Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

27

"Más palizas que abrazos".

—¿Y cómo debo llamarte ahora? ¿Tía Sam? —inquiero, enarcando una ceja.

—No, solo Samantha, no contamos con un lazo familiar tan fuerte para esas chorradas, tan solo es sangre. —Me observa de reojo—. Eso no es nada.

—No es nada, pero mataste a gente por mí. —Me encojo de hombros—. No es nada.

—Cierra la boca.

Giro los ojos.

Qué gran tía me tocó.

Luego de casi no haber dormido nada, despierto esta mañana, no, me despiertan esta mañana a las seis para iniciar con el día ''productivo''. No quiero este día productivo.

Ahora nos encaminamos por un largo pasillo, varios trabajadores saludan a Samantha, muchos sin dejar pasar el nuevo rostro entre ellos, o sea, yo. Ella solo inclina su cabeza a modo de saludo. Llegamos a una gran puerta de metal, ella se acerca hasta una cajita con botones, oprime algunos hasta que los mismos se iluminan de un color verde y la puerta es abierta.

Me sorprende cómo, al apenas ingresar, hay varios gruñidos, gritos y golpes. Tengo que inclinarme hacia un costado para que un chico no caiga con todo su peso sobre mí, espero una disculpa o algo, pero solo me da una mala mirada, se limpia la sangre en los labios y vuelve a lo suyo.

—Aquí se realizan los entrenamientos, lo que tendrás por un mes. Es poco tiempo, pero hay que ajustarse al que nos deja la realización de la prueba final.

—¿Y qué aprenderé?

—Por lo menos a sujetar un arma, a usarla y defenderte con ella o sin ella. —Se encoge de hombros—. Lo básico.

Sí, lo básico, suena tan fácil.

Pasamos entre varias máquinas de entrenamiento, guantes de boxeo y mesas con mochilas. En una esquina hay otro cuarto, este está dividido por una pared que cuenta con un cristal por el que logro ver varias mesas largas en las que se encuentran varias armas de todos los tamaños, no sabía que habían tantas. En el medio de estas, varios utilizan objetos similares a auriculares enormes para proteger sus oídos mientras disparan hacia la madera con el punto al que deben darle.

Mi cuerpo da con todo contra el de otra persona.

—Ay, lo sien...

Yo te conozco.

Sé que lo vi en alguna parte. El chico baja la vista, ya que es mucho más alto que yo, y sonríe de lado. Doy pasos hacia atrás hasta llegar a Samantha, ahora sí la quiero cerca.

—Ellos son Steve. —Señala al chico rubio por el que choqué, él se pasa una toalla por su cuello sudado—. Y Carter. —Señala al otro, este se acerca luego de dejar algunas cosas sobre una mesa. Ambos asienten hacia mí.

¿Decir un hola les es tan malo o qué?

Sentiría vergüenza por quedarme tanto tiempo observando a Steve, pero esos ojos me son demasiado conocidos. Alza ambas cejas e inclina su cabeza hacia un lado.

—¿Aún no me recuerdas?

Entrecierro los ojos hacia él, para luego observar al otro chico. Al colocarlos a ambos en una misma imagen mi cerebro realiza un corto circuito, puedo sentir una pequeña punzada en la parte de atrás de la cabeza. En un abrir y cerrar de ojos ya no llevan puesto la ropa deportiva, sino lo que en mis recuerdos llevaban puesto esa noche.

Observo a la mujer detrás de mí.

—Son ellos. —Vuelvo la mirada hacia los chicos—. Son ustedes.

—¿Quiénes específicamente? —pregunta Steve, con diversión. Carter solo se limita a observar.

Me enderezo.

—Los que me trataron de la peor manera posible para capturarme y traerme hasta aquí.

—¡Bingo! —exclama el rubio. No nos llevaremos bien.

Suspiro con pesadez y aprieto los puños al sostenerle la mirada.

—¿Por qué solo no me hablaron o algo? —Resoplo con molestia.

—Estabas corriendo como una desquiciada y no nos habrías escuchado ni hecho caso. Además... —Se encoge de hombros—, nos hacía falta algo de ejercicio.

Gilipollas.

—Por suerte ya no tendré que verte más. —Observo al tal Carter—. Ni a ti.

—Clare. —Me giro hacia Samantha, espero escuchar un ''ya nos vamos'', pero es todo lo contrario—. Ellos te entrenarán.

Me atraganto con mi propia saliva al escuchar eso, me llevo una mano al pecho y toso un poco.

—¡¿Qué?!

—Uyuyuuuiii. —Se burla Steve—. Qué divertido será esto. —Me sonríe y se gira, el otro chico también me sonríe antes de seguir a Stevetonto.

Río con amargura y encaro a la que se supone es mi tía y por tanto debería de alejarme de esos dos tontos que casi me matan.

—Te callas.

—¡No! ¡No me callaré! —respondo entre dientes—. ¿Esperas que entrene con toda la confianza al estar en manos de esos dos? Pues no, me niego.

—No te lo he preguntado. —Se gira y comienza a caminar hacia la salida. ¿Qué? ¿Ya me dejará?

—¡No, claro que no me lo preguntaste! ¡Deberías de hacer todo para protegerme, no esto!

—Y te estoy protegiendo.

—¡Claro que no!

—Clare...

—¡Papá no haría esto!

—¡Pues no conociste a tu padre! —grita con los dientes apretados, todo a nuestro alrededor queda en silencio—. ¡Así que te callas, Clare, sé lo que hago! ¡¿Entendido?!

Observo a los demás, algunos colocan sus armas en sus costados con extrema lentitud y otros solo detuvieron su charla, todo para ver nuestra discusión.

—Te he hecho una pregunta. —Asiento, sin dejar de portar mi cara de culo—. ¿Qué significa eso?

—Sí —respondo con la mandíbula tensa.

—¿Qué?

—¡Que sí!

Niega con la cabeza y vuelve a dirigirse hacia la puerta de metal. Al yo girarme, todos los ojos están puestos en mí, no sé a dónde mirar. Al final opto por ver el suelo y dirigirme hacia Steve. Carraspeo para que mi voz no salga temblorosa. Odio que me griten.

—¿Qué hay que hacer?

—Por ahora ve a sentarte a aquel banco, aún faltan por llegar algunos.

No me atrevo a alzar la mirada, solo asiento en silencio y me dirijo hacia el bendito banco. Juego con mis dedos, mis palmas están algo sudadas, así que las paso por la tela del pantalón. Me molesta el peso de las miradas, poco tiempo después siento el ardor en mis mejillas. Mi lado oscuro quiere gritarles, pero mi lado sensato me lo impide. Odio ser así.

—¡Tú! ¡La sobrina de Samantha! —Alzo la mirada hasta toparme de nuevo con la del rubio, hace un gesto con la cabeza—. ¡Acércate!

Hago lo que me pide hasta llegar a él y a otros más que llegaron. Steve y Carter intercambian algunas palabras, mientras tanto, mis compañeros, vamos a llamarlos así, ríen por alguna cosa. Yo solo me limito a observar el lugar con incomodidad.

Dios, esto es peor que la escuela. O tal vez ya he olvidado lo que se siente el estar entre tanta gente que no me dañará, que no reserva algún acto malvado bajo la manga. Esto vuelve a ser algo desconocido para mí.

—¡Atención! —grita Carter y de inmediato todos voltean hacia ellos, realizando una fila y adoptando una postura firme con los brazos hacia un costado y las espaldas rectas.

Como puedo corro hasta el último lugar y hago lo mismo.

—No, así no. —Me susurra una chica a mi lado. Frunzo el ceño y la observo.

Eliza.

¡Es Eli!

Sonríe con ternura y yo la observo sin entender cómo está aquí.

Es que... ¡¿cómo está aquí?!

No puedo salir de mi trance.

Ella observa hacia ambos entrenadores y, al cerciorarse de que no nos tienen en la mira, toma mis muñecas y las coloca de forma más recta, al igual que mis dedos.

—El pulgar va debajo de la palma, siempre. —Asiento, aún aturdida por volver a verla—. Hombros rectos y el rostro sin expresión alguna. —Se aparta y realiza todo eso, vuelvo a asentir y hago lo que dijo, pero sin dejar de verla—. Mirada al frente, Clare. —Vuelve a sonreír—. Ya hablaremos.

—De acuerdo...

Steve pasea sus ojos por todos los de la fila y de inmediato coloco la mirada al frente.

Que no se detenga en mí. Que no se detenga en mí. Que no...

Se detiene en mí. Maldigo.

—Tenemos a alguien nueva, no me había dado cuenta, Carter. —Se cruza de brazos y observa a su acompañante—. ¿Tú sí?

—Nop —contesta el chico con una mueca.

Par de imbéciles.

—Pueden mirarla, sin miedo. —Todos voltean sus rostros para realizar lo dicho—. Conozcan a la nueva integrante. —Sonríe con diversión.

Trago con nerviosismo. Steve camina hacia mí hasta detenerse y hacer que quedemos frente a frente. Me recorre con la mirada y chasquea la lengua.

—Haremos una demostración. —Frunzo el ceño.

—No haré nada de eso. —Voltea hacia atrás.

—Carter, ¿tú escuchaste que le pregunté?

—Nop.

¡Voy a cortarte las pelotas si vuelves a responder eso, Carter!

—Pues bueno. —Borra su sonrisa—. A la pista —ordena,señalando detrás de él. No reacciono—. ¡A la pista! —grita, lo que hace que mesobresalte, aún así voy lo más rápido posible hacia la maldita pista—. Y tú. —Señalaa Eli y luego, con su pulgar, la pista.

Eliza llega hasta la pista, enfrente de mí, me sonríe, pero luego su rostro es seriedad, coloca sus manos al frente y uno de sus pies hacia atrás, como si se preparara para una pelea.

—¿Qué hago? —Hace un gesto con la cabeza hacia ella y entiendo que debo imitar su posición.

Steve nos analiza, toca un silbato que no sé de dónde ha salido y, de un momento a otro, Eliza me tiene sujetada de un brazo, lo estira hacia atrás hasta dejarlo en mi espalda y mi cuerpo gira de forma involuntaria, haciendo que caigo sobre una rodilla.

Mierda, esto duele.

Me suelta y coloco ambas manos en el suelo. La observo sobre mi hombro con asombro, ella se encoge de hombros con una sonrisa de disculpa. Me levanto y volvemos a la posición inicial. Steve vuelve a tocar el silbato y Eli vuelve a atacar, logro esquivar su golpe e intento darle duro con un puñetazo, pero claro que no cuento con lo que hará ella.

Pasa una de sus piernas por debajo de las mías, haciendo que caiga de espaldas, coloca uno de sus brazos contra mi cuello, apretándolo contra mí, y cierra su otra mano en un puño hacia mi rostro, que por suerte queda en el aire al Steve volver a tocar el silbato.

Ella se levanta, dejándome tirada en el suelo. Respiro con dificultad, ¿tendré que saber eso y más? Carajo.

Stevetonto llega hasta mí y se coloca de cuclillas.

—Como verás, no será fácil, así que quita esa cara, deja los lloriqueos por la tía e intenta aprender a cómo defender tu trasero.

Se levanta y vuelve hasta los demás, en donde les indica algunas cosas. Llevo mi cabeza hacia atrás de forma cansada y lo golpeo contra el suelo de manera no tan suave.

—Mierda. —Me paso una mano por el lugar adolorido.

Eli llega hasta mí y me ofrece una mano. La tomo.

—¿Cómo es que...?

—Ya tendremos tiempo para charlar. Ahora... —Observa hacia los demás—, intenta seguir viva.

—Pero si eso es lo que vengo haciendo desde hace meses. —Ríe y vamos juntas hasta los demás.

Espero no romperme nada.

***

Creo que me rompí un diente.

Paso la lengua por él, para luego tocarlo con un dedo y asegurar de que no. Suspiro y me levanto.

—¡Vamos! ¡Muevan esas piernas! —grita Steve, quien no corre ni trota ni nada, solo esta ahí dando órdenes.

A cada momento su molesta voz taladra mucho más mi cabeza. ¿A qué hora acaba esto? Observo de reojo el reloj de Carter y veo que ya han pasado cuatro horas. ¡Cuatro horas!

Coloco mis manos en las rodillas y cierro los ojos.

—¡Sobrina de la jefa, muévete! —Gruño y abro los ojos para llevarlos hasta el rubio.

—¡Me llamo Clare!

—Oh, pues no me interesa. —Sonríe con cinismo—. ¡Muévete!

Las piernas me tiemblan un poco, pero logro volver a correr. Tenemos que completar diez vueltas y tal parece que soy la única que se queja de eso.

Luego de casi terminar muerta, por fin nos detenemos. Mi respiración es pesada y me encuentro sedienta.

—Toma.

Me giro hacia atrás para encontrarme con Eli y su amable sonrisa, me extiende una botella de agua, que en algún otro momento rechazaría, pero ahora no. Necesito de agua.

Tomo la botella, acabándome más de la mitad en unos segundos.

—Gracias —respondo, aún agitada.

—De qué.

Aprieto los labios. No sé si preguntar lo que quiero o esperar algo más, ella no luce afectada, y la manera en la que me observa me hace creer que está esperando a que mi curiosidad salga a la luz.

—¿Puedes explicarme?

Suspira y destapa la botella que es para ella, para luego llevárselo a los labios.

—Es una larga historia. —Clava sus ojos en mí, puedo ver la súplica en ellos y me confundo—. Pero aunque todo parezca una locura, o que te engañé o algo, tienes que saber que no tuve opción, ella...

Pasa el peso de su cuerpo de un pie a otro, nerviosa.

—¿Ella?

—No podía decir nada, ella tiene el poder aquí. —Hace una mueca—. Y más en mí.

—¿De qué hablas?

—Aquel día me acerqué a ti a petición de ella, aunque yo también lo quería. —Sonríe—. Fue divertido, y bueno, yo debía de ser como la espía que vigilaba lo que hacías.

Arrugo las cejas.

—O sea que, ¿desde un principio supiste todo esto?

Trato de retroceder, pero una de sus manos me toma de mi antebrazo y niega con la cabeza.

—No, no... Digo, sí. —Resopla—. Es lo que te dije, es complicado. —Realiza un puchero y zapatea.

—¿Qué es lo complicado? —Trago. Si entiendo bien, Samantha es ''ella''—. ¿Ella te ha hecho daño? ¿Les hace daño?

—¡No! —Gira sus ojos y vuelve a resoplar. Me dan ganas de sacudirla por la cantidad de gestos que realiza—. Jamás hizo ni haría algo así, es buena, detrás de toda esa fachada de mujer empoderada, fría y fuerte. ¿Ya hablaste con ella?

Suelto una corta risa amarga.

—Y no sabes lo bien que nos llevamos —respondo con ironía. Hace una mueca.

—Eso no suena muy alentador.

—Buen trabajo, O'connor. —Steve nos pasa por un lado, frunzo el ceño ante lo que dijo—. A ti no, a ella. —Señala a Eli. Mi ceño se frunce mucho más.

Vuelvo a observar a la chica conmigo, ella se muerde las uñas con nerviosismo.

—Emm, eso tenía que decírtelo luego. —Suelta un quejido. Espero a que prosiga, pero al ver que no lo hace, que continúa con su manjar de uñas, sacudo las manos enfrente de ella—. Ay, bueno, ya. —Traga, colocándose firme y estrujando sus manos—. La cosa es que yo fui como tu espía. —Ríe un poco, pero se detiene al ver que la fulmino con la mirada. Se aclara la garganta—. Pues porque... Samantha es mi... madre —suelta lo último con rapidez.

Abro los ojos de par en par. ¡¿Cómo es esto posible?! Tal vez es una broma, pero de no ser así tal vez es adoptada, uno por la diferencia que hay entre ambas, una muy grande, de la forma con la que miran la vida.

Eli es alegría, Samantha es amargura.

—Estás de broma. —Niega con torpeza—. ¿Tu... mamá? —Asiente, otra vez con torpeza—. Pero entonces eres... —La señalo con un dedo y ella abre sus brazos con una gran sonrisa.

—¡Tu prima! ¡Sí!

Tomo aire y lo suelto con violencia, me giro, tratando de distraerme con cualquier cosa del lugar. ¿Cómo es esto posible?

—Es agobiante, lo sé, y es mucho para procesar. —Se coloca enfrente de mí, con las manos alzadas—. Ella no quería decírtelo, pero insistí porque tenías que saberlo.

Me paso ambas manos por el rostro.

—¿Por qué no quería?

—Es algo reservada, ya viste. —Se encoge de hombros.

—¿Y tu padre? —Frunce el entrecejo—. Tienes que tener papá, ¿no? —digo, destacándolo como algo muy obvio.

—Claro, sí. —Juega con la tapa de su botella—. Solo que jamás lo conocí. Mamá dice que no es necesario. En síntesis, no era alguien... bueno.

Wow.

—Entiendo. —Le sonrío y ella me imita, algo incómoda por el tema.

Sus ojos se desvían hacia algo que se encuentra detrás de mí y su sonrisa vuelve. Coloca sus manos en mis hombros y da saltitos.

—Clare. Clare. Clare.

—Eli. Eli. Eli. —Río.

—¡Ven conmigo! —Me toma de la mano y me hace girar.

—¿A dónde?

Muchos nos observan con curiosidad, algunos hasta podría decirse que juzgan a Eli por la alegría con la que cuenta.

—¡Ven!

Vuelve a tirar de mí. Curiosa, y algo temerosa, dejo que me guíe hacia lo que tanto desea mostrarme. Ella se acerca a la gran puerta de metal, oprime los botones indicados y esta es abierta. Apenas pisamos el exterior, muchos la saludan con amabilidad, a lo que ella responde con la misma cortesía.

—¿Todos te conocen? —Se encoge de hombros.

—Al ser hija de la jefa deben de hacerlo, pero en todo caso siempre llevo mi identificación para husmear en los lugares prohibidos, esta no es tan prohibida, así que no será necesario. —Me observa sobre su hombro—. Pero no le digas eso a mamá.

¿En qué me meteré ahora?

Observo con asombro cuando llegamos a una zona menos transcurrida, pero con habitaciones con enormes ventanales, detrás de estas se aprecian máquinas, muchas personas trabajando, anotando cosas y probando otras.

Eli se detiene abruptamente, lo que hace que choque contra su espalda. Camina hacia un costado del pasillo y yo, intrigada, la sigo. Coloca sus manos en ambos lados de su rostro al pegar este contra un ventanal de una sala llena de más personas con batas, con una mano me indica que me acerque mucho más.

—Mira, mira. —Señala con un dedo hacia algo que se encuentra adentro de dicha habitación. Ríe emocionada, suelta un pequeño chillido y vuelve a reír.

Coloco mis manos tal y como ella las tiene, intentando encontrar lo que quiere.

—¿Qué tengo que ver?

—¿No lo ves? —La observo y niego con la cabeza. Bufa, toma con una mano mi cabeza y me hace girarlo de nuevo—. Mira, Clare, ¿no ves a nadie conocido? —Vuelve a soltar risitas.

Presto atención a lo que sucede detrás del vidrio, frunzo las cejas y me concentro. El lugar cuenta con buena iluminación, demasiada, tanta que resulta algo cegador, eso sumado a que el color predominante del lugar es blanco.

Recorro con curiosidad a cada individuo presente, con detenimiento voy analizando a cada uno, hasta que mis ojos se detienen, como si de un imán se tratase, en un sujeto. Su espalda se encuentra encorvada, analizando algunos papeles, la bata que lleva puesta cuenta con pequeñas manchas negras, su cabello, algo más canoso, se encuentra peinado hacia atrás para que no caigan y molesten a sus ojos. Pasa una mano por su barba blanca, algo más corta que la última vez, girando por completo hacia el ventanal, alza la vista y choca con la mía.

Ambos nos observamos en silencio, él con una sonrisa formándose en su rostro, yo, en cambio, con todo el rostro desencajado por la sorpresa.

¿Qué clase de sueño es este?

Porque debe de ser un sueño, no hay otra forma de justificar el hecho de volverlo a ver. Y aquí.

—Clare. —Me susurra Eli, de quien me había olvidado, colocando una mano en mi antebrazo—. No sé si quieres entrar o le digo que salga. O no sé.

De reojo veo que se encoge de hombros, temerosa ante mi reacción que consiste en seguir observando a quien se encuentra detrás del ventanal. Pero, sin importar lo que Eli o yo hubiésemos planeado, él se gira, dejando todos los papeles sobre una mesa, y se dirige a la salida.

Me alejo del ventanal, dando lentos pasos, poso mis ojos en el suelo y pienso en qué diré, cómo reaccionaré al tenerlo frente a mí.

La puerta de esa habitación produce un sonido metálico al abrirse y luego al volver a ser cerrada. Los pasillos se encuentran vacíos, todos llevan a cabo sus deberes en las distintas habitaciones con las que cuentan estos, por lo que sus pasos resuenan en el lugar, produciéndome escalofríos.

Se detiene.

—Hola, Clare.

Lo veo dar un paso y, con ese simple gesto, mi vista se nubla por las lágrimas, los suyos cuentan con arrugas en las esquinas debido a la sonrisa que porta, una sincera y feliz.

Está feliz de verme.

Aprieto mis labios y retengo un sollozo. Mis piernas aún duelen un poco por el entrenamiento, así que cuando doy un paso para acercarme, estas tiemblan. Eli intenta acercarse, pero él es más rápido, llega hasta mí, me sujeta por los hombros, y yo, en un acto por saber si de verdad se encuentra aquí, paso mis brazos alrededor de su cintura y lo abrazo.

—Ya, ya, todo está bien. —Niego con la cabeza, comenzando a derramar las lágrimas.

—Nada está bien. —Sollozo—. Pero estás aquí. —Sonrío y lo abrazo más fuerte—. Estás aquí, Robert.

—Estoy aquí —asegura, sabiendo que eso es lo que necesito, que alguien me asegure que está conmigo—. Estoy aquí.

Ya luego preguntaré cómo es esto posible, cómo, luego de meses en los que creí ya no podría volver a verlo, se encuentra aquí, con la más ingenua de las niñas llorando entre sus brazos.

—¡Robert! —El susodicho se aparta de mí y me sonríe antes de girarse hacia quien lo llama—. Te necesitan para corroborar los últimos cálculos.

Robert asiente y el otro hombre vuelve al interior de la habitación.

—Debo irme.

—Pero...

—Tranquila, Clare, hay tiempo. —Sonríe—. Esta vez sí hay tiempo. Hablaremos y aclararemos todas tus dudas, lo prometo.

Asiento a regañadientes, me sonríe una vez más y vuelve a ingresar por esa puerta.

—Es uno de los pocos de aquí que me agrada. —Observo a Eli, quien al ver mis ojos rojos hace un puchero—. Aaaww, mira esa carita.

Río y paso mis manos por mis mejillas.

Mi cerebro se siente algo pesado por toda esta información, ¿es eso posible? Al parecer sí. Decido ir al cuarto que me corresponde y descansar, a pesar de la alegría con la que cuento ahora, nadie me asegura que mañana será igual.

Una gran parte de mí se siente algo molesta por tantos secretos, ni siquiera sabía lo de mi padre, ni las locuras en las que estuvo formando parte, y ahora se supone que cuento con una tía amargada y una prima de parte de esa tía amargada. Y al parecer, una de las pocas personas en las que confío, también es parte del gran enredo de secretos.

¿De cuántas cosas más no tengo idea?

---------------

¡Holi!

Qué loco todo:0

Pero... ¡Robert está aquí, wiiiiiiiiiiiiiiiiii!

Ya lo extrañaba, es un buen sujeto. Pdta: Aquí ven que no es su padre JAJAJAJAJAJ esa teoría es re loca y genial a la vez XD

Gracias por seguir leyendo, los amo por esooooo:3

¡Muak!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro