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Capítulo 4

La beba lloraba. Richard levantó el tubo del teléfono y llamó una ambulancia, luego a la mamá de su amigo. Colgó y fue a ver a la nena en el coche. La alzó.

—No llorés, no llorés, no le va a pasar nada a tu papá —le hablaba mientras la mecía. Miró a Noel y se agachó para seguir tratando de hacerlo reaccionar—. ¡No te mueras, no te mueras, ya viene la ambulancia, en serio! —le suplicó—. ¡Se tiene que apurar, nada más! —La bebé de a poco dejaba de llorar. Peggy llegó primero, ya que vivía a dos cuadras. Richard dejó a Shanelle en el cochecito y abrió.

—¡Ay no, Noel! ¿¿Qué pasó?? —Se acercó a ver a su hijo y lo tocó.

—No sé, de repente se empezó a sentir mal y se desmayó. Fue todo muy rápido.

—¿Y a mi nieta? ¿No le pasó nada?

—Está bien, se asustó, pero ya la tranquilicé. —Llegó la ambulancia, Richard les abrió y entraron los paramédicos con una camilla. Pusieron a Noel en esta.

—Todo listo, llevemosló ahora —dijo un paramédico y lo fueron sacando.

—Voy con él, soy la madre —dijo Peggy.

—Yo me quedo con Shanelle —avisó Richard. Ya en el hospital, los médicos revisaban a Noel, y Peggy estaba en la sala de espera. Había un teléfono en la pared y lo usó para llamar al resto de la familia. Llegaron al rato.

—¿Qué le pasó a Noel? —preguntó Pablo.

—¿Está muy mal? –preguntó Delia.

—Eso parece, cuando fui a su casa estaba inconsciente —contestó Peggy entre lágrimas—. No, espero que mi hijo no se muera.

—Calmate, tía, no le va a pasar nada —la consoló Emily. Al rato salió una médica.

—¿Son los parientes de Gallagher? —preguntó la doctora.

—Sí, ¿cómo está mi hijo?

—Ya está fuera de peligro, le hicimos análisis para saber qué le causó el desmayo y van a estar listos en unas horas.

—Qué bueno —se alivió Peggy—, ¿podemos verlo? —La doctora los acompañó hasta la habitación. Entraron, y Noel todavía estaba durmiendo. Se acercaron a la cama. Peggy le acarició la cabeza a su hijo. Se despertó.

—Ma... —dijo mirandolá.

—Mi bebé, ¿cómo estás? —Le besó la frente.

—Mejor, creo. ¿Qué me pasó? —preguntó confundido.

—Todavía no sabemos exactamente —contestó su tía Delia.

—Richie me llamó, me dijo que te habías desmayado. Me asusté mucho —contó su mamá.

—Qué bueno que estás bien —dijo su prima dandolé un abrazo, Noel se lo correspondió.

—¿Y mi hija? ¿Richie está con ella?

—Sí, la está cuidando, no te preocupés —dijo Peggy.

—Me alegro. Les juro, no sé por qué me pasó esto.

—¿No habrás comido o tomado algo vencido? —preguntó Pablo. Noel pensó unos segundos.

—No...nada, tío. Lo único que...me tomé unas cervezas con Richie y de repente empecé a marearme y me descompuse. Pero me parece raro que a él no le haya pasado nada.

—Lo bueno es que te trajeron a tiempo. —Abrazó a su hijo, y él a ella—. Estás vivo. -Se quedaron un rato abrazandosé, y luego ella se alejó un poco.

—¿Me pasás el teléfono? Quiero llamar a mi casa, quiero saber cómo está Shanelle. —Su mamá le pasó el teléfono que estaba sobre la mesa al lado de la cama, y Noel marcó. Sonó en su casa y atedió Richard. Tenía a la beba en brazos.

—Hola —atendió.

—Richie, soy yo —dijo Noel.

—¡Noel, estás vivo! —se alegró.

—Sí, eso es bueno —sonrió Noel.

—¿Estás bien?

—Sí, un poco, mi mamá, mis tíos y mi prima están acá conmigo. ¿Cómo está mi hija?

—Está bien, acá la tengo alzando. Está despierta, pero lloró mucho mientras estabas inconsciente.

—Pobrecita —dijo Noel con tristeza—. Quedate ahí un rato más con ella—le pidió. Dale la mamadera en media hora. Después va mi vieja a cuidarla.

—Sí, sí, me puedo quedar. Te la cuido bien —le prometió—. Vos quedate tranquilo.

—Gracias, nos vemos.

—Chau, que te mejores. —Colgaron. Mientras, Bill estaba en su casa con su hija de 4 años.

—¿Y ahora por qué se tuvo que ir mamá? —preguntó Amanda.

—Es que tu tío Noel está en el hospital —le contestó su papá sentado en el sillón.

—¿¿Qué le pasó??

—No sé, solamente sé que se desmayó y tuvieron que internarlo. —Sonó el teléfono, se levantó a atender y era su mujer. Esta le contaba todo—. Ah, bueno, me alegro. —Hablaba Emily—. Sí, Amanda está bien —contestó mirando a la nena. Le pasó el teléfono a su hija para que hablara con su mamá y luego colgó.

—Llevame a ver al tío —le pidió.

—No te puedo llevar —dijo Bill, poniendosé en cuclillas frente a ella—, ya te dijimos que no dejan entrar a niños en ese hospital. Cuando le den de alta, lo visitamos en su casa –le prometió. 

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