Capítulo 30
Estando en una habitación de mayor lujo echa un vistazo alrededor suyo. Una cama matrimonial color verde claro, el piso está adornado de un tapete blanco con limpieza suma, paredes del mismo color y unas pinturas pequeñas. Julianna se desviste y se pone su traje de baño de una pieza color rosa fuerte. Se desamarra el cabello, con sus manos morenas se acomoda el cabello al caminar hacia el espejo donde se mira muy cerca; el rimel es lo único que acompaña en su rostro. Se da la vuelta y sale de la habitación. Baja por las escaleras para salir al patio donde se encuentra la piscina de un tamaño grande, entonces observa a Janet y a Madison.
Nunca creí tener unas amigas como ellas, y me siento feliz con ellas.
Camina hasta llegar con ellas y sonríe.
─¿Qué escuchan?
─Estamos buscando alguna canción de Paula Abdul. Pero al parecer Madison no los tiene.
Madison la mira con unos anteojos de sol puestos.
─Cuando vayamos de compras, las compramos. Por lo mientras, deje que Julianna ponga música de Luis Miguel.
─¿Louis qué? ─. Pregunta confusa.
─Louis no ─, ríe la latina y toma asiento en el camastro ─. Luis Miguel. Es un artista mexicano.
─Oh ─, asiente con la cabeza y se quita el sombrero de playa ─. Lo siento.
Julianna agarra su bolsa y saca unos casets. Escoge uno de esos tres casets y lo introduce introduce la grabadora de Madison.
Suena de pronto y Julianna se pone de pie con la bebida fría entre manos y sin pensarlo de más, comienza a cantar al ritmo de la canción.
─Cuando calienta el sol aquí en la playa
Siento tu cuerpo vibrar cerca de mí.
Es tu palpitar,
Es tu pelo,
Son tus besos
Me estremezco,
Oh uh!
Comienza a bailar al ritmo de la música, y sus amigos gritan con emoción emoción verla y sentir el ritmo de la canción.
─¡Así se hace, chica!
─¡Muevelo, chica!
Julianna ríe y bebe un poco antes de seguir cantando.
─Cuando calienta el sol.
Al terminar la canción, las chicas aplauden y se ponen de pie como si de frente vieran a algún célebre famoso.
De pronto, otros aplausos se unen, haciendo que las chicas enfoquen la mirada hacia lo lejos.
Julianna se ruboriza al percatarse de quien se trata.
Ay no.
Michael le sonríe a ella, y se acerca junto con Gerardo, quien inmediatamente se dirige a Madison, dándole un sonoro beso.
─Hola, chicas.
─¡Michael! ─, abraza a su hermano dándole un beso en la mejilla ─. No sabía que ibas a venir.
─Vine sin invitación ─, ríe y observa de reojo a su novia ─. ¿Puedo estar aquí un rato?
─¡Claro! ¿Quieres algo de tomar?
─Lo que quieras sin alcohol, por favor. Y gracias, hermanita ─. Se sienta a lado de Julianna, haciéndole temblar.
Janet sonríe de lado y desaparece por el ventanal de la cocina.
─Tengo la impresión de que esa canción trataba algo más... íntimo ─, habla casi cerca de Julianna ─. ¿Crees traducirmela algún día?
─Eres un bobo ─, lo golpea en el brazo ─. Dijiste que ibas a llegar más tarde.
─Oh, vamos ─, le sonríe ─. Sabes que no puedo aguantar mucho tiempo para verte, cariño.
Julianna sonríe.
─Siéntate allá. Puedo ver tus manos desde allá, Michael ─. Le advierte con una pequeña sonrisa.
─¿No me darás siquiera un beso en la mejilla a modo de saludo?
Julianna mira a su alrededor. Se acerca a él para darle un beso en la mejilla, y tal como había sospechado, termina dándolo en la esquina de sus labios delgados.
─¡Michael! ─. Susurra casi nerviosa.
─¿Qué pasa? Fue un simple beso ─. Sonríe con malicia.
─Es en serio. Muévete para allá.
En eso, Madison sale con unas dos bebidas frías en las manos, Gerardo con otras bebidas y por fin Janet sale con otras bebidas. Michael se pone de pie y se sienta en el camastro justo en frente de ella. En cuestión de segundos, mira el traje de baño de su novia. Observa los pechos que se marcan gracias al traje de baño, los muslos y piernas desnudas.
¡Contrólate!
Julianna le echa una mirada de advertencia. Michael desvía la mirada y toma la bebida que su hermana le ofrece con cariño. Lo toma un gran sorbo de agua y mira la piscina para distraerse un momento.
─¿Quieren meterse a la piscina? Es un buen momento ahora que el sol está entre las nuebes ─. Anuncia parándose del camastro.
─¡Sí! ─. Janet toma un sorbo de su bebida fría y sin más, empuja a su hermano a la piscina.
Provoca la risa de los demás, y Michael, ágilmente jala la mano de su hermana y la tira a ella. Gerardo carga a su novia con los brazos y da dos pasos para lanzarse a la piscina. Julianna ríe ante eso y se prepara para hacer lo siguiente.
─¡Vamos, Julianna ─, Janet la anima ─. ¡O Michael irá a empujarte!
─¡Un momento!
Julianna corre unos pasos hasta llegar a una escaleras poco altas, donde se posiciona hasta llegar al trampolín. Del trampolín a la piscina son pocos metros, Julianna se prepara. Exhala e inhala dos veces.
Michael la mira desde una esquina, mirando cada parte de su cuerpo. Con deseo, centra su mirada en la V del traje de baño.
Es como un pecado.
Julianna flexiona las piernas y salta dos veces para dar una vuelta completa y caer derecha al agua fría. Incluyendo a Michael, sus amigos aplauden y vitorean a su amiga que acaba de dar un salto casi perfecto.
Julianna saca la cabeza por el agua y se limpia un poco el rostro, quitando rastro de agua.
Michael llega hacia a ella con una sonrisa.
─Eres buena saltando.
─Cinco años en natación. Era algo que me gustaba mucho hacer en el bachillerato.
Michael le sonríe con ternura. Julianna le avienta el agua sin previo aviso, se abalanza hacia su novio y éste le sigue el juego.
~¤~
Luego de unas horas en la piscina, y de comer unas hamburguesas con papas fritas y acompañados de Coca Cola fría, el sol se desvanece hacia el horizonte, donde la luna está a nada de tomar el cielo a su gusto. Los amigos se encuentran en el patio, con la música baja y unas latas de Coca y uno que otro alcohol.
Julianna sale del baño luego de lavarse las manos y bajarle al baño. Se encamina hacia el patio donde está la piscina y sus amigos, incluyendo su novio.
Novio...
Hasta pensarlo le sonaba raro, pero no puedo evitar sonreír internamente.
Se encuentra con la sorpresa de que no los encuentra por ningún lugar, así que se adentra de nuevo a la casa pero dirigiéndose a la espaciosa cocina de Madison, pero tampoco los encuentra. Camina por el pasillo, y oye de fondo la música de Toto por las bocinas que se encuentran en una sala no muy grande que habita en la mansión de su amiga. Con un poco de alivio se acerca a la puerta para tomar la manija, es cuando siente un suave jalón del otro brazo y la regresa hacia el pasillo a medias oscuras.
─Ay, Michael ─, susurra un poco más asustada que un regaño ─. ¿Qué pasa?
─Buscando un momento a solas contigo, nena ─, pega una risilla y sube su mano por la cintura ─. ¿Te espanté?
─Ni tanto.
Julianna sonríe. Sin más tiempo, estira sus brazos hacia el cuello de Michael y lo abraza alrededor de éste, para darle un gran beso en el que Michael no pensaba otra cosa más que en eso. Gustosamente, Michael le corresponde y la atrae hacia él tomando su cintura y presionando un poco con sus dedos.
Michael da unos tres pasos hasta dejar a Julianna contra la otra pared del pasillo a medias oscuras, su anatomía se pega a la de ella y siente en su pecho como los senos de ella tocan al suyo, haciendo más evidente el nacimiento de estos. Dejándose llevar, con la mano izquierda enrolla la cintura mientras que en la otra baja la mano hasta detenerse en sus muslos, donde por primera vez, siente su piel suave y no las medias que suele usar en la empresa.
Michael se separa ligeramente de su boca, con la respiración poco agitada y mezclándose con el de Julianna.
─¿Recuerdas nuestra conversación de anoche?
─Tenemos una plática pendiente, creo... ─. Quiso hacerse la ingenua, haciendo sonreír a Michael.
─Bueno ─, se lame los labios y susurra cerca de sus labios ─, para ser la primera vez de una chica es una ocasión especial, más con la finalidad de que es por amor, por cariño, por sentimiento propio. El pensar que tú no has sido tocada por nadie, me hace sentir ligeramente sorprendido, porque no pasas desapercibida. Tu belleza como mujer brilla en cada rincón de cada lugar. Pero... ─, Michael sube la mano metiéndose en la playera blanca holgada y pasea lentamente con sus dedos ─, a la vez me pone un tanto feliz y excitante. El que una chica como tú no haya sido tocada por nadie se vuelve casi obsesivo. Peor cuando es la chica a la que amas ─. Se detiene hasta llegar al borde del broche del brassier, entonces por inercia, Michael restriega suavemente su masculinidad en el vientre y parte de su intimidad de Julianna, haciendo soltar un pequeño gemido a su novia.
Michael la vuelve a besar, esta vez con un poco más de frenesí. Julianna le corresponde y baja las manos hasta dar la espalda de Michael para abrazarlo y sentirlo aún más cerca. De pronto, el ambiente cambia, ya no se vuelve tan incómodo para ella, y mucho menos para él. De momento, sólo por un momento, Julianna imaginó como sería sentirse tocada por Michael carne por carne.
Michael gruñe ligeramente al separse de nuevo y suelta un gemido al sentir que está ocasión puede no controlarse por mucho tiempo.
─Te amo, Julianna.
Julianna le sonríe con la respiración poca agitada. No pasa un segundo más para cuando acerca sus labios al oído de él.
─Para cuando llegue el día en que me hagas el amor, y el que me hagas tuya por primera vez, lo sabrás ante mi mirada.
Luego le deposita un beso húmedo por el cuello de Michael. Éste se siente más animado de lo normal. Pone su cara entre la clavícula de su amada, aspirando su perfume, apretando ligeramente con sus dedos las caderas.
─¿Qué pasa? ─. Pregunta Julianna.
Michael ríe un poco.
─Controlándome. Estoy así de llevarte a Neverland. O mejor dicho... a las habitaciones de huéspedes de Madison.
Julianna ríe ligeramente nerviosa. Con lentitud, retira las manos de Michael de sus caderas. Se acerca a las puertas de que da entrada a la sala. Se mete sin más.
─¿Y Michael? ─. Janet pregunta al mirarla sentarse en el suelo alfombrado junto con los demás.
─Creo que en el baño todavía.
En eso, se reproduce Just a gigolo de David Lee Roth. Todos comienzan a cantarla menos ella, que sólo pone atención en escucharla por primera vez.
Por otro lado, Michael se adentra al baño en que acababa de salir Julianna. Cierra la puerta casi dando un portazo. Las luces se prenden y es cuando se mira al espejo por un par de segundos hasta cerrar los ojos.
¿Qué me sucede, Dios mío?
Se pasa la saliva por la garganta. Siente aún la dureza de su masculinidad, por lo que piensa con la mente fría... por un buen rato.
Buenas noches, mis queridos lectores. :")
Les traigo otro capítulo. ¿Qué piensan de lo Michael le dijo a Julianna ya en lo último?
Yo me emocioné mientras lo escribía, jaja.
En fin, espero que les haya gustado. Por favor, vota si te gustó y coméntame algo, jeje.
Amor y paz. 💜✌🏼
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