One
꒰• Adaptación •꒱
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꒰• Historia original de: frkypan •꒱
Prohibida cualquier adaptación sin su consentimiento.
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Lo hice, te dejé...
Lo hice y me alejé
Llorando y sin pensar
Si estuvo mal o estuvo bien
Y aunque a veces me hagas falta
Es humo de lo que un día fué.
Wirth recuerda muy bien el día que la vio por primera vez, fue en la casa de Abyss, cuando apenas y llevaban un par de semanas de conocerse.
Él recuerda haberla confundido pensando que era la novia de su amigo y la cara de espanto que puso Abyss cuando Wirth le dijo: —Tu novia es muy bonita. Habían muchas cosas erróneas en esa oración.
Primero, esa chica era su hermana, y segundo Abyss era gay.
Recuerda que después de la cara de espanto que le puso y de explicarle la situación, Abyss puso una cara pícara que Wirth no supo descifrar al inicio pero que terminó por entender cuando lo jalo hacia donde estaba su pelirosa hermana.
Todavía recordaba que se había quedado helado cuando Love centró su atención hacia ellos, la hermosa sonrisa que ella le dedicó seguía viva en sus recuerdos. También recuerda haberse quedado mirando la mano estirada de la chica sin responderle absolutamente nada.
—Lo siento Love, es un poco tímido—. Excusó con una mentira Abyss, que había notado como su hermana había fruncido el ceño ante la falta de respuesta del chico, y aunque quería molestar a su nuevo amigo, no podía dejarlo así.
Fue entonces que la pelirosa volvió a sonreír y esta vez en lugar de esperar que responda, tomo su mano para estrecharla, Wirth levantó la vista finalmente y sintió su temperatura subir ante aquel insignificante toque.
De cerca podía apreciarla aún más, Love tenía el cabello rosa, recogido en dos coletas, su piel parecía de porcelana y sus ojos rosas parecían tener un brillo particular que no había visto en nadie, ella era hermosa, pero un repentino pensamiento llegó a su mente.
«Es como ver una fiesta de revelación de género». Se dijo a sí mismo y aquel pensamiento lo hizo reír no tan disimuladamente logrando captar la atención de ambos hermanos quienes lo miraron con curiosidad.
—¿Se está burlando de mí?—. Preguntó en un pequeño susurro hacia su hermano.
—Te dije que no te pusieras ese horrible suéter de gatitos—. Respondió dándole un codazo. Quizas esa prenda con estampado de gatitos era algo... curiosa, pero no esperaba que se rieran de ella por eso.
Aun así, a Love se le hacía muy lindo ese suéter.
—No, el suéter es lindo —intervino Wirth que había alcanzado a escuchar la pequeña charla de los hermanos—. Solo pensé que son ideales para una revelación de género.
—¡Pudrete!—. Exclamaron ambos hermanos al unisono.
Wirth volvió a reir, mientras ambos hermanos mencionaban al mismo tiempo múltiples razones
por las que, lo que Wirth decía, no tenía sentido.
Y es por eso que yo soy más bonita—. Aseguró Love, evitando que su hermano agregara algo más. —Como sea. Se hace tarde, me tengo que ir. Fue un gusto conocerte Wirth.
El chico quedó paralizado después de sentir un dulce beso implantado en su ahora rosada mejilla.
—Claro, fué un gusto—. Respondió nervioso.
En parte estaba desanimado, quizás se planteaba hablar y conocer un poco a la chica pelirosa, pero sentía que había estropeado la primera impresión.
—Oh cierto, ¡Love!—. La mencionada volteó curiosa hacia su dirección tras oir el llamado de su hermano. —Mañana saldré con Abel y Wirth. ¿Te gustaría ir con nosotros?
—Claro ya iba siendo hora de que me presentes a mi futuro cuñado—. Sonrió para luego retomar su camino hacia la puerta.
—Bien, prepárate para esa cita doble, amarguras—. Bromeo Abyss una vez que su hermana salió. —Y nada de poner cara de estreñido, aprovecha que te conseguí una cita con la chica más bonita de la preparatoria.
El más bajo solo suspiro con molestia en respuesta a los comentarios de su nuevo amigo. eso no podría ser tan malo.
Y no lo fue, de hecho después de aquella no cita empezaron a hablar más, intercambiaron números y se volvieron más cercanos. Abyss siempre los molestaba con que serían una grandiosa pareja si se confesaran sus sentimientos pero ambos eran un poco lentos y les tomó un año oficializar su relación, y sería más tiempo de no ser porque Abyss metió su cuchara en todo aquel largo lío de emociones.
Su relación era única, a veces no podían pasar tanto tiempo juntos debido a que tenían horarios de estudio y trabajo diferentes pero se las arreglaban para pasar el tiempo necesario en pareja. Cuando tenían vacaciones hacían viajes cortos a algún lugar bonito donde casi siempre iban acompañados por Abyss y su ahora novio Abel quienes eran mucho más melosos que ellos, pero era divertido pasar el tiempo con ellos.
Wirth recordaba perfectamente cada uno de los detalles de la relación con su dulce novia, cada recuerdo parecía resplandecer con una claridad vívida en su mente.
Recuerda con cariño las praderas donde solían pasear, las tardes de picnics improvisados llenas de risas y complicidad, las fresas que ella adoraba y las acuarelas que solía llevar a todos lados. Todo eso estaba ahí, fresco en su mente. Recordaba cómo a ella le gustaba que la abrazara por la espalda, cómo los besos espontáneos a menudo iluminaban sus días y cómo sus palabras de amor eran como un bálsamo para el corazón de ambos.
Las palabras compartidas en sus momentos íntimos, las confesiones de sueños y deseos, todo eso permanecía intacto en su memoria. Y cada uno de esos recuerdos era como un cuchillo en su corazón, recordándole lo que una vez tuvieron y lo que parecía estar desvaneciéndose por sus miedos e inseguridades que parecían estar destruyendo lo que habían construido juntos.
Las miradas esquivas y los silencios incómodos ahora parecían definir su interacción. Era como si una barrera invisible se hubiera erigido entre ellos, una distancia emocional que Wirth se había encargado de poner.
Los pequeños gestos que solían unirlos, como los abrazos por la espalda y los besos de improvisto, parecían ahora fuera de alcance. Las palabras de amor que solía compartir de manera constante se habían vuelto difíciles de pronunciar, como si su propia voz se hubiera apagado.
La caja de recuerdos en la que guardaba pequeñas piezas de cada una de sus citas ya no estaba llena de alegría, sino de nostalgia y tristeza. Cada objeto dentro de ella parecía ahora una prueba de lo que estaba perdiendo.
Temía que él mismo fuera el causante de esta situación, y pensaba tal vez lo mejor para Love era encontrar a alguien que pudiera darle la felicidad que merecía. El recuerdo de los suspiros compartidos, los besos y las risas parecía desvanecerse en medio de la turbulencia emocional. Y mientras el día avanzaba, la incertidumbre se apoderaba de Wirth, amenazando con romper el vínculo que había sido su refugio y su felicidad durante tanto tiempo.
Lo cierto era que Wirth la estaba pasando mal.
El peso de su malestar se había convertido en una carga aplastante. A pesar de que sabía en algún nivel que su infelicidad no era culpa de quienes lo rodeaban, no podía evitar sentirse atrapado en una espiral comparación constante y de insuficiencia, donde incluso sus logros y habilidades parecían empequeñecerse frente a los demás.
La inteligencia y habilidad de Wirth eran innegables, pero sus propios estándares inalcanzables lo llevaban a subestimarse constantemente. A pesar de sus logros, no podía evitar compararse con los demás y sentir que estaba quedando atrás. El sentimiento de no ser lo suficientemente bueno, de ser un estorbo en la vida de los demás, era una nube oscura que lo envolvía constantemente.
Su inseguridad creció a tal punto que comenzó a aislarse, el contacto con el mundo exterior se volvió mínimo y su apartamento se convirtió en una especie de cárcel emocional, donde luchaba con sus propios pensamientos y sentimientos sin una vía de escape saludable.
A pesar de que no era su intención, su comportamiento comenzó a afectar incluso a la persona que más amaba: Love. Ignoraba sus mensajes y llamadas, dejando que su teléfono acumulara notificaciones sin respuesta. El aislamiento se convirtió en su refugio, una forma de lidiar con sus propios demonios internos, hasta que decidió que debería hacerse responsable porque Love merecía algo mejor que eso.
[Cute.*♡]
[Lo siento]
[¿Podemos hablar?]
[No tardó en llegar.]
La noche caía sobre la ciudad, dejando una oscuridad lúgubre que envolvía cada rincón. Love caminaba por las calles, sintiendo el peso de la soledad en cada paso que daba.
El frío viento le mordía la piel, pero no se detuvo. Su corazón latía con una mezcla de esperanza y temor mientras se dirigía hacia el departamento de Wirth. Cuando finalmente llegó, tocó un par de veces la puerta que fue abierta unos segundos después, Wirth estaba allí, su figura era iluminada por la tenue luz de la entrada y sus ojos reflejaban una tristeza que Love no podía ignorar.
El no hizo nada más que mirarla, ella lo abrazo fuertemente buscando alguna señal de que aquella charla no era lo que se estaba imaginando. No tuvo respuestas y entonces supo que se había acabado.
—¿Wirth?—. Dijo suavemente, subiendo su mano hacia la mejilla del más alto, buscando una última oportunidad, algún rastro que le demostrará que aun se podían salvar.
Pero no la encontró, el chico se dejó llevar unos pocos segundos por el suave tacto de su novia para luego retirar aquella mano de dónde estaba y poner distancia entre ambos, los ojos de la menor empezaron a cristalizarse, no se supone que debería acabar así. Love sabía que quizás lo de ellos no podía ser eterno, pero no esperaba un final como este, tan amargo y sin respuestas.
—Debemos de terminar—. Dijo sin mas, luchando contra sí mismo incluso, le costó soltar aquellas tres palabras que resonaron en el aire, haciendo eco en el corazón de Love. Los sentimientos que había estado reprimiendo comenzaron a brotar, un torrente de emociones abrumadoras.
—No—. Respondió agachando la cabeza y casi en un susurro.
—Love.... —hablo en un tono serio y tratando de captar la atención de la menor.
—¿Por qué? ¿Qué ha cambiado? Podemos arreglar las cosas—. Levantó su mirada finalmente chocando con la de Wirth, no podía entenderlo, ¿como había cambiado tanto de la noche a la mañana? ¿Por que estaba terminando con ella después de haber desaparecido un mes?
—Ya no siento lo mismo por ti—. Sonrió desanimado. —He perdido la capacidad de conectar contigo de la manera en que solíamos hacerlo y creo que he dejado de amarte.
Cada palabra de Wirth fue un eco punzante en el corazón de Love. La realidad que estaba enfrentando era más cruel de lo que jamás podría haber imaginado.
—No lo entiendo—. Balbuceó ella mientras sus lágrimas fluían libremente
—No puedo seguir contigo, esto no tiene caso—. Dijo seriamente y conteniendose de demostrar cualquier otro tipo de sentimiento frente a la chica. Ya había comenzado y no daría el brazo a torcer por mas que le doliera ver a su dulce Love desmoronarse frente a él. No quería verla de esa forma, pero creía que era necesario para que se olvide de él y siga adelante.
«Es lo mejor para ambos. Mereces encontrar a alguien que te haga feliz, y yo no puedo ser esa persona». Quería decírselo, pero aquel pensamiento solo quedó en él.
La rubia rió sin ganas, y solo asintió con la cabeza en respuesta, después de un largo rato de quedarse en blanco volvió a hablar.
—Bien, ¿es así como terminan las cosas?—. Wirth solo asintió con la cabeza. —¿Podemos al menos intentar ser amigos?—. Preguntó con voz temblorosa, sentía cómo su mundo se desmoronaba. Pero una última esperanza ardía en su interior.
—No tiene caso, no hay nada que nos una—. La miró, notó sus ojos llenos de tristeza y dolor y se culpó a sí mismo por dejar que todo esto escalará tanto.
Las palabras de Wirth resonaron en el aire, dejándola con un corazón roto y la amarga sensación de que lo que una vez compartieron se había desvanecido para siempre.
—So... solo no te alejes de Abyss ¿si?, él no tiene nada que ver y sé que te quiere mucho —apenas le mostró una última sonrisa. Sin decir una palabra, Love tomó con delicadeza el rostro de Wirth entre sus manos, con un gesto lleno de ternura y amargura al mismo tiempo, sintiendo la urgencia de aferrarse a lo que quedaba de su conexión.
Sus miradas se encontraron en un silencio cargado de emociones inarticuladas, y entonces lo besó. Fue un beso suave pero lleno de un amargo sabor, como un recordatorio de lo que una vez compartieron y de lo que ahora estaba a punto de perderse.
Después de un par de minutos se separó de él, no dijo nada más, solo salió de aquel departamento sintiendo la agonía de la despedida inminente.
La puerta se cerró con un suspiro de finalidad, y Wirth finalmente dejó caer las lágrimas que había estado reprimiendo. El silencio de la habitación se llenó con el sonido de sus sollozos, una mezcla de alivio y dolor. Había tomado la decisión de dejarla ir, sabiendo que no podía continuar arrastrándola a su propio tormento interno. Se dejó caer en el sofá, sus manos cubriendo su rostro mientras las lágrimas fluían libremente. Era un llanto silencioso, un desahogo de emociones que había estado sosteniendo durante demasiado tiempo. Creía que esta era la decisión correcta, pero eso no hacía que fuera menos dolorosa.
Cada detalle de su historia juntos resurgía en su mente, como un torrente de recuerdos que amenazaban con ahogarlo. Recordaba los planes que habían trazado, los sueños que habían compartido y las risas que habían llenado sus días. Y ahora, todo eso parecía una sombra distante.
La amargura se mezclaba con la dulzura mientras recordaba aquel último beso de despedida. Había sido un acto de amor y resignación al mismo tiempo, una muestra de cuánto significaban el uno para el otro y la tristeza de saber que ese capítulo había llegado a su fin.
Los sollozos continuaron mientras
Wirth dejaba que sus emociones fluyeran libremente. Se sentía como si una parte de su corazón hubiera sido arrancada, una herida que tardaría en sanar. Pero sabía que era lo mejor para ambos, que dejarla ir era la única manera de darle una oportunidad real de ser feliz, incluso si eso significaba enfrentar su propia soledad.
Y así, entre sollozos y recuerdos, Wirth comenzó a enfrentar su nueva realidad. Una vida sin ella, una vida en la que tendría que sanar sus propias heridas antes de poder enfrentar cualquier otro tipo de conexión. Un adiós que dejaba cicatrices, y un futuro incierto.
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Agradecimientos especiales al autor original por permitirme adaptar este corto pero desgarrador fanfic.
Sé que no hay fanfics de este shipp y se me ocurrió sacar una adaptación, lastima que haya sea uno tan triste TT.
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