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Capítulo 33

Es día sábado. Madison se encuentra buscando sus zapatos favoritos para completar el look de esa mañana. Se mira por última vez al espejo de cuerpo completo, y sale de su habitación donde luego baja dos escaleras a la vez hasta llegar a la sala, donde Janet se halla tomándose el último sorbo de Coca Cola.

─Listo. Apurémonos que Julianna no tarda en llegar.

Janet sólo asiente con la cabeza, tira su envase al bote de basura que se visualiza en una esquina de la sala. Los minutos pasan, y suena el sonido del claxon de su amiga. Madison y Janet salen de la mansión donde saludan a su amiga con agitar la mano. Suben al auto y se saludan entre ellas un beso amistoso en la mejilla.

─¿A dónde iremos primero? ─. Pregunta Julianna.

─Primero iremos a varios lugares para decidir en que salón será la fiesta, después iremos a la florería Papillon. Ahí estará mi mamá esperándonos.

─Me parece bien ─, Julianna arranca el auto saliéndose de la residencia de su amiga ─. ¿Cuál es la dirección?

─768 San Pedro.

Julianna asiente con la cabeza.

─¿Y Gerardo? ─. Janet pregunta al inclinarse un poco hacia adelante, encontrándose en medio del respaldar de los dos sillones.

─Tuvo que acompañar a su mamá con algunos asuntos familiares ─, comienza a buscar su la labial en la bolsa ─. Pero mañana iremos a escoger que en que capilla nos casaremos.

─Entiendo ─. Janet se mete un chicle a la boca ─ hablando de novios ─, habla afinando la voz ─. ¿Y Michael?

Julianna la mira por el espejo retrovisor.

─¿Michael? ¿Qué hay con él? ─. Pregunta su otra amiga con confusión mientras se pinta los labios frente a su espejo.

─No sé... ─, Julianna trata de no sonar insegura ─. Michael no estará tres semanas en la empresa.

─Ajá ─, alarga la palabra ─. ¿Alguna otra noticia, Julianna?

─¿Al fin se separó de Tatiana? ─. Madison pregunta al terminar.

─Sí. Hace tres días firmó los papeles de divorcio ─. Da la vuelta en la esquina de la calle, después frena ante el semáforo rojo.

─¡Al fin! Me alegra que mi amigo se haya dado cuenta que ella era una arpía.

─Una arpía no ─, Janet niega con la cabeza ─. Una zorra.

─¡Janet! ─. Julianna la regaña.

─¿Qué pasa? Tú también estás de acuerdo con el hecho de que lo es ─. Madison voltea a verla.

Julianna bufa y asiente con la cabeza dándole la razón.

─¿Sabes? Creo que ahora Michael puede darse el tiempo de fijarse en ti ─. Madison le mueve suavemente el brazo con su codo, alzando una ceja con humor.

Julianna vuelve a mirar a la morena en el espejo retrovisor, donde su amiga mueve los labios: Dile de una vez.

El semáforo se pone en verde. Julianna arranca y nadie dice nada hasta detenerse frente a un edificio de tres pisos. Las tres chicas bajan del auto y se encamina hacia la acera. Entran al lugar, pidiéndoles ciertos datos para acceder por los pasillos que dan con un ascensor grande con una capacidad de 20 personas.

Un hombre de 42 años les acompaña como gesto de amabilidad y formalidad. Presiona un botón para dar entrada al ascensor. Las puertas se abren y todos ellos entran en él.

Al llegar al segundo piso, las puertas se abren dejando ver un pasillo ancho, donde en ambas paredes se aprecian dos líneas de luz en horizontal. El suelo se adorna por una alfombra negra, con dibujos de formas simétricas por doquier, de colores neón.

Las chicas y el señor que las acompaña avanzan a mirar la estancia. Unas mesas de cuadro se encuentran en una fila perfectamente acomodadas, en forma de U. Frente a ellas, se encuentra en escenario y la cortina roja.
Detrás de las mesas, se halla dos puertas que pueden darse a entender que es la cocina y el otro los baños.

Madison camina por la estancia, donde el señor le comenta varias cosas.

─Deberías decirle ─, Janet se aparece a lado de Julianna ─. ¿A qué le temes?

─A nada. Janet, es que no contaba con que te enteraras muy rápido. Iba a propornerle a Michael que esperaramos un par de meses antes de dar la noticia ─, la mira girando la cabeza ─. No quería que todo fuera tan rápido.

─Julianna, llevas varios meses conociendo a mi hermano. ¿Por qué esperar?

─Bueno, a mí me gusta que las cosas tomen su tiempo ─, alza los hombros ─. Es algo que siempre he tenido en cuenta.

─Está bien ─, le toma el hombro con suavidad ─. Por ahora, sólo lo sabremos ella y yo. Así que te sugiero que lo hagas ya, te matará por no haberle dicho en ese momento que Michael te propuso que fueras su novia.

─Lo sé. Esa noche en el departamento te pusiste como una cabra loca. Ella lo será igualmente.

─Voy a golpear a Michael ─, bufa y luego ríe ─. Odio que me diga eso.

─Cabra loca.

─No lo digas tú, o ya verás.

Julianna ríe por la cara que pone su amiga. La sostiene poniendo su brazo alrededor de los hombros por unos minutos, hasta ver a Madison dirigirse a ellas.

─Iremos al último piso. Vengan.

Se regresan al ascensor junto con el señor. Suben al último piso y llegan al siguiente salón.

Este salón tiene un toque minimalista. Las paredes son de un color carne, el suelo alfombrado de color blanco, y las mesas redondas son negras.

─Este me gusta un poco más ─. Madison comenta al mirar cada esquina del salón por unos segundos, luego mira a Julianna con una sonrisa ─. ¿Te importaría tomarle foto a este salón, amiga?

─Claro.

Madison saca su cámara de su bolsa rosa y se la entrega a su amiga. Julianna lo toma con cuidado y prende la cámara. Se pone en una postura firme para sacarle fotos a varias partes del salón.

─Listo.

Madison asiente y las tres chicas se encaminan al ascensor junto con el encargado del lugar. Madison termina de darles las gracias en la entrada del lugar, para después subirse al auto y arrancar.

Después de un par de horas de visitar dos salones más, llegan a la florería donde Miranda las espera en una de las salas. A su alrededor hay flores blancas de distintas tipos, como las magnolias, la clavel, las rosas, jazmín, gardenia y hortensia.

Madison busca a su madre a lo lejos, y la encuentra de pronto oliendo una flor Camelia.

─¡Madre!

Miranda alza la cara y sonríe a su hija, abriendo los brazos para abrazarla.

─¿Cómo te fue?

─Bien, pero no fueron totalmente de mi agrado ─, voltea a ver a Julianna ─. Amiga, enséñale las fotos a mi mamá, por favor.

─Hola, Miranda ─. Julianna la saluda en la mejilla.

─!Hola, hija ─, le corresponde y también saluda a Janet ─. Veamos.

Julianna comienza a pasar las fotos de poco en poco. Miranda asiente con la cabeza, haciendo ruidos con la boca.

─Tienes razón, Madison ─, se gira a verla ─. Pero no te angusties, hay tiempo suficiente para decidir por el salón. Por ahora, déjame enseñarte una serie de flores que visto por acá. Siganme todas, chicas.

Los próximos minutos, convirtiéndose en horas pasan volando. Después de haber escogido unas cuantas flores en agrado de Madison, fueron a otro salón que les había recomendado el mismo dueño de la florería. Pero para Madison no fue de su agrado, ya que el lugar se encontraba muy pintoresco y era más adecuado para una fiesta juvenil de esa época.

Decidieron darse un descanso al marcar las cuatro de la tarde de ese día, por lo cual, Miranda decidió invitarlas a todas a un restaurante de alto lujo que se encontraba en la costa del mar. Julianna se sintió algo intimidada por eso, pero Miranda la tranquilizó al momento.

Las chicas llegan al restaurante, aparcando ambos autos en el estacionamiento, el de Julianna y el de Miranda. Bajan del auto e ingresan al lugar, buscando un buen sitio en el segundo piso, donde la vista fuera hacia el mar.

El mesero las recibe con una amabilidad pegajosa dándoles la carta y comentando los platos del día. Después, se retira para darles el tiempo adecuado a lo que pedirán las mujeres de la mesa 6.

─Ya estoy lista para pedir ─, Madison habla sin despegar la vista de la carta ─. ¿Y ustedes?

─Yo no sé que pedir ─, Julianna ríe con nervios ─. Todo se ve muy rico, pero no conozco nada de lo que se menciona aquí.

─¿Quieres que te  ayude a escoger?─. Janet le pregunta asomándose ligeramente a su izquierda.

─Por favor. Sé que soy una ignorante para la comida. Bueno, no para la comida mexicana ─. Ríe con burla.

─Ahora que lo mencionas, hija. ¿Cuando harán esa dichosa comida mexicana? ─. Miranda la mira por encima de la carta.

─Es cierto ─, sonríe de lado con pena ─. Podría ser la otra semana, si gustan.

─El día domingo estaría genial ─, Madison deja la carta a un lado ─. ¿Quieres que sea en mi casa?

─Como prefieran ustedes. Yo llevaré todo.

─¿Qué comida será? ─. Janet pregunta en tono curiosa.

─¿Qué habíamos dicho la vez pasada? ─. Julianna se dirige a Madison.

─Era... ─, Madison abre los ojos y ríe ─. ¡Dios, no lo recuerdo!

─Mole. Mole rojo, eso fue lo que comimos esa noche ─. Julianna asiente con la cabeza.

─Oh, es verdad. Cuando se desaparecieron ella y Michael, ─, Janet sonríe para sus adentros ─. ¿Recuerdas, Madison? Desaparecieron unos 20 minutos.

Julianna la mira casi con los ojos abiertos.

─¡Así es! ¿Qué tanto hacían, eh? ─. Madison le sonríe con humor.

─Nada, nada. Les dije que yo me había ido al baño ─, se mueve un poco nerviosa ─. No molesten otra vez.

─Ya, hijas. Es hora de pedir.

─¿Qué pido? ─. Julianna se dirige con voz bajita a su amiga de lado.

─Ya dile, Julianna ─. Le murmura.

─Ahora no, Janet.

Janet rueda los ojos, y se abstiene a ayudar a la latina. El mesero llega a tomarles el pedido de cada una, luego se retira a entregar la orden de la mesa 6.

─¿Y como está tu mamá, Janet? ─. Miranda pregunta en tono casi de preocupación.

Janet la mira, suspira fuertemente y sonríe de lado, queriendo aparentar que todo estaba bien, en orden.

─Se encuentra bien, gracias.

─¿Has hablado con ella?

─Sí, hace unas semanas ─, mira de reojo a Julianna ─. Sonaba bien.

Miranda la mira unos instantes con atención, para después enderezar su cuerpo hacia atrás, tocando el respaldar de la silla.

─¿Segura? Cariño, sabes que puedes contarme la verdad.

Janet se lame los labios, donde por segunda vez lanza un suspiro fuerte.

─Creo que las cosas siguen igual. Las cosas con Joseph siguen en lo suyo, mamá sigue en la misma postura de no dejarlo. Dice que él no es malo, que él es así y que es algo que no va a cambiar ─, niega con la cabeza ─. En la última llamada, me dio tanto coraje que, cuando sonó el teléfono, contesté pensando que era ella, y era Julianna.

Miranda la mira, y Julianna solo hace un gesto de lado.

─Le conté a Julianna, y no pude guardarme todo lo que sentí en ése momento, Miranda. Estoy cansada de lo mismo.

─Entiendo, cariño. Entiendo más de lo que crees ─, le toma la mano a la muchacha, que está con la cara triste al recordar varios momentos malos y tormentosos de su vida como niña ─. Tu mamá me llamó.

Janet la mira con sorpresa, al igual que las demás chicas.

─Se encuentra en el hospital.

─¿Qué? ¿De qué hablas? ─. Janet alza la voz ligeramente.

─Hubo una discusión entre Joseph y ella, y... fue mucho la discusión que terminó con unos golpes que la mandaron al hospital.

─¿Hace cuanto fue eso, Miranda?

─Anoche.

─Tengo que ir a verla.

Miranda niega con la cabeza sin quitarle la mano de la suya.

─Hija, tu mamá me pidió que te avisara, pero que no fueras a verla.

Janet la mira casi con angustia.

─Miranda, de verdad tengo que ir a verla.

Julianna mira a Janet por su expresión. Siente mucha preocupación y angustia el saber más o menos el contexto de las cosas que han ido transcurriendo a lo largo de los años.

─Tengo que sacarla de ahí ─. Janet murmura.

─Hija, en cuanto se recupere tu madre, querrá volver a casa.

─No ─, se niega con firmeza ─. Voy a sacarla del purgatorio. Y voy a decírselo a Michael.

─Janet, no puedes decírselo a tu hermano.

Julianna mira a Miranda de manera confusa, al igual que Madison.

─Mamá, Michael merece saberlo. Es su mamá también.

─Lo sé. Pero Katherine me especificó firmemente que Michael no debe enterarse nada de eso ─, mira a Madison y a Janet de hito en hito ─. Ahora tu hermano está a punto de iniciar una gira, y es el peor momento para decírselo.

Julianna se pasa el nudo de la garganta al oír lo último de Miranda. De pronto, siente una carga ligera invisible sobre sus hombros, dándose cuenta que ella también no debe decir nada sobre el asunto.

─Julianna ─, Miranda le habla ─. ¿Puedo confiar en que no le dirás a Michael?

Janet la mira, casi con preocupación al saber también que Julianna debe callar, y que la carga sobre los hombros de su amiga ya están.

─Sí ─. Casi susurra con un bufido.

El mesero aparece en sus campos de visión, trayendo la comida de cada una de ellas. Durante una hora, comenzaron a charlar algunos proyectos que tenía en mente la señora Dileo, por lo que las tres chicas le prestaron atención durante la comida. Se retiraron del lugar pagando pro la comida, Mirando avisa que irá a otro lado a visitar a una amiga, por lo que se despide de las tres chicas, y se va en su auto lejos del restaurante.

─¿Qué les apetece hacer hoy? ─. Julianna pregunta al recargarse en la puerta de su coche.

─¿Les apetece ir al cine? ─. Madison propone.

─La verdad... yo quiero irme a Neverland a descansar ─, Janet se muestra cansada ─. Este asunto de mi mamá me ha dejado un poco angustiada.

─Lo lamento mucho, Janet ─, Madison se acerca a ella ─. Por ahora puedes conformarte con que estará bien.

─¿Bien? ─, la mira casi molesta ─. Lo dudo bastante.

Julianna se percata, así que se acerca a sus dos amigas.

─Ve a descansar. Vengan.

Madison la mira con agradecimiento por el comentario poco prudente que emitió hace unos segundos, ella se sube en el asiento de atras y Janet en el copiloto, y

No por mucho rato, gracias al poco tráfico que había, llegan a Neverland hasta detenerse frente a las rejas.

─Las veo en MJJ. Gracias por traerme, Julianna ─. Janet les dedica una media sonrisa a las dos chicas, sin darles tiempo de devolverles la despedida.

Janet baja del auto y se encamina a la rejas, donde segundos después se abren y ella se adentra hasta llegar a la puerta principal del lugar.

─Fui muy imprudente al decirle eso ─. Madison habla luego de unos minutos.

Julianna la mira, donde luego suelta un suspiro.

─Debe ser muy difícil para ella. Pero no fuiste imprudente, Madison. Tranquila.

Madison la mira y le dedica una sonrisa sin dientes.

─Son apenas son las seis de la tarde. ¿Qué quieres hacer hoy?

─Vayamos a ver una película, ¿te parece?

─De acuerdo ─. Madison cambia la cara, sintiéndose un poco más contenta.







Buenaaaas.

Ayer tenía que haber publicado el capítulo, pero no tenía Internet, y justo acaba de regresar.

Díganme, ¿qué les pareció este capítulo?
No apareció Michael, pero al menos estuvieron las tres chicas y Miranda.

Voten si les gustó.

Amor y paz. 💜✌🏼

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