7. ¿Ir o no ir?
Kuroko se recargó sobre su mano mirando su celular, estaban en la escuela entre alguna clase esperando al siguiente profesor.
-¿Por qué sonríes?-preguntó Kagami intrigado por su inexpresivo amigo
-¿Acaso ya te molesta hasta que este feliz?-
-no me refería a eso!-reclamó Kagami-solo se me hace extraño verte sonreirle al celular-
-ah eso, Akashi pasara a recogerme antes de la salida para no darle tiempo a mi hermano de llegar por mi, solo sonreía de lo terco que era y de pensar que de seguro mi hermano planeara lo mismo-volvió a sonreír tiernamente-le diré que mi hermano pensara en lo mismo-
-¿no crees que es hora de terminar esa infantil pelea entre ellos?-pregunto Kagami
-tu inténtalo, parecen gato y perro-
-¿Quién es el gato y quien es el perro?-bromeo Kagami
-no sé que haré si la discusión pasa a mayores y ambos intentan matarse entre ellos-Kuroko soltó un suspiro
-pues me tienes a mi, puedes contar conmigo para lo que sea, no me molesta que te quedes en mi casa a dormir o todo el tiempo que necesites-
-gracias, enserio me ayuda que alguien que no este discutiendo por mi-volvió a suspirar
-claro, yo no haría eso-dijo intentando ocultar algo su tono de sarcasmo
-eso sonó a sarcasmo-dijo Kuroko con algo de sospecha
-ya van a comenzar las clases-Kagami se sentó en su asiento de manera adecuada
la vibración del celular interrumpió antes de que Kuroko pudiera decir algo. Kuroko miró su celular e inmediatamente dirigió su mirada hacia la ventana, miró unos momentos y después puso una mano en su cara.
-¿Qué sucede?-preguntó Kagami confuso
-Tengo que irme-se puso de pie y después se sentó-no, debo quedarme-
-¿Kuroko?-Kagami se giro para verle de frente
-¿Qué hago? maldición-murmuro pasando una mano por su cabello
De nuevo sonó su teléfono en una vibración clara de un mensaje.
Sabes que te veo desde la puerta, deja de pararte y sentarte y vamonos
-Akashi
-Pero ¿Qué no entiende de que yo tengo que estudiar para saber las cosas? no contesto los exámenes como si jugaras un videojuego-dijo Kuroko molesto, no sabia si irse o quedarse a clases.
-vete, yo te pasare los apuntes-comentó Kagami mirando hacia otro lado
-muchas gracias-Kuroko tomo su mochila feliz y salió corriendo hacia la entrada
-después de todo tienes derecho a ser feliz, aunque sea con otra persona-Kagami volvió a su asiento
Kuroko corrió deprisa hacia la salida esperando no encontrarse con otro profesor, al llegar a la entrada intento recuperar el aliento.
-¿sin aliento por correr tan poco?-pregunto Akashi con una sonrisa-debería entrenarte más duro-
Kuroko le mostró una tierna sonrisa de malicia y se acercó tomando el brazo de Akashi.
-vamonos antes de que algo nos detenga-
Akashi no dijo nada y le siguió, estaba de acuerdo con esa afirmación pues los últimos días el cielo y la tierra hacían complot para que los chicos no pudieran verse como la pareja que eran, ambos corrieron hasta un parque cercano en busca de algo de privacidad.
~~~~~~~~~
-Me voy-gritó Katsuki tomando su maletín y corriendo hacia la salida, Yoshi le puso un pie haciéndolo caer.
-Ni de broma te iras tan temprano dejándome todo tu trabajo-Yoshi bebió un poco más de su café tranquilamente
-agh, Yoshi!-Katsuki se puso de pie rápido reclamando-¿Quieres romperme la cara?-
-Si quiero ¿Porque preguntas?-
-déjate de bromas, iré a recoger a mi hermano y luego volveré rápido-Katsuki miró su reloj de mano con apuro
-muy bien, aunque es muy temprano y te considero un hermano sobreprotector te dejare irte-
-gracias!-interrumpió Katsuki dandose la vuelta para correr, Yoshi le detuvo del saco de su traje
-no tan rápido, deja tu maletín y llévate tu celular para asegurarme que volverás-
-agh! sí lo que sea pero déjame ir por Tetsuya, de seguro ese engreído hijo de los Akashi planeó lo mismo!-Katsuki dejó su maletín y Yoshi le libero haciendo al mayor correr inmediatamente, la oficina donde trabajaba como editor estaba a unas calles de la escuela de su adorado hermanito, llegaría en unos minutos corriendo, quería pedirle disculpas al pequeño por todo lo ocurrido y hacer las paces y quizás convencer a ese pequeño peliceleste de terminar con el otro chico engreído.
Todos sus buenos deseos y esperanzas desaparecieron cuando al llegar a la escuela miró a dos chicos correr y doblar la esquina, uno pelirrojo y otro con un cabello celeste que reconocería en cualquier lado. Ahora la cuestión era clara en su cabeza ¿Debía perseguir a su hermanito y apartarlo de los brazos de ese demonio de cabello rojo o dejarle su espacio e ignorar por completo su instinto sobreprotector? La respuesta fue tomada justo antes de hacer la pregunta.
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