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11

Joder.  Últimas 48 hs como hombre soltero.

Volví a balancearme hacia adelante. Gimiendo mientras apretaba mis manos,  una  en los hombros de Romeo para mantener el equilibrio la otra en mi polla. Las manos de Romeo en mi cintura me ayudaban a moverme sobre él mientras me llenaba. Tan...

Me corrí con un grito, mi cuerpo se estremeció  y me dejé caer sobre él disfrutando de los espasmos del orgasmo que abandonaba  mi cuerpo.

Con los ojos aun  cerrados dejé que Romeo nos hiciera rodar a ambos sobre la cama , mis piernas flanquearon medio muertas a los lados de él mientras tomaba el control. Su boca sobre mi piel besó mis pezones mientras  me estremecía debajo de él recibiendo sus estocada finales hasta que ambos estuvimos satisfechos.

—Buon giorno—me saludó.

Abrí los ojos por primera vez en el día recibiendo de recompensa la sonrisa de pasta de dientes de Romeo. Me miraba con sus ojos achinados, su cabello revuelto del reciente despertar y aun un poco acalorado por el orgasmo.

Me reí,  no sé porque lo hice, solo me reí saben, como que sentía algo cálido en el pecho cuando estábamos así. Solo así.

La compatibilidad entre nuestros cuerpos era absoluta. No había duda alguna de ello.

Me dejó un beso en los labios y apoyó sus brazos a los lados de mi cuerpo para salir de mi pero lo retuve apretando mis rodillas a los lados de su cintura.

—Aun me quedan 5 minutos. —Le dije viendo el reloj en mi mesita. —Quédate un momento más así. Solo...

Romeo no necesitó que terminara de explicarme,  se acomodó sobre mi dejando que su peso me aplastara, se sentía tan bien entre su cuerpo caliente y el colchón,  me contorné inconscientemente apretándome a su cuerpo mientras él me regaba la piel de besos holgazanes.

—El tiempo que quieras, amore—Me dijo. Y sip, para mi el tiempo podría haber sido para siempre en es ese momento. En ese segundo en el que solo estábamos nosotros yo lo amaba, y él  me amaba de vuelta, dos idiotas creyendo en un final feliz. Creyendo que todo iba a salir bien y entonces sonó la alarma.

—Ahora sí, muévete. —Me quejé seguro de que lo haría rodar los ojos.

Lo hizo.

Romeo gruñó medio en broma y rodó a un costado para dejarme sitio.

—Último día como Dr. Jones—Me dijo tranquilo viéndome desde la cama mientras me ponía de pie y buscaba algo de ropa para ducharme. Le sonreí como respuesta, habíamos llegado al acuerdo de combinar nuestros apellidos.

Que ni yo quería dejar el mío, ni él el suyo.

"Jones D'Angelo" sonaba mejor que "D'Angelo Jones" así que después de un largo análisis decidimos adoptar ese orden de apellido.

—Dr.Jones D'Angelo—Saboreó las palabras, su cabeza descansando en la mano cuyo codo se hincaba en la cama mientras me observaba. —Me encanta como suena.

—Suena a traba lengua —Le dije, aunque sí, me gustaba como sonaba.

Sus ojos cálidos me sonrieron como si no acabara de ser odioso.

Una de las cosas que me gustaba de Romeo era la manera en la que desviaba mi veneno como si acabara de lanzarle una bola de algodón de azúcar en vez de un comentario mordaz.

—Suenan a que eres mío.

Me acerqué de nuevo hasta la cama y me incliné para darle una palmadita en el pecho antes de besarlo—Suena a que estoy contigo.

Hice énfasis en la palabra estoy, vamos, que no era cosa para ser de nadie. Yo No ERA de nadie. Nunca me había gustado que me cosifiquen. Yo era persona, con voz y voto. Creo que ni a Mónica le había dejado que me tratara de esa forma y era su hijo, pero apenas había aprendido a decir no, esa había sido mi palabra favorita en el mundo. 

A veces solo decía no por el placer de decirlo.

—Siempre tan orgulloso, Amore—Me dijo divertido—Tendré que hacerte cambiar de opinión.

Romeo me atrapó entre sus brazos y terminamos  rodando un rato más entre besos y forcejeos juguetones. Él terminó sobre mi, su mano acariciando mi cabello, nuestros cuerpos enredados mientras me observaba pacíficamente desde arriba.

—Llegaré tarde...— Dije con mis brazos muertos a los lados de mi cabeza en rendición.  Honestamente no quería apartarme de él.

—Es tu último día, Jed.

—Lo sé, dejaré a los fetos ser felices por casi un mes— Le dije acariciando su pecho—Necesito molestarlos al menos hoy, sabes que me nutro  de su miedo.

Eso hizo que Romeo soltara una risa sincera antes de darme un último beso y por fin dejarme ir a la ducha.

Cuando salí de la regadera Romeo me esperaba en la  cocina con una tasa  roja  en la mano.

—No hacía  falta—Me acerqué y me senté en su regazo viendo el desayuno que había preparado. Había café, jugo, cereales y bollería que parecía recién salida del horno, Romeo las dejaba congeladas a medio cocer para darles luego un último golpe de horno. Eran geniales. Me abracé a su cuello y dejé que mi mimara, sí,  Romeo tenía esos detalles que hacían que quisiera desayunármelo por segunda vez.

—Ningún novio mío sale de la casa con hambre—me dijo alcanzando un bollo y el café mientras dejaba que me recostara perezosamente en su pecho.

Sí, era un hueso duro de roer pero como  que a veces me nacía lo meloso. Ya saben... y como quien dice,   de las peleas, la mejor parte es la reconciliación, desde la pelea  por Eddy no habíamos vuelto a discutir, estábamos en una tregua en la que todo era color de rosas.

Desvié la vista hasta el rincón donde antes estaba la cunita de Eddy y suspiré al ver el sitio vacío. De pronto ya no tenía apetito. Estaba por levantarme del regazo de Romeo para terminar de arreglarme pero en cuanto me incliné hacia adelante para dejar la tasa volvió a sentarme sobre sus piernas.

—Tráelo de vuelta.

—¿Mhh?

—A Eddy, puedes traerlo de vuelta, Jed. Cuando volvamos de la luna de miel—Rodó los ojos.

Me giré son sorpresa y comencé a llenarle el rostro de pequeños besos cortos que lo hicieron reír a pesar de que se hiciera el rudo.

—Gracias—Le susurré.

—Quiero verte feliz Jed, solo estaba enojado. Lo siento. Quería... no se que quería. Solo... tráelo a casa amore, no me gusta verte triste—Romeo acarició mi rostro antes de dejarme un beso en la nariz.

Le di un último sorbo al café y me puse de pie con el resto de mi bollo en la mano. —Tengo que terminar de arreglarme— Le dije con una mirada de disculpa.

Sí, todo esto estaba muy lindo, pero yo de verdad, de verdad necesitaba terminar de cambiarme o llegaría tarde.

Romeo rodó los ojos, medio divertido medio resignado y soltó un : 

—ve.

Me dio una palmada en el trasero y Vi por encima de mi hombro como se apropiaba de los restos de mi taza, aún medio adormilado lo ví fruncir el ceño al contenido alquitranado.

—No sé cómo tomas esto. —Se quejó y me reí al verlo tomar un segundo sorbo—No estoy seguro de si es veneno o combustible para aviones.

Sí, tomaba el café muy negro, muy cargado y muy amargo, ya saben. No le respondí, siempre tenía algún comentario para mí néctar matutino pero al final terminaba tomándolo. A veces creo que solo le gustaba quejarse.

Terminé de agarrar lo que necesitaba en el momento en el Romeo apartaba la taza ya vacía. Sus  ojos se posaron en mí que ya estaba listo para salir

— ¿Necesitas que te lleve? —Preguntó, aún se veía adormilado.

—¿Trabajas hasta tarde hoy?

Asintió.

—Quédate entonces, descansa—Ofrecí— Le diré a Eric que pase por mi.

Romeo se tensó y su tono cambió por completo cuando  me dijo:

—Yo te llevo, Jed.

Genial. Ya se había molestado conmigo.

Suspiré. Todo el aire festivo de la mañana se evaporó en un abrir y cerrar de ojos.

Como prometió Romeo me llevó hasta el hospital . El silencio entre nosotros se había vuelto tenso. ¿ podía ser tan idiota? Me pregunté viendo los músculos contraídos en sus brazos mientras manejaba.

—No tengo ningún enamoramiento secreto por él. —Le aclaré en tomo obvio—Es mi mejor amigo, solo eso.  Estamos a días de casarnos, ¿podríamos no pelear  solo porque estas celoso?  Ya no se como demostrarte que estoy contigo. Yo... —sacudí la cabeza—te quiero¿ si?

—lo siento amore. —Romeo miró adelante y suspiró sin querer verme.

Vaya...

—En serio estas celoso. —Me di cuentas—¿Desde cuando? Es por el beso de la otra vez? Porque no significó nada, no hay nada físico entre él y yo...

—Ese es el problema—Romeo se giró a contemplarme ¿cansado? —todo es físico sobre nosotros.¿no?

—¿De que hablas?

—Te gusta mi polla. Es un hecho. Pero después  de eso corres a sus brazos. Eric lo hace de esta forma, Eric lo hace de esta otra, dos palabras,  una anécdota de algo que hiciste con él. Has hablado tanto de él en el último tiempo que sé hasta su talla de zapato!

—Viví 8 años con él, es normal.

—Pero ya no vives con él Jed, se supone que ahora vives conmigo pero parece que tu no lo entiendes. Lo único que sabes decir es :  Necesito ir a algún lado, llamaré a Eric, necesito hablar con alguien:  llamaré a Eric, necesito un consejo, llamaré a Eric, ¡ah!...  Eddy necesita algo, Llamaré a Eric. tuve un mal sueño ¿Qué puedo hacer? Oh ya sé,  Le escribiré a Eric para que me distraiga cuando el idiota de Romeo está durmiendo al lado mío. ERIC, Eric, Eric  Anoche dijiste su nombre en sueños.

¿Qué yo hice que?

—Me siento como el consolador que usas para que te joda, eso es todo. Ya no sé  si quiero casarme contigo. Claramente tu ya tienes un esposo. Y él  si le agrada a tu familia. Yo soy el tipo malo del cuento.

Okey... mis ojos se abrieron como platos.

—¿De qué demonios estás hablándome? ¿Quieres suspender la boda? —No era cierto. No podía ser cierto ¿o sí? —Ya enviamos las invitaciones, la gente ya confirmó , Romeo ¿ya no quieres casarte conmigo? —Desvió la vista—Joder, ¿tenías que esperar a dos días antes de casarnos? ¿Es alguna morbosa clase de venganza? ¿Que se supone que diga...?¡joder!

—¿Lo ves? No importa una mierda lo que yo haga, lo que te importa es lo que tus colegas van a pensar —Soltó una carcajada sin gracia — Esto e una  puta mierda, jed.¡fa schisfo!

—Okey.okey—Déjame entender esto. Estaba en shock y Romeo empezaba a maldecir en italiano lo que indicaba que las cosas estaban mal. Un minuto—¿me estas dejando porque yo sugerí que llamaría a Eric para que me pasara a buscar? —Estaba que flipaba, era hilarante—Le quedaba  de pasada el hospital ¡no es la gran cosa! Solo quería que descansaras. Dios, solo intentaba ser amable—Me llevé  las manos al rostro—Romeo...¡ maldita sea!

Lo miré incrédulo y abrí la puerta del coche para bajarme. Sí, el coche era mío,  pero estaba indignado.

—Olvídalo quieres, ¿Sabes que? Olvídalo. Haz lo que quieras. Quieres cancelar la boda. Cancélala —Salí del coche furioso. Dios. Sentí la puerta del conductor abrirse y no terminé de dar dos pasos en dirección al hospital que Romeo  estaba  detrás de mi.

—No quiero cancelarla, ¡tu quieres hacerlo!

¿Qué yo quería?  ¡yo no quería hacer nada!

—¿Qué pero  p-pero de qué demonios hablas? —Yo me estaba perdiendo algo. Lo digo en serio no entendía nada de esa mierda en ese momento.

Romeo me atrapó por uno de mis codos y me atrajo hasta su pecho besándome y como un idiota aturdido de me dejé hasta que se apartó y me miró a los ojos apoyando su frente con la mía.

—Quiero que me elijas Jed, ¿Es tan difícil que  lo entiendas? Quiero que me busques cuando tengas un maldito problema. Estoy dejando todo atrás  por ti. Estoy aterrado y tu a la primera de cambio me mandas a volar. Otra vez. —me recriminó sacándome en cara una vez más lo que había pasado hacía años.

Suspiré ,  dios... Romeo parecía que nunca me perdonaría el que lo hubiera negado frente a mi familia cuando tenía 16.

¡era un crío! Un jodido crío pasando un infierno de cosas.

—No sé qué quieres de mi. —susurré.

—Seguridad. Dame la seguridad de que no estoy cometiendo el peor error de mi vida al elegirte Jed.

Yo no podía darle esa seguridad. Yo no la tenía, de hecho por entonces yo era incapaz de ver lo que Romeo veía. Porque sí, a pesar del tiempo lejos  Romeo aún tenía la habilidad de leerme mejor incluso de lo que yo me leía a mi mismo.

Hola mis amores, aquí volviendo de entre los muertos con esta historia que llevaba muho sin actualizar. En fin les dejo doble cap. Nos vemos

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