Era primer día de clases, estaba soleado, ya que era verano. Raquel y su mejor amigo Daniel estaban sentados juntos viendo a la profesora anotar en el pizarrón los ejercicios de matemáticas.

-QUEEE aburidooo!- dijo Raquel empezando a calcular la tabla del ocho que no se sabía bien.

(Tienen que saber que ellos tienen 12 años)

-Lo tienes que aprender, sabes que algún día lo nesesitaras, si no lo sabes hacer te meteras en problemas más adelante- Le explico Daniel, ya que a él siempre le gustó Matemáticas, pero aveces si y aveces no, bueno, eso depende.

Al terminar la clase Daniel le pide a Raquel hablar con ella en privado, Raquel acepta, cree que tiene un problema, pero resulta ser otra cosa mucho más seria.

El año pasado, Raquel empezó a sentir sentimientos muy fuertes por Daniel, el cual obviamente no tenía ni idea de eso, Raquel tampoco le quería decir por miedo a que la rechazara, pero en el fondo ella soñaba con ser su noviz y estar con él para siempre, (era la primera persona que la había enamorado de esa manera).

Cuando llegaron a un rincón (el más tranquilo del colegio) Daniel habló primero.

-Ehhh, Raquel... Tengo algo que decirte- dijo con nervios - Mira... Nos conocemos de hace mucho tiempo y... Ehh, como decirlo.... Mmmm, empecé a sentir algo por ti...

Raquel quedo como una estatua pensando que estaba soñando y que de seguro eso no era verdad. Daniel siguió.

- Y quería preguntarte si sientes lo mismo...

-Mira...- Raquel por fin pudo hablar - Sabes, siento algo por ti tambien, pero desde el año pasado - Daniel estaba saltando de felicidad.

-Oye... ¿Quieres ser mi novia?

Hubo un silencio, pero no fue un silencio incómodo, sino que se sintió como un silencio nesesario para los dos.

-Si-sí cl-claro.

Cada uno se fue a su casa cuando las clases terminaron.

Los dos durmieron pensando que ese fue el mejor día de su vida, pero no sabían que su suerte mejoraría cada vez más que antes.