Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

9


"Una salida o una entrada".

—¿Le temes a la muerte? —Lo observo, enarcando una ceja.

—¿A qué viene eso?

—Pensamientos jodidos. —Se encoge de hombros. Hago una mueca, pensando en mi respuesta.

—Creo que no puedo temerle a algo que no conozco —digo, levantando la vista para observarlo—. No le temo a la muerte en sí, el dolor al morir, más bien lo que conlleva, el dejar todo lo que amo, a mis seres queridos... —Suspiro, él deja de pintar la pared y me observa.

—Sí —asiente con lentitud y veo cómo va formando una sonrisa traviesa—. Esa mente retorcida que tienes a veces puede ser sabia, amiga.

—Idiota. —Me giro y vuelvo a mi trabajo de lo que sea que estoy dibujando en la pared.

Fue una buena idea invitar a Dant para pintar las paredes ya desgastadas de mi habitación, pero creo que lo estamos arruinando más con extraños trazos de pintura.

—Esto está quedando como la mierda. —Ríe.

Me alejo un poco y observo nuestra rara obra, es algo que sinceramente no sé si se pueda llamar arte, tal vez arte abstracta desconocida, o algo así.

—Está... —Busco el término adecuado—, bonito. —Sonrío, girándome hacia él. Me observa, frunciendo el entrecejo.

—¿Bonito? —Asiento, tomando un poco más de pintura—. Bonito lo que me cuel... —Se detiene abruptamente, viendo como su hermosa remera blanca que se compró hace unos días es manchada por pintura—. ¡Estúpida perra sin dueño!

—¡Bastardo!

—¡Eunuco!

—¡Soy mujer, genio!

—¡Me vale!

—¡Sangre sucia inmunda!

Se lleva una mano al pecho con indignación.

—¿Cómo te atreves? —Lo veo agacharse y tomar un poco de pintura—. ¡Pagarás por tus crímenes! —dice, entrecerrando los ojos.

—Oh no.

Comienzo a correr por la habitación, riendo a carcajadas con él persiguiéndome, al final los dos terminamos completamente manchados de pintura, no debimos hacer eso, ahora nos queda muy poca para terminar el trabajo. Nos acostamos sobre el suelo, el cual tiene periódicos para no mancharlos con la pintura que en este caso proviene de nuestras propias prendas. Mantengo la mirada en el techo y lo escucho suspirar.

—¿Qué crees que será de nuestras vidas cuando seamos grandes?

Me giro para observarlo.

—Dant. —Posa sus ojos en mí—. Tenemos dieciséis años.

—Exacto, estamos en la flor de la juventud. —Coloca sus brazos debajo de su cabeza para estar más cómodo, volvemos a observar el techo—. Pero sí sé algo.

—¿Qué?

—Seguiremos juntos.

Sonrío y lo observo.

—Te amo, idiota.

—Sí, yo también me amo. —Golpeo su costado, haciendo que se queje pero termina riendo. Forma esa sonrisa carismática que lo caracteriza—. Seremos los reyes del jodido mundo.

—Los reyes del jodido mundo —repito al tiempo que chocamos nuestros puños.

***

Abro los ojos y hay un dolor palpitante en mi cabeza, llevo una mano allí pero por supuesto que no deja de doler. Eso me recuerda el que sigo aquí, sin poder dormir bien, hace ya una semana.

Recuerdo el sueño, bueno, en realidad era un recuerdo de hace menos de un año, no lo recordaba con exactitud pero en el sueño era tal cual fue, un día lleno de risas y alegría, unos días antes del cumpleaños de Dant. Jamás pintamos de nuevo mi habitación, además de no arreglar el desastre que hicimos ya que Dant dijo que eso me recordaría siempre aquel día, y fue así.

Quién diría que el futuro del cual teníamos curiosidad sería este.

El día de la búsqueda trajeron a más jóvenes, pero entre ellos no se encontraba él, así que aún tengo la esperanza de que esté en algún lugar allí afuera con su familia, intentando salir adelante, libre.

Siento una punzada más fuerte en mi cabeza y vuelvo a la realidad. No he hecho ningún otro escándalo como la mayoría lo llamó, apenas ingiero alimento, hay veces que siento el estómago crujir pero soy terca y me aguanto, lo bueno es que no he vuelto a ver el rostro de esa repugnante mujer que creía nuestra amiga. La ropa que utilizo es la misma, ya que aquí se cuenta con un pequeño baño en el cual formamos filas para utilizar dos veces al día, a veces más, a veces menos.

Siento cómo las gotas que se derraman de mis ojos queman mis majillas heladas.

Cada noche hace más frio, las paredes se vuelven cada vez más húmedas, es difícil conciliar el sueño en las noches, y no solo por los pensamientos, sino por los fuertes truenos, arboles cayendo y la lluvia resonando contra el techo. Hubo veces en los que dormí abrazada a Grace, ella, así como yo, tiritaba de frio. Ahora es uno de esos casos.

Se escucha un trueno, Grace se estremece entre mis brazos cubiertos por un suéter que conseguí unos días después de estar aquí, no me ayudaba contar únicamente con mi remera holgada con semejante helada.

—Vamos a morir —susurra y la abrazo más fuerte.

—No, no lo haremos.

—Tú no lo sabes, no sabes nada. —Niega con la cabeza y se escucha otro trueno—. Quiero que pare. —Lleva ambas manos a sus oídos.

—Tranquila, ya pasará. —La escucho sollozar.

—Moriremos congeladas, y eso no es lo peor —masculla mientras sorbe por su nariz—. Moriremos solas.

Quisiera tener el poder de poder ayudar a los demás en sus momentos de lucha, en sus batallas, y no quedar como una simple espectadora. Quisiera poder darle un poco más de seguridad a Grace y poder asegurarle que todo irá bien. Hace unos días me contó que tiene quince años y que llegó aquí sola, pregunté más pero no quiso responder, y menos hablar sobre sus padres.

—Clare. —Inmediatamente llevo mi vista a ella, encontrándome son sus ojos verdes observándome—. Tú no me dejarás, ¿verdad?

Escucharla decir eso me rompe el corazón. Niego con la cabeza.

—No, no lo haré. —Ni siquiera lo pienso, estoy segura—. Lograré que salgamos de aquí, de alguna forma, y después seremos felices.

—¿Después?

—Sí —asiento, formando una sonrisa temblorosa.

—¿Cómo sabes que hay un después?

Borro mi sonrisa.

Exacto, no lo sé, no tengo la más remota idea, pero quiero creer que me merezco uno y que valdrá la pena luchar. Por un después en el que seamos felices, un después en el que seamos libres, un después en el que ella ya no sufra, un después en el que no tema.

Le he tomado un gran cariño a Grace en estos pocos días y quiero ayudarla, debo ayudarla.

Ella baja la vista y se acurruca mucho más contra mí, me muerdo mi labio inferior que comienza a temblar, y sé identificar que no es provocado por el frio, sino por el enorme nudo que tengo en la garganta.

Y con dolor en el pecho, cierro los ojos, recordándome que pronto amanecerá y que tal vez, si tenemos suerte, sigamos vivas.

***

Hay mucho ruido, muchos pasos, y voces desconocidas.

Los parpados me pesan cuando intento abrir los ojos. Un destello de luz por poco me deja ciega, subo una mano para cubrirme, parpadeo varias veces y logro abrir mis ojos por completo.

Hay muchas mujeres con el uniforme, más que siempre, guían a todos a la salida. Me incorporo de un salto, mareándome en el acto.

—Ya es la hora del almuerzo. —Escucho a Grace decir, la observo, ella sigue en el suelo.

—¿Qué hacen aquí? —inquiero, refiriéndome a las mujeres y guardias. No pienso hondar en que he despertado para la hora del almuerzo.

—Dicen que darán un anuncio. —Se encoge de hombros.

¿Nos liberarán? Es poco probable. Pero como dice un dicho: se pierde es lo último la esperanza.

Sacudo mi cabeza. Aún no me despierto del todo.

»Pero no cantes victoria.

—Tal vez sea algo bueno. —La veo intentar incorporarse, así que le ofrezco una mano y la toma.

—Eso es tener esperanza —dice al incorporarse por completo—. Y yo ya dejé de tenerla. —Baja la cabeza, se abraza a ella misma y se dirige a donde están los demás.

La sigo. Lo primero que veo al llegar es el pulcro rostro de Doña sonrisas falsas que equivocadamente le colocaron un nombre como si fuese un ser humano. Gran tragedia.

—¿Son todos? —pregunta a una de las mujeres, esta asiente y Samantha vuelve su vista a nosotros—. Como saben este lugar es dirigido por el señor Richard, y como el hombre generoso que es, les permitirá almorzar en el gran salón. —Muchos sonríen y aplauden, agradecidos por tal acción.

¿Qué les sucede? ¿Acaso no recuerdan estos días de encierro?

Todos comienzan a formar una fila para salir ordenadamente por orden de un guardia, veo a Grace formarla también, doy pasos para acercarme a ella, pero alguien se interpone en mi camino. Alzo la vista y ahí está esa sonrisa falsa. Clavo mis ojos en los suyos y le paso por su lado dándole, sin querer queriendo, un leve empujón con mi hombro.

Sí, choqué contra tu hombro, ¿y qué harás? ¿Demandarme? Ve al departamento de quejas.

Llego junto a Grace, le doy una pequeña sonrisa y me coloco detrás de ella.

—Estoy nerviosa —dice, jugando con sus manos.

—¿Por qué?

—Bueno, más de un mes encerrada aquí sin ver la luz del sol... —Suspira—. Tal vez no sea el exterior real, pero me conformo con este, por lo menos veré el sol a través de los cristales.

Coloco una mano sobre su hombro.

—Algún día saldremos al exterior real. —Gira su rostro para observarme, sonríe un poco y vuelve su vista al frente.

Oírla decir aquello me hace pensar en las veces en los que no valoré el exterior, el estar aquí encerrada me trae recuerdos de mi madre, o de Dant, de lo feliz que era, pero todo eso en un ambiente sano, en libertad, pudiendo compartir con ellos cientos de veces y tan solo lo hacía algunas veces. No lo valoré.

Al llegar al gran salón no hay ni un solo adulto, todos son jóvenes. Trago. Decido quedarme en la fila y no hacer ningún tipo de comentario al respecto. Inhalo y noto el leve temblor en mis manos, así que sigo con las respiraciones lentas, intentando calmarme. Tomo una bandeja y me sirvo.

Grace espera a que termine y luego nos guía a una mesa.

Recuerdo que la primera vez que me senté en este lugar observé todo a mí alrededor con completa desconfianza, ahora lo vuelvo a hacer, pero en este caso, me quedo observando por mucho más tiempo a esas mujeres con ese ridículo uniforme anotando cosas en esas ridículas carpetas.

—¿Y esas mujeres qué?

Grace me observa, frunciendo el entrecejo.

—¿Qué de qué? —pregunta con la boca llena.

—¿Que qué hacen? —Se encoge de hombros.

—No lo sé, no es como si el guardia ebrio me contara todos los secretos de esta mierda. —Con su dedo índice realiza un movimiento circular en el aire, refiriéndose al lugar, y sigue comiendo.

—Siempre están anotando cosas en esas carpetas. Y lo más raro es que no estaban en el momento del escándalo.

—Por el escándalo te refieres a... —Hace un gesto con la cuchara para que continúe.

—A la muerte del chico y demás. —Traga lo que tiene en la boca y me observa.

—Llámalo como es, un asesinato, porque no fue un "¡Ups! Lo maté".

Frunzo los labios en una mueca y vuelvo a llevar mi vista hacia esas mujeres.

¿Qué tanto anotan?

Ya en la fila para volver a nuestro encarcelamiento, como yo y de seguro muchos lo llaman, observo cómo Grace está cabizbaja, tiene la mirada fija y perdida en algún punto, y eso me inquieta porque de alguna manera me transmite esa sensación de melancolía.

Escucho murmullos a mi izquierda y veo a uno de los dos guardias conversando de manera muy cercana con una mujer de uniforme. Observo al frente y el segundo guardia observa a los que ingresan. Llevo mi vista a mi derecha y hay un pasillo que en unos pasos dobla para la izquierda.

Y comienzo a maquinar.

Para ingresar a las habitaciones en los que nos tienen encerrados se asignaron a dos o tres guardias para cada uno y una mujer que hiciera sus respectivas anotaciones sobre quién sabe qué. El punto es que en este momento los tres están distraídos. Puedo intentar escabullirme en aquel pasillo, no sé qué encuentre allí y aún falta mucho para que llegue el momento en el que tengamos que ingresar, así que aprovecharé el momento.

¿Una puerta de escape?

¿Una puerta al jardín?

¿Una habitación más?

Tal vez halle información.

No lo sé, pero no pierdo nada con intentarlo.

—Grace —susurro.

—¿Qué? —responde con el mismo tono, girando su rostro para verme.

—Debes cubrirme.

—¿Qué? ¿De qué? ¿Por qué? —inquiere con rapidez, frunciendo el ceño.

—Solo vigila de que esos dos —Los señalo con un dedo—, no se den cuenta de que no regreso por un tiempo.

—¿Y cómo hago eso?

—Tú obsérvalos y si tienen la intención de ir para allá —Señalo el pasillo—, intenta hablarles o qué se yo. —Me encojo de hombros.

—Ay, Clare, yo... eh... —Observa de un lado a otro, nerviosa—. No creo poder con tan gran responsabilidad.

—En síntesis. —Agito un poco las manos, como si borrara todo lo antes dicho—. Iré y tú los vigilarás.

—¿Y qué hay del tercero? —Señala al guardia en la puerta.

—Está distraído observando a los que ingresan, así que me escabullo y listo.

Duda un segundo.

—¿Y luego?

—¿Luego qué?

—¿Volverás? —La observo con ternura, dándole una sonrisa sincera.

—Lo prometo.

Lleva su vista al frente y lo piensa un rato más. Suspira.

—De acuerdo... —Asiente varias veces con la cabeza.

Tal vez no sea una brillante idea, pero matanga dijo la changa.

Observo por unos segundos al tipo de la puerta y voy dando pasos cautelosos hacia el pasillo, Grace se mantiene observando a la mujer y al guardia a su izquierda, lleva una mano detrás de su espalda y alza el dedo pulgar. Me apresuro un poco más y logro llegar al pasillo, sigo caminado aún de espaldas y doy contra una superficie dura.

Mierda.

Me giro lentamente y me encuentro con la pared que da fin a este pasillo. Suspiro, me giro al lado izquierdo, siempre observando de reojo la fila y el pulgar alzado de Grace, quien sigue de espaldas observando con fijeza a su objetivo.

Lo toma con seriedad. Bien.

Llego a la pared y me oculto detrás de ella, soltando todo el aire que me he estado aguantando. Lo logré.

Observo lo que resta del pasillo y hay una puerta, no de metal, de madera común y corriente, me apresuro para llegar a ella.

Tomo aire y, sin pensardemasiado para no dudar de lo que haré, abro la puerta y la cierro detrás de mí.

---------------

¿Qué encontrará?

¿Una habitación? ¿Personas? ¿Comida? ¿A Chris Evans semidesnudo?

Algún día lo sabrás, el día en el que esta amargada y haragana escritora actualice el siguiente capítulo. *guiño, guiño*

Gracias por seguir aquí, lo aprecio un montooooooooooooon.

¡Muak!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro