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17

"Una sonrisa y... ¿una salida?"

Siento una fuerte opresión en el pecho y unas fuertes ganas por poder inhalar un poco de oxígeno. Mi cuerpo clama por ayuda. Comienzo a toser, un líquido sale de mi boca, este cae de lleno en mi rostro por lo que es muy molesto y vuelvo a tragar un poco de ello. Una mano se posiciona en uno de mis hombros y hace fuerza para que mi cuerpo gire hacia un lado, sigo tosiendo, pero esta vez el líquido no aterriza en mi rostro. Continúo de esa manera durante un buen rato en el que escucho algunos pasos, varias voces, intento entender algo de lo que dicen, pero no lo logro a causa de un zumbido que opaca todas las palabras dichas. Me pesa la cabeza, por lo que echo esta hacia atrás, volviendo a estar acostada en lo que creo es el suelo. Abro por completo los ojos, no logro enfocar mi mirada, todo tiembla. Logro ver, a pesar de la vista borrosa, como los árboles se sacuden lentamente, y poco a poco logro ver con normalidad.

Parpadeo varias veces para poder salir del trance, y es aún más molesto cuando comienzo a alucinar y veo un par de ojos, estos me observan fijamente, como si buscaran algo en mí.

—¿Estás bien? —Logro escucharlo, su voz es un poco gruesa, pero emplea un tono suave, lo que logra que un pensamiento llegue a mi mente: tiene una voz adictiva. Es una muy buena alucinación.

¿Qué tan fuerte me golpeé la cabeza? Al parecer muy fuerte, porque se ve demasiado real. Veo cómo alza una de sus manos y las lleva a mi frente. Su palma es cálida, palpa mi frente durante unos segundos en los que no dejo de observarlo.

Si esto es realmente una alucinación, por favor, que nunca acabe.

Sus ojos, que no dejan de inspeccionar cada centímetro de mi rostro, son de un color azul tremendamente espectaculares, sus pestañas y cejas pobladas son de un color negro que hacen un contraste perfecto con su blanca tez, su corto cabello, también negro, está un poco alborotado y cae por parte de su frente al estar observándome desde esa posición.

No aparto la mirada, y al parecer me ha pillado porque lo veo alejarse un poco y enarcar ambas cejas al tiempo que me regala una pequeña sonrisa.

—¿Tan feo estoy?

—Eres la mejor alucinación. —Frunce el ceño.

—¿Qué?

—¿Qué?

Él se aparta, se incorpora y me ofrece una mano. Estoy un poco aturdida, pero de igual forma acepto su ayuda.

No es una alucinación.

Mis mejillas se calientan al recordar que hace menos de un minuto le he dicho, de manera indirecta, pero muy directa, que está muy bueno.

Mierda, qué vergüenza.

Tomo su mano y me impulso para poder erguirme, pero vuelvo a caer ya que el chico suelta mi mano al recibir un empujón que lo hace tambalearse un poco.

—Sáquese. —Dant le da unos empujones más, esta vez siendo menos brusco. Se acerca a mí y me observa con angustia—. Ay, por el jodido infierno, pendeja, tremendo susto el que me diste. —Me abraza, y voy a abrazarlo también, pero siento cómo lo poco que contengo en el estómago gira en distintas direcciones hasta llegar a mi garganta, lo vuelvo a tragar, por lo que siento un ardor en la zona. Dant frunce el ceño por la forma en la que arrugo el rostro—. ¿Y ahora qué tienes? —pregunta, haciendo una mueca.

—Yo... Yo... —El líquido vuelve a subir, provocándome una arcada, pero no lo echo—. Creo que... —Otra vez.

—¿Qué?

—Voy a vomitar.

Con tan solo terminar de decir aquello me inclino y comienzo a echar lo poco que contengo en mi estómago. Dant rápidamente toma mi cabello y lo sujeta, alejándose un poco.

—Agh, qué asco, prácticamente estás echando todos tus intestinos. —Se inclina un poco y con un dedo señala hacia lo que he expulsado de mi cuerpo—. Mira, hasta puedo ver tu dignidad, ese no es un órgano, pero aún así está allí todo machacadito.

Me incorporo y lo veo hacer una mueca. Lo fulmino con la mirada y le enseño el dedo corazón, mientras que con la otra mano, con el dorso de esta, me limpio la boca. El chico de ojos hermosos vuelve a acercarse.

—¿Te encuentras bien? —Lo observo, un poco apenada, porque, ¡mierda! Además de todo me vio vomitar.

La desgracia me persigue.

—Sí, sí, perdón por lo de hace un rato. —Me observa, desconcertado.

—¿El qué?

—Eh... No importa. —Coloco una mano en el suelo, lejos de la asquerosidad que eché, e intento incorporarme—. Agh.

Me llevo una mano a la sien al sentir un ardor en esa zona, pero la aparto con apenas tocarla. Arde mucho. Observo las yemas de mis dedos que cuentan con sangre.

—¿Cómo me hice esto? —Observo a Dant, esperando una respuesta, pero al parecer los ratones le comieron la lengua—. Dant. —Lo llamo, pero no responde.

—Tu amigo y yo te rescatamos del lago. —Observo al chico, quien al parecer será el que responderá mi duda, él se cruza de brazos—. Pero hubo algunos inconvenientes, él te soltó por accidente, por lo que te golpeaste en esa zona. —Señala con un dedo su sien, refiriéndose a la mía. Observo a mi amigo.

—¡Dant! —exclamo, horrorizada. Él alza ambas manos como diciendo "yo no fui".

—No es mi culpa no saber cargar a alguien inconsciente. —Giro los ojos, pero doy un respingo al sentir cómo eso me provoca una leve punzada en la cabeza—. Te ves fatal —comenta. No necesito de un espejo, y mucho menos de su gran sentido de la vista para saberlo, lo siento en todo mi cuerpo.

—¿En serio, Dant?

—¿Qué? —Arruga las cejas—. La sinceridad conserva la amistad, ¿no? —Resoplo.

Al final sí he recibido un golpe, solo que no hubieron alucinaciones.

Gran forma de dar la primera impresión, Clare.

Observo de nuevo al chico, parece algo incómodo, no para de rascarse la nuca mientras observa la escena.

—Hmm, no nos has dicho tu nombre.

—Ah, lo siento. —Da unos pasos hacia nosotros y me ofrece de vuelta una mano—. Soy Eiden.

Observo su mano con recelo, pero ya no quiero estar tirada en el suelo. Le paso la mano y me ayuda a incorporarme.

—Gracias —susurro y retiro rápidamente mi mano de entre la suya.

Dant se aclara la garganta, lo observo, está enarcando una ceja, hago un movimiento con la cabeza sin saber qué le pasa, él bufa y se gira hacia Eiden.

—Disculpa mis modales, ojos sexys, olvidé las presentaciones. —Me señala con una mano—. La chica a mi lado, soltera, pero aún así no disponible. —Lo fulmino con la mirada y Eiden frunce el entrecejo—. Es mi mejor amiga...

—¡Clare! —Se escucha decir a alguien más en un chillido. Grace corre hacia nosotros, al llegar prácticamente salta sobre mí y me apretuja en un abrazo.

—Oh, cómo me alegra que estés bien. —Acaricio su rubio cabello, el cual cuenta con algunas hojitas. Ella se aparta un poco y me observa, noto lo cristalizados que están sus ojos.

—Yo... —Solloza—. Lo siento, lo siento tanto, Clare. —Cierra sus ojos con fuerza, causando así que lágrimas resbalen por sus pálidas mejillas.

—¿Por qué? No hay nada por lo que debas pedirme disculpas. —Niego con la cabeza.

—Claro que sí. —Sorbe por la nariz—. Si yo hubiera dicho algo, si hubiera dicho que era peligroso no hubiéramos pasado por todo esto. Tenía una idea errónea de que todo estaría bien, de que debíamos ir, pero no fue así y nada hubiera pasado si yo hablaba y decía lo que realmente pasa allí. Si te hubiera ayudado. —Solloza de nuevo—. Debí ayudarte, Clare.

Vuelve a abrazarme, recarga su frente en mi hombro y llora desconsoladamente. Me duele el corazón al escucharla decir todo eso. Acaricio su cabello.

—Shh, no tienes la culpa de nada, ¿sí? —Trago—. Lo que pasó estuvo fuera de nuestro alcance. —La tomo por los hombros para alejarla un poco y poder mirarla a los ojos—. Nadie sabía lo que iba a suceder. Así que ya deja el llanto y dame una sonrisa.

Grace, cabizbaja, pasa el dorso de sus manos por sus ojos y mejillas, alza la mirada y lentamente veo cómo sonríe, es una sonrisa temblorosa y diminuta, pero aún así muy bonita. Le doy una sonrisa de labios pegados para tranquilizarla, ella suelta un suspiro y se aleja unos pasos.

—Perdón, es que realmente necesitaba disculparme. —Coloco una mano en su hombro.

—Tranquila, está bien.

—Lo bueno es que solo fue esa mierda, nadie salió herido de gravedad ni nada. El tobillo de Grace está bien, así que estamos bien. —Alza sus brazos en el aire—. ¡Somos invencibles, chiquitas! —Ríe y aplaude con diversión. Siento una punzada en el pecho al recordar—. Solo hace falta encontrar a Lorraine, nosotros tuvimos que cruzar el lago para estar a salvo, pero de seguro a esa mujer se le ocurrió algo más, ya ven, es toda una guerre... —Dant detiene su discurso al girar su rostro y observarme, los ojos comienzan a arderme, por lo que sé que estoy a instantes de derramar lágrimas.

Grace frunce el ceño, colocando una mano en mi brazo.

—¿Qué pasa?

Trago, pero el nudo sigue ahí. Parpadeo, pero las lágrimas son rebeldes y caen por mis mejillas.

—Hey, ¿qué sucede? —Dant me observa con preocupación e intenta acercar sus manos a mí.

—Está muerta.

Pude haber sido un poco más sensible, pero no soy de dar tantas vueltas, además, en algún momento tendrían que saberlo. Las manos de Dant quedan suspendidas en el aire, las baja lentamente y parpadea varias veces, frunciendo el ceño.

—Espera, ¿qué? —Le sostengo la mirada y suelta una risa nerviosa—. No me jodas. —Se relame los labios y suelta otra risa—. No juegues así, Clare.

Me señala con un dedo, luego baja su mirada al suelo y veo cómo su respiración va acelerándose.

—Intenté hacer algo, pero... —Sollozo, con la vista borrosa intento observar sus rostros. Grace se lleva una mano a la boca, intenta acercarse a Dant, quien niega con la cabeza y levanta la mirada.

—No es gracioso —susurra. Eiden se acerca a él.

—Amigo...

—¡No soy tu maldito amigo! —Sus ojos ya se encuentran cristalizados y su rostro completamente rojo. Me observa unos segundos, logro ver el arrepentimiento en él—. No puede ser verdad. —Apenas puedo escucharlo, como si en realidad se lo estuviera diciendo a él mismo—. ¿Qué pasó? Ella estaba bien, solo debíamos correr, solo... —Se lleva las manos a la cabeza y aprieta sus labios.

Tomo aire y luego lo suelto de forma entrecortada.

—Cayó un árbol. —Trago saliva para continuar—. Una parte de... —Siento cómo mi cuerpo tiembla por dentro, porque aunque intente ser fuerte, esto es mucho mayor que cualquier cosa—. Una parte de este cayó sobre mamá y... —Veo cómo una lágrima se desliza por la pálida piel de su mejilla—. El tronco era demasiado grande, una parte de él la estaba lastimando mucho y no podía hacer nada. Ella sufría, yo intenté hacer algo, pero... solo lograba lastimarla más y no pude... —Me paso una mano por mis ojos mientras aprieto los dientes—. La dejé morir. —Culmino en medio de un sollozo.

Y me derrumbo.

Las lágrimas comienzan a salir de forma descontrolada, los sollozos hacen que mi cuerpo se sacuda, me llevo las manos a la boca para intentar que paren, que el llanto pare, que el dolor pare, pero eso es imposible. Unos brazos me rodean, y sé que se trata de Dant. Lloramos juntos.

—No. —Soba mi cabeza con una mano, mientras que con la otra me sostiene. Él mejor que nadie sabe que en cualquier momento voy a caer—. Si alguien aquí tiene la culpa de todo esto, soy yo. —Me separo de él y lo observo, negando—. Sí, sí lo tengo, porque de no ser por mi estúpida idea ella seguiría...

—Ya. —Tomo su rostro entre mis manos, me ordeno dejar de llorar y ser fuerte mientras pronuncio lo siguiente—. No hay nada que se pueda hacer. —Trago y observo a los otros dos presentes—. Ella quería que sigamos adelante.

Lo veo tensar la quijada, esto también le está doliendo, por supuesto que lo hace, él también era una parte de ella, así como ella era una parte de él. Observa sus manos y luego pasa las mismas por sus mejillas.

—Lo haremos. —Sonríe con los labios pegados—. Jodidamente lo haremos. —Aprieta sus labios, haciendo desaparecer la sonrisa—. Solo... dame un momento.

Se gira, pasa una mano por su cabello ya muy desordenado, y con pasos lentos, y un poco torpes, se aleja de nosotros.

Grace se acerca a mí y me abraza.

—Lo siento tanto, Clare. —La escucho sollozar, con eso sé que ha comenzado a llorar, y por alguna razón yo ya no cuento con aquellas ganas, como si todo en mi interior se hubiera congelado, como si no fuera parte de lo que está pasando, de esta realidad. Solo me mantengo ahí, abrazándola.

De lo único que soy consciente es de un par de ojos azules observándome, intento no ser atraída por ellos, pero son como imanes, por lo que mis ojos conectan con los mismos. Me observan con preocupación. Desvío la mirada y me separo de Grace, quien sin protestar, acepta cuando la animo para ir a sentarnos.

No tengo ni idea de en dónde nos encontramos, es seguro que seguimos en el bosque, pero no sé en qué sitio de él. Solo espero que sea muy lejos de aquel lugar.

Arrugo mi entrecejo al llegar junto a unos árboles y ver dos tiendas.

—Son míos. —Volteo el rostro y veo a Eiden.

—¿Dónde las conseguiste?

Él se acerca a nosotras con una sonrisa.

—Al iniciar todo esto ya estábamos preparados, ya que siempre íbamos de campamento.

—¿Estábamos?

Grace ya ha parado de llorar, ahora lo observa, pasando sus manos por sus ojos, esperando una respuesta. La sonrisa de él va desapareciendo.

—Era de mi hermano.

—¿Y dónde está él?

—Grace... —Le susurro, y es ahí cuando se da cuenta de su error.

—Oh.

Eiden suelta una pequeña risa, como si algo de la situación le causara gracia.

—No, no importa. —Intenta sonreír para luego dirigirse a una de las tiendas e ingresar.

—Por favor, dime que dormiré contigo —suplica Grace, y cómo negarme a esos ojos de cachorro mojado.

—Obviamente que sí. —Ella chilla de emoción y paso un brazo por sus hombros.

En las próximas horas, que no tengo idea cuántas son sin un reloj, Grace me enseña lo que nos queda de provisiones, lo cual no es mucho, tendremos que buscar más, además de algún otro refugio un poco más seguro que simples tiendas, no sabemos en qué momento puede haber otra tormenta. Además de que el otoño ya está con nosotros, tenemos que pensar qué haremos en el invierno.

Dant viene caminando hacia nosotros, lo observo, preocupada. Busco su mirada, y cuando doy con ella, veo lo hinchados que han quedado sus ojos, además del rubor en sus mejillas y nariz. Nos sonríe, pero su sonrisa no llega a sus ojos.

Está intentando volver a ser él mismo.

Doy un paso hacia él, pero la voz de Eiden me detiene.

—¿En dónde dormirá cada uno?

—Yo con Clare. —Se apresura a responder Grace y me sujeta de un brazo.

—¿Disculpa? —Dant alza un dedo hacia ella a modo de indignación—. ¿Y con quién se supone que dormirá este bombón? —pregunta, señalándose.

Suspiro. Él realmente se está esforzando.

—Pues con Eiden —responde Grace con simpleza.

—Pfff, no. —Saca la lengua como si algo le provocara asco, y finge un escalofrío.

—Sigo aquí, y no te pasará nada, no muerdo. —Trata de bromear Eiden. Dant lo observa y enarca una ceja.

—Ya quisieras tú morderme el-

—¡Dant! —Giro los ojos, hastiada—. Grace no quiere dormir, ni va a dormir con nadie más —digo con seriedad—. Y en el caso de que ella durmiera contigo, yo no podría dormir con... —Me detengo.

—¿Con quién? —cuestiona Eiden con notable intriga. Carraspeo.

—Con otra persona —respondo y paseo mi vista por el hermoso paisaje.

¡Oh, un pajarito! ¡Vuela tan bien! No sabía que los pajaritos volaban de esa forma. Llévame contigo pajarito, y sácame de este apretón incómodo en el que me metí.

—De acuerdo. —Se resigna Dant—. Entonces tú con Grace. —Resopla—. Y yo con Eiden. —Pronuncia el nombre del chico apretando los dientes.

—¡Súper! —Festeja Grace, alzándose en las puntas de sus pies.

Diría que son como las ocho de la noche. Vamos preparando lo que cenaremos y demás. Ya estando todo listo, nos sentamos alrededor de la fogata hecha por Dant, formando así un círculo.

Nadie pronuncia ni una sola palabra, y tengo la leve sospecha de que se debe a la presencia de Eiden, ya que, al ser prácticamente un desconocido, ya no podemos soltar cualquier comentario. Lo único que sé de él es que Dant y Grace, en la desesperación, lo encontraron, también estaba huyendo, por lo que junto con él cruzaron el lago y llegaron aquí, en donde colocaron las tiendas mientras iniciaban mi búsqueda, pero no cruzaron tantas palabras, tan solo se hablaban para señalar algunas cosas.

Observo a Dant y pienso en todo lo sucedido. No es su culpa. Realmente no lo es, él no sabía lo que pasaría, ni él, ni nadie. Quiero que eso le quede claro, porque sé, con solo observarlo comer de forma desganada, con la mirada perdida y masticando lentamente, que aún piensa lo mismo, se echa la culpa.

Pero además, estoy pensando en qué haremos. Sin duda alguna no volveremos a la cabaña, no sabemos si el fuego fue mera coincidencia, o aquellas personas saben de nuestro paradero y nos tendieron eso como una trampa.

Debemos planear nuestro siguiente paso.

—¿Quieres más? —Escucho que pregunta Grace, me giro hacia ella y la encuentro observándome, por lo que sé que la pregunta va para mí.

—No, estoy bien. —Sonrío, ella asiente y le ofrece la comida a Dant, quien gracias a eso sale de sus pensamientos.

—Estás muy callado, Eiden —comenta Dant, luego de un momento, recalcando el nombre del chico. Este lo observa y suelta una pequeña risa ronca.

Por las barbas de Merlín, no hagas eso porque me derrito.

Sacudo mi cabeza. ¿En qué demonios estoy pensando?

Observo de nuevo a mi amigo y pienso en algún tema de conversación.

—Oye, Dant.

—Mande —responde junto con un movimiento de cabeza.

—¿Qué le pasó a tu teléfono? —Hace una mueca, lo piensa un momento y, cuando al parecer lo recuerda, alza las cejas.

—Lo boté —responde con simpleza—. Sin internet y sin cobertura no me servía de mucho. —Se encoge de hombros—. Y no tenía juegos ni nada.

—Sí... —Suspiro—. La mía se quedó en aquel lugar.

Mi sonrisa queda congelada mientras que mis pensamientos van directo a aquella noche, aquella en la que me separaron de lo más preciado que tenía en aquel instante, lo que ya nunca más tendré.

—Me voy a mimir. —Dant se estira, dobla su espalda de un lado a otro, estira sus brazos, para luego, finalmente, bostezar. Río.

—Yo también —dice Grace y se incorpora—. ¿Te veo en la tienda? —Asiento y la veo irse detrás de Dant. Intercambian algunas palabras, para luego ingresar cada uno a su tienda correspondiente.

Me mantengo observando el fuego de la fogata, la cual está a punto de consumirse, así que decido que también debo ir a dormir, aún me duele todo el cuerpo.

—¿Eso está mejor?

Giro mi rostro y lo observo.

—¿El qué?

—Tu herida —responde, señalando con un dedo la zona en la que se encuentra esta. Me llevo una mano al lugar y hago una mueca al sentir cómo aún arde un poco.

—Sí, sí, excelente. —Me dispongo a levantarme, cuando nuevamente lo escucho pronunciar palabra.

—Tengo un pequeño botiquín, por así llamarlo. —Ríe un poco y señala una pequeña mochila que cuelga de su cintura, no la había visto antes—. Si quieres puedo colocarle algo para-

—No —respondo tajante y observo cómo hunde el entrecejo.

—No te haré daño. —Me observa unos segundos—. Solo quiero ayudarte.

Realizo una mueca para luego soltar un suspiro.

"No se ve como alguien que me haría daño" pienso.

—Está bien.

Me giro por completo hacia él. Observo cómo comienza a sacar algodón y otras cosas más. Jamás presté atención en las clases de salud, por lo que desconozco el nombre de todo lo demás. Coloca un líquido en un algodón y se inclina hacia mí. Me aparto.

—¿Qué es eso?

Sonríe, divertido.

—Es solo agua. —Suelta una pequeña risa—. Tengo que limpiar la herida para luego colocarle un medicamento que ayudará a que la herida sane mucho más rápido.

Aún un poco desconfiada, vuelvo a mi posición inicial y lo dejo acercarse. Me quejo un poco por el ardor, pero él me asegura de que es normal.

Siento sus ojos sobre mí, hablo de que sus ojos no solo están en la herida, y lo compruebo al observarlo y ver que estos están en los míos, rápidamente los aparta y los devuelve a la herida.

Ay no, de seguro está pensando en "pobre, está bien loca", y de seguro hasta le doy asco por lo del vómito.

Frunzo el entrecejo porque eso no me interesa, no me interesa en lo más mínimo lo que los demás piensen de mí, y mucho menos lo que él piense de mí.

—Listo, ya para mañana estará mejor, solo no lo toques.

—Está bien. —Asiento y aclaro mi garganta—. Y gracias —susurro.

—No es nada. —Vuelve a sonreírme—. Si necesitas algo más solo dímelo.

Asiento. Estoy lista para irme en dirección a mi tienda, pero una pregunta es formulada antes de que pase siendo registrada con anterioridad por mi cerebro.

—¿Por qué deberíamos de confiar en ti?

Eso parece tomarlo por sorpresa, pero aún así veo la determinación en su mirada.

—Porque puedo guiarlos a una salida.

Esa respuesta me deja helada. ¿De qué está hablando?

Eiden me observa por lo que parecen horas, alguien más pensaría que está buscando una buena mentira para decir, pero algo en su postura, en sus ojos, en la manera en la que me observa, hacen que crea que no es así.

Frunzo el ceño.

—¿Una salida? —pregunto, esta vez ya muy interesada en su siguiente respuesta.

—De todo esto.

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¡Holi!

¡Actualizar los capítulos luego de casi un mes es my passion!

Capítulo largo, pero aquí está, y uuff, ¿se enamoraron? Yo... no les puedo decir si lo hice o no, porque entonces no harían teorías, y deben de hacer teorías MUAJAJAJA

Soy un amor de persona, ¿okey?

Capítulo dedicado a _aitanx_, gracias por esta belleza y por el apoyo, en serio, lo valoro un montón. Solo miren esto, está hermoso, precioso, divino, lo amooo🤧❤❤
Pdta: La chica es Clare, por si se lo preguntan XD

No me canso de decir lo agradecida que estoy por darme su apoyo, la historia está creciendo cada día más y eso me emociona, ¿cómo no hacerlo?

Así que gracias, me ayudas mucho con tus votos y comentarios, y si no lo haces, pues te digo que eso me alegraría mucho y me ayudaría también.

¡Muak!

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