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Capítulo 7

─¿Nerviosa?

─Un poco.

Michael la observa a través de los lentes negros Ray -Ban. No deja de mirarla y de pronto se muerde un poco el labio inferior.

Julianna, Julianna... bonito nombre.

Abre los labios para decirle, pero parece pensarlo mejor. ¿Acaso olvida que está casado?

Y no... pero quiere hacerlo, siente la necesidad de hacerlo, entonces su sexo comienza a despertar y él aparta la mirada y siente morirse de la vergüenza.
Por otro lado, a Julianna le falla ligeramente la respiración por el ambiente y es cuando las puertas de metal se abren. Ella deja escapar el aire y él se da cuenta. Ambos salen de la caja metálica y caminan por un largo pasillo, entre las paredes hay cuadros de pintores famosos. Él empuja la puerta de madera y entran ambos allí. La asistente los mira y ellos se acercan a ella.

─Buenos días, ¿Qué se les ofrece?

─Soy Julianna Casanova, secretaria del señor Jackson. Tenemos una cita con su jefe, el señor Bannon.

─Permítame un momento ─. Revisa entre la agenda unos segundos y después se pone de pie para entrar a la oficina de su jefe. Después aparece ella saliendo y les dice ─: Pueden pasar.

Michael deja que primero se adelante Julianna y después él.

El señor Bannon da vuelta ya que se encontraba mirando la ciudad. Sus ojos viajan en Julianna. Claro, no podía faltar eso. Él le sonríe y después la quita al ver a Michael.

─Señor Jackson.

Deja su pipa en el cenicero y se acerca a ellos.

─Un placer conocerlo por fin ─. Estrecha su mano.

─Igualmente ─. Michael le da la mano y ambos retiran la mano.

─¿Y ella debe ser...?

─Casanova, Julianna Casanova, secretaria y asistente del señor Jackson ─.Habla con formalidad ─. Un placer conocerlo, señor Bannon.

─Lo mismo digo, señorita Casanova ─. Coge su mano y deposita un beso en sus nudillos.

Michael alza la ceja ligeramente.

─Por favor, siéntense.

Todos caminan hacia los sillones de piel. Julianna y Michael en el sillón de dos lugares y el señor Bannon en frente de ellos en el sillón que es para una persona.

─Bien, hablemos ─. Habla sin dejar de mirar a Julianna.

─Bien ─, habla Michael ─, ¿Qué es lo que quiere? ¿de qué servicios estamos hablando, señor Bannon?

─Mi idea es: construir una fábrica, vender productos de televisores. Sé que tomará mucho tiempo. ¿Usted que dice, señor Jackson.

Michael lo mira por unos segundos.

─No creo que sea mala idea, señor Bannon. Sólo tendremos que conseguir gente trabajadora, y demás. Lo último sería mi firma en un papel que la señorita Casanova le dará.

El hombre canoso enfoca su mirada en la chica. Ella se encuentra mirándolo pero después la retira para ver a Michael.

─¿Qué le parece?

─Perfecto, ahora hagamos esto. Tengo tiempo suficiente para que lo hablemos con calma.

─Bien.

~•~

Son las 7:00 de la noche cuando salen del edificio. El estomago de ellos piden comida. Se dirigen a la limusina y el chofer emprende el camino hacia un buen restaurante. Media hora después llegan, entran y la empleada les asigna una mesa, ambos se sientan y de inmediato piden la orden.

Julianna se queda mirando una pintura que se encuentra no muy lejos de ella colgada en una pared. Sus pensamientos poco a poco se envuelven en el señor Bannon. ¿O mejor dicho Bill?

Al terminar de hacer lo que tenían que hacer, Michael se estaba despidiendo de el señor Bannon, y cuando llegó el turno de Julianna le dijo Dime Bill, querida.
En ese momento no sabía que hacer, así que sólo asintió la cabeza sin poder confiar en lo que ella pudo haber dicho. Durante la tarde, cuando se topaba con la mirada de Bill, sus ojos le reflejaban deseo y lujuria, demasiada...
Lo único que ella podía hacer era dejar de verlo y concentrarse en lo que decían Michael y Bill. Entonces llegó a odiarse a ella misma, pero después de unos minutos desechó esa idea. Claro, ¿Cómo puede culparse de ser bonita y tener un cuerpo escultural? 

Por otro lado, Michael mira a Julianna, ella no se percata y eso le da la oportunidad de verla con más tiempo. Se pone el dedo índice en su labio.

¿Cómo puedes provocar a dos hombres al mismo tiempo?

Enfoca la vista en un punto fijo de la mesa, con el propósito de no mirarla, pues siente que si lo vuelve a hacer, pueda crearse ciertos  escenarios en su cabeza. Sin embargo falla, falla porque son esos labios, que han sido pintados por infinidad de veces, entonces comienza a seguir el contorno de sus labios.

Gruesos...

Entonces vuelve a ocurrir. Como impulso cierra un poco las piernas y sobre ellos pone un trapo blanco. Quita la mirada sobre ella y mira a su alrededor maldiciéndose a sí mismo.La mesera se acerca a la mesa y les trae sus órdenes. Ambos agradecen y sin más empiezan a comer.

─¿Y hace cuanto lo conoces al señor Bill Bannon?

Michael la mira a los ojos algo nervioso.

─Apenas lo conocí hace un año en una cena, siendo Michael Jackson nadie puede resistirse un autógrafo, ¿verdad?

Julianna sonríe sin poder evitarlo.

─¿Te sentiste incómoda? ─. Pregunta Michael utilizando un tono de preocupación.

─¿Incómoda? ─. Lo mira algo confusa.

─Sí, te miraba mucho, ¿no? ─. Michael junta sus manos y las pone sobre la mesa.

─Ah ─, deja escapar una risa nerviosa ─. Sí, me sentí algo incómoda, estoy acostumbrada.

─¿Es algo que te gusta? ─. Pregunta con interés.

─Dependiendo.

─¿Cómo qué?

En eso llega la mesera con unos helados y les pone el plato. Ella de vainilla y él de chocolate.

─Depende de quien me mira, y... si me hace sentir bien o no.

~•~

Michael le pide que espere mientras se dirige al recepcionista del hotel.

─¿En qué podemos servirlos?─. Pregunta el chavo con amabilidad mostrando su dentadura.

─Las llaves. Habitación 45 y 46, por favor ─. Dice Michael.

Su celular suena, él lo saca de su bolsillo.

─Disculpa. Entrégaselas a ella, por favor.

Se aleja del recepcionista y de paso de Julianna.

─¿Diga?

¡Amorcito!

Michael Jackson sonríe.

─Tatiana. ¿Cómo estás, amor?

Bien, ¿y tú, amorcito? ¿Cuándo regresas?

─Me encuentro bien, regreso mañana a las dos de la tarde, cielo. Pero antes pasaré a la empresa a checar unos...

Michael camina hacia la sala, pero se detiene. Su vista se dirige hacia una chica de pelo entre color rojo y café, piel blanca y ojos claros. Trae puesto un vestido negro muy pegado y provocativo. Michael abre los ojos en señal de miedo. ¿Miedo? ¿pero miedo por qué?
Mira hacia varios lados y trata de hallar salida alguna. Sí, una salida.

¿Michael? ¿bebé, estás allí?

Michael sacude la cabeza y vuelve a mirar la chica que se ha puesto de pie y que ahora se dirige a él. Michael retrocede poco a poco los pasos.

─Sí, amor. Lo siento. Me encuentro cansado. Mañana nos vemos, no te preocupes, ahora debo descansar.

Está bien. Sueña conmigo, amor ─, usa el tono de seducción ─. Te amo.

─Yo también ─. Y cuelga.

Da vuelta como si nada y toma del brazo a Julianna, y ella voltea.

─Sígueme la corriente, por favor.

Julianna lo mira con confusión, antes de preguntar el porqué, Michael coge su cintura con algo de delicadeza y con seguridad.

Michael Jackson...

Ambos miran hacia al frente y quedan un poco inmóviles.

─Lisa ─. Habla Michael.

─Que casualidad encontrarte aquí ─. Le sonríe y lo mira con sensualidad.

Julianna viaja su mirada desde abajo hacia arriba y nota que el vestido trae un hermoso encaje color negro que dejar vislumbrar sus pechos.

─¿Verdad que sí? ─, trata de no sonar tímido ─, Julianna ─, la mira a ella y ella a él ─. Te presento a Lisa Presley, hija de un amigo de mi padre.

Ella traga la saliva y mira a Lisa.

─Lisa, ella es Julianna Casanova, mi esposa.

¿Qué...?

─Mucho gusto ─. Lisa estrecha la mano y Julianna lo toma.

─Igualmente, Lisa ─. Ambas separan sus manos.

─Esposa de Michael Jackson, ¿eh? ─, dice con algo de ironía ─. ¿Cuánto tiempo llevan juntos?

─Tres años ─. Responde él.

─Casi un año después de que termináramos, Michael ─. Lo observa con recelo.

─Amor a primer vista, sabes como son esas cosas ─. Julianna trata de soltar una risa espontánea, provocando molestia en Lisa.

Para más convencimiento, Julianna saca una de las llaves de la habitación, seguido toma cariñosamente la mano de él, haciéndole sentir como si fuera real.

─Sería bueno que fuera larga la plática, sería estupendo conocerte ─, Julianna le sonríe amablemente ─. Pero Michael y yo nos encontramos muy exhaustos, deseamos descansar profundamente.

Michael asiente sin decir palabra alguna, agradeciendo en silencio.

─Entiendo perfectamente ─, sonríe mostrando su dentadura perfecta ─. Hasta entonces.

─Un gusto conocerte, Lisa.

─Igualmente, Julia.

─Julianna ─. Michael la corrige.

Lisa se dirige a él, y sin pudor alguno, se acerca a darle un beso de despedida casi cerca de la boca, susurrándole una palabra en tono de sensualidad.

Aún con las manos entrelazadas, se retiran dándole la espalda a la ex novia. Con la decisión de no mirar atrás, esperan pacientemente el elevador hasta abrirse las puertas.

Al estar dentro de ellas y con las puertas cerradas, Julianna retira tímidamente su mano  entrelazada con la de él, Michael lo nota mirándola de reojo, y sintiéndose muy estúpido por hacer tal espectáculo. Para sus adentros, comienza a sentir mucha vergüenza y quiere que la tierra lo trague en ése momento.

Ambos sobresaltan un poco cuando llegan al piso deseado. Michael le cede primero el paso a Julianna, así que ella sale. Se dirigen a las habitaciones separadas, Julianna introduce las llaves en el cerrojo y abre la puerta, prendiendo las luces con el interruptor.

─Espera un momento.

Gira el cuerpo hacia a él y lo mira con timidez al igual que él a ella.

─¿Puedo pasar un segundo a tu habitación? Quiero aclarar lo sucedido.

─No te presiones, Michael. Entiendo perfectamente y no pienso mal de ti ─. Trata de dedicarle una sonrisa honesta.

─Debo hacerlo. Odiaría no explicarte lo sucedido. No tomo más de cinco minutos.

Michael le transmite en la mirada urgencia y mucha vergüenza, haciendo que se convenza que debe, al menos, escucharlo.

Sin más, Julianna asiente con la cabeza y pasa por el marco de la puerta, después Michael entra y cierra la puerta a sus espaldas.

Da dos pequeños pasos y ella deja su bolso encima de la cama matrimonial perfectamente tendida.

─Quiero disculparme por hacer ese espectáculo tan bochornoso, no pretendía incomodarte, y tienes todo el derecho de estar molesta conmigo, y lo merezco.

Julianna asiente con la cabeza sin dejar de mirarlo y analizando sus palabras.

─Justamente hace tres años... iba a casarme con ella, a último momento -y quiero decir que justo antes de decir acepto en los votos-, terminé con ella, lo que teníamos no era lo que se dice ser amor; nuestra relación era muy tóxica, nos dañamos mucho entre nosotros... todo terminó muy mal ─, suspira pesadamente, recordando todos esos momentos de celos enfermizos de parte de ella que le montaba en cualquier lugar y en cualquier hora ─. Y hoy, después de ese día, la vuelvo a ver... el miedo me invadió por completo, y la única solución que encontré para que ella no me reclamara en público, era decirle que tú... eras mi esposa ─, la mira con timidez  ─. Ya me había visto y no pude esconderme de ella...

Al terminar esa breve parte de la vida de Michael Jackson, de su jefe, de su ídolo, del hombre que se encuentra frente a ella, queda sorprendida por lo dicho.

─Ni Pepsi, dijo la Coca.

Michael la escucha y luego la mira confundido, provocando una risa nerviosa.

─Quiero decir... ─, suelta una risa nerviosa también ─. Que no hay problema con lo que sucedió hace un momento, yo lo entiendo perfectamente, no estoy molesta ni nada. Es más, yo hubiera hecho lo mismo en tu lugar.

─Oh, entiendo ─, se rasca la nuca con una sonrisa tímida en los labios ─. Te pido una disculpa aún así.

─No pasa nada ─, hace un movimiento involuntario con su mano ─. Y como dicen también... Mejor aquí corrió que aquí quedó. Traducción: no dejaste que tu relación con Lisa pasara a mayores.

Michael asiente con la cabeza, dándole la razón a Julianna.

─Ahora que lo pienso... ella debe de estar muy segura de esto, porque mi anuncio de compromiso con Tatiana fue mundial.

─Sí ─, Julianna asiente con la cabeza ─. Pero se va a enterar de que tu verdadera esposa es Tatiana Thumbtzen, lo verá en las noticias.

Michael cierra los ojos por un segundo y luego se toca el rostro con las manos.

─Va a hacerme un escándalo, caray.

Julianna se pone de pie, por respeto a su jefe, lo agarra de los brazos y lo sienta sienta la esquina de la cama. Agarra un vaso de vidrio y en él vierte agua, para luego dárselo a Michael.

Lo toma sin peros y luego deja escapar un suspiro mirando un punto ciego del piso. Julianna se sienta algo cerca de él y le agarra el vaso, que sin querer toca los dedos de Michael. Como un flash, él recuerda el momento que ella le agarro la mano y la entrelazó con la suya, como si realmente fueran marido y mujer.

Agradable.

─Es hora de dormir ─, Michael se pone de pie y da vuelta para verla ─. Que descanses, Julianna.

─Descansa, Michael.

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