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Capítulo 34

Al llegar al hotel se dirige a los ascensores, donde espera con cansancio que algunos de ellos se abran.

A los segundos se abre el primer ascensor, donde sale una pareja que se encontraban hablando por teléfono. Michael agradece internamente al ver que no lo han reconocido. Se mete en él y presiona el ascensor de la última planta. Se recarga en la pared para luego cerrar los ojos. Aún así, las puertas se abren dejando ver un largo pasillo alfombrado de un rojo neón. Michael sale del elevador, se dirige a la última habitación y abre la puerta con la tarjeta. Se adentra al espacio prendiendo las luces, se despoja de la chamarra de piel dejándola en el sillón de la pequeña sala. Comienza a desabrochar los botones de la camisa blanca, se la quita dejándola en el mismo lugar y luego los zapatos.

Se encamina hasta la mesa de noche situada a lado de la cama matrimonial. Alza el teléfono, y por inercia mira el reloj.

2:00 am.

Niega con la cabeza, soltando un suspiro. Deja el teléfono en su lugar y se echa hacia atrás donde el colchón toca su espalda. De nuevo no tuvo tiempo de llamarle por teléfono como habían quedado. Lleva una semana con dos días sin hablar con ella, sin verla, sin besarla.

Se endereza de la cama, alarga el brazo para tomar el teléfono otra vez, pero una vez más se detiene al pensar mejor en llamarla en unas horas.

Si es que Frank no viene temprano.

Se pone de pie, deja el teléfono en su lugar y se va al baño a tomarse una ducha corta. Saliendo, se viste con una pijama cómoda, se seca el pelo con la toalla y prende la televisión.
A los minutos, queda profundamente dormido.

~¤~

Se despierta al escuchar los ruidos de los carros. Muy poco usual en las mañanas. Se mueve entre las cobijas y abre los ojos al visualizar las cortinas blancas. Se endereza a los segundos y pone los pies sobre la alfombra de la habitación, se endereza unos minutos hasta toparse la hora, marcando 6:08 de la mañana.

Suelta un suspiro, pero al menos agradece que haya dormido más que un par de horas como no siempre suele suceder.

Se mete al baño a refrescarse el rostro con agua fría, luego se lava los dientes y sale del baño. Agarra el teléfono para pedir su desayuno habitual desde que se hospedó en ese hotel. Michael prende el televisor unos minutos, cambiando de canal en canal hasta detenerse en uno donde sale un programa de comedia.

Tocan la puerta y él abre. Una de las dos empleadas que se encuentran ahí lo saludan con una sonrisa y mejillas sonrojadas. Michael agradece con una sonrisa de amabilidad tomando la bandeja del desayuno.
Cierra la puerta y se acomoda en la cama, mientras ve la tele.

Luego de un rato, Michael sale al balcón a apreciar la vista un rato, hasta que suena la puerta de la habitación. Michael se encamina hacia la puerta y la abre.

─Buenos días, muchacho. ¿Cómo amaneciste?

─Hola, Frank. Buenos días ─, le sonríe ─. Igual que siempre.

─Anoche no te despediste. Te fuiste sin avisar.

─Lo siento. Es que me sentí hostigado por alguien ─, se hace a un lado para que él pase ─. ¿Quieres desayunar algo?

─Así estoy bien, muchacho ─, pasa a la habitación ─. No tenemos mucho tiempo para la sesión de fotos. En uno minutos vendrán Ji y Ja-Da.

Michael asiente con la cabeza y se dirige a la cama, tomando de la charola para llevarlo a la mesa, donde toma asiento al igual que Frank.

─¿Quién te estaba hostigando? ─, pregunta con la ceja levantada ─. Yo vi todo muy tranquilo en la disquera. Casi no había gente.

─Una chica ─, toma del jugo de naranja y parte un pan con el cuchillo ─. Una de las que se encarga de la agenda de Jones, me parece. No lo sé, pero estaba coqueteándome.

Frank ríe con humor para luego alzar la mirada al techo.

─Muchacho, eso no es hostigar.

─Claro que sí ─, lo mira con sorpresa, a lo que luego lo mira un poco molesto ─. Hubo dos veces que entré al baño y saliendo de ahí ella estaba cerca, como esperándome. Me sentí hostigado.

─Eres muy inocente.

─No se trata de eso, Frank. Se siente cuando sabes que es eso y no un coqueteo.

─Michael, ¿aún sigues queriendo a Tatiana?

Michael lo mira con confusión, negando con la cabeza con el bocado adentro.

─Si no es eso, no entiendo porque no aceptaste la oferta de la chica. Era obvio que quería estar a solas contigo ─. Muestra una sonrisa casi malévola.

─A veces tus comentarios me caen mal.

─¡Por favor, muchacho!

Termina de comer y aleja el plato hacia al frente de la mesa.

─Aunque quisiera, no podría.

Frank alza ambas cejas, sorprendido por la respuesta del artista.

─¿Por qué no podrías?

─Es que yo...

La puerta suena con golpes suaves, interrumpiendo a Michael con brusquedad. Frank se pone de pie y abre la puerta, dejándose ver dos muchachas coreanas.

─Buenos días, señor Dileo ─, lo saludan con una ligera inclinación rápida y se dirigen a Michael ─. Buenos días, Michael.

─Buenos días, chicas ─. Les sonríe con confianza.

─Te dejo, Michael. Iré a MJJ a ver como están las cosas.

De pronto, Michael vuelca su atención hacia su amigo, se pone de pie y se dirige hacia él de dos zancadas largas.

─Frank, dile a Julianna que si no la llamo en el transcurso de la tarde, que me llame ella en la noche.

─¿Para qué? Yo vendré con el informe de las cosas de la empresa.

─Necesito pedirle unas cosas ─, Frank abre la boca, pero el susodicho lo interrumpe ─. Unas cosas en privado, amigo.

─De acuerdo. Vendré por ti allá en el set.

Frank cierra la puerta. Las chicas lo miran con las mejillas sonrojadas mientras sacan las cosas para arreglarlo para la sesión de fotografías.

Después de un par de horas de arreglar su cabello, maquillarlo un poco, la puerta suena. Ji abre la puerta y se visualiza al conductor de la limusina. Con las cosas ya metidas en sus maletines, Michael y las chicas lo acompañan para salir de la habitación, luego bajan por las escaleras de servicio para impedir algún escándalo. Entran a la cocina industrial, muchos de ese espacio, entre las estufas, las charolas, la comida, se emocionan al ver pasar a Michael Jackson por la cocina del hotel.

Michael se trepa a la limusina al salir junto con la chicas. Aprovecha el momento para entablar una conversación amistosa con sus estilistas. Al menos, para conocerlas un poco.

Luego de unos minutos, llegan al lugar indicado. Se bajan de la limusina ingresando al lugar, donde se oye la música del disco Thriller. Muchos de los presentes saludan a Michael con emoción, para luego hacerlo con profesionalismo. Sientan a Michael en una esquina para descartar alguna imperfección del maquillaje y del peinado que le han hecho. Luego, le entregan un vestuario negro, el mismo de su próximo disco.

Michael se adentra en el espacio blanco, en donde después el fotógrafo le pide que modele de diferentes maneras. Michael se entrega a la música, mientras baila y canta.

¡Eso, eso, Michael! ¡No te detengas!

El ruido que se escucha al presionar el botón en busca de una foto perfecta suena tantas veces que es hasta rítmico.

Billie Jean llena el espacio, donde el ambiente de ese espacio se vuelve muy agradable y cómodo para todos los presentes. Entre ellos susurran la magia que ven en sus alrededores al percatarse que se mueven casi al ritmo de los bailes de El Rey Del Pop.

Luego de una hora, un tiempo corto de descanso y otra hora más de las sesiones, Michael descansa sobre un sillón. A lado de un perchero de trajes brillantes y unos cuantos pantalones de diferente diseño. Le brillan los ojos cuando se percata que hay un teléfono a su lado, así que lo agarra y comienza a marcar el número de ella.

¡¿Eres tú, amor?!

Michael mira hacia al frente, sonríe al verla. Deja el teléfono a un lado y se pone de pie para abrazarla.

─¡Diane, que gusto!

─Ay mi niño, el gusto es mío ─, se separa de sus brazos ─. La última vez que nos vimos fue en una fiesta de Quincy. A ese hombre malvado le he preguntado por ti y siempre me ha respondido que estás muy ocupado.

─Lo he estado ─, asiente con la cabeza con la sonrisa aún ─. Con la empresa a cargo, estar en la disquera componiendo mis canciones... un todo, Diane ─, le toma de las manos con familiaridad ─. ¿Qué has hecho tú?

Diane mira a su alrededor y le hace una seña con los ojos.

─Vayamos al camerino. Hay chismosos por aquí.

Michael ríe y asiente con la cabeza como un niño. Diane lo toma de la mano y ambos se dirigen al camerino, donde ella se pasa primero, luego Michael que cierra la puerta a sus espaldas. Diane se sienta en un sillón y Michael lo hace a lado de ella, curioso por escuchar a su vieja amiga.

─Me enteré de algo muy curioso, mi niño. Algo que lo sospechaba, pero la verdad no era que trajera en mente todo el tiempo ─, alza los hombros ─. Solo que me siento un poco... decepcionada de no haberlo sabido antes, o que cierta persona no me lo dijera antes de todo.

Michael la mira con una mirada confusa, a lo que luego parpadea para procesar la información.

─Discúlpame, Diane. No entiendo lo que me estás contando.

La mujer de piel negra, unos cinco años más grande que él, con esos ojos negros lo mira como si la inocencia fuera algo que se tendría que cuidar todo el tiempo.

─Michael, me enteré por ciertas personas que tú me tenías en un concepto muy... cariñoso.

Michael siente como el entendimiento llega a él de golpe como una piedra lanzada desde una catapulta. Siente las mejillas sonrojarse, y es entonces que quita las manos encima de las de su amiga.

─Oh... ─. Es lo único que logra articular.

Diane le toma de las manos con suavidad, donde luego hace que Michael la mire a los ojos fijamente luego de haber bajado la mirada.

─¿Por qué no me dijiste nada, mi niño?

─Siendo sincero, Diane... yo estaba por casarme con Tatiana. Ya no tenía la oportunidad de hacértelo saber.

─Lo entiendo, pero aún no lo estabas. Pudimos haber vivido esos momentos donde intentáramos entender que era esto que sentías por mí.

Michael ríe casi con nervios, entonces niega con la cabeza.

─Lo siento. Era más tímido en ése tiempo.

Diane niega con la cabeza, donde luego se aproxima un poco más hacia él.

─¿Y sigue siendo un impedimento si te pido que salgas conmigo a cenar?

Michael la mira con sorpresa, en donde lame sus labios antes de hablar.

─Lo es...

─Amas a Tatiana. Lo entiendo.

─No, no ─, Michael niega con la cabeza ─. Ya me divorcié de ella.

─¿Entonces? ─. Los ojos de Diane brillan ante una nueva esperanza.

Michael le dedica una mueca triste.

─Yo amo a otra mujer.

Diane lo mira por unos segundos, hasta que decide hablar casi con una ligera envidia.

─¿Quién es ella, Michael?

─Alguien fuera de lo común. Apenas le pedí que fuera mi novia, y... yo ─, se pasa la saliva donde luego sonríe ─. Yo realmente estoy enamorado de ella.

Diane lo mira otro par de segundos, donde luego hace una mueca triste.

─No es alguien de la industria de la música, ¿verdad?

─No, no lo es.

─¿Cómo se llama?

─Lo siento. No puedo decir nada hasta hacerlo oficial frente al público.

─Pero sabes que puedes confiar en mí, mi niño ─, alza la mano hacia la mejilla de él ─. Dime.

─De verdad lo siento.

Diane niega con la cabeza, donde luego se acerca un poco hacia el rostro de Michael.

─¿Puedo pedirte que me des siquiera un beso de despedida?

Michael confunde la pregunta, asumiendo que sea en la boca.

─¿En la mejilla? ─. Se arriesga a preguntar.

─No, aquí.

Diane lo toma del rostro y le da un beso casi largo, pero Michael se separa de ella como si el beso fuera de fuego. Ella lo mira con sorpresa para después observarlo con decepción suma.

─Diane, eres una chica hermosa, talentosa y una persona increíble. Pero no puedo hacer esto ─, niega con la cabeza y habla un poco más fuerte ─.  Necesito que me dejes solo.

─Michael, es un capricho lo que tienes. No estoy segura del amor que sientes por ella.

Michael la mira como si hubiera perdido la cabeza.

─Creí que me conocías ─, se molesta alzando un poco la voz ─. Creí que lo comprenderías, pero veo que no. Por favor retírate.

Diane lo mira ahora con enojo, entonces con pasos rápidos se dirige a la puerta y la azota haciendo que se caiga un cuadro de arte.

Michael cierra los ojos al recordar lo sucedido una y otra vez. De pronto se siente bastante culpable el que no haya previsto dicho beso.

La puerta se abre, donde Frank le dice que ya es hora de que se dirijan a la disquera a ultimar los detalles de la portada, en pocas palabras el tipo de la letra que aún no deciden.
M

ichael se pone de pie y se encamina junto con su amigo a la salida del camerino.

~¤~

Michael observa la hora del reloj, que marca casi las nueve de la noche. Mueve las piernas involuntariamente en busca de un momento para correr hacia el teléfono y marcarle a su novia.

Pero para su mala suerte, Quincy llegó un par de horas después, a lo que Michael tuvo que esperar y luego dormirse una pequeña siesta para recargar energías después de un día entero de sesión de fotos. Y por ahora, siguen discutiendo de la portada de su próximo disco a lanzar.

─¿Qué te parece, Michael?

Michael mira a Quincy de inmediato, y respira y exhala una vez.

Concéntrate. Ahora eres Michael Jackson.

Michael se inclina hacia las pantallas de las computadoras, analizando cuidadosamente como en cada una de las tres computadoras se visualiza un tipo de letra diferente, como también un nivel del color rojo, haciendo la diferencia con cada uno.

─Me agrada más esta ─. Señala el de la computadora número 2.

─Creo que a mí también, Michael ─, comienza a asentir con la cabeza poco a poco, entonces exhala el aire ─. Bueno, por hoy hemos terminado.

Michael sonríe y le da un abrazo fuerte y rápido a Quincy. Él lo mira un poco sorprendido y antes de emitir un comentario, Michael ya salió de la sala de grabación.

El chico de los rizos cortos corre casi a zancadas por el pasillo hasta detenerse en el cuarto privado en el que luego se decide a tomarse sus siestas pequeñas.

Toma el teléfono para empezar a marcar los botones, cuando este suena inesperadamente. Michael se espera un momento hasta que alza el teléfono.

─¿Diga?

¿Michael?

─¡Nena! ─, sonríe sin poder evitarlo ─. ¿Cómo estás, Julianna?

Todo bien. ¿Y tú?

Michael enarca la ceja, confuso por las palabras y el tono de su novia.

─¿Estás enojada? ─, pregunta casi tímido ─. Lo siento, de verdad lo siento, amor. Créeme que he tenido el teléfono en las manos, listo para llamarte, pero mis ocupaciones no me daban ni siquiera para dormir ─, se espera unos segundos, unos largos segundos hasta que él suelta un suspiro ─¿Julianna?

No pasa nada. No estoy enojada ─. Contesta de forma sistemática, sin ápice de humor bueno.

Michael cierra los ojos con fuerza.

─Lo estás ─. Es lo único que logra decir.

Julianna enarca una ceja y asiente con la cabeza.

Bueno, creo que es todo. Descansa, Michael.

Michael abre la boca, pero un sonido proviene del auricular, avisando que ella ha colgado la llamada. Él mira perplejo el teléfono hasta que lo deja en su lugar con lentitud. Vuelve a cerrar los ojos, donde otra vez suspira con fuerza.








Buenas noches, lectores.

Aquí otro capítulo más. He tratado de publicar al menos un capítulo cada lunes, está bien, ¿no?

Y bueno, por otro lado... ¿Qué les pareció este capítulo? Es lo que me imagino cuando Michael se hallaba haciendo ese tipo de cosas antes de lanzar su disco oficial.

Regálame un voto, y coméntame algo, jeje.

Amor y paz. 💜✌🏼

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