Capítulo 31
Lunes pasó, luego martes.
Julianna mira el calendario que tiene a un lado de una pared suya y se visualiza el día miércoles. Suspira con pesadez mientras espera con el teléfono en la oreja. Lleva alrededor de seis minutos en espera de que Frank le comente algunas llamadas que ella debe de hacer con respecto a la nueva gira que está por venir, siendo llamada como el Bad World Tour.
─¿Julianna?
─Aquí estoy. Dime en qué te puedo servir, Frank.
─Sé que no está en tus funciones hacer llamadas que no sean exclusivamente de la empresa de Michael, pero te juro que estoy hundiéndome en el estrés si no tengo a alguien que me pueda a ayudar en unas llamadas. Sólo una cuántas.
Julianna sonríe casi con humor, negando con la cabeza.
─No tengo ningún problema con eso. Tú dime qué tengo que hacer y lo hago al instante.
Julianna saca la libreta de notas y su pluma, lista para escribir.
─Te lo agradezco enormemente ─, se oye como Frank aspira el puro, junto con el ruido de unas hojas ─. Necesito que le confirmes al dueño de Pepsi la reunión que tendré el día 27 de Junio. Pídeme otra cita con la discográfica para finalizar algunos contratos del nuevo álbum. También, necesito que me recibas a unas fotógrafas que vienen alguna parte de Asia, no recuerdo de donde son exactamente. Llegarán a eso de las tres de la tarde. Son muy puntuales por lo que me comentaron ─, se detiene unos segundos, hasta oír como gruñe y un golpe seco ─. Lo que me faltaba. Tiré la taza de café sobre las hojas.
─Frank, respira sólo unos segundos ─, Julianna suena determinante ─. Sólo unos segundos, yo espero aquí en el teléfono.
Pasan otros segundos, donde se oye varios ruidos del otro lado del teléfono. Julianna mira de reojo el reloj y son las 12:49 de la tarde. Se lame los labios, donde por inercia acomoda algunas plumas que tiene en la esquina de su escritorio.
─Lo necesitaba, Gracias de nuevo, Julianna. Sólo una última cosa y es todo.
─Dime.
─Tatiana pidió ver a Michael en la sala de juntas junto con su abogado, para discutir asuntos del divorcio. Ellos vendrán antes de las tres de la tarde.
Julianna hace una mueca de fastidio, sin dejar de rodar los ojos.
─Perfecto, ¿alguna otra cosa más, Frank?
─Sí..., quisiera que no le dijeras a Michael el trabajo que te estoy dando. Se molestaría un poco conmigo.
─No pasa nada. No diré nada.
─Gracias de nuevo.
Julianna le cuelga. Se pone de pie para quitarse el saco negro que porta esta tarde. Se vuelve a sentar y se dispone de hacer las llamadas que le pidió de favor el manager de Michael.
Luego de unos 20 minutos al realizar ciertas llamadas que llevaron un poco más de tiempo, se pone de pie y se dirige al garrafón donde se sirve agua en un vaso desechable. Se lo toma con gusto y respira fuertemente. Se agarra el cuello para liberar un poco de la tensión, hasta ver de lejos que viene Gerardo, saludándola amigablemente con la mano.
─Buenas tardes, Julianna.
─Hola, Gerardo ─, se saludan con la mano y una sonrisa ─. ¿Qué te trae por aquí?
─Vengo a buscar a Madison. Quiero invitarla a almorzar, sólo que ella no lo sabe ─. Cuenta con humor.
─Perfecto. Lo apreciará mucho. ¿Por qué no la esperas en su lugar? Apuesto que gritará de la emoción en cuanto te vea allí ─. Ríe un poco.
─Tienes razón. Iré para allá ─, le da la mano para despedirse ─. Nos vemos luego.
─Hasta la próxima. Pásenla bien.
Gerardo se retira con una sonrisa, da la media vuelta para encaminarse derecho hacia uno de los cubículos donde se encuentra el lugar de su prometida. Su vista se enfoca en otro lado, donde observa a István, quien la mira. Él la saluda de la mano con una sonrisa radiante, a lo que Julianna le responde con un saludo corto. De pronto, le asalta la conversación de Madison del otro día, donde mencionó que a ella no le podía gustar a él. Julianna se muerde la lengua al creer que la posibilidad de que él quisiera algo con ella fuera alta.
No fue hasta que su pensamientos se interrumpen ante un griterío. Julianna mira hacia el otro costado, observando como su amiga abraza con mucho fervor a su prometido, donde también lo besa con mucho amor, y sonriéndole con mucha felicidad.
Julianna se sienta en la esquina de su escritorio, mirando la escena con humor.
─Sorpresa.
Julianna se sobresalta, casi pegando un grito. Mira a su lado y siente como los ojos se le dilatan al verlo. Sonríe, pero al mismo tiempo trata de esconder la sonrisa.
─Michael ─, dice con entusiasmo sin evitarlo ─. Aquí estás.
Michael le sonríe, poniéndose frente a ella.
─Vamos a mi despacho.
Julianna coge la libreta del escritorio sin dejar de mirarlo. Después camina hacia el despacho y se detiene a unos centímetros de la puerta. Michael cierra la puerta a sus espaldas, poniéndole seguro. Sin perder el tiempo, Julianna se da la media vuelta, se abalanza hacia los brazos de él, dándole un beso con mucho fervor. Michael le responde al instante, donde la acorrala hacia la pared. Baja sus manos a su cintura, se encamina hacia las caderas y aprieta firmemente en ellas. Julianna posa sus manos en la espalda de él y después ríe.
─¿Qué sucede? ─. Michael ríe también en medio del beso.
─Parecemos dos muchachos hambrientos, como si nunca se hubieran visto en millones de años.
─Es lo que somos, nena ─, sonríe ─. Como también no nos hemos visto en millones de años. O al menos lo sentimos así, ¿no crees?
Julianna vuelve a besarlo, pero esta vez con más calma, posando sus dos manos en ambas mejillas de la cara de él.
De pronto, el teléfono de la estancia suena, interrumpiéndoles abruptamente su momento.
Michael se separa de ella casi de un jadeo, y le susurra que espere un momento. Se dirige al escritorio y toma el teléfono entre la mano.
─¿Sí?
Julianna se toca los bordes de los labios, con la finalidad de que el labial no se haya corrido. Pero no está en lo cierto, ya que observa fijamente a Michael con la boca manchada de su labial favorito. El rojo.
Se va al baño rápidamente a tomar un trozo de papel, lo moja sólo un poco y sale del baño, acercándose a Michael.
─Sí, entiendo, Frank. Pero tengo una duda.
Julianna agarra el mentón de Michael y lo limpia poco a poco. Michael la mira un poco confuso, hasta entender la acción de ella.
─¿Has hecho la cita en la discográfica? Me preocupa el asunto de la portada. Aún no se ha concretado nada ─. Se rasca la frente en señal de nervios.
Julianna vuelve a limpiar su boca hasta ver que está meramente libre del labial. De pronto, le asalta una idea. Sonríe ante ella.
─Frank, es por eso que Jones había dicho que tenía que ser en el intermedio, es decir, hace unos meses... ─. No termina de decir lo último hasta sentir unos labios en su cuello.
Traga saliva al sentir la calidez de ellos.
Julianna se separa ligeramente para verlo a los ojos, donde le sonríe con humor. Michael agarra la cintura de ella para alejarla un poco, pero no lo logra a tiempo hasta volver a sentir otro beso justo al otro lado del cuello. Cierra los ojos al sentir como ella lo abraza por encima de los hombros, sintiéndose diferente.
─Lo hablaremos por la noche, debo...
Un jadeo le asalta, donde la vergüenza se llena en su cara.
─Casi me ahogo con el agua que estoy tomando por tu estrés. Hablamos en la noche.
Cuelga rápidamente. Agarra los antebrazos de ella y la sienta sobre el escritorio.
─Estás en problemas, Julianna ─, la mira sorprendido acompañado de una sonrisa ─. ¿Por qué lo hacías?
─¿Yo? Yo no hice nada, Michael ─. Lo mira con fingida inocencia, a lo que le despierta una parte de Michael, sintiéndose atraído por ella.
─No me vengas con eso. De verdad estás en serios problemas ─. Trata de sonar molesto, pero falla.
─¿Y qué hará al respecto, jefe? ─, estira los brazos a un lado, inclinándose ligeramente hacia atrás ─. ¿Va a castigarme? ─. Le sonríe.
Michael la mira anonado por su comportamiento. De pronto, no sabe que decir, hasta que ella vuelve a hablar.
─¿No dirá nada?
Con la mano derecha, estira el brazo hasta tocar el saco de Michael, abriéndole un poco para tocar su estómago. Después, sube un poco hasta encontrarse con el primer botón. Ágilmente logra desabotonarlo. Michael le alcanza la mano, pero ella lo detiene.
─No. No toques.
Pone la mano de él a un costado. Con sus manos se dirige a los siguientes botones, mientras lo hace, no deja de mirarlo a los ojos. Michael pasa la saliva y se halla nervioso, no sabiendo poner en orden sus ideas.
Siente su pecho descubierto, donde se mira a sí mismo por unos segundos hasta mirarla nuevamente a ella.
─Quiero que sepas qué eres hermoso por dentro y por fuera.
Julianna posa una mano sobre su pecho desnudo y lo acaricia levemente. Desliza la mano hasta llegar al cuello, jalándolo hacia ella. Se besan de nuevo con mucha pasión. Michael toca su cintura, pero ella las aleja. Le susurra recordándole que él no la puede tocar. Pero Michael vuelve a fallar cuando agarra los muslos de ella.
Unos golpes suaves tocan la puerta, haciendo que la magia que sentían en ese momento, se rompa. La lámpara del escritorio cae, haciéndose añicos. Michael se separa de ella y mira por las televisiones.
─Es Tatiana.
Julianna mira también hacia las televisiones pequeñas. Se baja del escritorio y le ayuda a Michael a abrocharse los botones.
─Quiero evitarme un escándalo con ella. Voy a esconderme.
─No, Julianna. Ella debería irse a la sala de juntas, no venir a mi despacho.
─Díselo mientras estoy en el baño.
Camina hacia al baño y cierra la puerta poniéndole el seguro. Michael se acomoda el saco y un poco sus rizos. Por inercia, también se limpia la boca con la mano, para quitar algún rastro del labial rojo. También su favorito.
Abre la puerta del despacho y se encuentra con ella. Viste de shorts de mezclilla, con una blusa blanca y sus zapatos de tacón.
─Hola, Michael. ¿Puedo pasar?
─Hola, Tatiana. Quedamos en vernos en la sala de juntas.
─Sí, eso lo sé ─, ríe un poco nerviosa ─. Pero creo que tu despacho es más privado, y la sala de juntas no. Por favor, no serán ni cinco minutos.
Es que no puedo. Julianna está aquí.
─Tatiana, no puedo...
─Por favor, Michael ─. Se cruza de brazos, asumiendo que se está molestando.
Le toma unos segundos, hasta hacerse a un lado para que ella pase. La puerta se cierra y se sienta en su silla. Tatiana toma asiento enfrente de él, cruzándose las piernas.
─¿Qué quieres decirme?
Se acomoda el traje, y de reojo mira la puerta del baño que está a su derecha.
─Antes de que nos reunamos con nuestros abogados para finalizar nuestro... divorcio ─, hace una mueca de tristeza ─. Quiero pedirte disculpas por estos tres años. Todo este tiempo en matrimonio no fue mentira en todo.
─¿De qué me hablas? No entiendo, Tatiana.
─Yo te quise. Te tomé mucho cariño. Pero no lo suficiente ─, lo mira casi melancólica ─, se que debí habértelo dicho desde hace mucho, pero me acobarde. Tampoco me quiero justificar el que yo haya querido amenazar a Madison y a tu hermana. De algún modo me volví alguien que no era ─, se toca unos cabellos ─. Creo que a lo que quiero llegar es que me disculpes por todo el daño que he causado. Juro que no era mi intención, pero sé que la culpa la tengo solamente yo.
Michael la mira asombrado por las palabras que le salieron de la boca. Comienzan los recuerdos de hace tiempo atrás, como cuando se dieron su primer beso, cuando él le confesó que ella le gustaba mucho. Cuando le pidió matrimonio en un crucero.
─Estoy sorprendido, Tatiana. No sé qué decir al respecto ─. Pone sus dedos sobre la boca, mirándola fijamente.
─No tienes que decir nada. Tampoco espero que me perdones. Pero necesitaba decírtelo ─, lo mira mientras ladea la cabeza con una media sonrisa ─. Has sido mi mejor amigo desde el bachillerato. Fuiste mi novio, luego mi esposo. Y no me gustaría que termináramos como si nuestra historia fuera en balde. Lo odiaría ─. Se le escapa una risa.
Michael vuelve a mirar de reojo a la puerta del baño. Respira fuertemente y mira de nuevo a Tatiana.
─Gracias. Lo aprecio de verdad, Tatiana.
Le sonríe con melancolía. Deja escapar un suspiro largo.
─Michael. Sé que de algún modo no tengo el derecho para pedirte lo que quiero pedirte. Pero es mi último deseo.
─Tatiana, eso lo discutiremos con nuestros abogados. No hay nada de que preocuparse ─. Se endereza hacia al frente poniendo sus manos en el escritorio.
─No. No es nada del dinero, ni de las propiedades. Nada de eso ─, niega con la cabeza ─. Yo...
Michael la mira con atención, olvidándose de que Julianna se encuentra en el baño.
─Sólo por última vez, me gustaría que pasáramos la última noche como marido y mujer ─, se pone de pie y rodea el escritorio ─. Quiero que me hagas el amor. Sólo por última vez.
¡Buenas!
Aquí les traigo otro capítulo más. Me he tardado un poco por no corregir el capitulo , pero ya está.
¿Qué les parece que Tatiana le pidió eso a Michael? ¿Creen que él... lo acepte?
Espero que les haya gustado, por favor regalame un voto y coméntame si te gustó o si lo odiaste, jaja.
Amor y paz. 💜 ✌🏼
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro