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Capítulo 2.


Este día he podido dormir más. Ha cantado de nuevo y apenas he tocado la almohada he caído como una pluma.

El día de hoy, decido ir con una pijama con millones de llaves pegadas a ella. Con una oportunidad, la oportunidad de que abran los candados y sean libres de cadenas.

Paso por enfrente de ellos, esperando que agarren alguna de las llaves, abran sus cadenas y sean libres.

Lo intento. Realmente, intento que sean ellos mismos y que dejen esto de lado.

Me animo diciendo que está vez puede que alguien consiga imitarme y voltearse, voltearse a lo que por costumbre les toca, voltearse a este cuadrado mundo.

Salgo de mi habitación y me muestro a todos esperando que agarren una llave. Me muestro como una oferta del 99% en un mercado pero apenas me ven, huyen como si fuera la personificación de algo horrible.

Huyen los que están en el salón de Artes a pesar de que se están liberando. Huyen los que leen porque soy algo más grande, soy una oportunidad y no me quieren.

Así transcurre todo el día. Estoy en la comedería sola, cuando las lágrimas se acumulan en mis mejillas.

La verdad me golpea y es que la única manera de salir de aquí es: desapareciendo como lo hizo N°0016.

No quiero desaparecer pero tampoco vale la pena vivir una vida así. 

Quiero salir. Quiero cantar y vestirme de todos los colores.

De mis lagrimales salen doce lágrimas, seis en cada ojo.

Dejo mi bandera en la basura y miro a mis zapatos, estoy a punto de retirarme cuando me choco con el chico de ojos marrones.

Está enojado, sus pupilas se ven de un color negro. No se disculpa por chocar y continúa caminando sin verme realmente.

Al llegar a mi habitación y quitarme la pijama.

Bufo cansada.

¿Cómo despertar a todos de la rutina?

¿Cómo hacer que dejen de lado los cuadros y triángulos y empiecen a crear formas?

¿De que manera los puedo liberar de sus cadenas?

Quería huir pero no puedo. Quiero hacer que cambien pero se ve como algo imposible.

Sólo queda una opción: Desaparecer.

El corazón me duele ante la probabilidad de desaparecer por completo.

¿El orden seguirá?

Siguió después de N°0016, debe seguir después de mí.

Suelto un suspiro y me dejo caer en la cama, la misma rechina con mi peso y veo al cielo. A veces me gustaría no tener techo, tal vez así sería más fácil sentir que estoy lejos muy lejos de esté horrible lugar, incluso cuando miro al alba a través de la ventana, tengo que observarlo a través del vidrio, a través de rejas como si fuese una ilusión.

Quizás si no hubiese techo podría tocar el cielo.

Cuando bajo mi mirada hasta mi estómago, me doy cuenta de algo.

Falta una llave.

El que alguien haya decidido darse una oportunidad. Sólo me deja dos opciones:

1. Desaparecer como tenía planeado desde un principio.

2. Descubrir quien es y pedirle que pasemos por esa puerta.

Quizás si consigo a la persona que decidió darse una oportunidad, pueda huir sin la cadena que me mantienen atada a N°0021, no entiendo como ese nudo de acero se ha hecho entre ambos. Pero tal vez todos lo tenemos, y esa persona me pueda explicar como deshacerme de él.

Este día es lluvioso.

Me propongo buscar a esa persona que se ha llevado la llave.

Voy por todo el lugar, investigando e inspeccionando. Ese día me visto con una chaqueta marrón y llevo una lupa conmigo.

El lugar en el que estamos es una mansión gigante de color blanco, hay tres pisos.

En el primer piso, está la comedería y algunas habitaciones con candados, esas habitaciones tienen nombres extraños, "Amor", "Libertad", una más sellada que la otra.

Es imposible que alguien esté allí.

En la comedería tampoco se avista alguien con la llave. Y sólo hay dos personas.

N°0045 quien ese día hace movimientos repetitivos con sus manos comunes de él, y ni se inmuta cuando le examino de arriba abajo.

N°0067 está seria, alejada de los demás porque sonidos se escuchan cerca de ella y siempre huele apestoso. Me he ofrecido a ser su amiga pero ella ha amenazado con avisarle a los demás que le he hablado. Aunque nadie se acerqué lo suficiente por el olor que desprende, tiene una belleza sinigual y un lindo acento que nadie ha oído porque esta prohibido conversar.

Creo que ha pensado lo de ser amigas pero me doy cuenta que no es así cuando me dirige una mirada llena de desagrado.

En el segundo piso, están las salas de recreación, hay una biblioteca y tres cuartos de pintura. Todos de color blanco.

En primer lugar reviso la biblioteca. 

N°0098 se encuentra leyendo, siempre la veo leyendo libros de fantasía, me gusta porque transmite lo que siente. A veces la veo llorar, reír y suspirar, pero nunca habla porque no permite que nadie se acerqué lo suficiente para confesarle sus pensamientos. Sus cadenas la rodean de tal manera que puede sentir pero no compartir sus sentires.

La llave no la tiene ella.

Por último, está... N°0008, a pesar de que es una niña, tiene algo especial. Ella no habla, aunque siempre sonríe y con su sonrisa transmite toda la inocencia y calidez que hay en su corazón, su alma no tiene cadenas ni restricciones. 

Sólo hay un problema... y es que nadie le ha enseñado a hablar.

Estoy a punto de rendirme, ha pasado todo el día y no encuentro a esa persona, considero que posiblemente la llave se me haya caído y no la tenga nadie.

Decido recorrer el último piso, con los ánimos y la esperanza abajo. En el tercer piso sólo hay un ático.

Hay dos personas en el lugar.

N°0001, quien es un anciano que ha estado aquí desde siempre. Nunca se ha movido de la silla y jamas se pierde un atardecer o amanecer. Una cadena está en su pie y atraviesa la ventana perdiéndose en la puesta de sol. Me pregunto que lo atará.

Dudo que tenga la llave porque nunca se mueve de allí.

Volteo hacía la otra persona N°0021, mi oportunidad de salir y al mismo tiempo la razón de que mis sueños se machaquen.

No me mira pero si contempla algo, me acerco y lo veo también, es un instrumento. No sé como se llama aunque lo tengo en la punta de la lengua.

Sé muchas cosas pero conforme pasa el tiempo, desecho las importantes.

Los ojos marrones de N°0021 me examinan y yo lo veo también. Él jamás agarraría una llave, así que con la fe deshecha me voy a mi habitación.

Sera otra larga noche. Y no es porque no cante; La voz melodiosa se cuela por mi habitación inundando cada espacio con suavidad como siempre.

No voy a dormir porque voy a aprenderme la canción.

Voy a cantarla por lo alto rompiendo la regla del silencio. De manera que sólo les quede una opción: desaparecerme.

Hoy es el día.

Voy a cantar para desaparecer.

Me niego a seguir en un lugar donde no hay esperanza, donde los cuadros son tu vida y la simetría algo que forma parte de ti.

A partir de hoy, yo decido que forma parte de mí, que quiero ser y las cadenas que quiero llevar.

Me coloco un vestido floreado de margaritas y unas zapatillas de color amarillo.

Escuche en alguna parte que "Los zapatos bonitos siempre nos llevan a lugares bonitos"

Quiero ir a un lugar bonito.

Asiento y me doy ánimos antes de abrir la puerta.

Todos están acostumbrados a verme, así que no les sorprendo pero estoy segura de que mi canto en la comedería si que los sorprenderá.

Bajo las escaleras en dirección a la comedería. Cojo mi charola, y me siento a comer de manera simétrica por lo que será la última vez.

Mi corazón se encoje.

Qué difícil es hacer algo cuando lo haces por última vez.

Es como si quisieras retrasar el tiempo y analizar cada detalle de todo lo que haz hecho, porque parece más especial cuando marca un final.

Las cosas que marcan finales e inicios son importantes.

Está manzana, yogurt vencido y banana están marcando mi final. Es poético e incluso dramático que estas sean mis últimas acciones.

Le doy un último mordisco a la manzana antes de levantarme, colocar la charola en la basura y devolverme a mi asiento. Llevo mi libro del principito bajo mi brazo, a dónde sea que me lleven quiero que vaya conmigo.

Dirijo una última mirada al chico de ojos color chocolate. Y procedo con mi último acto.

Todos están metidos en sus cosas, ya sea leyendo, comiendo o perdidos en sus pensamientos. Nadie me presta atención. Sin inmutarse de que voy a hacer una locura que viole cada una de las cosas que ellos tienen como reglas, y que se niegan a incumplir.

Subo un pie en la silla luego otro, y me subo a la mesa.

Apenas la plataforma siente mi peso, rechina. Y todos voltean al mismo tiempo, como una especie de clan robotizado.

Primero, están asombrados, enojados, y descolocados, luego simplemente expectantes. Me retan con la mirada, diciendo con pupilas ponzoñosas.

¿Tan poco te importa tu vida? Lo suficiente para no seguir desperdiciándola aquí.

Me termino de enderezar. Ya está decidido, aunque los nervios recorran las yemas de mis dedos y mis manos suden.

Ya lo he decidido, y lo compruebo cuando el chico de ojos color chocolate me niega. Yo también niego, no quiero otro final que no sea uno que a mí me guste.

Aclaro mi garganta antes de empezar.

Buenos días —Respiro con fuerza—. Ustedes nunca han dicho esas palabras para comenzar un buen día. De hecho, ustedes nunca mencionan palabra. Están tan sometidos en sus reglas, en sus restricciones, en sus cadenas. Que el sólo indicio de poder expresarse o de ser libres les aterra, como si los cambios no fuesen necesarios para evolucionar. Ustedes están perdidos en el pasado. No se permiten avanzar, no se dan una oportunidad, aunque está aparezca en frente de ustedes con una pijama.

—Yo estoy cansada de los paradigmas, de estar siempre teniendo miedo por lo que soy, por lo que me gusta. No os soporto y no creo en nada de lo que proclaman. El silencio no es perfección. La simetría al fin y al cabo, también es un desastre de la naturaleza. El no sentir va a ser que los sentimientos se pudran por dentro. Y cada día sus cadenas se hacen más pesadas y grotescas —Niego—. Y yo no las voy a cargar aunque me las den. Yo no quiero llevar el peso de vuestras decisiones sobre mis hombros.

—Soy valiente y llevo el peso de las mías, porque son las únicas que me pertenecen. —Todos me observan sin mediar palabra—. Y por si este discurso no ha sido suficiente para que me desaparezcan como hicieron con N°0016. Voy a cantar una canción en honor a todos los valientes que decidieron ser ellos mismos, en honor a todos los desaparecidos y por los que tienen cadenas en el corazón.

Mis piernas tiemblan y la canción se reproduce en mi cabeza como una melodía de cuna.

When you were here before

Couldn't look you in the eye

You're just like an engel

Your skin makes me cry.

Las letras salen de mi boca con una tonada melodiosa. Y hay algo mal a pesar de que soy una voz expresando lo que siente.

You float like a feather

In a beautiful world

You're so fuckin' special

Estoy empezando a odiar que ellos disfruten de mi voz, porque no disfrutan de mi libertad, no disfrutan de que me anime a ser valiente ni que este dejando las cadenas de lado, ellos piensan que no las estoy dejando, porque incluso mi voz es demasiado melodiosa como para tener alguna imperfección, no hay desastre, no hay cataclismo, no hay evolución, porque pareciera que incluso lo que entona mi voz está preparado para ser así.

Ellos ríen y comienzo a gritar.

But I'm a creep

I'm a weirdo

What the hell am I doin' here?

I don't belong here

Grito y grito, hasta que mis cuerdas vocales duelen e incluso cuando pierdo fuerza e intento desafinar, mi voz sigue siendo hermosa, tan perfecta que está rompiendo el cambio que quiero hacer. Porque a pesar de que canto, canto de las forma que ellos quieren, delicada, adecuada, impoluta.

Lo detesto, detesto que todo tenga un orden y no pueda elegir.

Ellos empiezan a retirarse sin importar que yo sigo cantando el coro intentando hacer que suene desafinado y espantoso, intentando dañar sus oídos pero es imposible, no los daño. Sólo me hago daño a mí misma.

Porque me es imposible retener las lágrimas, cuando estás corren por mis mejillas y a pesar de que todo duele no me detengo, porque quiero sonar imperfecta, quiero que todo sea un desastre y que esté equilibrado orden se acabé.

Se siente como si ellos hubiesen ganado, se deshicieron de él porque él si se podía ir. 

Yo, en cambio, no puedo.

Lloro con fuerza y repito las primeras dos líneas del siguiente verso.

I don't care if it hurts

I wanna have control

Las repito hasta el cansancio, hasta que mi cabeza duele, y hasta que mis ojos no pueden derramar más lágrimas.

Estoy cansada de esto, de sus cuadros, de sus perfecciones, de sus formas, de sus reglas y cadenas que ahora sujetan tan bien mis pies.

No me iré nunca. Lo sé pero aún así vuelvo a decir como si hiciese alguna diferencia.

I don't care if it hurts

I wanna have control

Mi cuerpo está en catarsis y las cadenas empiezan a apretarse en torno a mi cuello, mis piernas, mi estómago, mi pecho y mi cabeza.

Ya no me esfuerzo por liberarme.

Ya no quiero seguir luchando.

Únicamente me dejo caer.

A sus leyes, a sus reglas incorregibles y a sus restricciones.

Caigo y Caigo, y espero el golpe...pero nunca llega.

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