Capítulo 18.
Capítulo 18.
Melissa entró en el edificio de C.O. con rapidez, como alma que lleva el diablo. No recordaba haber estado tan furiosa desde... de hecho, nunca había estado tan furiosa.
—¡Maldito Karma, maldito Karma, maldito Karma! —gritaba.
—Espera, Melissa —dijo Julen, que corría tras ella—. ¡Yo te ayudaré a reparar el coche!
Ella se detuvo, girándose hacia él furiosa. ¿Ayudarla a repararlo? ¡Ni en sueños!
—¿Te crees que yo pienso poner un dedo encima de esa chatarra? —rugió Melissa.
Ante su violento tono, Julen suspiró y llegó hasta ella con un par de pasos. Con firmeza, agarró estrechamente a Melissa del brazo y la arrastró hasta un lavabo situado a unos metros de ellos, en el enorme hall de C.O.
—¿Qué haces? ¡Suéltame!
—Joder, nos está mirando todo el mundo —susurró Julen, dirigiendo una mirada de reojo a las personas que se encontraban en la recepción del edificio.
Los trabajadores pasaban por su lado, observándolos con curiosidad, pero sin atreverse a detenerse para hablar entre ellos.
—No me importa que me miren. Estoy acostumbrada.
Julen abrió la puerta del servicio vacío y arrastró a Melissa, obligando a la muchacha a que entrara delante de él. Después cerró la puerta. La respiración de Mel estaba acelerada, al igual que su pulso. Los ojos azules de Julen se clavaban en ella, llegando a provocarle escalofríos por toda su piel. La belleza oscura y casi animal de Julen era realmente intimidatoria e incómoda a veces.
Por primera vez desde que habían estado juntos el viernes por la noche, la imagen de que Julen había sentido algo por ella regresó a su mente. Seguía pareciéndole extrañamente increíble. ¿Había hablado de sentimientos reales? Todo era raro, muy raro. Jamás habría pensado que Julen la consideraba una chica, mucho menos que pudiera fijarse en ella.
—¿Ahora qué quieres?
—¿Se puede saber qué te pasa? Querías un coche y ya lo tienes, deberías conformarte con él. Tu padre, perfectamente, podría no haberte enviado nada.
Melissa rio con cinismo.
—Yo no me conformo, Julen.
Él sintió ganas de gritar de pronto. ¿En qué mundo había vivido esa mujer toda su vida? Finalmente compuso una sonrisa sardónica.
—¿No te conformas porque eres Melissa Ortiz?
—Exactamente.
La sangre hervía en el interior de Julen.
—¿Y qué tiene Melissa Ortiz aparte del dinero de su padre, la fama de su padre y el apellido de su padre? —le echó en cara—. Nada, Melissa. ¡Despierta de una puta vez! Las cosas no se regalan, no puedes ser una niñata toda la vida y creerte mejor que los demás, porque no lo eres. Así que te vas a quedar con ese jodido coche. ¿Entiendes?
Melissa estaba realmente ofendida.
Sus palabras la habían herido hasta un punto insospechado, pero no pensaba exteriorizarlo. ¡De ninguna manera! Ese hombre la había visto llorar más veces que nadie más en su vida y la mayor parte de ocasiones había sido por su propia culpa. Odiaba a Julen Urit con toda su alma.
—No pienso poner un pie en esa basura. —Mel movió mucho los labios, intentando dejar clara su postura.
Al observar esto, Julen sólo pudo maldecir por lo bajo ante lo cabezota que podía ponerse esa chica. Había sido así desde siempre.
Un destello de furia brilló en los ojos de él, que se acercó aún más a ella.
—Ya lo creo que sí —afirmó—. Estoy más que harto de esos humos de niña pija, te juro que he intentado aguantarlo, pero no puedes seguir así. No puedo soportarte en el trabajo y, además, también fuera de él. Tu padre me está pidiendo un imposible.
Casi no podía creer que Julen fuera tan irritante.
Él no dejaba de hacer que se sintiera mal, parecía querer hundirla, pero no lo conseguiría. Ya no era la misma niña inocente a la que podía atemorizar como hacía antes.
—Debes de ser un enviado especial del Karma destinado a arruinar mi vida —pensó ella en voz alta al cabo de unos segundos.
Julen enarcó una ceja, con gesto de confusión.
—¿Cómo?
—¡Que eres mi desgracia personal, Julen! —gritó—. No sabes nada de mí. Eres tan engreído que le exiges a todo el mundo que esté tan obsesionado con el orden como lo estás tú.
—Yo no estoy obsesionado con el orden, Melissa. De hecho, aquí eres tú la única obsesionada, pero contigo misma —le reclamó—. Jamás había conocido a nadie tan egocéntrico en todo el mundo.
Mel comenzaba a enfurecerse de un modo que no era conveniente en modo alguno. Para ninguno de los dos.
—Deberías dejar de fijarte tanto en mí.
—Eso es lo único que hago, mirar. Y ni siquiera hay algo interesante que ver —mintió Julen.
Esto fue como una patada en el estómago para Mel, que estaba acostumbrada a que todo el mundo la halagara constantemente... al menos a la cara, ya que también había sido objeto de las más duras críticas a causa de su mal comportamiento con la gente.
Necesitaba atacarle con algo que pudiera hacerle tanto daño como él le hacía a ella en ese momento.
—Pues, para no haber nada interesante, te vuelvo bastante loco, ¿no?
Julen se tensó de pronto.
—No quieres ir por ahí —le advirtió.
Melissa sonrió falsamente, en realidad solamente sentía que cada vez se deprimía un poco más y necesitaba atacarle, comprobar que podía hacerle sentir mal con sus palabras. Porque Julen le plantaba cara, él no se sentía intimidado por su dinero, su belleza ni su apellido y eso la aterraba.
—Tú mismo me lo dijiste el viernes.
Él rió roncamente y la situación se tornó grave de pronto. Julen se acercó aún más a ella, hasta quedar realmente pegado a su cuerp. Fijó los ojos en ella.
Sabía perfectamente cuál era el método de Mel. Ella intentaba ganarse a todo el mundo, de la forma que fuera y él mismo le había revelado su debilidad al declararle sus pasados sentimientos unos días antes.
Parecía que una hoguera iba a encenderse de un momento a otro entre ellos. La tensión era tan grande que cualquiera habría podido predecir que se declararía una guerra.
—Hablé en pasado —susurró él—. Fue algo que me sucedió cuando era un niño y, claramente, no sabía nada sobre mujeres.
Esto se le antojó demasiado molesto a Mel, que rio sarcásticamente.
—Claro, y ahora lo sabes todo, ¿verdad?
Sentía los labios de Julen pegados a su cabello y sus ojos la miraban fijamente. Bajo la camisa de Julen se intuían unos duros músculos que presionaban la piel de Melissa de una forma casi indecente. No entendía por qué él estaba tan cerca. ¿Cómo había acabado con un hombre tan sexy pegado a su cuerpo en mitad de una violenta discusión?
—Algo he aprendido...
La voz fue tan gravemente sensual que Melissa tuvo que admitir para sí misma, por primera vez, que era excitante. Muy excitante. Su piel se puso de gallina.
Con lentitud, Julen le apartó un mechón de cabello rubio de la mejilla, colocándoselo tras la oreja.
—A lo mejor debería darte una lección —sugirió Julen de repente.
Melissa estuvo a punto de abrir la boca para contestar, en ese estado de extraño ardor involuntario en el que se encontraba, pero él la interrumpió de nuevo, alejándose de su cuerpo repentinamente con una molesta risa entre dientes.
¿Se estaba riendo de ella?
Mel frunció el ceño. ¿Ese desgraciado de Julen Urit la estaba vacilando?
—No eres gracioso, Julen. Más bien me aburres —le dijo, mordazmente—. Ojalá te parecieras un poco más a Iker.
Sus últimas palabras cortaron completamente la risa de Julen, que sintió un tirón en el estómago al recordar de nuevo que Mel parecía interesada en su hermano y no en él.
La chica de quien había pasado años enamorado, la que conseguía volverlo loco con tan sólo un puchero en sus labios y cuya sola presencia en ese baño ya lo había excitado hasta el punto de tener que alejarse un poco de ella para que no lo notara, estaba interesada en su hermano pequeño.
—¿La princesa ha encontrado a un príncipe azul?
—No me llames así, ya no tenemos diez años.
De pronto volvían a ser niños pequeños, discutiendo en mitad de una habitación y tratando de hacerse daño el uno al otro para salvarse a sí mismos de sentirse despreciados. En realidad, nada había cambiado.
—No lo parece, por cómo te comportas... Eres orgullosa, no te tomas nada en serio y antepones cualquier cosa, cualquiera, a tus obligaciones. Como si el resto de nosotros estuviéramos aquí solamente para servirte.
Mel puso los ojos en blanco ante esas palabras. Estaba cansada de esa situación, de esa eterna animadversión.
—No has cambiado nada —gritó ella, señalándolo con el dedo—. ¡Eres exactamente el mismo cabrón que has sido toda la vida conmigo! No importa cuánto trates de fingir que ahora eres un adulto respetable porque está claro que tus disculpas no fueron sinceras... y tampoco lo que me dijiste el viernes.
Julen permaneció quieto, escuchando esas palabras con mayor atención, dejando que le calaran hondo. El extraño sentimiento de que Melissa tenía razón le golpeó. Al fin y al cabo, hablando con ella de ese modo, se sentía exactamente igual que hacía unos años: él volvía a ser el mismo Julen del pasado en cuanto se sentía en peligro.
—Te juro que te quería —dijo al cabo de un largo silencio, seriamente; más de lo que ella lo había visto nunca.
La había querido más de lo que ella habría podido imaginarse nunca, pero jamás lo admitiría en voz alta. No podía hacerlo, ya no.
Todas sus palabras aún seguían clavadas en la piel de Melissa, y necesitaba deshacerse de ellas de alguna manera. Lejos de allí.
—No mientas —dijo, tratando de mostrar entereza después de esa discusión que le había acelerado el corazón más de lo que había esperado—. Julen Urit sólo se quiere a sí mismo.
Con un suspiro Melissa abrió la puerta del baño y salió de él lentamente.
Julen se quedó quieto un momento, pero un instante después abrió la puerta de nuevo.
—Melissa —dijo.
Mel no se vio con fuerzas para gritarle que dejara de llamarla así de una puñetera vez, pero dio la vuelta sobre sus pies y se quedó mirándole, en mitad del pasillo.
—¿Qué quiere, señor Urit?
Julen titubeó un poco.
—Ve a trabajar, no te escabullas.
Lo decía por la simple razón de que ella, siempre que se enfadaba con él, se iba a su habitación y dejaba el trabajo colgado, como si fuera un juego. Pero, en esa ocasión, no pensaba hacerlo. Melissa iba a demostrarle a ese imbécil que ella no era ninguna niñata sin talento.
—Por supuesto, jefe —dijo—. ¿Acaso lo dudaba?
¡Uhhh adoro este capítulo! ¿Os ha gustado? No olvidéis votar y comentar, ¡pues es la única forma que tengo de saber qué opináis de la novela!
Estoy tardando unos días en seguir actualizando porque, como ya os he comentado, me estoy mudando y estoy bastante estresada. Me queda esta semana en mi trabajo y tengo bastantes cosas que resolver, pero volveré pronto!
Recordad que estoy en Instagram y TikTok con el nombre de vmcameron213. :)
¡Nos vemos en el siguiente! Mil besos.
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