Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

10

"La información es poder... y dolor".

Todo está en penumbras, no hay una sola ventana por la cual ingrese un poco de luz. Tanteo con mis manos, intentando encontrar algún interruptor, lo encuentro y lo presiono. La habitación es iluminada y puedo ver en dónde me encuentro. Una oficina.

Las paredes son de un color marrón claro, y creo que es lo más colorido que he visto en este lugar. No hay cuadros, no hay plantas, solo un escritorio y tres estantes muy grandes.

Voy acercándome al escritorio y...

Mierda multiplicada por mil.

En el portanombre, que se encuentra sobre el escritorio, se lee con claridad el nombre del dueño de esta oficina. No es cualquier oficina.

Es la oficina de Samantha Ferguson.

¿Por qué me persigue a todos lados? ¿No podía ser la oficina del director Richard? Aunque supongo que el gran director no tendría su oficina a una corta distancia de los huéspedes tan bien tratados, ¿no?

No tengo tiempo que perder. Me acerco al escritorio y lo rodeo, voy en busca de cualquier cosa que me dé información. Rebusco en los cajones del escritorio, pero solo encuentro papeles en blanco, una perforadora, tijeras y cosas que me son inservibles.

Voy a los estantes, abro los cajones y me encuentro con muchos papeles dentro de muchas carpetas colgantes. Tomo las carpetas y voy hojeando, en cada una hay información sobre cada uno de los que se encuentran aquí. Edad, estatura, peso, antigua residencia, padres, estado civil, y más.

Es un poco escalofriante que haya tanta información sobre cada uno.

Veo otra carpeta, otra, y otra. Cada una con más información sobre las personas, pero nada que me ayude. Hasta que encuentro la que pertenece a Grace, su nombre resalta encima del material de la carpeta. La observo por unos segundos sin saber qué hacer. Jamás hemos hablado de su pasado, siempre esquiva mis preguntas con respecto a sus padres y lo que tenga que ver con su vida antes de esto, y pienso que debe de tener una buena razón para hacerlo.

Pero quiero saber.

Tomo coraje, abro la carpeta y leo la primera página: su antiguo hogar, la zona en la que estaba, el instituto al cual asistía, el nombre de sus padres.

Y lo entiendo.

Es huérfana.

Duele el darle mucho más sentido al temor con el que constantemente cuenta, el darle sentido al dolor que hay cuando me pregunta si la dejaré. Ella no quiere estar sola, ella no tiene a nadie más, ella me necesita. Ahora solo me tiene a mí.

Leo la siguiente página en donde se encuentra más información sobre la causa de muerte de sus padres, voy primero por la de su madre.

Causa de muerte: Heridas de arma blanca yestrangulamiento.

Abro mucho los ojos y leo más abajo para seguir con la del padre. Me llevo una mano a la boca.

Causa de muerte: Suicidio.

Y me falta el aire al leer lo demás, la descripción de los hechos.

Su madre fue asesinada a sangre fría y luego de eso el autor del hecho se quitó la suya de un tiro en la cabeza ante los ojos de la única sobreviviente de tan solo doce años.

Grace.

Al parecer el hombre contaba con serios problemas psicológicos y de ira que le fueron diagnosticados en su adolescencia y que hasta ese entonces seguía un tratamiento, supuestamente estaba mejor, pero ese día todo cambió tras un fuerte ataque de celos.

Siento como mis ojos comienzan a humedecerse y un gran nudo se crea en mi garganta. Cierro la carpeta con fuerza, lo regreso al interior del cajón al que pertenece y lo cierro. Permanezco con la mirada perdida y respiro agitadamente.

Ahora todo cobra mucho más sentido. El temor y la desconfianza con la cual estuvo los primeros días, sus llantos repentinos por las noches, y su manera de estremecerse luego de tener por varios segundos la mirada perdida.

¿Cómo una persona puede ser capaz de algo tan atroz? Siento una gran repulsión. Siento angustia e impotencia al imaginar a Grace pasando por sucesos para nada agradables a esa temprana edad con el que se supone debió estar para defenderla y amarla.

Nadie merece ser víctima de ello. Nadie merece ser infeliz. Nadie merece ver cómo la luz se extingue en los ojos de la persona que amas.

Tomo aire y decido buscar en los demás cajones. Me siento en el suelo para poder abrirlos con mayor comodidad, pero están con seguro. Intento con uno en particular que solo luce atascado.

—¡Agh! —Estiro confuerza, pero sigue sin ceder—. ¡Vamos! —Coloco uno de mis pies sobre elcajón y me impulso—. ¡Alohomora!

El cajón se abre de golpe, provocando que caiga de espaldas al suelo. Me apoyo sobre mis codos y observo con incredulidad el cajón abierto.

Y decían que no me serviría de nada saber los hechizos de Harry Potter.

Me incorporo por completo y rebusco entre las carpetas, tal vez haya algo más. Pero me detengo en seco al escuchar voces provenientes del exterior, giro de golpe mi rostro en dirección a la puerta, comprendo la situación y realizo todo en un micro segundo.

Cierro el cajón, me levanto, coloco algunas cosas en su lugar y me dirijo a la puerta. Voy a tomar la manilla para salir, pero mi mano queda suspendida en el aire al oír las voces demasiado cercanas. Siento mi pulso acelerarse y me giro sobre mis pies, buscando algún lugar donde pueda ocultarme.

Si realmente existes y estás allí en el cielo, ¡ayúdame, Superman!

Decido, como la muy intelectual con dones del súper camuflaje, ocultarme debajo de la mesa, me golpeo la cabeza en el acto, pero lo logro. Y lo hago justo en el momento en el que la puerta es abierta.

—Estás pidiendo algo muy perjudicial y lo sabes —dice una voz masculina. Observo cómo va acercándose al escritorio y detrás de él aparecen unos tacones rojos y, seguido de eso, la puerta es cerrada.

—Dijiste que me ayudarías. —Abro los ojos de par en par. Es Samantha.

No, claro, qué sorpresa que venga a su oficina.

Me inclino un poco para ver mejor.

—La única que saldría bien de eso serás tú. Y a mí que me quieran degollar, ¿no? —El hombre se mueve de un lado a otro, Samantha se acerca y por instinto me encojo un poco.

—He cumplido con mi parte del trato, ahora cumple con la tuya. —Entrecierro mis ojos, captando cada palabra—. Ya estás libre de tu carga, así que cumple con liberarme de la mía.

¿Carga? No comprendo.

El hombre chasquea la lengua para luego gruñir. Intento verlo mejor, así que me agacho un poco más y logro llegar hasta un poco más arriba de la cintura, pero en ningún momento logro ver su rostro. Camina en círculos, meditando las palabras dichas por la pelirroja.

—Está bien —dice,deteniéndose—. Cumpliré con mi parte.

—Excelente.

Desde este ángulo puedo ver un poco del rostro de Samantha, mantiene una sonrisa satisfecha de labios cerrados. Pienso que la conversación ha llegado a su fin, pero el hombre se acerca hasta ella con un aire diferente, muy tranquilo y confiado.

—¿Y no has considerado lo que te propuse? —dice, con tono seductor. Se detiene frente a ella, quedando así sus rostros a una distancia bastante corta.

—Tal vez lo considere luego de ver tu ayuda en lo que acabamos de conversar. —Él sube una de sus manos y pasa el dorso por el rostro de ella.

—Solo piensa en...

—Cumple con tu parte. —Lo corta—. Encuentra algo mejor que ir ofreciendo a tu pequeño amigo a cualquiera que se cruce por tu camino. —Se gira y va hasta la puerta, abriéndola y colocándose a un lado de ella.

La mujer tiene garras.

El hombre alza los brazos en símbolo de rendición y sale. Samantha bufa, da pasos al exterior y cierra la puerta detrás de ella.

Salgo de mi escondite y frunzo el ceño ante esa charla tan atípica.

¿De qué hablaban? ¿A qué se referían con la carga?

De alguna manera conseguí mucha más información, y de fuentes que no me esperaba. Confusas, pero información al fin y al cabo.

En ningún momento logré ver el rostro del hombre, y eso me frustra, pero me da cierta desconfianza porque, analizándolo bien, la mayoría de las veces en las que se utiliza el término "carga" es para referirse a algo malo, y tratándose de estas personas temo lo peor.

Sacudo la cabeza.

Esto está yendo demasiado lejos.

Una cosa es que Samantha me caiga mal, pero esto va más allá de eso. O tal vez es algo simple y yo lo estoy malinterpretando luego de todo lo visto en tan pocos días.

Suspiro y decido que es momento de salir de este lugar, ya siento que las paredes me sofocan.

Abro lentamente la puerta, me asomo un poco y veo que nadie está allí, salgo cerrando detrás de mí sin hacer el más mínimo ruido y camino sigilosamente por el pasillo. Al llegar a la esquina, me inclino un poco y maldigo al ver que ya no hay nadie, ya todos ingresaron.

—Piensa, piensa —susurro.

Se me prende el foco al ver a un guardia pasar por allí. Tomo aire y, aún con los nervios de punta, decido que haré mi alocada idea.

Salgo de mi escondite y finjo ir apresurada hacia el guardia, este me ve y se acerca con las cejas fruncidas, sujetando su arma con firmeza.

—¿Qué carajos? —Lo escucho murmurar—. ¿Intentabas escapar? ¿Qué...?

—No. —Lo interrumpo, tratando de parecer alguien desconsolada—. Estaba en la fila para ingresar, pero surgieron problemas técnicos y tuve que salir de ella para ir en busca de un baño.

—¿De qué hablas? —Frunce mucho más las cejas. Hago una mueca exagerada, fingiendo vergüenza, y dejo vagar la mirada por el lugar.

—Pues... la bandera de Japón.

—Habla con claridad, niña —pide con impaciencia. Lo observo.

—Ya sabe, la marea roja, el charco rojo que nos viene una vez al mes con esos malditos cólicos de mierda y... —Alza una mano para que me detenga.

—Calla, entiendo. —Se remueve en su lugar y luego parece darse cuenta de lo que hace, gruñe, mira a su alrededor, me toma del brazo y nos dirige a la puerta de metal.

La abre, me empuja al interior y cierra la puerta.

Eso estuvo bien.

Apenas me giro, unos brazos se envuelven a mí alrededor y devuelvo el gesto.

—Pensé... —Solloza—. Que no volverías. —Me abraza con más fuerza.

En este momento siento una gran admiración y cariño hacia ella.

—Pero aquí estoy, ¿no? —Con una de mis manos sobo su espalda. Grace asiente repetidas veces.

—Sí... Como lo prometiste.

Nos dirijo a nuestro lugar habitual y me siento con ella aún abrazándome, se acomoda en mi costado y recarga su cabeza en mi pecho como una niña pequeña. La observo, cuenta con una pequeña sonrisa.

—¿Estás bien? —Asiente rápidamente sin dejar de abrazarme—. En algún momento tendrás que dejar de abrazarme —digo en broma.

—Pero ahora no quiero. —Esta vez niega rápidamente. Sonrío—. ¿Qué descubriste? ¿Encontraste información? —Alza su cabeza para observarme.

Enumero en mi mente.

Las carpetas con información de cada uno de los que se encuentran aquí.

Encontrar la carpeta con información muy traumática sobre la vida de Grace.

Escuchar a Samantha y a ese hombre hablar sobre lo que no me caben dudas es algo malo, muy malo.

Se lo cuento casi todo, no quiero abrir viejas heridas en ella. Grace me escucha atenta, sin hacer ninguna pregunta. Pasan las horas y anochece, lo sé porque nos traen la cena.

Comemos nuestro pequeño plato de sopa en silencio, cada una sumergida en sus pensamientos.

Suspiro ante todo lo que tuvo que pasar Grace siendo tan solo una niña indefensa, una que solo quería ser feliz, quería seguir jugando, ir a la escuela y ver a su madre en sus presentaciones.

Al ver esos papeles traicioné su confianza y eso me está carcomiendo, fue por impulso, quería saber algo de ella, pero eso no me justifica. Debí respetar su decisión.

Y eso me hace pensar en que hay tantas veces en las que ignoramos lo que oculta una persona. Nos conformamos con ver lo que nos demuestra, no queremos indagar.

Duele ver la cruda realidad de los demás y saber que no eres el único que perdió algo.


---------------

¡Hola!

Luego de mucho, una semana, pero es mucho.

Espero les haya gustado el capítulo.

Mini aviso:
Se vienen cosas... muy... no sé cómo las tomarán, pero son cosas que son necesarias y que desde un principio las tenía planeadas para la trama y demás, no en el siguiente capítulo, pero pronto.

Gracias por seguir aquí, lo aprecio muchisisisisimo.

¡Muak!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro