Primer Round
Con suaves movimientos y tratando de no lastimarla, Adrien y Luka arrojaron a Marinette sobre la cama, luego de mecerla y contar hasta el número tres mientras ella soltaba risas nerviosas. Rebotó un par de veces, riendo de forma muy divertida al igual que los dos chicos que al instante se subieron a su lado sobre el colchón.
Fue Luka el primero en abalanzarse sobre ella con desesperación, atrapando su boca con sus labios y cubriéndola con su cuerpo, como si quisiera apoderarse de la situación, a lo que el otro lo detuvo jalándolo hacia atrás por el hombro.
—Ey! Espera un momento, qué haces?
El músico lo observó despectivamente de lado, mientras que Marinette, sonrojada debajo suyo, llenaba su cabeza de preguntas colmadas de ansiedad. —Lo que dijimos que haríamos... O no?
—Bueno, sí, pero...
—Ven tú también, Adrien... —Pidió en voz dulce y seductora la azabache, estirando su mano a modo de invitación para que se recostara a su lado en la cama, mientras que Luka había retomado su posición sobre ella y pasaba a mordisquear su cuello sin importarle que él estuviera de espectador.
El chico tragó saliva con algo de dificultad porque, a pesar de que había aceptado compartir a su amiga y de que la curiosidad del voyeurismo estuviera tocando la puerta de sus morbos impensados, todavía sentía algo de pudor mezclado con celos. Aún así, accedió sonriendo a la invitación de la jovencita tomando su mano, le besó el dorso como un caballero y se colocó a su lado para apreciar de cerca el incipiente y lujurioso brillo de sus ojos azules junto con el rosado rubor de la parte superior de sus mejillas, que representaba algo mucho más intenso que timidez. Le acarició el mentón, sin quitarle la mirada de encima, y devoró sus labios completamente entregado a sus florecientes sentimientos por ella.
Marinette soltaba entre los labios del muchacho sutiles sonidos de gusto por lo que el de cabello negro y azul estaba haciendo en su cuello a la vez que sus impunes manos se posaban sin pedir permiso sobre sus pechos, para sobarlos con cuidado. Él ojeaba entre segundos como ella y Adrien se besaban con ternura y aún contenida pasión, superponiéndose a la envidia de conocer lo que eso representaba para la chica, pero confiando en que insistir en cumplir su fantasía posiblemente terminaría cosechando frutos favorables para él después de todo.
—Siéntate, Mari. —Ordenó Luka jalando de la mano de la azabache, haciendo que interrumpiera su beso con el otro joven que lo observó expectante a la vez que también se sentaba sobre la cama. Ella le hizo caso y se quedó quieta mientras el músico metía sus manos por debajo de su sweater para llevarlo completamente hasta arriba, deslizándolo a lo largo de su torso para quitárselo. —Ahora está mejor. —Dijo arrojando la prenda por encima de su hombro. A continuación, dio un empujón suave en el centro del pecho de Marinette que la recostó de golpe, haciéndola rebotar sobre el colchón mientras ella sonreía divertida y traviesa, cubriéndola nuevamente con su cuerpo para atacar con sus dientes, sin pensar, la piel que no estaba tapada por la camiseta sin mangas que llevaba puesta.
Al rubio no le gustó para nada la actitud brusca del otro joven aunque haya sido en algo insignificante, por lo que lo miró fijo durante varios segundos con el entrecejo fruncido. Él recordaba haber tratado a su amiga con mucha dulzura y cuidado aquella noche que pasaron juntos hacía más de un año atrás, por más que luego las cosas se tornaran más intensas y apasionadas. —No seas tan brusco con ella, no te olvides que yo también estoy aquí.
—Qué? —Preguntó riendo irónicamente tras despegar su boca del cuello de Marinette y ella observaba en silencio.
—Que la trates con más cuidado. —Deslizó en voz firme a la vez que volvía a recostarse al lado de la chica y pasaba su mano por detrás de su nuca para traerla ahora hacia él y quitarla de forma disimulada de la posesión de Luka.
—A ella le gusta divertirse, sabes? Y eso que hice no fue precisamente ser brusco, para nada. Te lo digo porque la conozco. —Se pavoneó haciendo alusión a sus repetidos encuentros con su ex novia.
—No pasa nada, Adrien... Solo está jugando. —La azabache ladeó su cabeza para quedar con su rostro enfrentado al de ojos verdes, a escasos centímetros. Lo besó de forma muy sensual, haciendo un camino húmedo desde su boca hasta el lóbulo de su oreja que a posterior mordió. —En un momento de aquella noche, tú también fuiste brusco y me encantó... No lo recuerdas? —Le susurró para luego mirarlo fijo con sus mejillas prendidas fuego, hasta que sus párpados se apretaron de repente y un pequeño gemido escapó de entre sus labios.
Luka había llevado su mano hasta la entrepierna de la ojiazul, aún vestida con sus calzas, y había hecho presión con sus dedos en ese punto en particular que la hacía estremecer. —Secretos en reunión, son de mala educación... —Canturreó en voz profunda.
El rubio alzó una ceja luego de deleitarse con esa mini expresión de goce ante sus ojos. —Solo me recordó que le gustó como me la cogí, curioso.
—Ohh, jojojo! Adrien usando una palabra sucia! Que pena que ella tenga que recordártelo porque fue solo en una ocasión... Yo lo tengo bien fresco en mi cabeza por cada vez que nos acostamos desde que estuvimos juntos...
—Luka! —Lo reprendió Marinette, un poco intimidada por la tensa situación que se estaba generando entre ellos.
—Cantidad no implica calidad, Luka.
—Cuando uno come muchas veces del mismo plato es porque lo prefiere, no lo crees?
—YA BASTA! —Exclamó ofendida la jovencita, quitándoselos a ambos de encima usando sus manos, sentándose en la cama de piernas cruzadas. —Esto no es una competencia para ver quién de ustedes dos me lo hace mejor o... O lo que sea! Si van a estar así todo el tiempo, mejor me voy a mi casa.
Se miraron entre ellos, recapacitando el verdadero objetivo de estar los tres en el mismo lugar. Luka bufó revoleando sus ojos mientras que Adrien tomó la mano de Marinette y le pidió perdón.
—Tienes razón, por mi parte te prometo que no diré más nada sobre eso. Tú mandas.
—Intentaré lo mismo, Mari. Esto es exclusivamente para ti. —Agregó el músico bajando de la cama para acercarse a los pies de la muchacha y quitarle ambas botas de forma lenta, sin dejar de mirarla a los ojos. —Tendrás todo lo que sé que te gusta.
Marinette alzó una ceja al percibir el rastro de competencia que todavía permanecía implícito en las palabras de su ex. —Luka...
—No lo entiendes, verdad? —Preguntó Adrien riendo de forma irónica, acercando su rostro al de la azabache para, a continuación, besarla mientras el otro joven terminaba de despojarla de sus zapatos y calzas, dejándola solamente con su panty y la camiseta sin mangas. Fue él el que ahora rompió la barrera del permiso y llevó una de sus manos hasta los pechos de la chica para masajearlos al mismo tiempo que seguía besándola de forma más intensa a medida que los segundos pasaban.
La jovencita soltaba suaves gemidos a la par de que la revolución interior de alta temperatura le recorría el cuerpo por completo. Si bien ya había ocurrido en el pasado, que ese rubio de sus sueños estuviera besándola y tocándola de la forma en la que lo estaba haciendo, la llevaba más allá de la realidad de tener también al otro muchacho mordisqueándole con suavidad las piernas, en un camino ascendente desde sus tobillos en dirección a la parte interna de sus muslos.
Abrió los ojos exaltada ante la intensidad de una de las mordidas lastimando su piel, se separó del beso con Adrien y levantó su cabeza para quejarse con Luka. —Ey! Eso duele!
El chico sonrió y, ladeando un poco su rostro a modo de simular ternura y picardía a la vez, apoyó una de sus mejillas sobre su bajo vientre. —Lo siento... —Deslizó sus manos por debajo de la camiseta sin mangas para enganchar el borde inferior y jalar hacia arriba. —Dame una mano, Adrien.
Entendiendo lo que quería decir tras observar sus movimientos, el joven asintió y despegó del colchón la espalda de Marinette, tomándola de los hombros. Continuó el camino que Luka había comenzado con sus manos para terminar de despojarla de una de las últimas prendas que cubría su cuerpo. Ahora ella llevaba solamente un precioso y delicado conjunto de ropa interior color rojo intenso que contrastaba a la perfección con su blanca piel.
—Wow, qué lindo. —Exclamó Adrien sonrojado, quedándose con sus ojos fijos en el sostén que gracias a la tela de encaje, dejaba poco y nada a la imaginación.
—Combina exactamente con la parte de abajo, ni que lo hubieras planeado, Mari... —Comentó Luka mordiéndose el labio inferior.
Marinette cayó al instante en una extrema timidez que, involuntariamente la hizo cubrirse el pecho cruzando sus propios brazos. —Por qué soy la única con tan poca ropa?! No es justo! —Exclamó en voz alta y chistosa mientras que ambos jóvenes se echaban a reír por la expresión tan espontánea de la chica que, de repente, se había sentido expuesta por más que todavía continuara con su ropa interior.
—Eso puede solucionarse en este mismo momento. —Dijo el de pelo azul acercándose hasta Adrien para tomar el borde inferior de su camiseta y jalar con fuerza hacia arriba para, prácticamente, arrancársela y dejarla caer en el piso.
—Oye! —Se quejó el rubio a la vez que Marinette aplaudía de forma exagerada y feliz por ver su torso desnudo. —Ni pienses que yo te voy a quitar la tuya. —Lo señaló en tono burlón.
—No hace falta. —Luka se desvistió en un segundo, arrojando su playera por encima de su hombro, tal y como había hecho con el vestido de su ex novia. Se bajó de la cama para quedar parado sobre el suelo de madera, se quitó el calzado revoleándolo de una patada con cada pie, aflojó la hebilla de su cinturón, deslizó sus pantalones hacia abajo y, quedando en bóxer, volvió a subir al colchón para lanzarse sobre la azabache que lo abrazó sin dudarlo, pasando sus brazos por detrás de su nuca en el momento exacto en el que él comenzó a devorar sus labios otra vez.
Adrien se apresuró a imitarlo quitándose los pantalones y sus zapatos, sin poder dejar de mirar cómo esos dos, sobre su propia cama, se acariciaban y besaban casi como si él no estuviera. Creía que debería sentirse enfadado o incómodo, pero, extrañamente para él, un calor que no había imaginado le subía por el cuerpo, excitándolo de forma lenta pero poderosa. Se mordió el labio cuando Marinette lo miró fijo, sin dejar de besar a Luka, y le hizo la seña con el dedo índice para que se acercara. Gateó sobre la cama, se recostó y, sin pedir permiso, tomó el mentón de su amiga para interrumpir su beso con el otro muchacho e irrumpió dentro de su boca con su lengua.
El de ojos celestes sonrió, también excitado por la situación, y aprovechó para volver a bajar a morder el cuello de la chica donde ya había empezado a dejar apenas visibles marcas rojas que luego le recordarían a ella lo bien que seguramente la habría pasado.
—Chicos... —Susurró la azabache con los ojos entrecerrados, disfrutando de las caricias que le proporcionaban los labios de ambos sobre su cuello, luego de que Adrien también hubiera bajado por su quijada con el objetivo de mordisquearle esa zona tan erógena para ella mientras le masajeaba uno de sus senos tras inmiscuir su mano por debajo del sostén. —Puedo... Puedo pedirles algo?
—Claro que puedes. —Contestó el de ojos verdes esbozándole una sonrisa dulce.
—Lo que tú quieras. —Agregó Luka estirando la piel de su cuello con sus dientes y mucho cuidado.
Pensó durante unos segundos. —Quiero... Quiero que... —Se mordió el labio por timidez y suspiró para soltar su petición. —Quiero que se besen.
—Qué? En serio? —Preguntó el músico algo incrédulo, muriéndose de risa. Adrien miraba fijo a la chica en una expresión confundida y shockeado, sin poder decir nada.
—S...Sí. Quiero que se besen... Quiero saber si me gusta...
Luka dirigió su vista hacia el rubio buscando conocer su opinión al respecto. Se cruzó con sus ojos bien abiertos, meneando su cabeza en forma negativa, notando cómo había tragado saliva con dificultad tras observar el movimiento de su nuez de Adán. —Qué dices, Adrien?
—Eh... Pero a mí no me gustan los chicos... —Ladeó su mirada hacia Marinette. —De verdad quieres eso, Marinette?
—Sí... Por favor? Dijeron que harían lo que yo quisiera... —Respondió la muchacha con tono aniñado, haciendo una trompita con sus labios.
—A mi tampoco me gustan los hombres, Adrien... Pero qué te preocupa? Que te guste de más?
—Claro que no, idiota. —Deslizó algo molesto. —Nunca lo hice, eso es todo. Pero si ella quiere...
—Pues entonces cumplamos con el pedido de la dama entre nosotros... —Luka posó de forma rápida la palma de su mano sobre la nuca del rubio y lo acercó a su rostro en un solo movimiento que terminó uniendo ambas bocas en un corto beso de tan solo un segundo.
—Nooo, pero eso no es un beso de verdad! Háganlo... Háganlo bien sexy y despacio... —Se quejó la jovencita, llevándose el dedo a la boca en un gesto caprichoso.
—Ay, dios, está bien... —Ahora fue Adrien quien tomó la iniciativa y se acercó hasta los labios del músico para lamerlos y dar inicio a un beso que dejó boquiabierta a la única espectadora, sonrojándole aún más sus mejillas.
Los jóvenes terminaron el contacto de sus labios luego de unos segundos y se miraron confundidos, tratando de analizar lo que acababan de sentir.
—Reafirmo mi heterosexualidad. —Comentó el rubio volviendo a acomodarse junto a Marinette quien mordía su propio labio inferior en satisfacción y gusto.
—Besas bien rico, pero me siguen gustando más las mujeres. En especial ella. —Le guiñó el ojo a la azabache que le sonrió con lujuria.
—Deberías rasurarte, raspas. —Agregó el ojiverde.
—Créeme que a ella le encanta que mi mentón le raspe, quieres que te muestre dónde?
—No empiecen a pelear de nuevo, no arruinen lo excitante de lo que acaban de hacer... —Pidió la jovencita. —Gracias, acabo de entender por qué los hombres disfrutan tanto de ver besarse a dos mujeres.
—Y en qué se basa esa teoría según tu percepción, Marinette? —Preguntó Adrien riéndose sutilmente, mientras observaba celoso de lado como Luka dejaba de prestarle atención a las palabras de la chica para comenzar a besarle por debajo de su clavícula, en dirección a sus pechos.
—En que si me gusta uno, dos que me encantan y además juntos, se ven mejor... Mmm... —Soltó un gemido cuando el de cabello azul y negro presionó uno de sus pezones entre sus labios por encima de su sostén.
El dueño de casa se acercó hasta el oído de su amiga y le susurró con intenciones de distraerla de lo que el otro joven le estaba haciendo para, de paso, despejar una de sus dudas. —Entonces... Yo te encanto que te gustó tanto vernos así?
Fijando su dudosa mirada en los ojos verdes frente a ella, volvió a gruñir de manera muy sensual e involuntaria gracias a los estímulos físicos mientras pensaba qué responderle. No consideraba que fuera el momento conveniente para confesarle lo que realmente sentía por él, pero tampoco sería beneficioso mentirle de nuevo. Así que, llevando sus labios hasta el lóbulo de la oreja del joven a la vez que lo tomaba por la nuca, soltó su tibio aliento. —Tanto como para soñar contigo...
Adrien sonrió y besó su boca con desesperación, analizando la extraña sensación que había provocado en su interior escuchar esas palabras un poco ambiguas pero intensas. La concentración de la azabache volvió a verse interrumpida cuando Luka comenzó a morder la sensible piel de su bajo vientre, precisamente sobre el borde de su delicada ropa interior. Ella alzó la cabeza para observarlo mirarla a los ojos, haciendo que tuviera bien presente que él aún se encontraba ahí. Él enganchó sus dedos índices en los elásticos de su panty e hizo el gesto de deslizarla hacia abajo pero el rubio lo detuvo aclarando su garganta, llamando la atención de los dos.
—Oigan, antes de... Bueno, antes de "empezar"... Necesito preguntar algo.
—Qué? —Respondió Marinette.
—Eso, qué? Qué es tan necesario saber ahora?
El muchacho tragó grueso. —Tema "protección"... Cómo haremos?
Luka estaba a punto de contestar algo que seguramente lo molestaría bastante, pero la azabache se le anticipó ya que sabía lo que su ex iba a comentar: que, después de todos sus encuentros a lo largo de estos años, no había más cuidados que los que ella tomaba.
—Yo me encargo de mis propias precauciones, así que... Teniendo en cuenta la situación y cómo me he imaginado todo, supongo que... —Hizo una pausa para observarlos con timidez a los dos. —Que puedo confiar en ustedes, verdad? —Agregó insinuando creer que se encontraban en un óptimo estado de salud.
—O sea que... Quieres que sea al natural? —Aguardó a ver como ella asentía en silencio y con sus mejillas sonrojadas tras su pregunta. —Bueno, yo no... No tengo problema, a propósito, tengo mi control médico hecho hace poco, por si necesitas verlo...
—Aahhh, ni se te ocurra, Adrien... —Chistó Luka en tono sobrador. —Por supuesto que si es lo que tú deseas, Mari, yo estoy de acuerdo. Además es lo que acostumbramos, no? —Dijo saliéndose finalmente con la suya. —Yo no he estado con nadie más que contigo en este último tiempo. Lo juro. —Se besó dos veces el dedo índice a modo de promesa, para regresar a la tarea de acariciar el inicio de su pelvis con sus labios a la vez que suavemente deslizaba hacia abajo su ropa interior color sangre.
El rubio suspiró sintiéndose extraño tras escuchar esa declaración a pesar de ser consciente de ello, pero Marinette lo tomó de las mejillas para sonreírle y animarlo, apenándose ella por adjudicarse un poco de culpa. —Lo único que les pido es que, por favor, no me terminen dentro... Sí?
—Oh... —Canturreó en tono triste y burlón el músico, ya con la panty a la altura de las rodillas de su ex.
—Por supuesto. —Respondió curvando sus labios hacia arriba, entregándose a un nuevo beso con su amiga, a la vez que observaba con muy poco disimulo como lo único que cubría su blanca piel era la parte superior de su conjunto de ropa interior, ya que Luka se había ocupado de despojarla de su parte de abajo después de lanzarla hacia algún lugar de su habitación. Cerró sus ojos durante algunos segundos para disfrutar de ese repetido pero apasionado encuentro de sus labios, hasta que Marinette gimió con intensidad, obligándolo a alejarse levemente y apreciar esa expresión de placer que lo descolocó y excitó aún más, esa expresión obtenida como resultado de tener al joven de ojos celestes impartiendo caricias con su lengua directamente en su intimidad.
Ella hizo su cabeza hacia atrás, sosteniéndose de los hombros del rubio, apretando con suavidad sus párpados. Sus mejillas se habían teñido con más fuerza de rosado y de su boca entreabierta salían incontrolables quejidos que demostraban cuánto le gustaba ser besada entre sus piernas. Volvió por un segundo a la realidad, para encontrarse con los penetrantes ojos verdes de Adrien deleitándose con su propio goce. —Oh, yo lo... Lo siento... Ah! —Se disculpó para volver a gemir otra vez.
—Oh, no, no te disculpes... Te ves demasiado sexy! Aunque preferiría que fuera por algo que te estuviera haciendo exclusivamente yo... —Le susurró esto último al oído, llevando su mano izquierda hasta su sostén para levantárselo y dejar sus pechos al descubierto de manera un poco brusca. —Si me permites... —Bajó su cabeza, sin dudarlo ni un momento, e introdujo uno de los endurecidos y rosados pezones dentro de su boca, para mordisquearlo y lamerlo con fuerza.
Parte de su ser no podía evitar sentir una gran vergüenza por estar tan expuesta ante los dos, especialmente con Adrien mientras Luka se ocupaba de estimular su punto más sensible con hábiles movimientos de su lengua. Si bien el encuentro tenía como objetivo principal hacer realidad su sueño en el que ella era la protagonista principal y receptora de la mayor parte del placer, quería participar de forma un poco más activa. Es por eso que, luego de que el rubio le mordisqueara y estirara varias veces ambos pezones alternando con masajes y unos segundos antes de que su ex introdujera uno de sus dedos en su intimidad para hacerla gemir de repente, tomó con ambas manos el rostro del primero para llevarlo hasta quedar frente al suyo, besarlo con mucha pasión y mirarlo a los ojos mientras sentía el gran bulto por debajo de su bóxer apoyarse contra la cara externa de su muslo.
—AH! —Gimió apretando sus párpados ante la invasión del dedo mayor de Luka, a la vez que éste seguía lamiéndola con mucha dedicación.
Adrien se mordió el labio inferior gracias a la excitación que le provocaba verla gemir, por más que no fuera él quien se estaba ocupando de ella. —Eres aún más bella cuando estás gozando, Marinette...
La azabache luchaba para concentrarse y no perderse en el placer, ya que cada palabra que salía de la boca de su amigo la obligaba a replantearse el haber sido tan estúpida como para ocultar lo que había sucedido entre ellos aquella noche de la graduación. —En serio... Te parezco bella? —Preguntó entre suaves quejidos, Luka había introducido un segundo dedo.
—Vamos, ya sabes que sí... —Le contestó en una voz casi gutural presionando su pecho derecho con su mano.
—Menos charla, Adrien, así la vas a desconcentrar. —Se quejó el peliazul acelerando los movimientos de sus dedos que entraban y salían de la jovencita de manera rítmica, acompañados de un sonido acuoso por la mezcla de fluidos, limpiándose el humedecido mentón con el dorso de su mano.
—Los estímulos no deben ser solo físicos, Luka. A Marinette le gusta...
—Yo se bien lo que le gusta. —Comentó sonriendo de forma desafiante, sin dejarlo terminar de hablar, a la vez que se levantaba para pararse en el suelo, tomar ambos lados de su ropa interior y deslizarla hacia abajo para descubrir, de un momento a otro y sin ningún tipo de pudor por estar frente a otro hombre, su erección lista y a tope para entrar en acción. Ante la mirada atenta del de ojos verdes, que quedó sorprendido por su repentina determinación, y la de Marinette, quien había alzado apenas su torso para confirmar lo que estaba por ocurrir, guio su miembro hasta la entrepierna de la chica y, de una estocada firme pero lenta, la penetró.
Sin darle tiempo a acostumbrarse, comenzó a moverse rápido e intenso, tomándola de cada lado de su cadera después de abrirle un poco más las piernas para entrar bien en contacto con su pelvis.
—Ah! Por... Por qué eres tan brusco!? —Preguntó la azabache entre gemidos, aún sosteniéndose del cuello de Adrien, quien observaba muy sonrojado y tratando de descifrar lo que le estaba provocando ser espectador de esa escena.
—Porque así te gusta, o no? Nunca te quejas...
Ella no pudo expresarse de otra forma que no fuera echando su cabeza ligeramente hacia atrás, apretando sus párpados y abriendo su boca para que su aliento escapara como respuesta de lo mucho que le gustaba, dándole la razón a su ex novio. En un segundo en el que volvió a estar consciente, miró como el rubio prestaba atención a cada gesto de su rostro totalmente deslumbrado, por más que ya la hubiera tenido para él en aquel post-fiesta y ya hubiera visto cada una de sus expresiones de placer. Suspirando y tragando saliva con algo de dificultad, tomó valentía para hacer su segundo pedido.
—Adrien, quiero... Quiero...
—Qué quieres? Dime lo que sea. —La alentó al oírla tartamudear, besándole el cuello mientras seguía acariciándole los pechos que, aunque no fueran de gran tamaño, sinceramente, le encantaban. Con un poco de destreza, pasó su mano por debajo de su espalda y le terminó de quitar el sujetador.
Se le dificultaba mucho hablar porque las embestidas de Luka eran maliciosamente rítmicas, sacudiéndola a modo de apoderarse del movimiento de su cuerpo desde el borde de la cama. —Ah! Quiero... Quiero chupártela.
Con sus ojos verdes bien abiertos por lo que acababa de escuchar, sonrió deslumbrado aunque ya sabía que, de cualquier manera, eso ocurriría en algún momento del encuentro porque era la base de los tríos, según había visto en su breve investigación con fines científicos. Se quitó su bóxer, lo arrojó a un lado de su cama y se acercó caminando con las rodillas sobre el colchón hasta quedar a la altura de la cabeza de Marinette, exponiendo su excitada hombría justo por delante de su rostro. —Así lo soñaste? —Preguntó gracioso al ver que ella estiró la mano instantáneamente hacia él para acariciarlo, sin dejar de gemir y colorear de rojo aún más intenso sus mejillas.
—Algo... Algo parecido... —Rio coqueta, clavándole la mirada azul como una flecha prendida fuego mientras hacía para adelante y para atrás la piel de su apetitoso miembro. Alzó y torció un poco su torso, apoyada sobre el codo más próximo al colchón, y lo introdujo en su boca, brindándole a Adrien la cálida y envolvente sensación de placer que recordaba haber disfrutado tanto con ella.
—Uf... —Bufó el rubio mordiéndose el labio. Pasó su mano por detrás de la cabeza de la chica para sostenerla entre las sacudidas provocadas por Luka en cada una de sus embestidas. Ladeó apenas su vista para analizar su expresión, pero involuntariamente cruzaron miradas durante un segundo, musicalizado por los gemidos contenidos dentro de la boca ocupada de Marinette.
El de cabello negro y azul sonrió, haciendo movimientos de negación. —Te incomoda ver como disfruta conmigo? —Preguntó con intenciones soberbias tomándose con fuerza de cada lado de la cadera de la muchacha.
—Para nada, saber que está gozando me excita aún más. —Respondió Adrien haciéndole comer sus propias palabras, a la vez que avanzó, de forma brusca, hacia adelante su cadera para que la chica se atragantara y tosiera. —Oh, lo siento... —Se disculpó entre risas, acariciándole el cabello.
La ojiazul le dirigió la mirada desde abajo, recuperando la compostura pero sin dejar de ponerle empeño a lo que estaba haciendo, para intentar demostrarle que no había por qué disculparse mientras que Luka seguía sacudiéndola a la vez que entraba y salía de entre sus piernas. Su mente iba despegándose lentamente del resto de su cuerpo, para volar a ese lugar en donde su sueño la había llenado de deseo de tal forma que, en ese momento de inconsciencia influenciado por el alcohol, se había atrevido a confesarle a sus actuales compañeros lo mucho que quería compartir la cama con ambos.
Saliendo de ella de un momento a otro, Luka dejó escapar un suspiro fuerte de entre sus labios. —Te voy a voltear. —Advirtió para que la chica desocupara su boca y así poder moverla con facilidad.
—Bueno... —Gimió en un quejido por dejar de sentir el miembro de su ex dentro suyo y por tener que liberar al de Adrien que tanto gusto le daba tener otra vez frente a ella.
El muchacho la giró para dejarla con su espalda hacia arriba, le levantó la cadera y la colocó en posición de cuatro patas; apoyó su mano sobre el final de su espalda para acomodarla a la altura de su pelvis y la volvió a penetrar, entrando suavemente mientras la azabache soltaba un gemido largo de placer. —Eso, belleza... —Comentó en voz lujuriosa.
Después de darse un instante a sí misma para disfrutar de esa pose, que era una de sus preferidas, Marinette volvió a llevar su mano a la hombría de Adrien para continuar brindándole un placentero sexo oral a la vez que dentro de su boca los gemidos hacían eco con cada movimiento de la pelvis del otro chico.
El rubio no podía creer lo visualmente estimulante que le resultaba ver a su amiga así, complaciéndose de dar y recibir al mismo tiempo. Le llamaba muchísimo la atención apreciar como le ponía tanto empeño a ocuparse de él cuando perfectamente podría estar dedicándose a gozar de cómo Luka se la cogía ya que, a propósito, parecía ser verdad lo bastante que conocía sus preferencias.
Siguieron durante algunos minutos así, sin expresar nada más que gusto con los sonidos que escapaban de las bocas de los tres, animándose a disfrutar de las sensaciones que sus cuerpos, estimulados por la nueva experiencia, les permitían sentir. Si bien no lo demostraba, Marinette atravesaba algunas dificultades para concentrarse en complacer a Adrien mientras que Luka la embestía desde atrás, ya que le era realmente difícil no centrarse de manera exclusiva en ella, nunca lo había hecho así. De cualquier forma, su deseo de volver a estar con el rubio era tan fuerte que decidió esforzarse todo lo que pudiera para lograr cumplir con sus expectativas... O al menos las que pensaba que él tenía acerca de ella.
Las gotas de sudor recorrían el torso del joven de cabello azul en dirección descendente y despacio dándole un atractivo brillo masculino, algunas caían libres alcanzando el suelo de madera gracias a los sacudidos y rítmicos movimientos que hacían que su pelvis chocara contra las nalgas de Marinette de forma ininterrumpida, no muy alejado de lo habitual de sus encuentros.
Debido al particular entusiasmo de los golpeteos recibidos en su parte baja, la azabache reconoció, en uno de los pocos momentos en los que lograba centrar su mente, una señal que la alertó mientras lamía, introducía dentro de su boca y quitaba repetidamente de ella el endurecido miembro de Adrien. La velocidad se incrementaba, la respiración de Luka se hacía más sonora, las yemas de sus dedos se estaban clavando muy fuerte en sus nalgas y, por sobre todo, la sensación de placer se volvía aún más intensa: Estaba a punto de terminar, y algo en su interior le decía que él no iba a ser capaz de respetar su pedido —Es... Espera Luka... —Suplicó entre gemidos tras liberar su cavidad bucal pero aún estimulando al rubio con su mano.
—Qué? Qué pasa? —Preguntó agitado y molesto por ser interrumpido, a la vez que Adrien guardaba silencio y observaba la situación.
—Ya... Ya detente. Quiero cambiar. —Marinette se hizo hacia adelante para dejar de ser penetrada.
—Pero, Mari...
—Pero Mari qué? Tú dijiste que todo esto era para mí, por lo que ahora quiero cambiar y hacerlo con él... —Abrazó a su amigo apoyándole ambas manos sobre los hombros, luego de haberse sentado sobre sus propias rodillas. —Además... Tú dices que me conoces, pero yo te conozco a ti también... —Le sonrió irónicamente, dejando entrever que estaba consciente de que con apenas unas embestidas más, Luka estaría terminando dentro suyo por más de que ella hubiera pedido explícitamente que ninguno de los dos lo hiciera.
Luka chistó con algo de enojo, pero accedió sin ninguna otra opción a la petición de la jovencita, echándose hacia atrás a la vez que soltaba un bufido largo que le removió los cabellos que tenía casi pegados a la frente debido al sudor. —Ok, ok... —Se palmeó los muslos tras quedar sentado sobre sus propias piernas y observar como sus dos acompañantes se besaban y manoseaban de forma muy apasionada. La lenta caída hacia atrás de Adrien con Marinette encima suyo hizo que él terminara rebotando suavemente sobre el colchón, sin poder quitar sus ojos de la candente escena, como si estuviera hipnotizado. Le resultaba imposible no sentirse incómodo de ver a la chica que tanto quería comenzar a saciar su deseo con otro, quien no era cualquier persona sino su amor platónico y la razón de haber terminado su relación hacía años atrás; pero lo que más lo fastidiaba era estar terriblemente excitado y haber tenido que interrumpir el corto camino que le faltaba recorrer hasta alcanzar su clímax.
—Quieres estar arriba? —Le preguntó el rubio en voz baja al oído a Marinette que ya se había colocado a horcajadas suyo, antes de que se lo planteara.
Ella sonrió ruborizándose como si fuera su primera vez con él, pero al mismo tiempo tomó una actitud tan seductora que parecía no tener ni un gramo de timidez en su ser. —No me importa cómo, pero te quiero dentro... —Le contestó en un susurro.
Logró que el chico alzara sus cejas de manera intermitente, abriendo su boca en una gran sonrisa mientras que con su mano dirigía su miembro a la entrada de la azabache y, subiendo su cadera, se abría paso en su interior de forma lenta y muy placentera para ambos, que gimieron casi al mismo tiempo.
Luka no perdió ni un segundo y se acercó hasta ellos, se paró sobre la cama y, apoyándose con una de sus palmas en la pared por encima del respaldar, colocó su pelvis a la altura de la cara de su ex para indicarle lo que estaba buscando que hiciera. La muchacha lo observó desde abajo con los ojos entrecerrados de placer y, sin dejar de menearse sobre la cadera de Adrien, elevó su mano para tomar su aún endurecido miembro y llevarlo directamente dentro de su boca. Un sonido gutural salió de entre los labios del joven por sentir la cálida y húmeda lengua envolver su masculinidad con casi la misma dedicación de siempre recubierta en su propio sabor, por más que ella estuviera siendo penetrada por la persona que más le gustaba desde que la conocía. Mientras tanto, el rubio la sostenía de cada lado de su cadera con suavidad, moviéndose de arriba hacia abajo cuando notaba que ella necesitaba un pequeño descanso de sus saltos para poder ocuparse de los dos de manera simultánea.
—Lo estás disfrutando, belleza? —Preguntó el de cabello azul pasándole la mano por la nuca y clavándole los dedos de forma erótica a modo de estimulación.
—Sí! —Respondió en voz alta a la vez que gimió gracias a las rápidas embestidas que el otro chico le proporcionaba desde abajo, rodeando el falo de su ex con sus finos dedos, haciendo un fuerte ruido de succión tras quitárselo de la boca, con sus alrededores humedecidos por su saliva.
La imagen que la jovencita le estaba brindando era tan obscena y estimulante, que Luka comenzó a percibir la llegada de su orgasmo en cualquier instante. Pensó en qué hacer durante algunos segundos mientras ella volvía a colocar su erección dentro de su boca para mamársela con mucho ímpetu por lo excitada que se sentía, hasta que no pudo aguantar mucho más. —Mari, ya casi...
Clavándole la mirada azulada otra vez desde abajo, se quitó el miembro de la boca y suspiró, rebotando aún sobre la cadera de Adrien. —Ok... —Le hizo un gesto al rubio para que detuviera sus movimientos y se sentó encima de su pelvis meciéndose en forma circular y lenta, con su interior completamente lleno con su dura masculinidad, para poder dedicarle unos momentos exclusivos a Luka y así hacerlo llegar al clímax. Comenzó a llevar la sensible piel de la hombría hacia adelante y hacia atrás de manera rápida con una de sus manos, mientras que mantenía su boca abierta con la lengua levemente fuera para recibir lo que en próximos instantes saldría de él.
—En la boquita? —Preguntó alucinado el músico ante lo pornográfico de la situación, acomodando algunos cabellos que la muchacha tenía sobre su rostro.
—Aham... —Confirmó sin interrumpir los movimientos de sus manos.
El rubio prestaba atención a la imagen frente a él, a la vez que acariciaba las piernas de su amiga, subía hacia su cadera y llevaba las yemas de sus dedos hacia su abdomen con suavidad para no desconcentrarla de lo que hacía, pero para recordarle que también se encontraba ahí. Le resultaba bastante raro estar observando en vivo y en directo una felación que no fuera hacia él sino que para otro hombre, realizada por una chica que en ese mismo momento tenía todo su miembro metido dentro de su cuerpo. Mucho más extraño era que esas dos personas fueran Luka y Marinette, en su casa, en su cama. Aún así, le resultaba fascinante lo que ella era capaz de hacer gracias a un simple sueño, pareciendo tan tímida para los demás que no la conocían en profundidad.
No pasó demasiado tiempo hasta que, acompañado de pesada respiración y discretos gemidos de Luka, el blanco y espeso líquido aterrizó sobre la lengua de la jovencita en tres disparos bastante erráticos, haciendo que se derramara sobre una de las comisuras de sus labios, su mentón y su enrojecido cuello. —Hermosa vista. —Dijo de forma graciosa acariciándole la frente, empujándosela levemente hacia atrás para corroborar que su semilla hubiera desaparecido dentro de esa cálida y húmeda cavidad.
Marinette rio en tono seductor a la vez que limpiaba su mentón y cuello con la palma de su mano. —Me traerías un pañito húmedo de mi bolso que quedó en la sala, por favor? Necesito limpiarme, me dejaste pegajosa.
—Jajaja, claro, enseguida te traigo. No vaya a ser cosa que a alguien más le de asco. —Deslizó irónicamente refiriéndose a Adrien que, tras escucharlo, alzó una ceja, aún recostado en la colchón. Se bajó de la cama y caminó hasta la puerta de la habitación en busca de lo pedido por su ex novia.
Tras verlo salir, la azabache volvió su mirada enamorada hacia el chico debajo suyo y le sonrió con dulzura. —Cómo... Cómo te sientes?
—Bien, preguntas por lo que acabo de presenciar? —Indagó besándole el dorso de su mano limpia, levantando apenas su torso para quedar apoyado sobre sus antebrazos.
—Jeje... Sí. —Afirmó coloreando de rosado sus mejillas.
—Estuviste estupenda. Por qué te avergüenzas? No te preocupes por mí, yo la estoy pasando genial. —Él elevó por completo su cuerpo y se sentó, acomodándose contra el respaldar de la cama, con ella aún encima suyo y con su hombría dentro de su intimidad. —Puedo moverme ahora?
—Sí, hazlo. —Respondió risueña al mismo tiempo que apretaba adrede las paredes internas de su femineidad a modo de señal.
La ojiazul ni siquiera había completado su frase que Adrien ya había retomado sus embestidas desde abajo, ayudado por el rebote del colchón y de tener como punto de apoyo en su espalda lo acolchado del respaldar, haciendo que soltara suaves gemidos llenos de placer y deseo por estar teniendo sexo nuevamente con la persona de sus sueños, después de su idiotez y de dejar pasar un año y medio haciéndole creer una tonta mentira.
—Marinette... Podríamos, quizás... —El joven quiso aprovechar la ausencia del otro muchacho para proponerle algo a su compañera pero un gemido fuerte lo interrumpió y desconcentró.
—Ay, estás muy duro, me encanta! —Exclamó apretando sus párpados en respuesta al gran goce que estaba sintiendo.
Sonrió dejando escapar aire por su nariz y la embistió un poco más fuerte, olvidando lo que iba a decir. —Así estoy por ti. —Hundió su cabeza entre los pechos expuestos gracias a que ella se había encorvado sutilmente hacia atrás, para lamerlos y mordisquear su frágil y ya marcada piel sin dejar de moverse dentro suyo.
—Por... Por mí? —Preguntó entre gemidos.
—Sí, por ti. —Se mordió el labio al mismo tiempo que la veía gozar con los párpados apretados. —Sostente de mi cuello.
—Pero... Pero tengo la mano pegajosa por...
—No me importa, sujétate que te voy a voltear.
La chica hizo caso al pedido y pasó sus brazos por detrás del cuello para apoyarse en su espalda. El rubio dio un giro hacia su derecha, anteponiendo sus manos para no aplastarla con el peso de su cuerpo, y la colocó sobre la cama sin salir de ella.
—Ahora es tu turno de disfrutar por completo. —Le acomodó las piernas para que estuviera más cómoda y empezó a penetrarla de forma rápida y constante, haciendo que sus suaves gemidos anteriores se convirtieran en gritos cortos que se salían de su boca curvada en una sonrisa.
Luka, apresurado tras escuchar los sonidos de Marinette, entró de regreso al cuarto, con el paquete de pañitos en su mano y frunció el entrecejo al contemplar como aquellos dos se complacían mutuamente, de nuevo, como si él no estuviera. —Oigan, me voy dos segundos y ya me excluyen? No te querías limpiar?
—Quien fue a Sevilla, perdió su silla... —Contestó irónicamente y entrecortado Adrien, logrando que la azabache riera entre sus quejidos de placer que cada vez se volvían más intensos.
—Pero si solo... —El músico se quedó en silencio tras reconocer los gestos en el rostro de la jovencita, que indicaban que realmente estaba disfrutando y decidió no entrometerse para que gozara por completo. Volvió a subirse a la cama, ante la mirada atenta y de lado del rubio, para quedarse sentado de piernas cruzadas junto a ellos, aceptando en su interior lo mucho que lo estaba volviendo a excitar ver a Marinette así. Se dio unos segundos de espectador mientras esperaba que su cuerpo se recuperara del todo y, al notar que su respiración se tornaba cada vez más pesada, llevó su mano hasta su miembro para comenzar a estimularse a si mismo.
La chica abrió los ojos durante unos instantes y giró su sacudida cabeza para mirarlo masturbándose, le sonrió con una expresión muy alejada de su personalidad habitual, despidiendo lujuria por sus ojos azules. Regresó a apretar sus parpados a la vez que inclinaba su frente hacia atrás y abría su boca para dejar escapar gemidos en alto volumen ahora que Adrien le había levantado una pierna y se la había colocado sobre su hombro para profundizar sus penetraciones. Se podía oír lo húmeda que estaba con cada embestida que entraba y salía de su intimidad, gritaba y se aferraba a la espalda de su amigo clavándole las uñas, demostrándole que faltaba demasiado poco para que explotara en placer.
Obviamente, el ojiverde se dio cuenta de lo cerca que ella se encontraba de tener su orgasmo porque sus paredes internas se contraían con más fuerza que antes. Para poder pegarse más a su cuerpo, le indicó con un golpecito en el lateral de su muslo que le envolviera la cintura con ambas piernas en el momento en el que se inclinó sobre ella y soltó el agarre de la que tenía sobre su hombro. Marinette se enroscó cual serpiente, entrelazando sus tobillos por detrás de la tonificada espalda, quedando en completo contacto de cuerpo a cuerpo con él.
—Vas a acabar para mí? —Le susurró al oído sin dejar de balancearse con intensidad y ritmo perfecto sobre ella, intentando que el tercer involucrado en el trío, que seguía observándolos hipnotizado moviendo su mano de arriba hacia abajo sobre su propia hombría, no escuchara.
La azabache le respondió de manera afirmativa con un gemido ahogado a la vez que le mordía el labio inferior con desesperación. Estaban tan pegados que el sudor de ambos cuerpos ya era uno solo, colaborando con la estimulación de las zonas más erógenas de la chica que se rozaban con presión pero sin dificultad contra el pecho y la pelvis de su eterno amor adolescente.
—Tomo eso como un sí... —Intensificó sus movimientos a la vez que la besaba y gemía a la par suyo, cruzando sus miradas de tanto en tanto ya que estaban muy cerca.
En silencio, Luka observaba sabiendo, por su experiencia con ella, que Marinette estaba a casi nada de alcanzar su clímax. Con toda la voluntad que podía encontrar dentro suyo, se mordía la lengua para guardar las indicaciones que se moría de ganas de darle a Adrien para que complaciera a la jovencita que estaban compartiendo, pero, la quería tanto, que priorizó lo importante de ese momento para ella antes que su deseo de que fuera, por siempre, para él. Estaba celoso, muy celoso, jamás imaginó que le iba a costar tanto involucrarse en una situación así con la azabache de por medio, pero, a este punto, no había vuelta atrás. La veía retorcerse, mover sus pies de manera incontrolable y murmurar incoherencias, entre otras cosas, así que comenzó una cuenta regresiva en su mente. —5... 4...
—Ay, no pares, por favor, no... —Exclamó quejándose, aferrada al rubio como si no fuera a haber un mañana.
—3... 2...
—No pienso detenerme. —Comentó apretando los dientes, aumentando todavía más la fuerza con la que entraba y salía de ella, pero sin cambiar el rítmico sonido de choque de sus pelvis.
—1...
Con un grito agudo y entrecortado y casi fusionando la piel de su pecho contra la de Adrien, Marinette anunció claramente que había alcanzado su orgasmo en el instante exacto en el que la cuenta regresiva de Luka había llegado a su fin. Sus senos subían y bajaban debido a lo agitado de su respiración, su cabeza reposaba hacia atrás, sobre la cama, mientras que el rubio le acariciaba la frente y le peinaba con los dedos hacia los costados algunos cabellos humedecidos por su sudor, aún sobre ella, tratando de no aplastarla con el peso de su cuerpo. Antes de que ella volviera por completo en sí, el joven ladeó su mirada hacia el otro muchacho que observaba en silencio sentado de piernas cruzadas y todavía sobándose; le sonrió con orgullo de lo que había logrado, Luka solo alcanzó a alzar ambas cejas en aprobación, cuando estaba convencido por dentro de que había sido él quien la había dejado casi lista.
Los ojos azules de la chica se reencontraron con los verdes frente a su rostro y llevó las manos que reposaban en la sudada espalda hasta las mejillas del rubio para, tiernamente, besarlo en una actitud de agradecimiento por tan grata sensación. —Ah, que rico... Ahora sigues tú, Adrien... —Comentó traviesa, observando también de lado a su ex novio para regalarle una sonrisa lasciva al ver que se seguía masturbando con lentitud. —Tienes calor, Luka? Tus mejillas están rojas...
—Yo no le diría calor, sino que estoy terriblemente excitado, Mari. —Soltó su hombría para demostrarle lo dura que estaba. —Tú apresúrate que quiero cogérmela de nuevo. —Ordenó al rubio, quien lo miró algo despectivo a la vez que comenzaba a moverse, entrando y saliendo de la chica.
—No molestes. —Respondió Adrien tras acomodarse sobre la cama, pasar sus manos por debajo del trasero de la ojiazul para cambiar levemente su ángulo y abrirle las piernas con el fin de tomar más impulso en sus embestidas.
—Ah! Ah! —Gemía de manera aguda y melódica, ya que aún se encontraba sensible después de un orgasmo tan intenso. No podía quitar sus ojos del rostro del rubio, que se decoraba progresivamente con sensuales expresiones de placer y bufidos pesados sin perder nada de ritmo al metérsela.
Luego de unos cortos minutos de entrar y salir de su intimidad, se retiró y, junto con un obsceno pero excitante sonido de su garganta que escapó de entre sus labios, derramó su esperma sobre el abdomen de Marinette a la vez que sacudía su miembro con intenciones de guiar los disparos y no hacer un enchastre. —Uuuuff... —Resopló con alivio y una sonrisa al mismo tiempo que limpiaba el sudor de su frente con el dorso de su mano, con la otra, acarició el muslo derecho de la muchacha que lo observaba recostada con fascinación. Aunque, al instante, esa fascinación pasó a ser de él tras presenciar como la azabache tocaba con su dedo índice su abdomen, en los lugares donde había aterrizado su eyaculación, y se lo llevaba directo a sus labios para saborearla. El ojiverde tragó grueso, sacudió su cabeza para volver a la realidad y bajó de la cama para buscar algo para limpiarla y atenuar la ansiedad de Luka que la acechaba como un depredador a su presa, acercándose lentamente a ella, gateando sobre el colchón.
—Cuál te gusta más? —Preguntó el joven músico recostándose junto a Marinette mientras el otro le pasaba un pañuelo sobre el vientre y retiraba los restos de su orgasmo, prestando atención a sus movimientos.
—Eh? Crees que es momento de preguntar algo así? —Frunció su entrecejo y desvió su mirada para simular estar ofendida.
—Solo quiero saber a quién le sabe mejor.
—Ay, por favor, Luka... —Bufó Adrien negando gracioso, alzando los brazos al mismo momento que caminaba en dirección al cuarto de baño.
—Mira, te voy a responder en contra de mi voluntad porque no quiero generar ninguna competencia entre ustedes, pero... Los dos saben diferente, lo que no implica que la maldita leche sea algo delicioso para mí... —Respondió inflando las mejillas y cruzando los antebrazos.
—Y si no te apetece para qué te la tragas? —Luka la tomó del mentón para colocarla frente a su rostro y mirarla a los ojos, queriendo intimidarla.
—Porque se que a los dos les gusta eso...
—A los dos... Oye, espera, también a él? —Se exaltó como si hubiera olvidado que el rubio y su ex novia ya habían estado juntos.
—No voy a andar diciéndote todo lo que hice con Adrien! —Exclamó abriendo la boca, sintiéndose algo invadida y enojada.
—No, Marinette, no le digas, se pondrá aún más celoso. —Agregó Adrien hablando en voz alta desde el baño, acompañado del sonido del retrete desagotándose, volviendo la situación graciosa.
Con sus dos brazos, el músico rodeó la cintura de Marinette para pegarla a su cuerpo de manera brusca, a modo de paliar las sensaciones extrañas que lo atacaron luego de caer en cuenta de que el encuentro entre su ex y el otro chico debía haber sido mucho más significante de lo que había imaginado, por más que siguiera sin entender por qué todo había quedado ahí, sin trascender, a pesar de ser consciente de los callados sentimientos de la jovencita.
—Jamás estaría celoso de una sola noche cuando yo hace más de tres años y medio que te tengo para mí... —Le suspiró al oído en el mismo instante en el que le lamía el lóbulo, la ponía de costado y guiaba su miembro hasta su intimidad para penetrarla desde atrás, en posición de cucharita. —Shhh... —La calló colocándole la palma de la mano sobre la boca, antes de que siquiera comenzara a hablar. —Sé que no eres de mi propiedad, pero siempre vuelves conmigo. —Susurró en voz baja, deslizó sus dedos para acariciarle los labios y ella respondió lamiéndoselos entre suaves gemidos, dejando de lado sus ansias de hacerle entender que en eso no tenía razón. El joven recorrió el delicado abdomen con sus uñas, marcando un camino enrojecido hasta llegar a su clítoris y enfocarse en movimientos circulares para estimularla a la vez que entraba profundo y salía de su interior.
Adrien se acercó hasta ellos y subió a la cama de rodillas, se recostó sobre su costado derecho y quedó frente a frente con Marinette que suspiraba aliento caliente con los ojos cerrados, con una pierna levantada y apoyada sobre las de Luka para darle mejor acceso a su femineidad, aferrada al brazo que la sostenía por los pechos, su cabeza reposaba de lado sobre el colchón y de tanto en tanto se inclinaba hacia atrás para ser mordida y besada por él.
Lentamente, el rubio volvió a excitarse, poniéndose muy duro, desesperado por entrar también en acción para complacerla aún más aunque no sabía cómo ya que el de cabello azul la tenía por completo acaparada para él, pero, ni bien la azabache abrió sus ojos y lo vio, estiró la mano que tenía libre para tomar su miembro.
—Bésame... —Suplicó entre gemidos y sacudidas de su cuerpo por los golpes de la pelvis de su ex sobre su trasero, mientras lo acariciaba. Él acudió a su pedido de manera inmediata, plantando en sus hambrientos labios un apasionado beso, que se interrumpía de vez en cuando para soltar quejidos de placer en los que el de ojos verdes aprovechaba para mordisquear con entusiasmo el fino cuello a su disposición.
Luka lo estaba dando todo de sí para lograr satisfacerla de nuevo y que tuviera otro orgasmo porque, aunque moría de ganas de demostrar de lo que era capaz, la protagonista principal seguía siendo Marinette; sabía que no faltaba demasiado porque, por más que no quisiera reconocerlo pero gracias a la participación de Adrien y lo excitada que la ponía, ella se volvía gradual y crecientemente más apretada. Esa era la presión que también lo estimulaba muchísimo a él, al igual que lo bien lubricada que se encontraba de manera natural.
Al percibir que un calor extremo se iba apoderando rápidamente de todo su cuerpo, que le hormigueaban las piernas y que su corazón parecía escaparse de su pecho para tratar de controlar su agitada respiración, la azabache llevó su mano derecha hacia atrás y clavó con fuerza sus uñas en la balanceante cadera del músico y así conseguir indicarle sin palabras que necesitaba más intensidad en ese preciso y crítico momento pre-clímax.
Entendiendo el mensaje, Luka tomó aire y potenció lo más que pudo los movimientos de su cadera y de su mano que aún seguía jugueteando con el clítoris de la ojiazul. —Con que quieres más duro... Así? —Preguntó en voz alta, apretando los dientes.
—Sí! Así, así! —Gritó, pasando el brazo que tenía contra la cama por detrás del cuello de Adrien que la admiraba maravillado mientras le pellizcaba los pezones, para apretarlo contra su pecho en esa necesidad de sentirlo bien cerca. Gimió de manera grave y entrecortada en algunos espasmos de su cuerpo que evidenciaron su segundo y fuerte orgasmo, en el medio de esos dos jóvenes que, cada uno a su manera, la estaban haciendo gozar en extremo su fantasía.
Justo en el momento en el que el de cabello azul se dispuso a continuar sus embestidas para acompañarla en esa carrera de lujurioso placer, Marinette se quejó, corriéndose hacia adelante para que saliera de ella. —No, Luka, espera...
—Otra vez? Qué pasa? Estás bien? —Le preocupó el tono de su voz.
—Sí, lo estoy pero...
—Estás cansada? —Preguntó Adrien acariciándole el mentón con dulzura.
—No es que esté cansada pero, jeje... —Se rio tímida, como si fuera el momento indicado para sentirse, irónicamente, avergonzada. —...hace más de una hora que me la están metiendo sin parar y creo que necesito un descanso... —Llevó su mano a su pubis en un gesto de leve dolor.
Ambos muchachos cruzaron miradas algo sorprendidos de haber olvidado el detalle de que, más allá de lo potente de su fantasía de hacer un trío con los dos, el objetivo era que ella disfrutara y no sobre exigirla más allá de lo que pudiera pedirles.
—Oh, claro Marinette, por favor! —Exclamó el rubio tras darle un pequeño beso en los labios y moverse un poco de su lado para darle espacio.
—Pobrecita, lo siento. —Luka le besó el hombro por detrás e imitó al otro joven, se arrodilló sobre la cama y le tendió la mano a la ojiazul para ayudarla a que se sentara.
—Tampoco para que se pongan así... Son muy exagerados! —Rio mientras se pasaba las manos entre los cabellos para peinarse hasta que tras unos segundos se sintió algo intimidada. —Por qué me miran tanto?
—Porque eres lo más bello para mirar en ésta habitación, que quieres, que lo mire a él? —Respondió gracioso el músico, estirando sus brazos hacia arriba para descontracturarse.
Adrien soltó una carcajada. —Estoy de acuerdo con Luka, eres lo más hermoso de ésta habitación. —Comentó haciendo que miles de mariposas revolotearan dentro del estómago de la azabache. —También me intriga qué dirás cuanto te mires al espejo.
—Por qué? Qué tengo? —Comenzó a tocarse el cuerpo por todos lados, desesperada.
—Jajaja! Ya puedo imaginarlo... "MALDITA SEA!" —El de ojos celestes la imitó agudizando su voz y sacudiendo sus manos, recibiendo un empujón de parte de la chica que se levantó apresurada por ir al cuarto de baño dentro del dormitorio para ver su reflejo.
—Voy por algo para beber... —Dijo el dueño de casa escapándose disimuladamente de la habitación en dirección a la sala de estar.
Luka quedó sentado en el borde de la cama, inclinándose hacia un lado para intentar observar a su ex desde adentro del baño. Inspiró profundo y, como había hecho un rato antes, comenzó con su cuenta regresiva, pero esta vez en voz baja. —3... 2... 1...
—MALDITA SEA! ESTOY TODA MARCADA!
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