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Capítulo 15

Julianna lo mira a los ojos y él también a ella.

En ella refleja nerviosismo. No sabe que hacer mientras mira los ojos de Michael, su respiración se acelera y él lo nota. Nadie dice algo, la respiración de ambos se escucha, un rizo de él cae sobre su frente, haciendo que se vea más atractivo ante los ojos de ella.

No puedo con esto...

Ella dice que no puede seguir con esta situación que la hace incomodarse. Él dice que no puede seguir con esta situación porque quiere volver a besar esos labios que empiezan a torturarlo.

Michael acerca su mano para tomar la mejilla izquierda de ella, ella cierra los ojos y más se acelera su respiración con nervios. Él se acerca con mucha lentitud y conforme se acerca a los labios de ella, él cierra los ojos.

─¿Tienes miedo? ─. Le susurra.

Ella no responde.

─Julianna...

─Tengo miedo...

Michael se encuentra a unos pocos centímetros de sus labios.

─Solo un beso...

De nuevo ella no responde a los segundos que transcurren, Michael puede sentir cerca de su cara la respiración acelerada de Julianna, lame sus labios y de pronto, el mundo desaparece por completo cuando la besa con mucha lentitud. Mueve sus labios un tanto lento sabiendo que puede ser rechazado. Pero siente un movimiento más. Julianna también mueve sus labios y él se siente un poco más en confianza para seguir. Con la otra mano presion la cabeza de ella para profundizar aquel beso que empieza a convertirse es un beso frenético.

Siente como ella pone sus manos alrededor de su cuello con lentitud, Michael baja ambas manos dirigiéndose a la cintura de ella, para descansarlas ahí. Julianna se pone de pie sin dejar de besarlo y él hace lo mismo. Con fuerza, pega el cuerpo de ella hacia el de él, soltando un quejido de Julianna.

Por falta de oxígeno, se alejan lentamente, ella es la primera en abrir sus ojos y después Michael. Baja la mirada algo avergonzada, sintiéndose enojada con ella misma y regañandosd. Michael se da cuenta que ella ha bajado la mirada, entonces levanta el mentón y la mira a los ojos fijamente.

─¿De qué tienes miedo, Julianna?

Julianna lo mira y carrespea.

─No debimos hacer esto...

Ella se separa pero él lo impide aún con las manos en la cintura.

─¿Tienes miedo de besarme?

Ella suelta una risa amargada.

─No... ─, su voz suena molesta ─. Besarte... claro que no tengo miedo.

─¿Qué es?

─¿No lo ves o te haces? Estás casado.

─Es verdad. Es sólo que...

Ella lo interrumpe y por fin se aleja de él un poco para poder pensar con claridad.

─Michael, ya no lo compliques más, por favor. Yo... no puedo gustarte, entiendelo ─, lo agarra de la mano sin dejar de mirarlo ─. Estás casado. Y yo no quiero enamorarme de alguien que terminará lastimandome.

Michael la mira con sorpresa.

─Julianna...

─Si estás pensando en acostarte conmigo, olvidalo, yo no caigo.

─¿Cómo puedes decir eso? ─, la mira con asombro acercándose a ella ─. ¿Es eso? ¿piensas que lo hago para.. eso?

─Todos los hombres piensan en eso ─. Se cruza de brazos.

─Julianna, yo no soy así.

─Ya tengo que irme.

Da la vuelta para irse pero la detiene tomando su antebrazo de ella para verla de frente.

─Déjame al menos llevarte a tu casa.

─Michael...

─Por favor.

Ella lo mira unos segundos, dándose cuenta como él la mira con ternura, entonces asiente la cabeza. Michael agarra su sombrero y se lo pone en su cabeza, apaga la luz de su oficina y ambos salen. Julianna coge su abrigo, se lo pone y toma sus cosas. Pasan al elevador y dentro de él bajan al último piso. Se despiden de los empleados de limpieza, salen del edificio, suben a la limusina que los espera y éste arranca hacia el departamento de ella.

Luego de varios minutos, el chofer abre la puerta, Julianna baja seguido de Michael y y se detienen. Con algo de nervios, ella se acomoda la tira del bolso sobre su hombro y mira a Michael.

─Gracias por traerme.

─Por nada.

Julianna estrecha la mano junto la de Michael a manera de despedida, sin embargo, Michael toma su mano con mucha ternura y la acerca a él convirtiéndose en un abrazo.

─No pienses que quiero eso, porque me disgusta que lo pienses. Te lo vuelvo a repetir... me gustas.

Julianna traga su saliva y se separa de él.

─Buenas noches, Michael.

─Buenas noches, Julianna.

Ella da vuelta, saca sus llaves del bolso y abre la puerta, se mete y lo mira. Michael le dedica una sonrisa, esas que son de oreja a oreja, haciendo estremecer a la chica latina.
Julianna baja la mirada y por fin cierra la puerta, entra subiendo a la escaleras para dirigirse a su departamento.

Michael se sube a la limusina alejándose de allí.

~•~

─¿El día jueves? Faltan tres días.

─Ajá.

Janet toma de su malteada y mira a Julianna y Madison.

─Entonces propongo que vayamos hoy a comprar los vestidos ─, Madison mira su reloj de su muñeca ─. Apenas es la una de la tarde.

─Me parece buena idea ─. Dice Julianna.

─Digo lo mismo, terminemos de comernos las malteadas y vamos ─. Habla Madison.

Julianna es la ultima en comer la malteada. Janet paga las malteadas y se retiran del restaurante. Caminan por las calles hasta llegar al auto de Madison, se suben y en eso suena una cancion de The Doors.

Llegan a un estacionamiento, donde en u  lugar se estacionan frente de las tiendas de ropa. Las tres bajan al mismo tiempo y se dirigen a la primera tienda que ven.

─Un consejo. Deberian comprarse un vestido que sea de acuerdo a su personalidad.

─¡Que buena idea! ─, exclama con emocion Madison ─. Una vez me lo habias dicho, pero nunca hice caso.

─Entonces sigamos el consejo de Janet, Madison.

Julianna mira entre los vestidos, no todos le agradan, mueve algunos y trata de ver cual le quedan hasta que encontrar uno de su agrado. Saca ése vestido morado claro, de un lado lleva una hombrera grande y del otro lado no hay mas que le tapa el escote, que es de una forma simétrica. No tan larga pero entubado.
Decide meterse a los vestidores, se desviste y se pone aquel vestido. Sale y va hacia el espejo de cuerpo completo, donde  se mira con una media sonrisa.

─¡Ése, ése! Va con tu personalidad. Además, te ves súper bien con ese vestido, Julianna.

Janet sale del vestidor xon un vestido nuevo ya puesto y mira de pies a cabeza a Julianna.

─¡Te ves bien guapa! Llevate ése.

Julianna se vuelve a mirar el espejo.

─Está un poco ajustado el vestido...

─No importa ─, Janet se acerca a ella y la mira a través del espejo ─. Seguro atraerás muchas miradas masculinas.

─A Michael, por ejemplo.

─¡Madison! ─. Susurra con pena regañando a su amiga.

─¡Ah! ─, Janet se acerca a Madison ─. Alguienestá  de acuerdo con eso también.

─Sé que Julianna quiere estar con tu hermano, pero ella...

─¡Oye! ─, Julianna se acerca a ellas y las mira ─. Yo no quiero andar con Michael, él está...

─¡Casado! ¡Lo sabemos! ─, dice Janet y Madison al mismo tiempo, haciendo que se ríen entre ellas. Janet dice:─, pero esa tal Tatiana no agrada para nada. En pocas palabras, es una envidiosa ysólo está  con él por su dinero.

Julianna suspira y mira hacia arriba. Una oleada de ansiedad recorre por su cuerpo y trata de relajarse, temiendo que ledé  algo más que eso. Suspira por segunda vez y las mira a ellas que hablan de cosas sin importancia.

─Compraré éste vestido, sólo me faltan los zapatos.

─Cierto. Vayamos a desvestirnos y a pagar los vestidos.

Las tres chicas se meten a los vestidores, luego cada una de ellas se quitan el vestido nuevo, visten su ropa actual y al salir, pagan.
Son las 7:00 de la tarde cuando llegan al auto con varias bolsas. Madison abre la cajuela y echan las bolsas en él, y se suben al auto para luego arrancar.

─¿Cada quien va a estar en su casa para arreglarse? ─. Madison pregunta mientras abre una barra de chocolate.

─Claro, tonta ─, responde Julianna ─. Ni modo que en la calle.

Janet ríe y después Madison.

─¿Que les parece si... las invito a mi casa? Nos arreglamos allá y juntas vamos al evento.

─Me parece una buena idea, ¿tú que dices Janet?

─¿Por qué no? ─. Sonríe.

~•~

─¡Amor! ¡¿Te puedes apurar?! ¡Llegaremos tarde a la cena de mis papás!

Michael mira la puerta del baño con algo de desesperación. Pone su vista frente al espejo y suspira fuertemente para luego seguir acomodándose los rizos sueltos, y por fin se pone su sombrero fedora. Un poco de loción y listo, sale del baño y con rápidez baja por las escaleras, se despide de una de las empleadas de su hogar y por fin  sale de su hogar para luego subirse a la limusina.

─¿Qué tanto haces? Teníamos que haber salido hace 20 minutos, Michael.

─Tatiana, no exageres amor. Llegaremos a tiempo ─. Le toma las manos de una forma cariñosa pero ella lo rechaza.

─No exagero, Michael. ¡Deberías comprarte un reloj para que veas cuanto tiempo tardas en arreglarte!

Michael la mira con confusión.

─No quiero discutir... mira, yo...

─¡Haz lo que te dé tú reverenda gana, joder!

Michael cierra los ojos de golpe.

Una sola grosería y mi enojo aparece en mí.

Michael le da la espalda sin decir palabra, mira por la ventanilla y se cruza de brazos para no decir algo de lo que pueda arrepentirse. Un nudo de coraje comienza a formarse en sugarganta, no obstante, con algo de dificultad logra pasársela.

Odio esto, odio esto, no debe pasar esto en una relación.

Decidido, Michael mira a su esposa que se encuentra con un rostro muy serio.

Tatiana...

─Sólo cierra la boca.

─Escúchame, por favor.

─¡Qué no quiero oírte, joder!

─¡Tatiana! ¡¿puedes dejar las groserías a un lado?!

Tatiana se voltea con brusquedad y le sostiene a mirada.

─Me vale una mierda, ¿lo oyes? ¡déjame sola!

Tatiana le da la espalda y Michael trata de no perder el control. Una ola de enojo recorre en su cuerpo, entonces llega a odiar eso, porque para él no debería de existir enojo. Michael toca la manija de la puerta para abrirla, irse y dejarla sola, pero antes la puerta se abre por su chófer dejándose ver que ya están en la casa de sus suegros.

Michael se baja, camina con pesar hasta la puerta sin esperar a que Tatiana camine a su lado como siempre lo ha hecho. A los pocos minutos, llega ella y toca el timbre.
L

a puerta se abre y ambos fingen una sonrisa, ocultando sus enojos.

~•~


Michael termina de secarse las manos con la toalla y se queda un momento recargado en la pared de donde está.

Los labios de ella son lo primero en aparecer en su mente, después los ojos cafés, la mirada dura que dirige, y al final su rostro moreno. La imagina mostrándole una sonrisa que no siempre lo hace, pero se desvanece al recordar las palabras que le dijo.

Michael, ya no lo compliques más, por favor. Yo... no puedo gustarte, entiendelo ─, lo agarra de la mano sin dejar de mirarlo ─. Estás casado. Y yo no quiero enamorarme de alguien que terminará lastimandome.

Niega con la cabeza, y entonces vuelve a mirarse al espejo.

─¿Por qué? ¿por qué has tomado la decisión de no enamorarte?

Michael niega con la cabeza.

─El amor es lo más importante del mundo.

Apaga la luz del baño y sale cerrando la puerta. Unas risas conocidas llegan a sus oídos. Lleno de curiosidad, se acerca a la habitación que se encuentra cerca del baño que acababa de salir. Cuando está a punto de acercar su oreja en la puerta para escuchar, está se abre.

─¡Amor! ¿Qué haces aquí?

Michael mira a su espoza y después viaja su mirada hacia un hombre más joven, pelo negro, tez blanca y ojos azules.

─Iba abajo ─. Responde un poco confundido.


─Bien... ─, suena un poco nerviosa ─. Es un cliente de papá..., tiene prisa así que iré a acompañarlo en la salida.

Sin dejar que Michael dijera algo, ambos caminan con rápidez y desaparecen por las escaleras.

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