Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Las ebrias no mienten

Viernes 24 de diciembre. Las calles de París se encontraban cubiertas de incipientes copitos de nieve que habían comenzado a caer desde el cielo nocturno. Hacía frío, pero la belleza de las decoraciones navideñas y lo blanco de las aceras eran capaces de calentar el alma de cualquier persona que transitara por ahí. 

Un pequeño grupo de amigos se preparaba para hacer su propia celebración en un apartamento en el último piso de una de las esquinas más típicas de la ciudad. Ahí, Alya, la temporal dueña de casa ya que sus padres y sus hermanas se habían ido a visitar familia en las afueras, junto con Nino y Marinette se encargaban de tener todo listo para comenzar a recibir al resto de sus invitados.

—Nino, mueve esa mesa un poco más contra la pared para dejar más espacio para bailar, puedes tú solo? —Ordenó Alya a su novio.

—Claro que puedo, nena! UHHMM —Se jactó el chico sobre esforzándose, sin éxito.

—Ah, dios! Ahí voy a ayudarte, no quiero que rompas nada o mis padres me matarán. Marinette, cómo van esas pizzas?

—Todo bajo control! —La azabache levantó el pulgar mientras tenía la cabeza prácticamente metida adentro del horno para que nada se quemara. Estaba muy entusiasmada ya que se encontraría con varios de sus compañeros de la escuela a los cuales hacía algún tiempo que no veía después de la graduación, por lo que quería que saliera todo bien. 

Alya y Nino terminaron de acomodar la mesa y la sillas en el lugar adecuado, y prepararon el sistema de audio para que él se encargara de musicalizar la noche. Sobre la barra que dividía la cocina de la sala, habían colocado vasos, cuencos con snacks y algunas bebidas con y sin alcohol para que todos pudieran elegir. Más tarde, se serviría la comida y cosas dulces que Marinette había traído de la Panadería gracias al buen gesto de sus padres.

Un sonido agudo y fuerte los interrumpió; era el timbre que anunciaba que alguno de los chicos había llegado. La dueña de casa tomó las llaves y bajó las escaleras para recibir a sus primeros invitados. 

—Oh, pero qué puntualidad! —Exclamó la morena al subir junto con Rosita, Juleka y Luka, haciéndolos reír. —Pasen y pónganse cómodos, si quieren me pueden dar sus abrigos para que los deje en mi habitación.

Al escuchar la risa del muchacho de cabellos pintados de azul, a Marinette se le erizó la piel e inmediatamente volteó su rostro hacia la puerta ya que, el haber sido novios hace algunos años atrás le había dejado esa sensación de nervios ni bien lo veía, aunque luego se acostumbrara y todo transcurriera de manera cómoda y natural. Su noviazgo no duró mucho más que unos tantos meses, porque Luka era consciente de que ella siempre tenía en su corazón a otro y a pesar de que la quería con locura, no creía justo para ninguno de los dos estar metidos en una relación que a la larga no llevaría a ningún lado. Actualmente, eran buenos amigos y, de tanto en tanto, cuando las condiciones se daban, pasaban la noche juntos.

El joven cruzó la puerta detrás de Alya, Rosita y su hermana y lo primero que divisaron sus ojos fue a Marinette que simulaba no prestar atención a quienes habían llegado, haciéndose la ocupada en la cocina. Él la conocía bastante bien como para analizar sus gestos y saber que por poco tenía los ojos en la nuca por seguramente haberlo escuchado. Se acercó lentamente hasta ella luego de haberle entregado su abrigo a Alya, se colocó a escasos centímetros de su espalda y con su profunda y calmada voz, saludó a su ex novia. —Hola, Mari.

La azabache chilló y dio un pequeño brinco por el susto al escucharlo tan cerca, a pesar de que había sentido como alguien se aproximaba desde atrás. —Ah! Hola... —Arrastró su voz para demostrar calma. —No los escuché llegar...

Luka rio al no creer esa mentira blanca, pero aún así no se lo recriminó. —Veo que otra vez te esclavizaron en la cocina. Siempre es una buena decisión, de cualquier manera... Necesitas ayuda?

—No, no pasa nada, en algo con lo que seguramente no sea torpe, tenía que colaborar... Y parece que la cocina es uno de mis fuertes, según me dijo Alya. —Marinette sonrió calmándose de a poco.

—Yo sé que también tienes otros talentos. —Le insinuó irónicamente, rozando el doble sentido pero de forma muy pacífica.

Antes de que pudieran continuar su charla, Nino se arrimó hacia ellos con dos vasos de contenido desconocido que Marinette usualmente hubiera rechazado por ser mala bebedora, pero sintió que quizás sería muy necesaria una ayuda de ese calibre para sobrellevar la noche junto a sus amigos, su ex y cualquier otro contratiempo.

*-*-*-*

A medida de que la noche avanzaba, el timbre sonaba con cada invitado que llegaba a la casa de Alya. Entre ella y Marinette se turnaban para bajar a abrir, ya que Nino estaba encargado de la música y de preparar alguna que otra bebida de bienvenida para sus amigos.

Con la mayoría de los jóvenes en el lugar, la fiesta como tal ya había dado inicio. La música sonaba fuerte, todos disfrutaban de la comida, se divertían y conversaban sobre los planes para esa fecha tan especial. Salvo por... Marinette. Ella se sentía perseguida por la presencia de Luka, a pesar de que él estaba en sus propias cosas y la estaba dejando bastante tranquila, por lo que se escudaba teniendo siempre en la mano un vaso del cual beber, lleno.

—Amiga... Cuántos daiquiris de frutilla vas? —Alya la observó en detenimiento a causa del incipiente rubor rosado que atacaba sus mejillas.

—Ah, así que así se llama esto? Es muy rico, Nino me dijo que era muy suave y que no me preocupara. —Contestó la jovencita haciéndose la tonta.

La morena alzó una ceja. —Marinette... Eso tiene ron, deberías tener cuidado más que nada por tu baja tolerancia al alcohol, a menos que quieras terminar dormida en el medio de la sala en tan solo un rato. Qué tratas de apaciguar?

—Nooo, amiga, tranquila! Solo me he tomado un par... Y no pasa nada, lo único que quiero es divertirme en Navidad! —Contestó algo animada, abriendo ambos brazos.

El sonido del timbre las volvió a interrumpir.

—Niña, te toca a ti bajar a abrir, puedes mantener el equilibrio todavía? —Preguntó Alya siendo consciente de quién era el último invitado en llegar.

—Pfff, claro que puedo! —Salió corriendo hacia la puerta aún con el vaso en la mano muy entusiasmada, mientras que su amiga negaba tocándose la frente y sonriendo. Bajó las escaleras prestando mucha atención de no volcar su bebida con cada escalón a medida que iba dando pequeños sorbos, posó su mano en el picaporte y abrió. Del otro lado, la figura del famoso modelo esperaba con unas bolsas colgando de sus manos. Marinette abrió la boca bien grande en sorpresa y exclamó. —ADRIEN!

El rubio alzó sus cejas atónito al recibir un fuerte y prolongado abrazo de la chica a la cual hacía poco tiempo que no veía.

—Ahhh, qué gusto que hayas llegado, te estábamos esperando! —Le dijo sin despegarse de él.

—También me da gusto verte, pero podría pasar? Hace un poco de frío... —Pidió con una sonrisa nerviosa apretando los dientes debido a la efusividad.

—Oh, qué modales los míos! Pasa, pasa... —Lo soltó muy en contra de su voluntad, lo dejó entrar y cerró la puerta detrás suyo con un fuerte empujón de su cadera.

—Marinette, estás bien? Te noto más... Jovial que de costumbre... Qué estás tomando? —Le preguntó extrañado al observar su inusual comportamiento y el pequeño detalle de que había bajado a abrirle con un vaso en la mano.

—Ah, esto? Se llama daiquiri. O mejor dicho, se llamaba porque ya me lo terminé. —Rio traviesa. —Pero no nos quedemos aquí, subamos que la fiesta está arriba! —Apuntó hacia la puerta al final de la escalera levantando su brazo, haciéndolo soltar una carcajada. —Qué llevas en esas bolsas? —Le preguntó subiendo detrás de él, sorbiendo el último trago de su vaso.

Adrien se giró para mirarla en la escalera. —Traje algunas cosas para compartir entre todos, no quería llegar con las manos vacías después de que ustedes se hayan encargado de organizar la fiesta.

Marinette inspiró con fuerza, llevó sus manos junto con el vaso vacío hasta su mejilla y suspiró sonoramente. —AHHH, Adrien! Siempre tan bueno, considerado y hermooooso... Digo, digo, generoso, eso, generoso...

El rubio alzó las cejas, sonrió y siguió subiendo a la vez que negaba ladeando su cabeza.

*-*-*-*

La celebración era todo un éxito. Nino sí que sabía elegir la música indicada para que todos se divirtieran y bailaran sin preocuparse de nada, hasta había hecho un remix perfecto de la canción más famosa de Mariah Carey (All I want for Christmas is you). La sugerencia de Alya de comprar gorritos de Santa para repartir a sus amigos también había dado resultado para elevar el espíritu navideño junto con las galletas decoradas que Marinette había traído de la Panadería de sus padres.

Todos la estaban pasando genial, salvo por una muchacha que se encontraba recluida sentada en el sofá a modo de castigo por haber bebido tanto, mientras su amiga, la dueña de casa, la obligaba a beber agua para "limpiarse por dentro". 

—Alyaaaa, no quiero más aguaaaa... —Se quejaba Marinette tironeando de la blusa de su amiga y devolviéndole el vaso.

—Tienes que beber un poco más para sentirte mejor, no puedes ni mantenerte de pie! —La morena le volvía a entregar el vaso con agua.

—Pero estoy bien!

—Claro que no! A ver, cuántos dedos te estoy mostrando? —Extendió su mano frente al rostro de la jovencita cuyas mejillas ardían en rosado.

Ella entrecerró los ojos debido a la dificultad que tenía para enfocar la vista y contestó muy segura. —Tres! No, cinco! No... Siete?? —Se preguntó a sí misma en voz alta, muy confundida.

—Ay, niña, te estoy mostrando un solo dedo... Ves que mal estás? —Se tomó la frente resignada.

—No, tú me estás engañando, te aprovechas de que estoy ebria...

—Pero hasta lo estás admitiendo! Estás mal!

La azabache chistó, llevándose el dedo índice a los labios y la tomó de un hombro, acercándola para hablarle al oído. —Shhh, pero no le digas a Alya...

—Maldita sea, Marinette! Yo soy Alya! —Le gritó sacudiéndola de los brazos para intentar hacerla reaccionar. —Creo que el agua no es suficiente... Mejor te traigo un café. Quédate aquí, NO TE MUEVAS que ya vengo.

La chica asintió exageradamente, moviendo su cabeza de arriba hacia abajo demasiadas veces con una gran sonrisa en su rostro.

Alya se giró y salió caminando muy concentrada en ir a buscar el café para su amiga, esquivando a los que bailaban en el centro de su sala de estar solamente iluminada por un juego de luces láser que Nino había comprado hace un tiempo para animar sus fiestas. Estaba casi por llegar a la barra de su cocina cuando Adrien la detuvo intrigado por verla tan molesta.

—Alya, qué te pasa? —Le preguntó extrañado.

La morena gruñó. —Es que Marinette me saca de quicio! Bebió de más y no quiero que empeore, así que voy a hacerle un café ya que toda el agua que le obligué a tomar no le hizo ningún efecto.

—Ah, con razón se ve así, tan chistosa por demás...

—Sí, pero a mí no me da ninguna gracia, porque sé que mañana se va a sentir muy mal y me echará la culpa a mí. Ah! Ya que estás aquí, podrías hacerme el favor de ir a controlar que no haga ninguna idiotez hasta que le prepare el café? —Le pidió encarecidamente apoyando su mano en su hombro.

—Sí, claro, dónde está?

—Está ahí, en la esquina del sofá... —Alya señaló a un lugar que ahora se encontraba vacío. —Ves? Ya no está donde la dejé! Maldita ebria!

—Espera, ya la vi, está yendo para el balcón... Voy por ella. —Adrien salió corriendo para evitar un posible desastre. Llegó hasta la azabache que intentaba abrir la puerta de vidrio pegando manotazos al aire con un vaso en la otra mano. —Marinette, qué haces? Alya te dijo que la esperaras en el sofá!

La chica giró exageradamente su cabeza y lo miró con el ceño fruncido. —Oh, Adrien! Justo necesito tu ayuda... La perilla no deja de moverse y no puedo salir al balcón!

—Bueno, Marinette... Primero, dame ese vaso que por lo que veo no tiene agua sino whisky, segundo, afuera está nevando y el frío te va a enfermar si sales así vestida, tercero, volvamos al sofá y esperemos a Alya a que venga con tu café. —Le quitó la bebida, la apoyó en una mesita que estaba al lado de la puerta de vidrio, la tomó de los hombros para tratar de guiarla al sofá pero ella se clavó al piso.

Levantó su dedo índice tras un intento frustrado de recuperar su vaso. —Primero, no es whisky, es bourbon. Segundo, estoy caliente y por eso quería salir...

Adrien la interrumpió. —Querrás decir que tienes calor...

—No, estoy caliente. —Se detuvo un segundo a mirarlo. —Tú me pones caliente con ese maldito gorro de Santa Claus en tu cabeza...

—Ok... —Se rio por la elocuencia de su borracha amiga.

—Y tercero... Qué era? —Marinette arrastraba las ultimas vocales de cada palabra.

—Que hay que regresar al sofá.

—Que quieres en el sofá? Ay, qué atrevido... Pero está lleno de gente... —Le apoyó la mano en la boca con fuerza desmedida. —No es como cuando nos graduamos y esperamos a que todos se fueran de la casa de tu padre para hacerlo en el sofá de tu habitación, esto es Navidad! —Dijo en voz muy alta acercándose a él cada vez más.

Adrien se alteró y ahora fue él el que le tapó la boca con su mano. —Shh, Marinette, no era que nadie tenía que enterarse de eso? —Quitó su mano al instante al sentir la lengua de la muchacha acariciarle la palma.

Ella sonrió achinando los ojos. —Por qué dijimos esa estupidez? Si la pasamos bien rico.

—Shhh, Marinette, tú fuiste la que lo sugirió, no sé por qué!

—Uhm... Tienes razón. Qué idiota. —Sacudió sus manos en disgusto. —Pero eso tiene solución... —Se abalanzó sobre él colgándose de su cuello y, al igual que una niña en un columpio, comenzó a reírse en tono travieso.

Desde el otro lado de la sala, Luka observaba la situación entre el rubio y su ex novia, sin perderse ningún detalle pero con mucho disgusto, ya que había intentado acercarse a ella durante gran parte de la noche sin éxito alguno, gracias a las hábiles evasiones de Marinette, como sus constantes idas al baño, hasta conversaciones con otros de sus amigos que él no deseaba interrumpir para no ponerla más nerviosa. Era consciente de que ella había estado tomando bastante de más y que seguramente, debido a su baja tolerancia y nula costumbre al alcohol, ya se encontraba en otro plano.

Muy en su interior, se moría de intriga por averiguar sobre qué hablaban Adrien y Marinette que ameritara tan poco espacio personal y juego de manos como se veía desde donde él estaba. Ella se arrojaba sobre el rubio sin cuidado, colgándose de su nuca con sus brazos y debido a la diferencia de altura sumado a la graciosa forma en la que flexionaba sus rodillas, sus pies quedaban suspendidos en el aire, obligando a que él la tomara de la cintura para evitar que ambos se cayeran. La mezcla entre sus celos, curiosidad y una pizca de enojo movieron de manera involuntaria las piernas de Luka, llevándolo directamente hasta donde los otros dos hacía rato que entraban en contacto de forma tan torpe.

Llegó al lado de ellos en cuestión de segundos, atravesando la sala en zig zag para no empujar a nadie. Se aclaró la garganta para llamar la atención de alguno de los dos, pero decidió hablar directamente con Adrien al ver que Marinette estaba fuera de sus cabales. —Qué le pasa?

El rubio giró su rostro de inmediato al escucharlo, a la vez que esquivaba los manotazos de la muchacha en sus mejillas. —Ah, Luka, menos mal que viniste, necesito ayuda... Creo que bebió mucho de más, está bastante alterada y no deja de hacer y decir tonterías... Alya me pidió que la controlara mientras ella le traía un café pero se está demorando y sólo no puedo, tiene mucha fuerza en este estado...

Luka soltó una carcajada al entender la situación. —Pasan los años y no cambia, no aguanta el alcohol. —Comentó dejando entrever lo mucho que la conocía tras haber estado en pareja con ella. —Extendió los brazos para intentar controlarla. —Mari, ven conmigo, no molestes a Adrien así, que seguramente tiene que hacer otras cosas...

—Pero ella no me está molestando, Alya me pidió específicamente a MÍ que la cuidara. Que se esté descontrolando no implica que no me quiera hacer cargo de ella, solo necesito un poco de asistencia para poder llevarla hasta el sofá. —Contestó Adrien un poco molesto por el comentario algo antipático y competitivo por parte de Luka.

La azabache reaccionó a la familiar voz del joven de ojos celestes volteando la cabeza lentamente y dejándola ladeada hacia su hombro izquierdo, observándolo con la mirada entrecerrada. —Lukaaaa... Mira, estoy con Adrien, lo conoces? —Soltó una de sus manos del cuello del rubio para acariciar la mejilla de Luka.

—Sí, lo conozco, Mari. Ven conmigo... —Insistió con sus brazos abiertos ante la sonrisa maliciosa de Adrien, que le molestaba por demás.

—No, no, tú ven. —La joven ebria bajó su mano hasta uno de sus brazos y lo atrajo violentamente hacia ella, para quedar colgada de los hombros de ambos al mismo tiempo, sin nada de espacio personal. —Es que necesitas verlo más de cerca para admirarlo... —Le dijo hablando absurdamente fuerte a lo que ella creía que era su oído y un susurro.

Adrien no podía parar de reír ante la incomodidad del otro muchacho, mientras los dos estaban pegados a Marinette. Pudo ver por encima de la cabeza de ella como su amigo Nino se acercaba sigilosamente entre los que bailaban y los flashes de las luces láser con el teléfono en mano dispuesto a dejar plasmada en video cualquier cosa que pudiera llegar a pasar. 

—Ahora sí... —Exclamó la azabache con una expresión de placer e inocencia y una gran sonrisa. —Estamos los tres, como en MI SUEÑO!

Nino llegó en menos de un segundo junto a ellos con su móvil a la altura de su rostro, ya filmando. —Hola, amigos, qué pasa por aquí que están tan pegados los tres?

—Ninooo... —Marinette no dejaba de arrastrar cada vez más la última vocal de cada palabra. —Has visto? Está Adrien y Lukaaaa, los dos, como en mi sueño!

Tanto el rubio como Luka se miraban entre ellos intentando entender la situación.

—Sueño? Qué sueño, Mari? —Preguntó insidioso Nino, tras haber aprendido a sacar información de la manera más hábil gracias a su novia.

 —AHHH! Cierto que a ti no te lo he contado... —Se tomó un segundo para inspirar con profundidad y soltar la lengua. —Resulta que...

Alya llegó lo más rápido que pudo con un café en la mano, interrumpiendo la potencial catástrofe de la cual ya estaba al tanto por haber hablado de ese "sueño" con su amiga. —Niña! Te dije que te quedaras en el sofá... Por qué no vamos ahora nosotras solas hacia allá?

—OH! Alya, volviste! Antes hablé con una chica de lentes que me dijo que bebiera, pero le pedí que no te contara que estaba ebria.

—Pero Marinette, ya te dije que esa era yo! Y que tenías que beber agua! —Alya se tomó la frente totalmente sobrepasada.

—Bueno, no solo no estaba bebiendo agua, si no que era whisky. —Adrien la delató divertido.

—Que era bourbon! —Se quejó la azabache.

—Nena, no interrumpas, no ves que Marinette nos iba a contar sobre su sueño...? —Deslizó Nino aún filmando con su teléfono. 

—Es cierto! —Exclamó Marinette. —En mi sueño estaba Adrien, y también estabas tú... —Señaló a Luka apoyándole la cabeza en el hombro.

—No es necesario, amiga... Vamos a tomar el café... —Alya, nerviosa, apretó los dientes.

—...y los dos estaban conmigo...

—Pero, Mari, los dos, contigo? —Preguntó el chico de cabello teñido de azul finalmente atacado por la curiosidad.

—Sí! Los dos juntos, pero sin ropa...

Tanto Adrien, como Luka, como Nino, levantaron sus cejas, a los tres se les cayó la mandíbula y se miraron entre sí.

—Menuda declaración, Marinette! Y qué más? —Gritó Nino entusiasmado por haber registrado eso con su móvil. 

Alya, furiosa y preocupada por su amiga, en menos de un segundo corrió hasta la misma mesa donde había quedado el vaso con bourbon para dejar el café, pateó la rodilla de su novio e intentó arrebatar a la azabache de entremedio de ambos muchachos para ponerla a salvo de su propia humillación ante todos sus ex compañeros que habían enfocado su atención hacia el lugar donde ellos estaban. El problema fue que no consideró que Marinette estaba siendo sostenida por Luka y Adrien ya que ni se podía mantener en pie, por lo que al zafarla del agarre cayó de rodillas al suelo.

—Auch! Por qué me lastimas así! Pensé que eras mi amiga! —La jovencita chilló exageradamente en esa misma posición, proporcionando una imagen deplorable que Alya consideró como un límite más que suficiente para preservar su integridad.

—Suficiente, Marinette! Chicos, ayúdenme a llevarla hasta mi habitación... Me quedaré con ella un rato porque no está para nada bien, y tú deja de filmar, maldita sea! No entendiste que te lo pedí con una patada? —Gritó molesta a Nino.

Adrien y Luka reaccionaron enseguida agachándose al mismo tiempo pero intercambiando miradas de confusión por lo que la chica acababa de confesar en este estado etílico. La levantaron uno de cada lado, Adrien desde las axilas y Luka desde las piernas, para llevarla hacia la habitación de Alya.

La dueña de casa los guió hasta su cama, les indicó que la dejaran allí y fue hacia la puerta para echar a Nino de ahí, quien intentaba seguir grabando toda la secuencia. Una vez que Marinette ya estaba sobre el colchón, se quedaron de cerca observándola mientras ella les sonreía con sus mejillas en ardiente rosado.

—Oh, sí, se está cumpliendo... —Dijo la joven ebria comenzando a levantarse el sweater, dejando a la vista su sostén.

—No, Marinette, qué haces? —Adrien la detuvo tironeando hacia abajo de su prenda para volver a cubrir su estómago.

Al estar tan a su alcance, la azabache posó su mano directa y descaradamente sobre la entrepierna del joven, haciéndolo dar un salto eléctrico hacia atrás. —Qué, vamos a hacerlo con ropa? Qué sucio, Adrieeenn... Me encanta.

—Hacer qué, Mari? —Preguntó Luka buscando más detalles sobre lo que ya había entendido sobre el sueño de la chica frente a ellos.

—Ay, por favor! —Marinette se sentó de golpe en la cama. —Vamos a coger o no?

Alya se volteó instantáneamente al escuchar a su amiga enterrarse en un pozo del cual consciente no sería capaz de salir jamás y corrió para cubrirle la boca con su mano. —Chicos, váyanse del cuarto, por favor. Ella no está bien.

Los chicos, aún anonadados ante la intensa declaración, se miraron entre sí y acataron la orden de la morena sin chistar, cerrando la puerta.

----------------- 🌺🌺🌺🌺 -----------------








Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro