Capítulo 15: "Sal otra vez y llama a la puerta antes de entrar"
—Sois capaces de buscar a mucha gente que ni conocéis y ¿No podéis encontrar a mi hermana? —frunzo el ceño confusa.
—El teléfono que tenemos de ella ni siquiera marca. Es como si se hubiera esfumado. Normalmente al reubicarlas no volvemos a contactar con ellas para evitar rastreos de la policía, o más bien, de Thertami.
Miro directamente a los ojos de Halcón. La impotencia me carcome por dentro y trato de pensar en millones de formas de encontrarla. Imagino que tendrá una identidad distinta porque sino, cualquiera la encontraría.
Me siento culpable por haber tratado mal a personas que quizás solo intentaban ayudarme, pero pienso que es culpa de Nicolás por mentirme. Aunque no sé hasta que punto él sabe la verdad.
Salgo al jardín en busca de aire fresco. Necesito respirar y pensar con claridad. Demasiada información para cinco minutos de conversación. Me siento en el frío césped y miro al cielo.
Las nubes tienen diferentes formas y avanzan lentamente. La suave brisa invernal roza mi rostro y reseca mis labios. Me dejo caer hacia atrás, tumbándome en el césped. Cierro los ojos y puedo escuchar algunas aves cantar.
Escucho unos pasos acercándose. El único que viene a preocuparse por mí siempre es Cuervo. Creo que es al único al que he tratado bien desde que estoy aquí. ¿Tan repelente soy?
—¿La policía sigue buscándome? —pregunto una vez que noto la presencia de alguien a mi lado.
—Así es —la voz de Halcón deja de lado mis sospechas. Abro los ojos y lo miro—. ¿No soy a quién esperabas? —su rostro refleja confusión, al igual que el mío.
—Es solo que creí que eras...
—¿Cuervo? —se tumba a mi lado—. Lo supuse —carraspea—. No es el único que tiene emociones ¿Sabes?
Su tono muestra cierta incomodidad.
—Lo siento, no quería...
—Lo sé —me corta—. Nattasha era como mi hermana mayor —me sorprendo ante su confesión —. Me ayudó a no desistir de esta labor.
—Parece que todo el mundo la quería.
—Era inevitable. —No puedo evitar sentir cierta incomodidad esta vez. —Es raro que no te alejes de mí ahora, ya me estaba acostumbrando.
—Ahora no te odio. —Halcón se gira a mirarme. Hago contacto visual con él. Sus ojos oscuros desprenden paz. Su mirada penetrante todavía me provoca escalofríos.
—Es bueno saberlo —se gira y mira al cielo.
Sigo examinándolo, tiene la piel perfecta, sin nada de grasa acumulada o acné. Respiro profundamente y sigo pensando en Nattasha y su hija. Todavía suena raro.
Halcón se lleva toda mi atención al señalar a una nube.
—¿No se parece a mí? —pregunta orgulloso. La observo fijamente y sonrío.
—¿Por qué la insultas? Ella es mas guapa —se gira a mirarme bruscamente. Comienzo a reír ante su expresión. Parece que le he dañado el ego.
—Oye ¿De qué te ries? —pregunta molesto. Se sienta en la hierba y me fulmina con la mirada. Se me pone la piel de gallina y un violento escalofrío me provoca una pequeña sacudida. Ahora es él quien ríe. —¿Tanto te intimido? —evito hacer contacto visual con él —Creía que cuando apareciste en mi habitación desnuda no me tenías miedo.
¿Tenía que mencionar ese tema?
Mis mejillas arden y no soy capaz de decir nada. Halcón sigue riéndose.
—Oye idiota, te repito que fue una equivocación y no pretendía entrar en tu habitación —mi tono suena como niña pequeña a la cual le han quitado un caramelo. A veces me avergüenzo de mi misma.
—Tranquila niña, no hace falta que te sonrojes.
Noto que me mira y con ayuda de sus dedos en mi barbilla me obliga a mirarlo. Igual que la primera vez que lo vi. Sus ojos penetrantes capaces de hacer que te pierdas en ellos, provocan otro escalofrío.
—No sabía que te provocara tantas sensaciones diferentes en unos segundos —sonríe contento.
Me suelta y se arregla el pelo como si nada pasara. ¿No ha sentido nada extraño? Respira hondo y mira al estanque. Es extraño pero no me siento del todo segura a su lado, a diferencia de cuando estoy con Cuervo. No logro comprender por qué.
—Te dejo con tus amigos los peces —me levanto del césped y entro a la mansión. Me dirijo a la habitación, la bañera hidromasaje incrustada en el suelo llama mi atención. Todavía no lo he usado.
Me desvisto rápidamente y echo los productos de espuma en el agua. Me meto en la bañera y la espuma crece como una masa blanca enorme ocultando mi cuerpo. Las burbujas y chorros creadas por la propia bañera hidromasaje, relajan mis músculos. Cierro los ojos e intento no pensar en nada. Estoy agotada mentalmente y creo que se me nota.
Alguien toca la puerta suavemente.
—¿Elia? —reconozco la voz de Cuervo al otro lado. —¿Estás bien?
No me apetece contestarle. Me sumerjo en el agua consiguiendo estar en un silencio pacificador. Vuelvo a la superficie. Me quito el pelo de la cara y me seco los ojos con la toalla.
Escucho un murmullo en el pasillo, no le tomo importancia y vuelvo a cerrar los ojos disfrutando de las burbujas y el agua propulsada que sale de unos agujeros del lateral de la bañera.
De repente, la puerta se abre con fuerza haciendo que me sobresalte. Halcón aparece en la habitación.
—¿¡Que haces!? — le grito. —¿¡No sabes llamar a la puerta como Cuervo!?
—¡Venga ya! Si te tapa toda la espuma.
—¡Eso no es excusa! Vete y vuelve a llamar a la puerta
—¿Elia estás bien? —Cuervo entra a la habitación, al verme en la bañera rápidamente se da la vuelta. —Perdón.
Son muy diferentes, y creo que esta situación me da la razón.
—Déjate de mariconadas Cuervo —ríe— Elia vas a tener que salir y convencer a la prensa de que no has estado con nosotros. —Cuervo se da la vuelta.
—¿Por qué?
—Es la mejor opción, así vuelves a tu vida normal y no te metes en problemas —Cuervo habla a la pared. Se ve muy gracioso como intenta no mirarme al hablar. Incluso me atrevería a decir que se ha sonrojado.
—No quiero volver a mi vida normal, quiero encontrar a Natt
—Eso no se puede —Halcón se cruza de brazos. —Bueno, si se puede pero tu no te meterás en esto. No tienes experiencia suficiente
—¿Y tu qué sabes? —le pregunto indignada.
—Vístete y baja al recibidor, en cinco minutos —ambos se marchan y cierran la puerta tras de sí. Esta situación ha sido absurda.
Salgo de la bañera hidromasaje y me dirijo a la ducha para quitarme toda la espuma y lavarme bien el pelo. Después de diez minutos me pongo la ropa. Me seco el pelo tranquilamente y cuando estoy lista voy al recibidor.
—Empezaba a pensar que se te había tragado la bañera —Halcón ríe.
—Ja, ja. Que gracioso —mi tono suena borde y burlesco.
—Como te he dicho, vas a tener que convencer a la prensa de que no has estado aquí. Les vas a decir que has estado de vacaciones en una isla lejana y habías perdido el móvil.
—No voy a irme de aquí, os voy a ayudar — me cruzo de brazos.
—No. —Esta vez es Cuervo quien me lo prohíbe.
—En solo unas horas conseguí saber tu nombre, edad, estatura, color de ojos, de pelo y cargos. Además, conseguí dar con el resto de tu equipo —me giro sobre mi misma para observar al resto de aves y vuelvo a mirar a los ojos de Halcón —. Y todo eso yo sola y en menos de dos horas. ¿Enserio crees que no soy capaz de buscar a mi propia hermana? —alzo una ceja una vez que estoy a centímetros de él. Esta vez no pienso desviar la mirada ni darle el control.
Nadie dice nada, ni una sola palabra. La tensión en el ambiente es abrumadora, pero no pienso desviar la mirada. Halcón me mira fijamente y sonríe de lado.
—Chica dura.
En ese instante, el tono de llamada de todos los móviles se lleva mi tención. Todos miran la pantalla extrañados. Halcón me lo enseña y frunzo el ceño. Todos los demás lo cogen sin decir una palabra. Sus rostros cambian.
—¿Quién es? —La voz de Halcón suena ruda. No dejo de mirarlo. Su expresión cambia radicalmente. Ya no es dura y confiada. Se ha transformado en asustado y abrumado. Tras unos segundos más cuelga.
—¿Qué ha pasado? — la cara de Halcón está pálida y sus ojos miran a un punto fijo. —Halcón —me mira a los ojos.
—Era Thertami —mi pulso se acelera.
Al instante aparece Buitre. Viene caminando rápidamente.
—¿También habéis recibido la llamada? —pregunta frenético. Nuestros rostros hablan por nosotros así que no es necesario contestarle.
—Era un mensaje grabado —añade Halcón.
—¿Y qué quiere? —pregunto curiosa. Todavía no se nada de lo que han escuchado. Todos en la sala se miran entre sí. Comienzo a sudar y mi pulso se acelera todavía más. ¿Le habrá pasado algo a Natt?
Tras unos segundos, al fin Halcón rompe el silencio que se había vuelto a formar.
—A ti.
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