Capítulo 32
Julianna se vuelve a sentar encima de la tapa del retrete. Le echa un vistazo a su reloj y llega al tiempo récord.
15 minutos.
Suspira con cansancio, poniendo ambas manos en su rostro donde recarga sus codos sobre sus muslos. Se oye a lo lejos el ruido de los coches de la ciudad. Suena música jazz lejanamente, por lo que puede imaginarse que algún grupo de chicos entretiene al público de Los Ángeles.
Me metí aquí para no causar otro escándalo. No pretendía que ella me quitara el buen humor que traía con Michael.
La puerta del baño se abre. Julianna se quita las manos del rostro al mirar a Michael parado en medio de la puerta.
─¿Todo bien? ─. Le pregunta ella con un deje de preocupación.
─Todo bien. Quería comentarme cosas de las propiedades ─, se acerca a ella y le da la mano ─. Discúlpame por hacerte esperar tanto.
─No pasa nada ─, le toma la mano y se pone de pie ─. Tu baño es muy grande.
─Sí... eso creo ─. Mira un momento la estancia.
─¿No te habías dado cuenta?
─No así..., pero tienes la razón.
Ambos salen del baño.
─Por cierto ─, se da la vuelta hasta quedar frente a ella ─. Estas próximas semanas estaré muy ocupado por el lanzamiento del próximo disco. Por lo que significa que no estaré aquí, Frank estará viniendo a corroborar que todos estén en lo suyo ─, le sonríe de lado ─. Incluyéndote a ti, nena.
Julianna hace una mueca triste.
─¿Qué sucede? ─. La mira con cierta preocupación.
─Ay, Michael. Que no estarás aquí para verte ─, le toma la mano ─. Los días serán... monótonas.
Michael le sonríe con ternura.
─Tú no sabes lo loco que estaré el no verte por tres semanas.
─¿Tres semanas? ─. Abre con ojos con sorpresa.
─Así es. Tres semanas de reuniones, ultimar detalles del disco y de la gira, entrevistas, sesiones de fotos... ─, bufa ─. Y no es todo. Al lanzar las fechas de la gira que será dentro de unos días, estaré verdaderamente ocupado.
Ella lo mira ahora con melancolía, abriendo un poco más sus ojos. Pasa de su lado, donde mira los añicos de la lámpara que tiraron hace unos minutos atrás. Se agacha para recoger los pedazos, después los retira al cesto de basura. Se pone de pie y se muerde el labio.
─¿Qué tienes? ─. Michael le toma la mano suavemente.
Julianna lo mira.
─Te voy a extrañar.
─Nos estaremos llamando ¿de acuerdo? ─, toca su barbilla ─. No te pongas triste, amor.
─No lo estoy ─. Le sonríe con falsedad.
─Lo estás. Y no me dejas tranquilo si me voy sabiendo que lo estarás durante los próximos días.
Julianna cierra los ojos y se limita a abrazarlo por debajo de sus brazos, sintiéndose como una niña. Michael la abraza con ternura, moviéndola rítmicamente.
Julianna se suelta de su agarre, entonces se acerca para besarlo lentamente. Michael le corresponde.
─Debo dejarte ─, se separa después de unos segundos ─. Pero te veo en la noche en tu departamento, ¿de acuerdo?
─Allá te espero, entonces ─. Le sonríe para después darle un beso corto en sus labios.
~¤~
Julianna entra al restaurante de comida rápida, se dirige a pedirse una hamburguesa con papas y su refresco. Se sienta en su lugar y abre el envoltorio de las papás para comerse una.
Mira el reloj de su mano, y le extraña al ver que apenas marcan las siete de la noche. Ve el día y apenas se asoma la noche. Abre el envoltorio del popote, se lo pone a su vaso y bebe del refresco.
─Hola, Julianna.
Ella alza la vista y le sonríe casi apenada al oír como la saluda en español.
─Hola, István, ¿qué hay? ─. Habla en español.
Le sonríe con un brillo en los ojos, lo que la sorprende y a la vez confunde a la latina.
─¿Comiendo sola?
─No. Estoy esperando a Janet ─, señala la comida ─. Sólo que muero de hambre.
─Ah, bien ─, le señala el lugar ─. ¿Puedo sentarme un momento?
─Sí, claro.
István abre su saco, dejando ver su camisa estampada de líneas doradas y negras. Julianna desvía la mirada a otro lado, sintiéndose incómoda de pronto.
─¿Quién es Janet?
Julianna lo mira con sorpresa.
─No me digas que no sabes quien es Janet ─, habla casi molesta ─. Janet Jackson.
István entiende su molestia y sonríe con pena al ver su error.
─Lo siento. No pretendía ser ignorante, solo que... ─, se rasca la barbilla un momento ─. Tuve una novia que se llamaba así. Tengo una tía que se llama así. Y la mejor amiga de mi hermana también se llama así.
Julianna parpadea ante su contestación, donde luego ríe.
─¡No te creo!
─¡Lo es! ─. István rodea los ojos con diversión.
─Sin afán de ofenderte, cuando alguien diga Janet, es que se refieren a la hermana de El Rey Del Pop. Tómalo en cuenta.
István ríe con humor.
─¡He llegado!
Janet llega casi con la respiración dificultosa por venirse corriendo. Pero casi pierde la respiración al verlo allí. Abre los ojos con sorpresa y pone un pie atrás.
─Aquí está, Janet. ¿Ya se conocían? ─. Pregunta su amiga al recordar que ella está enamorada del hombre que está en frente suyo.
─No realmente ─, István se pone de pie, abrochandose un botón ─ István Tanner, mucho gusto ─. Le da la mano con una sonrisa amable.
─Jackson ─, le da la mano para luego sacudir la cabeza ─. Janet Jackson.
─Espero que disfruten sus hamburguesas. Nos vemos pronto.
Itsván se despide de ellas con un gesto amable en su rostro y se encamina hacia la salida, donde un grupo de personas lo esperaban.
─¡Era él! ─. Janet grita.
─Siéntate, Janet ─, Julianna ríe ─. Y sí. Era él.
─¿Sí era él?─. Le pregunta al sentarse, sintiéndose tonta por un momento.
─¿No estás diciendo? Era él ─, vuelve a reír, poniendose de pie ─. Voy a pedirte tu hamburguesa.
─Un momento, un momento ─, la toma del brazo, mirándola ─. ¿Cómo lo conoces? ¿Cómo sabes que él... es él?
Julianna la mira divertida y a la vez confundida.
─Tranquila. Madison me dijo que estás enamorada de él. Así que es él ─, le da una palmada suave a su mano ─. Voy por tu hamburguesa y te cuento.
Julianna se retira y se va hacia la fila para pedir la orden de su amiga. En menos de cinco minutos, tiene la charola entre sus manos, se acerca a la mesa y se la deja en frente de la morena.
─Itsván fue a una reunión que concrete a petición de tu hermano. Comenzamos a hablar, y pues de ahí lo conozco ─, desinteresadamente se encoge los hombros ─. Y como sabrás, va en el mismo piso que yo, que Madison y que tu hermano.
Janet asiente con la cabeza sin dejar de esbozar una pequeña sonrisa en sus labios. Abre los envoltorios, y le da un mordida a su hamburguesa.
─Lo siento si soné como si te estuviera regañando. O mal interpretado las cosas.
─Bueno... ─, se detiene a pensar, decidiendo si responderle lo mismo que le dijo a Madison ─. No pasa nada. Tranquila.
Le da dos mordiscos a su hamburguesa, saboreando cada parte de ella. Toma un poco del refresco, y agarra unas papas para comérselas.
─Fui a comprar unos vinilos de Blondie ─, alza las bolsas de plásticos, donde saca unos cartones cuadrados ─. Y me acordé de un grupo que me mencionaste... ─, le tiende ─. Son ellas, ¿no es cierto?
Julianna agarra los vinilos y sus ojos se dilatan.
─¡Sí! Son ellas. ¡Flans! ─. Sonríe emocionada.
─Por un momento temí que los había comprado por error ─, ríe ─. Iremos a tu casa ¿de acuerdo?
Julianna detiene su bocado, mirándola por unos segundos hasta pasarse el bocado.
─¿A qué?
─A escuchar las canciones. Tengo muchas ganas de oírlas a ellas.
─Sí... ¿hoy?
─¿No puedes hoy? ─, la mira un poco desanimada ─. ¿Michael te dio mucho trabajo?
Julianna niega con la cabeza, dándose cuenta inmediatamente de la reacción de su amiga.
─No, no. Perdón, no era eso lo que quería decir ─, carraspea con la garganta ─. Claro que iremos a mi departamento después de cenar esto.
─¡Genial! ─. Janet le sonríe.
Julianna le sonríe del mismo modo, para luego tomarle un gran sorbo a su refresco.
Luego de varios minutos, Julianna y Janet se ponen de pie a tirar la basura de los envoltorios. Les dan las gracias al gerente que paseaba por el lugar a corroborar si todo estaba en orden. Subieron al auto de Julianna, y está arrancó para salirse del estacionamiento.
Alrededor de 40 minutos de tráfico, llegan a su departamento. Estacionan el auto en una esquina del establecimiento de la residencia. Janet baja del auto junto con Julianna, entran al edificio subiendo un par de pisos hasta llegar a su puerta. Saca las llaves introduciendolas para luego abrir la puerta.
Deja entrar a su amiga y entra cerrando la puerta a sus espaldas.
Janet deja su bolso sobre un mueble pequeño que descansa en el angosto pasillo que conecta la sala y la cocina.
─¿Gustas algo de tomar?
─Gracias, pero no. Estoy llenisima con las dos hamburguesas que me pedí.
─Bueno, iré a servirme un vaso de agua ─, le señala el sillón café ─. Por favor, estás en tu casa.
Janet le dedica una sonrisa amable y toma asiento mientras mira la estancia tan sencilla.
Julianna se quita el saco, se desprende de la liga de su cabello para dejarlo suelto
Deja las cosas a un lado del fregadero y agarra un vaso para después servirse. Toma un sorbo, y lo deja encima del fregadero.
Julianna mira la hora del reloj sobre la pared, y comienza a ponerse un poco nerviosa al ver que son casi las nueve y media de la noche.
Se acerca a la sala, donde su amiga hojeaba una revista de moda.
─¿Qué disco quieres escuchar primero? ─. Se acerca a la tornamesa, donde enciende el botón del aparato, haciendo un clic.
─Me llama la atención la de las tres chicas ─. Le entrega el álbum donde se puede visualizar a la primera chica siendo maquillada por alguien, a la segunda chica cantando frente a un micrófono, y la tercera chica peinándole el cabello.
Julianna le toma el disco entre las manos, con cuidado abre la tapa e introduce el disco. Pone la aguja con delicadeza, y de pronto suena la primer canción de Flans.
─Miradas fuertes, besos de amor
Intermitente si y ahora no
Pretendes ser artista y espectador
Pero tu sombra me invita a querer
Y tu mirada entra en mi ser
Ya vive dentro, ya lo ves
La latina se encamina hacia el sillón tomando asiento junto a Janet. Comienza a mover la cabeza al ritmo de la canción y a cantarla por lo bajo.
─¿Puedo pedirte que me la traduzcas?
─¡Claro! ─, se pone de pie en busca de una libreta y una pluma ─. A veces se me olvida que estoy en Los Angeles.
Janet ríe ante su comentario.
─¿Naciste en México, verdad?
─Sí, no lo suficiente.
─¿A qué edad te fuiste de tu país?
─Recuerdo que fue una semana después de que cumpli 15 años. Mi... ─, se detiene un momento, tragando la saliva ─. Mi mamá quería hacer de nuestras vidas en otro lado. Decidió que Florida era lo mejor para nosotras.
─¡Vaya! Es un buen lugar allá.
─Lo es.
Encuentra la libreta y la pluma en el librero, vuelve a tomar asiento y se limita a traducir durante unos minutos. Janet menea la cabeza al escuchar la siguiente canción que es: En El Medio De Los Dos.
Julianna termina de escribirla, y alarga el brazo para darle la nota.
─¿Quieres que la regrese?
─Sí, amiga. Por favor.
Julianna se pone pie y regresa la aguja al inicio, donde vuelve a reproducirse la primera canción.
Janet se concentra en la hoja, siguiéndole el ritmo de la letra, y tratando de cantarla.
Julianna mira su reloj y solo faltan diez minutos para las 10:00 de la noche.
De pronto, piensa que ya es tarde para que Michael venga a su departamento a verla. Al segundo de pensar en esa posible idea, Julianna comienza a sentirse desanimada poco a poco.
No había tenido la oportunidad para pensarlo en toda esa tarde, pero... ¿Tres semanas?
¿Tres semanas sin verlo?
Sí. Tres semanas sin presenciar su espacio físico, su presencia física, sus órdenes, su voz, sus ojos cafés que para ella eran tan... especiales y únicos.
Era mucho tiempo, ¿no es así? Pero había una solución, que era hablarse por teléfono con él aunque fueran unos minutos.
Pero... no es lo mismo.
Julianna hace una mueca al intentar aceptar que Michael no vendría para despedirse de ella.
Pero no serán tres semanas. Van a ser más...
─Julianna, ¿puedo pasar a tu baño?
─Claro ─, sale de trance, asintiendo con la cabeza ─. Al fondo y en la segunda puerta.
─Gracias. No tardo.
Janet se pone de pie y desaparece por el otro pasillo del departamento.
Julianna bufa y se tapa la cara, suspirando con mucha lentitud. Se pone de pie para mirar la calle a través de la ventana. Buscando el coche de él o la limusina, a ver si corría la suerte de que él sí llegaría a verla. Los minutos pasan, hasta darse cuenta que dan 10:08.
De pronto, suena el timbre. Ella sonríe con alegría y corre a abrir la puerta.
Aparece él, con una sonrisa cansada en cuanto la ve. Julianna lo abraza y lo besa al instante sin pensarlo un sólo segundo.
─¡Me extrañaste! ─. Dice con diversión.
─Mucho ─. Vuelve a besarlo sin dejar que emitiera otro sonido más de su boca.
Michael acepta el beso con gusto. En lugar de sentirse más cansado de lo que estaba, siente como anímicamente se eleva de manera positiva. Michael la sostiene de la cintura y la aprieta con fuerza por su espalda, sintiéndola más cerca de él.
─¡NO ES VERDAD!
Michael se separa al oír la voz familiar. Observa a su hermana desde la estancia de la sala, donde se le encuentra sorprendida.
─¿Janet? ─. Pregunta nervioso.
─Pendeja... ─. Julianna murmura en español, lo que él no logra entender.
─¡Lo sabía! ¡lo sabía! ¡era verdad lo que estaba pasando! ─, corre hacia ellos, con una sonrisa de oreja a oreja ─. Son unos malvados, ¿cómo es que lo ocultaron por tanto tiempo?
─Yo... ─. Michael tartamudea, sintiéndose bloqueado por un momento.
─A millones de kilómetros se les notaba la atracción entre ustedes ─, emite un grito eufórico ─. Madison y yo estábamos en lo cierto.
Julianna cierra la puerta del apartamento, y se toca instintivamente los labios.
─Pareces cabra loca ─, Michael trata de sonar seguro de sus palabras ─. Baja la voz, hermanita.
Janet mira a Julianna, entonces se cruza de brazos.
─¿Tienes algo que decir en tu defensa, Julianna?
Julianna se encoge un poco, ríe nerviosa ante el comportamiento de su amiga.
─¿Culpable? ─. Dice con humor.
─Madison lo va a saber. Se pondrá igual de loca que yo ─. Se acerca a Julianna, jalándola como una niña emocionada.
─¡Janet! ─. Julianna se queja.
─¡Qué gusto, hermanito! Por fin ─. La morena ignora a su amiga y abraza a su hermano.
─Hey, hey, tranquila ─, la aleja un poco, sintiéndose un poco ridículo ante el comportamiento de su hermana ─. Te estás emocionando más que yo cuando le pedí que fuera mi novia.
Julianna le golpea con la mano hacia al brazo de él, como forma de regaño. Janet vuelve a gritar emocionada.
─¡No me hagan esto! ¡¿Son novios?! ─. Da un pequeño salto.
─¡Janet, por favor! ─, trata de calmar a su amiga ─. Michael tiene razón.
─¿De qué? ¿De qué son novios?
─Aparte. Pero no. De que pareces cabra loca.
Janet la ignora al darle un abrazo largo. Julianna mira a Michael con la cara un poco confusa, donde él le sonríe encogiéndose los hombros.
─Ya entendí. Con razón te vi un poco nerviosa ─, se separa de Julianna ─. Como no verás a mi hermano por tres largas semanas, querías una buena despedida.
Juliiana abre los ojos al captar el doble sentido.
─No, no ─, mueve ambas manos ─. Nada de eso, Janet.
─¡Vamos! Todos somos adultos ─, mira a su hermano ─. Te espero en el auto, así que tómate tu tiempo.
─¡Janet! ─. Michael la regaña sin dejar de sentirse avergonzado.
La morena le saca la lengua. Se despide de beso a su amiga que se halla apenada y rápidamente sale del apartamento, cerrando la puerta sin dejar que la pareja emitiera algún comentario.
Julianna mira a Michael, negando con la cabeza.
─Perdóname, Michael. A última hora decidimos venirnos para acá para escuchar los nuevos discos ─, se rasca la fente ─. Fue un impulso el besarte así, y... ¡Dios! ─. Se tapa el rostro.
Escucha como su novio suelta una risa. Siente sus manos sobre las suyas, para después descubrir su rostro poco a poco.
─No pasa nada. No estoy molesto, más bien avergonzado el que nos encontrara así ─, sonríe con timidez ─. Pero en algún momento se iba a enterar.
─Ay, pero no así, Michael. Que pena, Dios.
─¿Qué fue lo que dijiste hace un momento? ─, pregunta dudando ─. Algo de... pe..
Julianna ríe y niega con la cabeza.
─Es... una grosería. Pero en español. Quiere decir imbécil. O idiota. O tonta.
Michael le pone un dedo sobre sus labios.
─Entiendo, entiendo ─, ríe con humor ─. Sonó fuerte, ¿eh?
─Se me salió. Prometo no volver a decirlo
─. Le da un pequeño beso suave en sus labios.
Michael le sonríe, la mira a los ojos fijamente por un rato. Baja la mirada hacia los labios de ella y lame sus labios.
─¿Qué voy a hacer sin ti estos próximos tres meses, nena? ─. Susurra con la voz ronca de haber cantado tres horas seguidas.
─Te voy a extrañar ─. Dice con un deje de tristeza.
─No como yo te extrañaré ─. Le besa en la punta de la nariz.
Julianna sonríe ante el gesto tierno.
─Michael ─, pone sus manos en su pecho suavemente ─. Tres semanas sin verte serán un reto para calmar mis ansias. Pero no quiero presionarte más de lo que ya estás si no nos hablamos todos los días ─, suspira lentamente ─. ¿De acuerdo?
─Haré lo posible ─, le toma el mentón, para mirarla más de cerca ─. Por ahora... dame un beso que me haga recordarlo en los próximos días.
Julianna le sonríe. Toma su rostro entre las manos, y lentamente acerca sus labios para emitirle un beso lento, un beso que se graba en la memoria de los dos.
¡Buenas noches!
Aquí les traigo uno más de esta semana. Ahora sí que fue un capitulo un poco más largo del que suelo escribir.
Pero díganme, ¿que les pareció? ¿Qué les parece la relación que comienza a formarse entre ellos como novios?
Vota si te gustó, jeje.
Amor y paz. ✌🏼💜
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