Capítulo 16
El timbre suena, Madison se inclina hacia la ventana y mira a Janet que ha llegado. Madison baja por las escaleras y abre la puerta.
─Pasa, pasa. Julianna ya llegó.
Janet le da un beso en la mejilla a Madison a manera de saludo, ambas chicas suben hasta la habitación de Madison.
En eso, la puerta del baño se abre dejando ver a Julianna, que muestra una media sonrisa y se acerca a saludar a Janet en la mejilla.
─Ahora que ya estamos las tres, empecemos ─. Comenta Janet.
Julianna saca el vestido morado de la bolsa de plásticoque lo protege y comienza a desvestirse dejándose ver en ropa interior. Nota que Madison y Janet hacen lo mismo y están por ponerse los vestidos hasta que la miran de pies a cabeza.
─¿Ese es tu cuerpo natural? ─. Pregunta Janet con sorpresa.
─Sí, bueno... he ido al gimnasio, no es gran cosa.
─¡Te envidio!
Julianna ríe.
─¿Por qué? ─, Madison mira a Janet como si estuviera loca ─. Tú también tienes un muy buen cuerpo, sin embargo, yo soy la que tengo menos cuerpo.
Julianna rueda los ojos con diversión mientras termina de abrocharse los botones del vestido, se acomoda bien las medias negras no tan transparentes y se dirige al tocador para cepillar su cabello.
─Michael irá al evento.
Julianna tira el cepillo y se sobresalta.
─¿Qué, Janet? ¿Michael irá? ─. Pregunta con algo de vergüenza.
─Sí, anoche le dije y aceptó. Irá solo.
Julianna asiente con la cabeza varias veces sin decir una sola palabra. Recoge el cepillo del suelo y sigue con el mismo proceso.
─¿Acaso te agrada la idea, Julianna? ─. Habla Madison con un tono coqueto.
─¡Ay ya, Madison! ─. Canturrea con fastidio.
─Ya déjala ─, le dice en voz baja Janet a Madison. Julianna trata de descifrar lo que dice ─. Ya verás que ambos no querrán vivir el uno sin el otro.
Julianna da vuelta y las mira.
─¿Por qué ustedes quieren que esté con Michael? Olvidemos que está casado ─, mueve las manos ─, yo... Julianna Casanova Aguirre ─, se señala a sí misma con el cepillo ─, no caerá en los deseos de un hombre otra vez ─. Y da vuelta para comenzar a maquillar su rostro.
Janet y Madison se miran un poco confusas tratando de comprender las palabras de su amiga latina.
─¿Sabes que Tatiana engaña a Michael, Julianna? ─. Dice Janet después de unos segundos de silencio.
─¡¿Qué?! ─. Madison alza la voz sin dejar de mostrar que está sorprendida.
Julianna alza la ceja y la mira a través del espejo. Janet asiente con la cabeza y suspira mientras se sienta para ponerse las zapatillas negras.
─Como dos días después de que llegué a Neverland, fui al salón de música a tocar el piano un rato. De pronto se escucharon unas risas, y créeme... ─, Janet bufa ─, la risa de ella es tan falsa como las series, tanto que me pone tan furiosa, supe que Michael no estaba, así que era mi oportunidad de decirle algo a ésa sinvergüenza.
Julianna la observa a través del espejo sin dejar de ponerse un poco de base en el rostro.
─¿Qué le dijiste, Janet? ─. Pregunta Madison con un tono serio.
─Llegué y la sorprendí hablando con otro persona que tiene. Ella me miró con sorpresa, colgó y... ─. Janet mira al suelo con algo de tristeza.
─¿Y qué pasó después? ─. Insiste Madison mientras coge sus pinturas para maquillarse los párpados.
─Me amenazó, me dijo que si corría a decirle todo a Michael, que la consecuencia sería qué Michael dejaría de verme como su hermana. Prácticamente su única hermana, porque tengo otras dos... pero no nos hablamos.
Julianna da vuelta para mirar a Janet, se acerca a ella y se arrodilla ante Janet que se encuentra sentada.
─Eso es imposible. No creo que...
─También hizo lo mismo conmigo ─. Madison interrumpe las palabras de su amiga.
Ambas chicas morenas la miran con los ojos abiertos sin ocultar la sorpresa.
─¿Qué carajo? ─, Julianna se pone de pie sin quitarle la mirada ─. ¿Cómo que hizo lo mismo contigo?
─Sí.
─¿Por qué no me lo dijiste, Madison? ─. Janet habla y se pone de pie.
─Nadie me lo iba a creer.
─¿Cuándo fue eso?
─Casi como un año. La encontré besándose a un chico un poco más joven que ella, el chico era de muy buena clase y de muchísimo dinero, si no me equivoco... es el hijo de un amigo de papá. Pues la sorprendí, y lo mismo ─, señala a Janet con la mano ─. Me amenazó, dijo que Michael me odiaría, inventando alguna estupidez y que eso mis padres dejarían de verme como su hija.
Julianna niega con la cabeza varias veces.
─No, ¿cómo puede ser posible? ¡Esa mujer no es Dios, carajo! Tienen que decirle a Michael, de alguna forma tienen que hacerlo.
─Julianna ─, Janet se acerca a ella y la toma de los hombros ─, Michael no me creería, ya que siempre le decía que ésa mujer no es para él, que me cae mal. Además, hubo un tiempo en que... gracias a mi cuñada, Michael y yo discutimos muy fuerte y nos dejamos de hablar como dos meses, luego me pidió perdón y yo a él, pero Michael me pidió que nunca más volviera a hablar mal de su esposa.
Julianna hace una mueca.
─Con mayor razón ─, Madison niega con la cabeza ─. Lo conozco desde que éramos adolescentes, y si le digo no me va a creer. Sé que no lo hará.
─¿Entonces? ─. Julianna se cruza de brazos.
─Michael tiene que verlo con sus propios ojos ─. Madison y Janet hablan al mismo tiempo.
Julianna bufa y cierra los ojos por un instante.
Dentro de su corazón exige que haga algo a sabiendas de que Tatiana Thumbzen no merece estar con Michael, pero su mente le grita que no es su obligación hacerlo.
Una extraña sensación recorre por su cuerpo, siente como la piel se le enchina, y dentro de ella se apodera un coraje inmenso.
Michael no merece eso. Él es tan bueno, tan humilde. ¿Acaso los buenos merecemos que nos hagan daño?
Un lágrima rebelde sale de su ojo y ella lo limpia con rápidez.
─Janet y Julianna ─, las chicas nombradas miran a Madison ─. No debería interrumpir un momento así, pero tenemos 15 minutos para arreglarnos. Michael es muy puntual.
─Tienes razón ─, Julianna contesta de inmediato y va hacia al espejo a maquillarse los ojos ─. Hay que apurarnos.
~•~
Se abre la puerta de la limusina. Michael sale de él y le agradece a su chófer. Se acomoda bien el saco negro que acompaña la camisa morada, se detiene frente a la puerta y toca el timbre con emoción.
La puerta se abre dejando ver a su hermana, ella le sonríe y le da un beso en la mejilla.
─Siempre puntual, es bueno.
─Así es como debe ser, hermanita.
─Déjame llamarlas.
Janet se aleja de su hermano y grita el nombre de ambas chicas que faltan por aparecer delante de la vista de él.
Madison baja primero, quien se acerca a darle un beso de saludo en la mejilla y se separa de su mejor amigo. Michael alza un poco la mirada hacia las escaleras, mirando con detalle el vestido morado que trae, como le marca la silueta con ése vestido, haciendo que él se sonroje un poco, rogándole al cielo que no tenga pensamientos fuera de lugar.
─Hola.
Le da la mano, y por inercia él se acerca a saludarla en la mejilla con un beso.
Julianna mira a sus amigas con una sonrisa nerviosa y Michael lo nota, ya que suelta una risilla.
─Ya estamos listas, hermanito. ¿Qué tal nos vemos?
─Un poco ajustados sus vestidos, pero se ven bien ─, responde sin quitar la vista de Julianna, donde Janet y Madison se percatan de la situación ─. Después de ustedes, chicas.
Julianna sale primero, luego Madison, Janet, y hasta al final Michael. Se suben a la limusina, acomodándose cada quien escogiendo el espacio que hay dentro de la limusina, Janet le pide al chofer que ponga a Bananarama, suena Venus, y la limusina acelera dirigiéndose al evento.
Después de 20 minutos llegan a un departamento, se bajan de la limusina con cuidado y cierta elegancia, después se detienen a contemplar el lugar. No hay mucha gente, pero es gente de mucho dinero.
─¿A dónde nos trajiste, Janet? ─. Madison pregunta.
─Es un evento tipo cóctel. Me parece que una de mis amigas celebra un proyecto que en unos días estará en las revistas o algo así.
Julianna se aleja un poco de ellas, algo en su alrededor le llama la atención. A punto de caminar, alguien le toma el brazo.
─¿A dónde vas? ─. Michael pregunta con humor.
─Es que hay... ─, trata de descifrar el lugar que está algo lejos ─. Hay algo que me llama la atención.
─Espera. Primero saludemos, es de mala educación no saludar.
Julianna lo mira y rueda los ojos con diversión.
─Pues vayamos.
Michael pone su mano en la cintura de Julianna. Siente un pequeño sobresalto de ella pero aún así se quiere arriesgar de que ella quite su mano, pero no lo hace. Entran y hay varias personas muy alegres bebiendo una que otra copa.
Saludan a varias personas, Madison se va con un grupo de chicas, Janet se va con su amiga que la había invitado y Julianna se dirige a los bocadillos junto con Michael.
Hay una mesa larga de madera que adrona pegada a la pared del salón, lo tapa un mantel blanco, acompañado de de figuras onduladas, y varias figuras geométricas. Hay dulces, entre ellos: bombones, barras grandes de chocolates, paletas, y chicles. Bocadillos fríos, jarras de aguas frutales, y varios vinos acomodados de manera diagonal.
Julianna agarra un pequeño plato y pone varios bocadillos, y Michael hace lo mismo, mira a Julianna y se acerca para preguntarle:
─¿Quieres vino o agua frutal?
Julianna lo piensa unos segundos y le responde:
─Ésta noche quiero tomar un poco de vino.
Michael asiente con la cabeza. Uno de los meseros están a su alrededor se acerca a ellos, Michael pide abrir uno de los vinos, y el mesero lo hace, agarra una copa para servirlo a mitad y dárselo a él.
─Gracias.
Se lo da a Julianna y le agradece.
─Ojalá hubiera comida mexicana. Como extraño esa comida.
Michael la mira con algo de ternura.
─¿Conoces a esas personas?─. Julianna le pregunta con la intención de distraerlo.
─Algunas.
Julianna come de sus bocadillos y se dedica a mirar a su alrededor.
─Julianna, ¿podemos...?
─Hola, señor Jackson.
Ambos voltean a ver. Una chica cabello negro recogido de lado, ojos azules y un vestido rojo aparece ante la vista de Michael y de Julianna.
─Buenas noches. ¿La conozco?
─No, pero quisiera conocerlo.
Julianna toma de su copa y habla con una sonrisa fingida.
─Los dejo solos ─, mira a Michael ─. Nos vemos al rato.
Julianna se aleja y Michael trata de hablarle pero se percata que la chica le habla.
─Me llamo Gaby, soy una amiga de su hermana Janet ─. Le da la mano.
─Gusto en conocerte ─. Se la da y la retira.
─Le pido una disculpa por llegar así... pero tenía muchas ganas de conocerlo desde hace tiempo, lo vi y no quise negar está oportunidad.
─No hay de que disculparse, Gaby. Todo está bien ─. Le muestra una sonrisa nerviosa.
─Creo que incomodé a su esposa ─. Dice con nervios.
Michael sonríe de oreja a oreja.
Mi esposa...
─En realidad no somos esposos, es mi...─. Su mirada se dirige hacia al fondo, Julianna se encuentra hablando con un hombre alemán.
Julianna toma de su copa y le responde aquel hombre:
─No. No tengo.
─No sabe lo bien que me agrada oír eso de usted, señorita Casanova ─. Habla con una sonrisa, esas que matan al instante.
Julianna sonríe sin poder evitarlo y ríe.
─Bueno... siento decepcionarlo, pero le diré que no busco tener novio, señor Haider.
Aquel hombre rubio, ojos azules, un bonito traje azul marino, le sonríe coqueto, tratando de ser amable y coqueto con Julianna.
─¿Sabe que... las cosas que menos esperamos son las que llegan a nuestras vidas?
─Eso es una estúpida frase.
─Pues no lo es ─. Le sonríe de manera encantadora queriendo qud Julianna le devuelve a la sonrisa.
A punto de hacerlo, alguien dice que habrá lo que Julianna había extrañado. Comida mexicana. Julianna se emociona y sale al patio junto con los demás invitados para servirse la comida dejando atrás al alemán.
Siente una presión y un jalón fuerte alejandola de donde está. Al mirarlo se muestra confusa.
─¿Por qué me jalas?
─¿Dejas que te coqueteen?
─¿Coquetear?
─Sí, Julianna.
─¿Quieres explicarte? Porque creo que exageras, hombre.
Michael la mira sin decir una sola palabra por varios segundos, la jala aún más buscando un lugar donde sentarse hasta hallar uno luego de alejarse de la gente.
─¿No lo entiendes, verdad?
─¿Entender qué?
─Me siento... ─, murmura ─. Celoso. Estoy celoso, Julianna.
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