Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

48

— ¿¡Te has vuelto loca!? — Alyssa se ha trastornado completamente ante lo que hace unos instantes le había planteado. Su mirada nerviosa no miraba un punto fijo y sus manos estaban más temblorosas que nunca.

— A estas alturas, Alyssa, es lo más probable — suspiré agarrando mi cabeza —. Pero sé que esto es lo mejor para Adler, es lo que él hubiese querido.

— No voy a desconectar a mi hijo, Mía. Él aún está aquí, míralo por favor — se aferró a su inmóvil cuerpo como si eso pudiera en cierta forma, devolverlo a la vida. No a la que está viviendo ahora, esa vida que tanto disfrutaba. La vida que tanto me empeñé en mejorar —. Aún esta aquí... respira.

— Gracias a un manojo de cables y un respirador — derramé más lágrimas, las cuales no dejaban de brotar por mis mejillas, y la tomé por los hombros; sin antes acariciar la mano de Adler —. Alyssa, nadie más que yo entiendo lo que tú y Fred están sintiendo en estos momentos, siento que una gran parte de mí está muriendo. Pero nada podrá devolverme a la persona que más amo en esta tierra. Es por eso que creo que debemos darle la oportunidad de descansar. Él ya está cansado, fue un luchador de principio a fin y vivió una larga vida en tan poco tiempo. Lo he pensado bien, por ningún motivo a la ligera, y créeme, aún no comienzo a asimilarlo, sobretodo si aún puedo verlo. No sé qué será de mí de ahora en adelante, estoy desolada, desamparada... pero sé que Adler merece paz. Y sé que tanto él, yo y todos, estaremos mejor si su hermosa alma puede verdaderamente descansar.

— No quiero dejar a mi hijo atrás, no quiero olvidarlo, no quiero vivir un día sin poder recordarlo. — Temblaba mirando hacia un punto fijo, ese punto era Adler.

— Desconectarlo sería la obra más noble que podrías hacer por él. No es digno, para nadie. El cuerpo es sólo un envase. Su esencia está en mí, en ti, en todos. Piénsalo un segundo, todo lo que quieras en realidad, pero hazlo, piénsalo. — Salí de la habitación después de acariciar la mejilla de Adler. Caminé decidida buscando en mi celular un medio de transporte a través de una aplicación en mi teléfono y en un segundo iba camino a casa. Busqué mi antiguo cuadernillo, ese en el que solía o suelo escribirle cartas. Hojeé un par de hojas, intentando encontrar aquella vez que entre lágrimas escribí para él.

Apreté mis ojos con fuerza y recordé:

— No estoy viendo una película... ¿Te acuerdas de Natasha Richardson? ¿La actriz de Juego de gemelas? — Asentí con la cabeza sin saber hacia dónde iba el rumbo de esta conversación — Ella era su esposa. Hace bastantes años sufrió un accidente en la nieve y sufrió de muerte cerebral.

— Eso es tan lamentable. Sí había escuchado sobre su muerte.

— No es lo que me conmueve. Por alguna extraña razón, hicieron una promesa que si algún día alguno de ellos se encontraba en esa situación, ellos mismos se encargarían de desconectar a su amado. No dejarían que siguiera muerto en vida — suspiró serio. Analítico con una apariencia extraña. Volvió a dirigirse a mí —. ¿Y qué crees? Él cumplió.

— Qué bonito — respondí desconcertada —, y deprimente.

— ¿Harías eso alguna vez si llegase a pasar conmigo? — No me dejó terminar de hablar. Temía que dijera eso. ¿Qué pasará por su mente al pensar que algún día podríamos pasar por eso?

— ¿Qué demonios estás hablando, Adler? — Pregunté cada vez más nerviosa — ¿Qué te dice que estaríamos en una situación así?

— Nada, y a la vez todo

...

— Yo... no sé si podría ser feliz con otro hombre. No si en algún momento tuve la dicha de conocerte, Adler. — Sollocé como una niña. En sus ojos había arrepentimiento. Me tomé muy a pecho lo que para él era algo incierto y que probablemente olvidaría en un par de días.

— No debes preocuparte de eso ahora. No sabemos nada de nada. Sé que hay que agradecer que estamos vivos, y todas las cursilerías de la vida es una sola, sólo se vive una vez, y es es verdad. Sí es bonita la promesa que ellos hicieron. Acabar con eso de una vez por todas. Dejar descansar. Dejar ir. Creo que eso sería un acto de bondad y nobleza muy bonito.

Punzadas en el pecho sentía que me estaban apagando lentamente, porque recuerdo como si fuera ayer cuando me planteó aquella muestra de amor, que inmediatamente quise sacar de mi cabeza, porque no quería ponerme en esa situación mentalmente. Pero como si Adler hubiese tenido una pequeña bola de cristal, así nos encontrábamos en estos momentos.

Finalmente di con la carta que buscaba. La carta número quince.

15

16 de septiembre, 2018

Estimado cómplice:

Compañero de tantas aventuras, de tanta lujuria.

Te amo. Me duele pensar en un día en el que no estés, en especial si ahora dentro de todo, estás y te sientes excelente. Es por eso que me ha desconcertado tu frialdad al hablar de los momentos que la mayoría de la gente suele evitar. Porque jamás se me ha pasado por la cabeza que en algún momento algo así podría pasar. Que incluso yo podría dejar el mundo el día de mañana.

Pensaba que ya nos había tocado suficiente. Y sí, nos ha tocado suficiente.

Pero estamos juntos, ¿no?

No necesitamos más.

Era iluso de mi parte sentir que le tenía más cerca que nunca, como si ahora su recuerdo fuera más que un recuerdo, y que ahora esa parte de él que vive en mi cabeza, haya cobrado vida, y guíe mis inciertos pasos, hacia donde realmente debo caminar.

Con mayor seguridad sabía que debía dejarte ir, y lo más pronto posible.
Para que finalmente tú, ojitos de estrella, puedas volar a lo más alto del cielo, y te conviertas en la estrella más brillante y bonita de todas.

Tomé todas las cartas, cuadernos y las arrojé a una bolsa que dejé en la maleta del auto. Me causó más de un escalofrío sentir tu perfume al entrar al auto, y sentí tan ajena nuestra casa, ya que llegué y no me recibiste con una sonrisa, entré y no escuché una carcajada tuya, mucho menos te besé como cada vez que llegaba a nuestro lugar especial.

Manejé nuevamente hacia el hospital y lo más rápido que pude, me recosté a tu lado, como si fuera una tarde después del trabajo, como si estuviésemos por ver una película de Leonardo DiCaprio.

Una media hora después sentí ligeros golpes en la puerta. Levanté la mirada y se trataba de Alyssa y Fred, quienes se acercaban a mí con pasos inseguros.

— Hola... — Ambos dijeron al unísono.

— Hola... — Respondí de la misma forma.

— Le he comentado a Fred sobre lo que me has planteado — tomó la palabra Alyssa, en su rostro no había expresión alguna, se acercó un par de pasos hacia la camilla y tomó el rostro de su hijo como si de la más fina porcelana se tratara, logrando hacerme recordar la manera en la que él me trataba —. Me ha hecho entrar en razón y ha logrado hacerme entender que nuestro hijo estará mejor... en el cielo. Me es muy difícil apoyar la decisión, pero sé que tú conociste a Adler a niveles emocionales, espirituales y en todo aspecto de una manera en la que jamás podría haberlo hecho. Confío en que tú sabrás lo que es mejor para él, y que siempre han estado tan compenetrados, que esto es exactamente lo que él habría querido.

— Gracias — me acerqué emocionada y la abracé con mucha fuerza — . Gracias, de verdad. Adler estará muy feliz. Lo siento en mi corazón. Podrá descansar, esta vez en serio.

— Es muy difícil — sollozó —, sé que no podré estar en el momento en el que su respirador sea desconectado...

— Pero yo sí —  dije sin pensarlo —, estaré ahí con él, recordándole lo mucho que lo amamos, incluso si no puede escucharnos.

— Pienso que debería estar aquí un día más con nosotros... —  habló Fred — para que todos sus seres queridos tengan la oportunidad de despedirse de nuestro chiquillo —. Su voz se quebró y Alyssa no tardó en unirse a sus sollozos y se abrazaron. En mi corazón, había una angustia tremenda, pero sólo bastaba ver a Adler en esa camilla para saber que lo que estaba por suceder, era realmente lo correcto.

Tendría un día más, un día en el que no me separé ni un segundo de su lado.
Sentía que este era el momento para recordar cada detalle de la persona que más amé en mi vida. Mañana sería el día en el que Adler estaría aún más cerca de nosotros, paradójicamente.
Me senté a su lado y tomé mi cuadernillo, lo abrí y sólo quedaba una hoja en blanco. Lo miré detalladamente, y luego volví a mirar la hoja sin contenido.

Me armé de valor y comencé a escribir.

37

1 de febrero, 2019

9:35 PM

Adler:

Empecé escribiendo estas cartas para sentir una especie de desahogo, sentía que era la oportunidad de hablarte sobre todo, sin darte mayores preocupaciones de las que ya tenías. Pero el día de hoy, se ha vuelto una necesidad.

¿Cómo será la coincidencia? Esta es la última página disponible en mi cuaderno.

¿Será esta la última carta que escribiré para ti? ¿Será que aquí se termina verdaderamente todo?
No, aunque incluso a ti te sorprenda mi respuesta, no.

Las cartas se acabarán, pero la vida recién comienza, y tengo miedo de no poder afrontarla sin ti a mi lado.
¿Pero quién dijo que no estarás conmigo? Serás ese angelito que guiará mis pasos, nuestros pasos. Tu bondad siempre traspasó cualquier límite.

Y aunque hoy me duela el alma tras en poco tiempo dejarte partir, sé que esto es lo que querrías, y si de algo estaba segura, como le he comentado a Alyssa, es que dejaste un rastro en cada rincón de este mundo. Sí, tu esencia está en mí, en todo lo que tocaba el sol, en las aves; los árboles, puedo jurar que lograré encontrarte en una linda melodía, y mucho más rápido, en las estrellas. Cuando cierre mis ojos y pueda recordarte, cuando algún día nos volvamos a encontrar.

No pienso despedirme, porque sé que volveremos a encontrarnos, y esperaré paciente a ese día, y por ahora, viviré la vida que me hubieses obligado a vivir. Sin remordimientos, sin limitaciones. Vivir con el alma al aire y con el corazón como vestimenta. Con transparencia e intensidad. Porque la vida es tan efímera, que ni tiempo habrá de conformidad. 

Hasta pronto, estrellita.

Muy buen viaje.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro