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Capítulo 9

─Muy bien, espera nuestro turno.

Se acomoda los audífonos mientras juega con el cable y espera el turno del productor. La canción suena y se concentra al cerrar los ojos, sólo concentrándose en la música, entonces truena los dedos al seguir el ritmo.

I'm gonna make a change,
For once I'm my life
It's gonna feel real good,
Gonna make a difference
Gonna make it right

As I, turn up the collar on
My favorite winter coat
This wind is blowing my mind
I see the kids in the streets,
With not enough to eat
Who am I to be blind?
Pretending not to see their needs

A summer disregard, a broken bottle top
And a one man soul
They follow each other on the wind ya' know
'Cause they got nowhere to go
That's why I want you to know

I'm starting with the man in the mirror
I'm asking him to change his ways
And no message could have been any clearer
If you want to make the world a better place
(If you want to make the world a better place)
Take a look at yourself, and then make a change
(Take a look at yourself, and then make a change)
(Na na na, na na na, na na, na nah)...

La canción termina, y Michael sólo limpia unas cuantas lágrimas que salió sin querer de sus ojos marrones. Frank entra al estudio apagando su pipa, toca del hombro a su amigo.

─Tranquilo, Michael. Lo has hecho bien, ahora descansa un rato, ¿de acuerdo?

Michael asiente con la cabeza, sale del estudio pero se detiene al recordar algo, gira el cuerpo y regresa hacia su amigo.

─Frank.

─Dime, muchacho.

─¿Tienes el número de casa de Julianna?

─No... pero puedo pedírselo a Madison ─, coge el teléfono de inmediato y hace girar la rueda ─, ella y Madison son buenas amigas. Hace unos minutos, Miranda me comentó que hace dos días fue a nuestra casa y la conoció, que le pareció muy agradable la muchacha y demasiado bonita.

Michael sonríe de lado.

─Es una chica muy atractiva... ─. Susurra para él mismo.

Frank lo mira de reojo al alcanzar oírlo.

─Madison, hija ─, hace pausa ─, sí, lo sé. Sé que es tarde, pero sólo llamaba para que me pases el número de Julianna. Michael lo necesita.

─¡Frank! ─. Avergonzado, le susurra.

─Bien ─, termina de escribir el número de una hoja y vuelve a hablar ─: descansa, hija. Y besos a tu madre. Adiós.

Frank cuelga y le da el papel a Michael.

─Gracias ─. Dice con cierta timidez.

─De nada. Ahora descansa. Tienes dos horas para que duermas y después volvamos a repetir.

Michael le palamea en en pecho y sale del estudio. Llega a una sala grande, decorado de rojo oscuro y unos sillones de piel color negro. Agarra una manta suave, se recuesta en el sillón cómodamente y sin más, cierra los ojos guardando el papelito en su bolsillo del pantalón.

~•~

40 minutos.

Sólo 40 minutos logró dormirse.

Sólo mira la lámpara prendida a su lado y no hay nadie a su alrededor que pueda hacerle solamente un poco de compañía. Rindiendose, se endereza, se friega los ojos, quita la manta suave de su cuerpo y se pone sus mocasines negros. Observa el reloj que está enfrente de él que marca casi la una de la mañana.

Una buena hora para despertar.

Se estira el cuerpo poniéndose de pie, camina por la sala para mirar a través de la ventana el cielo estrellado. Mete su mano en el bolsillo al recordarlo nuevamente.

80253015

Mira el teléfono que se encuentra a lado de él. Se muerde el labio inferior y sin pensarlo mucho, lo agarra casi con nervios y gira la rueda para marcar los números.

Ella bosteza por tercera ocasión en la noche.

Sacude la cabeza para tratar de ponerse activa, bebe de la taza de café que se sirvió hace unos minutos, y continúa escribiendo en las hojas lo que tiene pendiente en su mesa de la sala. El teléfono suena, haciéndola perezar unos segundos, mira la hora en su muñeca y rueda los ojos con algo de diversión. Se pone de pie y agarra el teléfono.

─No, aún no me decido si ir o no. Ahorita me encuentro escribiendo algunas cosas, porque mañana me espera un día muy largo, así que mañana cuando te vea tal vez te lo confirme. Además, ¿qué haces despierta?

Soy... Michael.

Abre los ojos como platos por la sorpresa.

¡Ay Dios santo!

Disculpa, creí que eras Madison.

No importa...

Pasan unos segundos y ella decide hablar.

─Perdón, ¿se te ofrece algo?

Quería saber como iban las cosas allá.

─Bien. Todo bien, estoy a punto de terminar los escritos.

¿Te falta mucho?

─Poco. Muy poco, en realidad.

Escucha un suspiro de él, haciendo estremecer a Julianna.

─¿Todo bien?─. Le pregunta casi en un susurro.

Sí. En realidad... no.

─¿Sucede algo grave?

Sucede que... no puedo dormir.

─¿Por qué no puedes dormir?

A éstas horas de la madrugada siempre estoy despierto, y Frank salió. Pensé en ti... imaginé que estarías despierta  ─, inevitablemente suspira ─, sufro insomnio desde The Jackson Five.

¿Dónde estás? ─. Bebe del café.

En el estudio MJJ. Estoy en una sala sin nadie a mi alrededor.

─¿Estabas grabando una canción?

Sí, una canción.

─Se me ocurre que... puedes tomar un poco de belladona, pero es casi nada. Te advierto que es peligrosa esa medicina.

Creo que ya había oído de esa medicina. ¿Dónde la puedo conseguir?

Yo tengo. Pero, por precaución, ¿sufres de algún problema del corazón?

No, para nada.

Mañana te lo llevo, Michael.

En un momento así, ella imagina, solo concentrándose un segundo, como sería si Michael estuviera allí, cerca de ella. Imagina como le quitaría esa taza de café que bebe, y que sin esperarlo, se acercara a ella y la besara con dulzura.

Pero que idioteces estoy pensando, piensa.

Tengo que volver a grabar la canción, así que tengo que irme.

─Está bien. Trata de dormir.

Sí, descansa. Nos vemos mañana... o bueno, dentro de unas horas.

─Descansa, Michael.

Cuelga la llamada, suspira fuertemente y cierra los ojos por unos minutos.

~•~

Se lleva dos termos de café, su bolso lo cuelga en su hombro y toma las llaves del apartamento.

Al salir a la calle, se dirige a la estación de trenes, apresura un poco los pasos y al llegar, saca una moneda y lo pasa por la máquina para girar las cosas metales. Se detiene frente a la entrada donde llega el tren, mientras lo espera, se toma del café de a ratos.

Luego de unos diez minutos del viaje en tren, baja por las escaleras para llegar a la calle, camina todo derecho, da la vuelta, se cruza en una calle y llega al enorme edificio cuyas letras gigantes dice EMPRESA MJJ. El portero abre la puerta y la saluda con amabilidad sin dejar de mover la cabeza, ella lo imita y pasa, muestra su credenciales oficial, se dirige al elevador y presiona el boton piso 30-35.
Llegando al piso deseado, deja los cafés en su escritorio y se quita el abrigo.

Al pasar las horas, y al ver que son las 8:00 de la noche, Julianna termina de escribir la última hoja que hacia falta. Acomoda con perfección las hojas que imprimió hace unos minutos, se pone de pie y se estira por un buen rato. De pronto, su estómago ruge debido al hambre.

─Que día tan pesado, de veras.

Su vejiga le avisa que es hora de hacer sus necesidades, ella manda a imprimir las demás hojas que escribió en la tarde y se dirige al ascensor.

Llega a los baños para hacer sus necesidades, después baja la palanca del baño y llega al lavabo, de la bolsa delantera de su traje saca su labial color rojo, se lo aplica y se admira por un buen rato en el espejo. Se lava las manos y se suelta el cabello, acomodándo parte de él.

Hay muy poco empleados al salir de los baños, toma el ascensor para llegar al piso deseado, se dirige a su escritorio y ve que el fax ha terminado de imprimir.

Comienza a acomodar los papeles de igual manera que hace unos minutos, y coge un folder para anexar el otro monto de hojas.

Se dirige a su bolso para sacar su apreciado Walkman y audífonos.

Siente cansancio, pero la música en español le levantan los ánimos. Es raro, por que está cansada y tiene sueño, pero cantar le hará estar un poco más activa.

Cuando llega a la sala de los archivos, camina hacia una esquina donde presiona los botones anotando el código de seguridad, haciendo que suene un sonido, avisando que la puerta se puede abrir.

Un pasillo se alumbra, visualizando el corto camino, donde ella pasa y llega a un mueble grande, deja las hojas un momento en él, se pone los audífonos, da vuelta el casete poniendo a Luis Miguel.

Si tú me hubieras dicho siempre la verdad,
si hubieras respondido cuando te llamé,
si hubieras amado cuando te amé
serías en mis sueños la mejor mujer.
Si no supiste amar
Ahora Te Puedes Marchar.

Comienza a acomodar las hojas en las cajas de los archivos y sigue cantando:

Si tú supieras lo que yo sufrí por ti,
Teniendo que olvidarte sin saber porqué,
Ahora me llamas, me quieres ver.
Me juras que has cambiado y piensas en volver,
Si no supiste amar,
Ahora Te Puedes Marchar.
Alejate de mí
No hay nada más que hablar.
Contigo yo perdí,
¡ya tengo con quien ganar!

Yo sé que no hubo nadie que te diera lo que yo te di
Que nadie te ha cuidado como te cuide.
Por eso comprendo que estás aquí,
Pero ha pasado el tiempo y yo también cambié.
Si no supiste amar,
Ahora Te Puedes Marchar.

Cierra los cajones con fuerza, se mueve un poco al ritmo de la canción, da vuelta y se golpea con algo tibio frente a ella, a lo que le causa un susto.

¡Ay Dios mío! ─. Habla con en español.

Él ríe al oír eso.

─En inglés, por favor.

Ella asiente con la cabeza y le dice:

─Dije... ay Dios mío ─. Se mueve nerviosamente.

─Te he asustado, ¿verdad? ─. Pregunta con un aire de timidez.

─Sí, no tanto... yo estaba escuchando música y no escuché que alguien entró.

Michael le quita los audífonos y lo pone sobre la mesa.

─Creí que ya vendrías para acá ─. Le da la espalda y abre otros cajones.

─Iba a venir temprano como siempre, pero hoy tuve que acompañar a Tatiana al aeropuerto.

─Entiendo.

Mira hacia atrás y Michael la mira de forma... diferente.

─¿Se te ofrece algo, Michael?

─Quería saber si ya vas para tu casa ─. Pregunta aún con esa timidez.

─Aún no, tengo que ir Walmart comprar algo de despensa ─. Al fin se atreve a mirarlo.

─¿No crees que ya es tarde para ir?

─Tal vez, pero no me va a pasar nada ─. Alza los hombros.

─Permíteme acompañarte, entonces.

Julianna piensa rechazarlo, pero pronto nota que ambos ya están saliendo de la sala de archivos.

Luego de recoger sus cosas de su escritorio, y de pasar el último piso, dan con el estacionamiento, está completamente vacío, pero no hay nada tenebroso.

Michael le abre la puerta y ella sube casi confusa de la situación, mira sus manos y se encuentra casi temblando.
Michael sube y prende el motor para salir del estacionamiento y dar con las calles de Los Angeles.

─¿Cómo...? ─, se aclara la garganta y lo mira a los ojos en cuanto se detienen frente al semáforo rojo ─. ¿Cómo piensas entrar?

─No pasa nada, siempre tengo la solución para eso.

Julianna alza una ceja.

Avanza en cuanto el semáforo cambia a verde. Da unas vueltas más hasta llegar al estacionamiento de Walmart. No están tan alejados de la entrada, pero si lo suficiente para no llamar la atención de un Ferrari.

Michael apaga el motor y prende la luz dentro del auto, Julianna deja unas carpetas en los asientos de atrás, mira a un costado del estacionamiento y luego enfoca su atención a su jefe.

─Vamos.

Michael baja del auto y casi corre para abrirle la puerta, a lo que ella enseguida baja.

El aire cálido corre, así que no hay necesidad de usar un abrigo que la cubra. De nuevo enfoca la atención hacia a él, pide en una oración que esto no se convierta en un escándalo entre la gente que habita allí.

Sin esperarlo, Michael toma su mano de manera familiar, la estremece y suelta un suspiro.

De entrada, la gente los mira con cierto morbo, pero avanzan sin querer llamar más la atención. Caminan hasta dar la leche que está dentro del refrigerador.

─¿Qué vas a comprar?

─Sí... aquí lo traigo ─, saca un papel de su bolsa y lo expande para visualizar tales palabras ─. Huevos, leche, pan, latas de Coca, mantequilla, detergente, barnices verde y rojo... y café para tomar.

Michael asiente con la cabeza y camina con el carro por la leche, que agarra dos de ellas.

Al pasar por los productos, la gente no deja de mirarlos, y ella no puede controlar sus nervios.

─Sólo faltan tus barnices, ¿en donde se encuentran?

─Michael ─, lo agarra nerviosamente por el brazo y se acerca a él a susurrarle ─: dos guardias nos están siguiendo.

─No estés intranquila, saben quién soy.

─¿Seguro?

─Sí, hablé con ellos hace unos segundos, pedí un poco de... refuerzos ─, ríe un poco aún con el cubre bocas encima, y señala a lo lejos ─. Ahí vienen tres más, así que no hay de que preocuparse.

─Me siento como una criminal.

Michael ríe y acaricia su mano donde sujeta aún su brazo.

─Yo me siento como un famoso.

Ella ríe de igual manera ante su comentario, Michael la toma de la mano con cierta ternura y no la suelta hasta que llegan a la sección de belleza.

Rápidamente Julianna busca los barnices que desea, y en un lugar de llevarse dos, se lleva seis de ellos. Regresa con la idea de que Michael está detrás de ella, y no lo ve... hasta oír un chillido del otro lado.
Camina hasta el otro pequeño pasillo y lo que observa la sorprende.

¡No lo puedo creer! ¡esto debe ser un sueño!

─¡Te amamos! ¡eres nuestro mundo, Michael!

Dos chicas, como de 15 años alaban a Michael como si fuera un Dios. Él les firma en una de las playeras y en su disco Thriller, que brilla ante una lámpara que se encuentra a lado de ellos.

De pronto, alguien la toma del brazo de ella con algo de fuerza.

─Acompañenos, por favor. Sus compras las tendrá en unos segundos.

Luego se oye un griterío no tan lejos de donde están, el guardia la carga alzándola del piso y corre hacia donde está Michael. Otros guardias corren a taparlos y a guiarlos a la salida más próxima, lo cual se vuelve imposible.

El griterío, los chillidos de alegría no tardan en aparecer, al igual que la gente no tarda en aparecer en sus campos de visiones.

Se vuelve un verdadero escenario ante sus ojos, sus nervios la opacan y ella suelta un chillido de susto al ver como una chica brinca desde una silla para poder atrapar nada más y nada menos que a Michael Jackson.

¡A UN LADO!

Los guardias empujan a toda la gente sin soltarlos. Él la agarra la mano y la jala hacia al pasillo que da por fin a la salida.

La camioneta se detiene y él, con una facilidad impresionante, sube a Julianna a la camioneta con sus propias manos, y luego se sube detrás de ella casi al mismo tiempo que la camioneta sale del estacionamiento como un rayo de luz.

Julianna mira hacia atrás con la respiración agitada y casi con el cabello revuelto, observa su ropa y nota que todos los botones que yacían en su saco azul marino se rompieron.

─¿Te encuentras bien, Julianna?

Michael se acerca a ella sumamente preocupado.

─Sí ─,  parpadea un par de veces y hace el intento de tapar su blusa casi transparente ─. Estoy bien.

─He de comprarte un nuevo uniforme ─. Habla con la mirada fija en la silueta del cuerpo de ella.

─¿Cómo crees? No te preocupes.

─Me preocupo ─, lame sus labios y mira por atrás ─. No pasó a mayores... ¿cierto?

Ella jadea y luego ríe.

Michael la observa con una sonrisa de oreja a oreja, y la acompaña entre las risas y la música que suena bajo por el estéreo.








Buenas noches, espero que se encuentren bien. 💜

Les traiga nuevamente un capítulo más, espero que les esté gustando conforme sigue la historia, de igual manera con Robar A Mi Chica de Natlondon_1994 (cuenta mía con primera historia de Harry Styles).

Quisiera que me dejaran sus comentarios, y me apoyaran con un voto.

Amor y paz. ✌🏼💜

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