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Capítulo 37

Llegaron a la casa, y Noel subió a su pieza. Desenchufó el celular y vio que tenía una llamada perdida, pero lo apagó y bajó al living. De ahí fue a la cocina y le preguntó a Flavia, quien estaba por cocinar, si se podía servir algo de tomar. Attilio también estaba ahí, sentado a la mesa con Shanelle en sus piernas y haciendolé caballito.

—Servite tranquilo, Noel. No pidás permiso —le contestó Flavia amablemente.

—Perdón, no quiero abusar —dijo algo avergonzado. Sacó un vaso y se sirvió agua—. ¿Y su marido? —Tomó del vaso.

—Mi papá se está bañando, después voy yo —contestó Attilio. Noel se sentó y se sentía tan culpable con lo que había pasado, que apenas podía mirar a su suegra y a su cuñado.

—Seguís sintiendoté culpable, ¿no? —dedujo ella—. Quedate tranquilo, ya el médico nos dijo que no es nada grave y que solamente tiene que descansar.

—Pero por poco arruino la familia.

—Calmate, ya pasó todo —lo consoló su cuñado—. Mis papás y yo también nos asustamos mucho, pero ya todo está bien.

—Antes te habría echado la culpa —admitió Flavia—, pero ya no.

—Ma, si vamos al caso, también sería culpa mía por no acompañarla. Ya había dicho eso. Pero no es de nadie y al final está viva. Falta descubrir quién fue y por qué.

—Mm, prometo que voy a cuidar mejor de Stefi la próxima —dijo Noel. Flavia le sonrió, y Attilio puso a la nena en el suelo. Esta caminó hacia su papá, y la alzó.

—Te gusta mimarla mucho —notó su suegra.

—Sí. —Le dio un beso en la cabeza—. Ya pasó el susto, mi vida. —Sonó el teléfono.

—Voy yo —se ofreció Attilio levantandosé. Entró en el living y atendió—. Hola. —Era Richard, hablaron un poco, y luego este preguntó por Noel—. A ver, esperá. —Bajó el inalámbrico y lo llevó a la cocina—. Noel, Richie quiere hablar con vos. —Noel puso a Shanelle en el suelo y agarró el teléfono. Fue al living mientras hablaba con su amigo y se sentó en el sofá. Shanelle también entró y se sentó a su lado.

—Te llamé hace un rato al celular, y no contestaste —dijo Richard del otro lado de la línea.

—Ah, pasa que dejé cargando el celular y cuando volví, vi la llamada, pero apagué. Es que no quería dar explicaciones a nadie por ahora, no ando bien. «Uh no, ¿para qué le dije eso?», pensó pasandosé la mano por la mitad de la cara.

—¿Explicaciones de qué? ¿Qué pasó? —preguntó su amigo preocupado y frunciendo el ceño.

—Le dispararon a mi novia —le reveló. Su amigo se asustó. Empezó a hacerle muchas preguntas, y Noel le contaba todo.

—¿Y ella cómo está?

—Está bien, pero pudo haber sido peor. Como ya les dije a mis suegros y a mi cuñado, tendría que haber estado con ella, defenderla.

—Dejá de echarte la culpa. ¿Los padres te retaron?

—No, también me dicen que no es mi culpa y que, en todo caso, Attilio también es responsable. Pero nadie lo es.

—Entonces calmate, ¿sí? Además, está viva, vos mismo me acabás de decir que no está grave.

—Tiene que quedarse unos días internada, nada más.

—¿Tu mamá y parientes saben de esto?

—No, nadie más sabe. Ya les contaré yo mañana.

—¿Ella pudo ver quién le disparó?

—Dijo que no, que no se escuchaba nada, pero ojalá me lo pongan en frente al tipo así lo cago a trompadas.

—Controlate, vas a ver que es mejor meterlo a la cárcel. ¿Le robaron algo?

—No, no sé por qué pasó esto.

—Raro. ¿Shanelle está dormida?

—No, está acá al lado mío.

—¿Le podés poner el teléfono en la oreja? —preguntó riendo levemente.

—Sí —contestó y puso el teléfono cerca de la oreja de su hija—. Hablá con Richie. —La nena habló un par de palabras con su padrino, y luego Noel se puso el teléfono de vuelta.

—Qué linda, me dijo que me extraña.

—Sí —sonrió Noel—. Voy a colgar, otro día hablamos —se despidió.

—Nos vemos y que todo salga bien.

—Gracias, nos vemos. —Cortó y puso el inalámbrico en su lugar. 

Al otro día habló con Peggy por celular y le contó lo del disparo. Su mamá se alteró al escuchar eso, pero Noel le decía que ya estaba todo bien. Luego se fue con su hija y su cuñado al correo para mandar los regalos que habían comprado él y Stefania; después, al hospital a verla. Antes de llegar, pasaron por una florería, y Noel compró un ramo. Finalmente, llegaron al sanatorio y entraron en la pieza. Stefania estaba despierta, y Noel se acercó a darle un beso y a entregarle el ramo.

—Ay, gracias, mi amor —le agradeció mientras lo agarraba—. No hacía falta. —Olió las flores.

—Pero quería traertelás por ser tan bonita y buena. —Ella le sonrió, y Noel le dio otro beso y un abrazo. Luego la abrazó su hermano, y Noel le hizo upa a Shanelle para que la saludara.

—Noel las compró después de que mandáramos los regalos por correo.

—Son hermosas. Además de caballero y valiente, resultó ser romántico —dijo esto último mirando a Noel, quien se sonrojó.

—¿Cómo dormiste anoche? —le preguntó su hermano.

—Bien, ojalá me dejen salir pronto —suspiró.

—Se te extraña en casa —le dijo Noel acariciandolé la cara—. Perdón, su casa.

—Está bien, Noel —lo disculpó Attilio—. Nuestra casa es tu casa también, en serio.

—Gracias —sonrió. Stefania le agarró la mano, y su novio sonrió.

—Stefi, quien quiera que sea que te disparó, va a sufrir en la cárcel —le prometió Attilio.

—Todavía no sé por qué pasó.

—Por ahora pensá en recuperarte —dijo Noel. Mientras, el asesino a sueldo hablaba por celular con los hermanos de Josephine.

—¿Cómo salió todo? —preguntó Irene.

—Ya le disparé a la novia del tipo, sólo faltan él y su hija.

—Ok, no pierda más tiempo y llame solamente cuando el trabajo esté completo —le ordenó y cortó.

—Esperemos que esa chica esté muerta o agonizando —dijo Jack.

—Sí, pero ese veterinario y su hija siguen vivos. Tienen que morirse, así Josephine deja de sufrir.

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