so io

-Tu suegra. -le dije.

sí, yo había aprendido a entender algunas cosas cuando habla en su lengua materna. Lo hacía más a menudo cuando estaba adormilado.

-Lei mi odia, amore. Toda tu familia me odia, lo sabes, no les agrado, la ultima vez que cenamos en su casa terminamos peleando. -Se quejó abrazándome por la cintura. -No quiero, ir. No vayamos, no quiero pelear contigo ¿No podemos quedarnos solo tu y yo?

Romeo nos hizo girar atrapando mi boca en un beso, me dejé besar disfrutando del sabor de sus labios por un minuto. -Solo tu y yo, Jed. -Insistió con su nariz frotando mi mejilla, la idea era tentadora. A mi tampoco me gustaba la expectativa de pasarme las siguientes horas en una incomoda cena, pero era Monica.

-No te odia. -le dije pasando mis manos por su cabello holgazanamente mientras Romeo besaba mi cuello para tentarme. Lo estaba haciendo cielos. Tuve que poner todo de mi para que mis pantalones no se transformaran en una carpa, Romeo sabía exactamente donde tocarme. -Romeo...

Romeo suspiró y apoyó su frente sobre mi piel antes de chuparme una marca cerca de la clavícula, normalmente me quejaría pero se lo dejé pasar sabiendo que lo hacía porque estaba molesto y yo no quería pelear. - Si te sirve de consuelo, yo tampoco le agrado mucho.

Era cierto, yo lo sabía. Monica me amaba porque era mi madre, y como que su obligación era amarme, pero yo no le agradaba para nada. Estaba seguro de eso.

De hecho, en cierta ocasión mi padre me confesó que de los dos yo era el "no deseado". Vamos, estaba ebrio y no lo dijo con mala intensión. Yo fui a recogerlo después de salir del hospital porque el cantinero me llamó de que había montado un lío. Papá medio ido me dio una palmada en el hombro como si fuera un cachorro antes de decirme " que bueno que no te conservamos". mi curiosidad había ganado y yo pregunté a que se refería.

Yo era chismoso, y papá se volvía hablador con la bebida. Así que terminó por contarme que ellos esperaban solo a Edd, es decir, ellos siempre planearon solo "un Edd" en sus vidas, hasta que nací ellos tenían planes de darme en adopción porque no creían poder con ambos. Al final se arrepintieron cuando nos vieron juntos.

Papá lo hizo ver como los cachorros, cuando son dos y te llevas al feo solo por no separarlo de su hermano para que no sufran. Yo era como el cachorro rechazado que te llevabas a casa por lástima. Dudo que papá siquiera recordara esa charla y temía demasiado que Mónica me lo confirmara como para que preguntara.

Romeo alzó la vista apoyando su mentón en mi pecho y abrió uno de sus ojos para espiarme antes de sonreírme con maldad. Iba a soltarme algo que no me iba a gustar yo conocía ese gesto.

-tu no le agradas a nadie.-me dijo con picardía.

-idiota!-me quejé dándole un empujoncito. - A ti te agradé lo suficiente para que te cases conmigo, ahora mueve el culo hay que ir casa de mi madre.-le ordené con una mirada acusadora. Intenté sacármelo de encima para sentarme, pero Romeo me lo impidió acorralándome con su cuerpo para que solo lo viera a él. Sus ojos azules oscuro fijos en mi rostro.

-Tu no me agradas Jed. Yo te amo. Amo todo lo desquiciante que eres -Me dijo inclinándose sobre mi para besarme. -Amo que seas un maldito desgraciado con todos la mitad del tiempo -Sus besos fueron por mi barbilla juguetonamente. -Amo tanto todo de ti que me duele pensar en lo mucho que perderías si me perdieras -Me dijo con una sonrisa de suficiencia.

-Gracias por preocuparte tanto por mí.

Rodé mis ojos y fruncí los labios para evitar que una sonrisa traidora tirara de ella.

-Cuando quieras.

- Idiota -Le dije sin poder evitar que la sonrisa tirara de mis comisuras.

Era tan malditamente tonto cuando quería. Nos quedamos un rato más enredados en la cama besándonos hasta que la llamada de Mónica nos obligó a ponernos en marcha.

Mi madre siempre había tenido esa cosa de manía por las cenas. Por lo que cuando llamé a preguntar si necesitaba que le llevara algo prácticamente me ladró que tenía todo bajo control. Claro, eso hasta que recordó a mi padre y nos mandó a la tienda por un par de gaseosas.

Sí, el vino no era bueno para un alcohólico y Mónica era considerada a su forma así que nos dirigimos al supermercado. Creo que una parte de ella aun amaba a papá a pesar de todo. Vamos, que se habían odiado un tiempo, y aun a veces lo hacían pero creo que parte del odio de mamá se debía a que papá la había decepcionado y eso era lo que más odiaba de él. Que en el fondo aun lo amaba y se preocupaba por el a pesar de que fuera un imbécil. Mamá era una mujer de puta madre.

Vamos, 16 años de matrimonio debían de contar.

Miré a Romeo pensando en el matrimonio. Para toda la vida, sonaba malditamente grande. A veces me preguntaba si no me había equivocado, todo el último año había sido tan malditamente rápido que no podía creerme que realmente yo estaba casado con él.

Vamos, gran parte de mi esperaba que el me dejara plantado, a sus 35 años Romeo había huido demasiadas veces del compromiso para que realmente me pudiera creer que fuera mío. Lo rodeé con uno con uno de mis brazos por la cintura y él me devolvió el medio abrazo descansando su mano cálida en mi vientre casi de forma descuidada.

Estábamos en el estante de los helados buscando alguno que sirviera de postre. Romeo se quejaba viendo los envases y sus ingredientes. Para mi todos eran iguales, como mucho me fijaba el sabor pero para Romeo elegir comida era todo un arte, asi que le di su tiempo. Me gustaba escucharlo cuando hablaba de algo que le apasionaba tanto a pesar de que para mi era lo mismo.

Yo no era muy cariñoso, pero no me importaba abrazarme a su cintura mientras lo escuchaba. Había algo lindo en hacer solo eso y que Romeo acariciara inconscientemente mi vientre apretándome a su costado.

Yo era suyo.

Todo en su gesto enviaba ese mensaje incluso si sus ojos y pensamientos estaban fijos en la etiqueta del pote de helado. Su cuerpo me reclamaba sutilmente y había algo molesto y encantador en eso.

Quiero decir, me gustaba eso de Romeo y a la vez me fastidiaba. ¿Puede ser fastidioso eso mismo que te gusta de alguien? Era contradictorio. Si fuera cualquier otra persona yo hubiera salido huyendo. Pero era mi esposo y no me importaba (demasiado) ser cariñoso con él en público. Sí lo hubiera sido muchos años atrás cuando nos conocimos tal vez no hubiéramos tenido tantos roces en nuestra relación, pero por entonces era un niño que no se sentía cómodo mostrándose cariñoso con otro hombre.

Años después no era como si estuviéramos montando un espectáculo en la via pública o algo, pero se sentía correcto. Apoyé mi cabeza en su pecho y me concentré en el latido de su corazón. Romeo y yo solíamos caminar uno en el bolsillo del otro sin problemas, nosotros no nos dábamos la mano como las parejas normales, nosotros nos abrazábamos para andar por la calle caminado con todo el costado de uno en el cuerpo el otro y de alguna mágica forma nuestras piernas se coordinaban para no enredarse por lo que estar parados de esa forma no resultaba extraño para ninguno de los dos. Era casi necesario. Yo tenía una necesidad de su piel y su calor qué el parecía compensar dejando que anduviera de encimoso con él. Mi piel era fría, la de él caliente, éramos fuego y hielo.

-Dr. Jones.

Intenté apartarme para voltear a ver quién me llamaba, no era raro que alguien me saludara en la calle, o me agradeciera por "salvar" a algún familiar.

Una cosa que tienen los pacientes en común es creer que uno los recuerda a todos, se te acercan con sus sonrisas esperanzadas y uno miente. No los recuerda, simplemente finge que si y les devuelve el saludo diciendo que no fue nada y que lo hicieron genial, que se recuperaron tan bien que apenas si lo reconoces. Lo cierto es que la mayoría del tiempo no los reconoces, pero uno miente, yo siempre fui un buen mentiroso.

Estaba preparándome para eso pero Romeo volvió a apretarme a su pecho para que me mantuviera en mi sitio y nos giró a ambos manteniendo el gesto. No sé como lo hizo, pero de alguna manera nuestros cuerpos estaban tan coordinados que conseguimos darle cara a los recién llegados sin siquiera separarnos un centímetros.

-¿Feto?-Murmuré con sorpresa llevándome un pellizco de parte de Romeo en advertencia.-Dr. Topal.-Me corregí al verlo acompañado de otras dos mujeres y unos cuantos niños que iban poniendo cosas en el carrito que para ese momento llevaban repleto. -Vaya.

La mujer que iba al lado de él y parecía mayor le dio un toque luciendo ansiosa por ser presentada. Topal lo entendió en el acto.

-Mamá el es el Dr.Jones. mi jefe de residentes.-Presentó Topal por obligación. Claramente quería estar en cualquier lugar menos aquí así que me preguntaba por qué carajos se había acercado en primer lugar para saludar.

-¿Jones? Este es el hombre por el que entraste a ese hospital?-preguntó la mujer nos observó a Romeo y a mi con un marcado desagrado donde nuestros cuerpos entraban en contacto. Cielos. yo no era un hombre de hacer sociales y esto era incómodo. Topal parecía pensar lo mismo porque sus mejillas se habían coloreado de rosa viéndonos como si no supiera que decir. Yo tampoco tenía idea pero por suerte mi esposo salvó el asunto.

-Soy Romeo, su esposo.-Le dijo tendiéndome el tarro de helado para que lo sostuviea por él mientras estrechaba la mano a los recien llegados con su mejor sonrisa, la duda estuvo marcada en el rostro de la mujer mayor antes de por fin aceptar su mano y forzar una sonrisa cortés.

Agradecí tener una excusa para no repetir el gesto de Romeo, vamos conocía a mi esposo, era del tipo que saludaba a todos por su nombre y con dos besos en las mejillas. No quería parecer odioso, ni tener que imitarlo, sujetar el pote de helado parecía una buena excusa mientras Romeo se encargaba de los sociales.

-Vaya, mi Gabriel rechazó trabajar en John Stronger por trabajar con su esposo. Lamenté que mi niño no se quedara cerca de casa, su esposo debe ser un hombre increíble para que gabe nos dejara.

- mi esposo es un doctor increíble. -La corrigió Romeo sutilmente apretándome a su costado para dejar en mi pelo un beso casto. Eso hizo a la mujer hacer una mueca.

-¡y cuanto llevan juntos?

-acabamos de casarnos.

-oh ¿casados?-Dijo intentando disfrazar su tono escandalizado de sorpresa. Bueno creo que La sorpresa era sincera.

-si, de hecho apenas llegamos hoy de nuestra luna de miel-Admitió Romeo mostrándole nuestras alianzas. La mujer abrió la boca y la volvió a cerrar pareciéndose un pez fuera del agua

-Bueno, mamá, ya saludamos. Un gusto verlo doctor. No sabía que había vuelto, nos veremos en el hospital.-Dijo Topal ligeramente incomodo.

-oh pero no le has presentado a tu novia.-Dijo la mujer agarrando a la muchacha que venia con ellos y la lanzó hacia adelante como un tributo a los lobos. Jesus, odiaba a ese tipo de mujeres, claramente no le agradábamos pero se estaba esforzando duro por agradarnos a nosotros. Suponía que por Topal.-Ella es Annie, llevan juntos 4 años. Nos preguntamos cuando darán el gran paso

-justo lo que yo también me preguntaba-murmuré con sarcasmo para mi esposo. Odiaba cuando la gente se limitaba a soltar datos irrelevantes.

-non essere cattivo, amore.-me susurró Romeo como adivinando mis intenciones mientras presionaba sus dedos en mis costillas con más fuerza. Su sonrisa se amplió a las mujeres frente a nosotros.

-lo siento, que has dicho?

-Coppia piu dolce, lo siento, sono italino. Decía que hacen una pareja muy bonita, una ragazza preciosa. Realmente ha sido un placer conocerlos. Pero nos esperan en casa para una cena, buonanotte-Romeo cortó el contacto y se lo agradecí. Vamos acababa de evitarme el ser desagradable con aquella mujer del mal.

sí, definitivamente él era el bueno de los dos.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro