Capítulo 12
Noel y Richard ya estaban en la plaza con la nena. Ella andaba por ahí, su papá y su padrino estaban sentados en un banco.
—Ya van dos meses que hablamos con Stefi —comentó Richard—, me cayó muy bien, ¿a vos?
—Sí, ya no estoy cortante con ella. Es muy simpática.
—O sea que, ¿podrías....?
—No, Richard, no empecés con eso —pidió Noel levantando los ojos.
—Bueno, bueno, está bien. ¿Y qué más hablaron? ¿Querés contar?
—Nada importante. Entre algunas cosas, me preguntó si no me importaba que me agregue su hermano. Le dije que no.
—¿Y te agregó?
—Todavía no, aparte que me dijo que estaba hablando ahí con ella. -Se iba haciendo de noche, y volvió cada uno a su casa. Noel le dio de comer a su hija y luego la acostó en el corralito. Prendió un rato la notebook antes de irse a dormir él también. Se conectó al Messenger y vio una ventana emergente arriba que decía que Attilio lo agregó a sus contactos e hizo click en "Aceptar". Luego apareció otra ventana emergente del chico que decía "Hola, ¿cómo estás?". Noel hizo click en esa ventana y le contestó.
Noel dice: Bien, ¿vos?
Attilio dice: Bien, recién termino de comer. A la tarde fui al hipódromo, no sé si te dijo mi hermana que soy jockey.
Noel dice: No, no me dijo. ¿Corrés o saltás?
Attilio dice: Corro. Me dijo Stefi que sos veterinario.
Noel dice: Sí, en un zoológico.
Attilio: Qué bueno. —Siguieron escribiendosé un poco más. Su hermana apareció en la puerta de su habitación y como vio que Attilio estaba chateando, se acercó para ver si chateaba con Noel.
—¿Estás hablando con Noel? —preguntó agachandosé para leer.
—Más o menos, es medio cortante.
—En nuestras primeras charlas también fue así —contó Stefania—, es hasta que te tenga confianza. Preguntale cuántos años tiene, para saber nomás.
—¿Qué edad tenés? —escribió.
Noel dice: 33. Attilio y Stefania leyeron.
Stefania: Ah, sí, 30 y algo me imaginaba –dijo Stefania.
Noel dice: Te dejo, me voy a dormir. Nos vemos.
Attilio dice: Ok, nos vemos. —Se desconectaron los dos.
Otro día, ella y su hermano planeaban ir un fin de semana a Londres y le avisaron a Noel y a Richard. Ya era sábado y se encontraron en un bar. Shanelle estaba también con ellos, pero se escondió detrás de su papá al ver a los dos italianos.
—Sigue desconfiando —notó Stefania. Se agachó—. Hola, mi vida.
—Saludalos, Shanelle, no tengás miedo —dijo Noel. La puso al frente y la llevó hasta donde estaban los otros. Los chicos saludaron a la nena y ella les dio la manito.
Attilio: Es hasta que se acostumbre —comprendió Attilio. Se sentaron en una mesa y se pidieron para comer y tomar. Minutos después, volvió la moza con el pedido que le habían encargado. Todos comían mientras charlan, salvo Shanelle, pagaron la cuenta y se fueron a dar una vuelta. La nena caminaba delante de ellos un poco alejada.
—¿Así que sos el padrino de Shanelle? No te pregunté en ninguna charla, pero Noel me dijo —comentó Stefania.
—Sí y la madrina es una prima suya —dijo Richard.
—¿Y los parientes o amigos de la mamá? —preguntó Attilio.
—Ni los invite al bautismo, ni los llamé para que la conocieran en el hospital —contestó Noel de forma poco simpática. Richard se acerca a los dos chicos para hablarles en secreto.
—No le hagan esas preguntas a Noel, no le gustan.
—Bueno, no sabía —murmuró Attilio. Mientras, Shanelle vio un pajarito y corrió hacia él. Se tropezó con una piedra y se largó a llorar. Noel corrió hacia ella y la levantó. Estaba junto a ella de rodillas.
—¿Te golpeaste muy fuerte? —Noel le miró la rodilla y solamente tenía un porrazo—. Es un golpe nomás, no llorés —la consolaba mientras la abrazaba—. Estoy acá con vos. —Los otros tres se acercaron trotando.
—¿Está bien? —preguntó Stefania.
—Sí, no pasa nada. —Noel se levantó y la alzó.
—Me quiedo id a casa —sollozaba la nena, escondiendo su cabecita en el hombro de su papá.
—Bueno, bueno, ya nos vamos. —Se fueron a la casa, y los otros lo acompañaron. Noel los hizo pasar y se sentaron en los sofás—. Ya vengo, ya estoy con ustedes. —Se llevó a su hija al baño para lavarle las manos y curarle la rodilla. Se quedó Richard con los chicos en el living. Stefania estaba sentada al lado de Attilio; y Richard, en frente de ellos.
—Richie, te quiero preguntar algo —dijo Stefania en voz baja.
—Decime —dijo Richard en el mismo tono.
—Noel no tiene novia, ¿no? Es que ya pasaron como 3 meses desde que se lo pregunté y digo, a lo mejor se consiguió alguna.
—No, no tiene. Así que si vos querés.... No quiero sacar conclusiones al vicio, pero creo que te pasa algo con mi amigo.
—Sí. Pero no le vayás a decir —le pidió—, es que tampoco quiero joderlo mucho con eso y quiero esperar a cumplir la mayoría de edad para empezar la relación.
—No voy a decir nada, confiá en mí —le aseguró—. Y si querés, puedo ayudarte en esto también para cuando seas adulta. Al menos convencerlo de que salga con vos —se ofreció.
—Gracias, ahora son dos los que lo saben. Vos y mi hermano.
—Si quedan de novios, por lo menos mi aprobación la tiene —dijo Attilio—. Lo difícil va a ser que lo acepten nuestros papás. —Minutos después, volvió Noel con su hija a upa y se sentó con ella en el sillón. La tenía en su regazó.
Richard: Ya dejó de llorar —comentó Richard.
—Sí —dijo Noel.
—Sos muy tierno con ella —dijo Stefania sonriendo. Noel le sonrió también y luego le dio un beso a su hija—. ¿La puedo alzar?
—Sí, tomá —accedió. Stefania se levantó para alzarla, ya que estaba un poco lejos de Noel, pero la nena se agarró de la remera de su papá—. No, parece que no quiere.
—Todavía desconfía —notó Attilio. Stefania le agarró la manito, y la nena la miró seriamente, pero luego miró para otro lado. Se acurrucó en el pecho de su papá, y la chica volvió a sentarse.
—Debe estar asustada también, por el tropezón —supuso Richard.
—Sí, entiendo. A otra cosa, el 15 de Julio es mi cumpleaños y como es verano, supongo que podrían ir —invitó Stefania.
—Por lo menos yo puedo –confirmó Richard.
—Eeeh, yo te aviso.
—Entonces ya está, falta que confirme Noel y ya estamos —dijo Attilio.
—Está bien, voy a ver —dijo Noel.
—Me encantaría que fueran los dos, sobre todo vos –dijo mirando a Noel. Ya era de noche, se despidieron entre todos y se fueron. Attilio y su hermana iban por un lado; y Richard, por otro en su auto.
—Te vas a tener que ganar a su hija también —dijo Attilio.
—Espero que no me cueste mucho, no quisiera ser una molestia para ella y Noel.
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