—Noel, Noel —dijo moviendolé un poco el hombro.

—¿Qué hora es? —preguntó Noel despertandosé.

—Las dos. Sentate, así comés y después tomás el remedio. —Noel se apoyó en el respaldar, y su mamá le puso la bandeja en la panza.

—¿Shanelle ya comió? —preguntó y luego se dispuso a tomar la sopa.

—Sí. —Peggy agarró una silla que había ahí y se sentó—. Noel, te escuché soñar con tu amiga de Italia.

—Sueño con mucha gente —dijo tratando de evadir el tema.

—Le decías "mi amor".

—Eeeh...—dijo bajando la cabeza. Luego se ruborizó y se rió con vergüenza—. Nada más fue un sueño.

—Decime la verdad, ¿qué es lo que sentís por Stefania? —Noel la miró.

—Mamá, yo —hizo una pausa, bajó la cabeza de nuevo y después la volvió a mirar—...creo que me estoy enamorando —confesó.

—Qué bien, eso ya es un paso —sonrió su mamá.

—No quiero estar con ella. Bueno, a lo mejor sí, pero es que no quiero volver a pasar por lo mismo. No quiero sufrir de vuelta, tener a alguien reclamandomé todo el día, celandomé, gritandomé...También tengo miedo por Shanelle, de que haya conflicto entre ellas dos y también conmigo —temió Noel.

—¿Cuántas veces te tenemos que decir que eso no va a volver a pasar? Dale una oportunidad, te va a ir mejor esta vez. Y si Shanelle no la acepta al principio, algún día entenderá que tenés derecho de estar con otra mujer, y puede llegar a quererla como mamá.

—Es que...sí quiero estar con Stefi —admitió dejando la cuchara en el plato—, pero...no dejo de pensar en si Shanelle me va a reclamar o no. Y tampoco quiero alejarla de vos ni del resto de la familia. Si hago mi vida con ella, me voy a tener que ir, o ella venirse, y cualquiera de los dos va a estar lejos de sus familias.

—Como sea, si vos tenés que viajar o ella venirse, eso no importa. Si todo sale bien, hagan su vida donde quieran. No se preocupen por nosotros, nos estaremos viendo en las vacaciones, Navidad...ya nos arreglaremos con las visitas. Pero si la querés, no tengás miedo de empezar una relación con ella —lo alentó—. No estés con resentimiento toda tu vida —le aconsejó.

—Sí, supongo que podría intentarlo de nuevo —aceptó dudando y mirando el plato. Tomó otro sorbo.

—No perdés nada —lo alentó—. Te dejo, me voy abajo.

—Ok, termino acá y a lo mejor bajo también. —Su mamá salió de la pieza. Noel se la pasó en cama casi todo el día, y Peggy se fue a la noche. Unos días después estaba un poco mejor y se conectó al MSN en la noche. Estaba en la cama con la notebook. Vio a Stefania conectada—.

Noel dice: Hola, ¿cómo estás?

Stefi dice: ¡Hola! ¿Bien y vos? No estuviste en estos días.

Noel dice: Es que anduve con gripe, hoy estoy un poco mejor. Pero sigo con resfrío.

Stefi dice: Ay, qué mal, espero que te curés pronto.

Noel dice: Sí. Mi mamá vino a cuidarme estos días, le dije que no era necesario pero ella insistió en venir. Se iba a la noche.

Stefi dice: Jajaj, dejá que tu mami te cuide ^^

Noel dice: Extraño abrazar a Shanelle, pero no la quiero contagiar.

Stefi dice: Sos un papá muy baboso.

Noel dice: Jaj sí. Al menos se entretiene con su abuela o la llevan a pasear sus padrinos y tíos abuelos.

Stefi dice: Ah, mejor.

«Dale, Noel, deciseló, decile que la amás. Decile», pensó. Puso las manos arriba del teclado, se quedó así por varios segundos y terminó escribiendo otra cosa. Se la mandó y sigue pensando. «Por lo menos decile que querés verla». Al otro día, Noel estaba viendo la tele con su hija en el living. Siguió pensando en cómo hablarle a su amiga. A la noche, después de comer y acostar a su hija, estaba en su pieza yendo de un lado a otro. Eran las 00 y a pesar de la hora, agarró el teléfono y marcó.

Stefania estaba acostada y se estaba tapando con las colchas. Agarró su celular para apagarlo y justo vibró.

—¿Quién será? –se preguntó extrañada, pues nunca la habían llamado a esa hora y era un número que no tenía agendado. Atendió—. Hola. —No hubo respuesta—. Hola.

—Hola, Stefi —saludó Noel finalmente.

—¿Noel? —preguntó sorprendida y sonriendo—. No, no puede ser que seás vos. Esto es una sorpresa para mí. Digo, nunca me llamaste.

—Perdón si te desperté, dis...disculpá la hora, pero es que...es que quería escucharte —dijo Noel tartamudeando un poco.

—No, no me despertaste. Estoy acostada pero todavía no me dormí.

—Ah, bueno —dijo Noel aliviado.

—Me alegra mucho que hayas llamado, Noel. —Flavia pasó por ahí y como justo escucho a su hija decir "Noel", se puso a escuchar detrás de la puerta.

—Yo sé que viniste a Londres hace unas semanas, pero...quería saber si...si nos podemos ver de vuelta. ¿Estás ocupada estos días?

—Por ahora no, estoy descansando. Nos vemos cuando vos quieras. Voy yo o venís vos.

—Voy yo...yo solo. Mañana saco los pasajes y te llamo para decirte dónde encontrarnos. Voy este fin de semana. Tengo...tengo que decirte algo.

—¿Me podés adelantar? Se te escucha nervioso.

—No, tenés que esperar —negó Noel sonriendo—. Te dejo, ya me voy a dormir, estoy cansado.

—Bueno, nos vemos. Buenas noches —le deseó su amiga. La mamá de Stefania finalmente se fue a su pieza preocupada por lo que había escuchado.

—Buenas noches. —Colgó y puso el teléfono en su lugar. Se sentó en la cama y se fue acostando. Suspiró y cerró los ojos—. La llamé...la llamé.