Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 16: "Vas a conseguir que la maten"

Mi pulso se acelera al igual que mi respiración. Intento no pensar en las muchas cosas malas que pueden pasar a partir de ahora. Las aves me miran fijamente y un escalofrío recorre mi cuerpo.

—No puedes salir —Halcón vuelve a hablar—. Te irás en la próxima ola.

—¿Disculpa?

—¿A dónde es? —se gira a mirar a Búho.

—Paris —contesta tras unos segundos. Halcón asiente convencido.

Frunzo el ceño. ¿Por qué están decidiendo mi futuro como si no estuviera delante de ellos?

—¿Puedo opinar? —pregunto tranquilamente para evitar discusiones innecesarias. Halcón me hace una señal para que continúe. —No quiero irme de aquí. Nunca he salido de Madrid y no saldré ahora que un loco quiere encontrarme. —respiro hondo —. Además, si estoy lejos de vosotros no podréis saber si estoy bien o no.

El silencio se apodera de la sala otra vez. Miro fijamente a Halcón esperando su respuesta. No parece muy convencido a juzgar por su expresión, pero estoy segura de que no es tan tonto como para mandarme a un país que no conozco y hacer que me las arregle prácticamente sola.

—Tienes razón —dice tras un largo período de espera. Hace contacto visual conmigo y se muerde el interior de la mejilla —. Iremos a Milán.

—¿Iremos?

—Vendrás conmigo a mi segunda residencia en Milán.

—¿Qué? —preguntamos todos al unísono.

—No puedes irte con ella a Milán —Cuervo alza la voz —. Te necesitamos aquí al mando de todo esto como siempre hemos hecho.

—Estoy seguro de que podéis hacerlo sin mí —carraspea—. Desde allí será más fácil encontrar a tu hermana —me mira. Asiento.

—Sigo pensando que es una mala idea. ¿Cómo vais a ir? Tu cara está en todos los aeropuertos —me mira—. Y si te ven con Halcón lo meterán a la cárcel.

—Hablaré con Linda para que nos lleve en el avión comercial otra vez. —teclea un número rápidamente y habla. En tan solo unos minutos ya está todo arreglado.

Cuervo se cruza de brazos y niega con la cabeza.

—Halcón piensa en lo que estás haciendo —intenta hacer que entre en razón.

—Salimos esta noche —hace oídos sordos—. No lleves nada, tienes todo allí.

—¡Vas a conseguir que la maten! —Cuervo pierde la compostura tras haber estado tanto tiempo intentando tranquilizarse. Halcón se detiene bruscamente —¿No te importa su bienestar?

—Sí me importa, y por eso mismo me la llevo a Milán. Sabes que tenemos guardias de seguridad en cada rincón. —se acerca a él.

—En el mensaje Thertami te ha advertido que no la reubiques. ¿Enserio crees que no se imaginará que la llevarás a la mansión? ¿Crees que no tendrá espías en Milán? —Halcón se detiene justo delante de él.

Y ahí están. Los dos hombres que más me han "protegido" desde que llegué aquí, discutiendo y encarándose. Miles de sentimientos se arremolinan en mi interior al verlos así.

—Iremos y punto —se marcha.

Todos nos quedamos en silencio. La tensión que se había formado en el ambiente se disipa al irse Halcón. Sin decir una palabra, me dirijo hacia la cocina, la cual no he pisado desde que estoy aquí.

Busco diferentes ingredientes para poder prepararme la comida. Algo básico, ensalada de pasta y pechugas de pollo a la plancha. Mi mente comienza a pensar en todo lo que me espera.

Estoy aquí en una mansión con cinco hombres que intentan hacer un bien común porque la policía no puede hacer su trabajo. Y ahora voy a irme a Italia, porque me persigue un mafioso, con el jefe al que odiaba por supuestamente matar a mi hermana. Suena como una novela turca de estas que no acaban nunca. ¿Dónde te has metido Elia?

—No sabía que cocinabas —una voz conocida me saca de mis pensamientos. —Por eso te preparé la comida y te la subí a la habitación.

—¿Fuiste tu? —Cuervo asiente, lo que me provoca una sonrisa.—Siempre creí que fue Halcón —añado.

—Ya sabes quién ha hecho todo lo demás.

Por la ventana que da a la calle se ven pequeños copos de nieve. Hace mucho que no veía nevar aquí.
Cuervo sigue de pie mirándo como hago destrozos alnpobre envoltorio de la pasta.

—Así no — se acerca a mí y me releva en el intento de abrirlo.

En tan solo una milésima de segundo ya está abierto, no era tan complicado. Intento no prestar atención a su presencia, pero no deja de moverse de aquí para allá cogiendo y mezclando ingredientes.

Cuando acabo todo me despido de él y subo a la habitación llevando la comida con una bandeja.

Empiezo a disfrutar de mi buffet que sabe a gloria. Muchas preguntas y situaciones inimaginablemente incómodas se me pasan por la cabeza.

Sin siquiera darme cuenta ya es por la tarde y según va avanzando el reloj me pongo todavía más tensa. Odio volar, y el solo hecho de pensarlo, me da náuseas.

La puerta se abre de golpe sacándome de mis pensamientos, y no me hace falta mirar para ver quién es. Solo él es tan poco considerado.

—Es la hora —su rostro preocupado lo hace ver vulnerable. Me levanto y cierro la puerta detrás de mí, no sin antes echar un último vistazo a la hermosa habitación.

Bajamos las escaleras y en la sala nos encontramos a todos menos a Cuervo.

—¿Sigue enfadado? —Buitre asiente en respuesta a Halcón. Por alguna extraña razón me entra un pequeño bajón, pero soy capaz de controlar mis emociones delante de ellos.

Nos despedimos de todos y cada uno de ellos. El silencio reina en la enorme sala y todavía conservo cierta esperanza de que Cuervo se arrepienta y venga a despedirse, porque al fin y al cabo, no sé cuándo volveré a verlo y todavía no le he dado las gracias por todo.

Me subo en la parte trasera del coche con cristales tintados. Halcón sube y comienza a conducir rápidamente. Me imagino que su cara la conocerá todo el mundo, pero si va sin ningún disfraz por ahí es que en este barrio no es necesario esconderse.

A medida que pasamos calles, muchas personas le saludan con la mano tranquilamente, algunos incluso intentan hablar con él pero les explica rápidamente que no tenemos tiempo y sin ningún reproche nos dejan seguir nuestro camino.

Es como si lo veneraran igual que a un Dios y estoy segura que es por admiración y apoyo a su labor en esta sociedad. En los balcones veo pancartas grandes  "Donde la justicia no llega, allí llegan las Aves."

Nunca había estado por este barrio pero creo que alguna que otra pancarta parecida a esta he visto, aunque no le prestaba mucha atención.

—Te adoran —me mira por el espejo retrovisor y sonríe.

—Adoran lo que hago, no a mí.

—Ambas cosas.

Al fin llegamos a un pequeño aeródromo cercano a Madrid.
Parece que está cerrado pero la verja de metal se abre ante el coche haciendo un sonido chirriante.

Entramos y deja el coche aparcado detrás de una nave. Una chica rubia nos espera dentro.

—Cuanto tiempo —sonríe mostrando sus perfectos y blancos dientes. Lleva unos pantalones apretados de corte alto y una camiseta manga larga básica. El conjunto le hace lucir una hermosa figura. Se acerca a Halcón y lo besa.
No soy capaz de esconder mi asombro.

—Linda, ya hablamos de esto —la voz de Halcón suena nerviosa y titubeante.

—Perdon, es la costumbre. Relajate que tú amiga no creo que se ponga celosa ¿Cierto? —me mira sin ninguna expresión. Parece que le ha sentado mal lo que le ha dicho Halcón.

Sonrío.

—No veo porqué.

Me devuelve la sonrisa pero no puedo creerme que sea sincera.

Nos guía hasta una avioneta no muy grande. Tiene dos asientos delanteros y unos bancos pequeños traseros con cinturones, imagino que serán para los paracaidistas.

—Lo siento Halcón, el avión comercial estaba ocupado y ahora se han extremado las medidas de seguridad, esto es lo mejor que puedo ofreceros —asiente despreocupado.

Subo intentando parecer segura pero a Halcon no puedo esconderle nada.

—¿Estas bien? —coloca una mano en mi hombro,  lo que hace que me ponga mucho más nerviosa de lo que ya estoy. Asiento suavemente. Linda nos da unos cascos y Halcón se sienta delante con ella.

En unos segundos ya estamos en el aire. Noto como el corazón me va a doscientos mil por hora y trato de coger aire sin vomitar. Cierro los ojos unos segundos y vuelvo a abrirlos. Mala idea. Comienzo a secarme las manos sudorosas en los pantalones.

Halcón se levanta del asiento.

—¡No deberías moverte! —le grita la piloto lo que hace que me estallen los oídos. ¿Se le ha olvidado que tenemos micrófonos?

—No te distraigas —contesta él sentándose a mi lado.—¿No te gusta volar? —suaviza su tono conmigo.

—Me da pánico —al fin soy sincera con él. Odio volar, odio la sensación de estar inestable y no poder controlar lo que ocurre.

—Tranquila, iremos parando a repostar gasolina. Podrás estar en tierra en unas horas.

—¿Unas horas? —sigo sudando, no puedo evitarlo.

—Mira por la ventanilla, igual te despejas —se levanta a por bolsas de mareo.

—No por dios no me acer... —y en ese instante se produce la catástrofe. Por suerte Halcón es rápido y evita que el producto de mis náuseas caiga al suelo y manche todo el avión. Me sujeta el pelo con ese mismo fin mientras yo sigo a lo mío.

—Elia ni se te ocurra manchar mi avioneta— la voz de la rubia se escucha como si estuviera a metros de distancia.

Después de varios minutos horribles al fin mi estómago decide detener sus fuertes contracciones. La ave me ofrece una botella de agua y me hace escupir en la bolsa. Que mal huele.
En ese instante me siento aliviada pero la vergüenza no tarda en aparecer, al igual que el cansancio.

—Siento todo esto —mis mejillas arden. Halcón ríe y cierra la bolsa.

—Tranquila, estoy acostumbrado a estas cosas.

No me atrevo a mirarlo. ¿Cómo narices no he podido controlar eso?

—Es que si me acercas una bolsa  me dan más ganas de vomitar —trato de excusar mi vergonzosa actuación.

—No sientas vergüenza por ser humana, son cosas reales y en mi opinión hoy en día hay muchos tabúes o actuaciones calificadas como "vergonzosas" —me sonríe cálidamente. No aparta su mirada de mí y a veces creo que sabe lo que estoy pensando en cada momento. Alguna vez me gustaría que fuese al revés.

Le doy las gracias y el cansancio se apodera de mí. Es normal después de casi echar los hígados a la bolsa de mareo.

—Descansa, no creo que haya muchas turbulencias. —se levanta y rebusca en una mochila—. Toma —me ofrece una manta negra.

Le hago caso y me tumbo en los asientos con la manta por encima.

Intento imaginarme que no estoy aquí, sino en la playa oliendo el mar y escuchando las suaves olas. A pesar de que me imagino sola parece que mi conciencia no lo hace ya que hay un extraño personaje de espaldas y, a juzgar por su apariencia, es Halcón.

---------------------------------

¡Hola! Siento mucho la tardanza pero he empezado a trabajar y no he tenido mucho tiempo, pero aquí estoy otra vez, intentando adentraros por a poco en la historia y en el siguiente capítulo... ¡En la mente de Halcón!

Si, así es. Narrará Halcón. ¿Qué os parece? ¿Podrá ocultaros sus pensamientos o será un libro abierto?
¿No os parece emocionante saber por fin como piensa nuestro otro protagonista de todo este asunto?

¡No os perdáis el capítulo 17!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro