Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

47

Por primera vez, se acabaron los milagros.
Por primera vez ya no existen las segundas oportunidades.
Y aunque el dolor en el alma era desgarrador, no había nada que pudiera hacer al respecto.

Nada podría devolverme al amor de mi vida.

Completamente sedada, pasaba cuidadosamente esa barrera del dolor, en la que es tan intenso; que dejas de sentir. Así comenzaba a asimilar que no volvería a verle tan animoso cuando pasaban su programa favorito en la tele, o lo feliz que era cuando le preparaba un plato que desde ya se veía del asco, pero para él era la gloria; sólo porque yo lo habría hecho.

Está, pero no está. Tan cerca y a la vez tan lejos. Podía sentir aún su aroma tan peculiar a metros de él, aún sin verlo desde que se lo llevaron en esa camilla.

De todas las cosas, jamás pensé que esto pasaría, no de esta forma. Una parte de mí tendría miedo a perderlo siempre, y otra deseaba aferrarse a la idea de que lo peor ya había pasado, que no importa cómo, él seguía con vida y a mi lado,
pero esta vez es diferente.

Tenía pavor de entrar y ver lo que estaría ante mis ojos, esa persona que he conocido toda una vida...
La estrella que iluminaba mi cielo todas las noches, la que me hacía sentir y soñar... amar con cada fibra de mi ahora tan pequeño ser.

Sentí la mano de Ashton en mi espalda, dándome fuerzas para entrar a la habitación de Adler y luego se alejó para darme privacidad.
Después de unos segundos, logré hacerlo. Sin antes admirarlo y respirar hondo en su cuello. Deseaba impregnarme de su esencia, de todo lo que Adler Cox significaba.

Cómo vino a pasar esto, pensaba mientras escondía mi rostro en su pecho.
Lo que más dolía, es su aspecto que lo hacía ver como si en esos momentos tomara una siesta.
Era verlo dormido, era verlo abatido después de un largo día.
Era verlo, con los mismos ojos; con el mismo amor de cuando solía observarlo dormir plácidamente. Dándome cuenta de lo afortunada que he sido, y pensando, ¿cómo, de todas las personas en este mundo, me tocó la más increíble?, ¿esa que jamás creí merecer?

Saber que las cosas no volverán a ser así, que no volveré a escuchar su dulce, pero a la vez grave voz; me hacían sentir helada. Ese sentimiento de ver cómo la vida te pasa por delante, y tú sólo puedes quedarte petrificado, sin emoción. Sin aire.

Rozaba con mi dedo índice su mentón, podía asegurar que si estuviera despierto se quejaría y pondría de mal humor porque la barba comenzaba a picarle.
No me moví de su lado en toda la tarde, observaba las maquinarias a las que estaba conectado. Le hablaba como si pudiera escucharme, lo sentía a mi lado como si nada hubiera pasado.

Pero la vida nos pasó, el destino.

Alguien tocó la puerta ligeramente y segundos más tarde divisé a Alyssa asomándose para ver a su hijo, con una mirada desgarradora, un semblante inerte, completamente abatida.

— ¿Puedo? — Preguntó sentándose a mi lado.

— Claro, te dejaré a solas con él. — Iba a levantarme pero tomó delicadamente mi muñeca, haciendo que permanezca en mi lugar.

— Esta bien — asintió sin emoción —, quédate, por favor. — Comenzó a derramar unas cuantas lágrimas; a hacer exactamente lo mismo que hice cuando lo vi por primera vez en este estado hace no mucho.

En eso entra una llamada que no quería contestar. Era del trabajo, mi jefe. Podrá entender que en estos momentos no quisiera existir, pero no dejaba de insistir, y a la tercera llamada me armé de valor y contesté.

— ¿Hola?

— Ay, al fin contestas — sentí un suspiro a través de la llamada —. Te necesito en la oficina a más tardar en una hora.

— Lo siento, Elton. Pero no será posible, probablemente mañana tampoco. ¿Hay algo que puedas decirme por el teléfono?

— Necesito que hagas algunas modificaciones en el final del libro, los editores me han dicho.

— Lo haré.

— Necesito el final corregido para mañana, deberás agregar un poco más de diálogo, eso fue lo que me han dicho. Está algo a medias, y ya sabes que eso no me gusta para nada.

— Adler ha sufrido de muerte cerebral producto de un golpe en la cabeza hace no mucho, estoy en el hospital, está a mi lado. — Por su parte, sólo había silencio en la línea.

— Wow, no sé que decir — por primera vez en mi vida lo escuché algo desconcertado y a la vez, ¿empático? Tartamudeaba y no lograba ser directo —. Lo lamento mucho, Mía. En serio.

— Gracias, este es un dolor que no le deseo a nadie. — Cerré los ojos y tomé mi frente con una mano esperé su respuesta que nuevamente tardó en llegar.

— De la forma más amable posible, voy a pedirte que tengas todo listo para mañana. Es urgente, necesitamos las correcciones lo más pronto posible. En verdad lo lamento, no tengo opción. — Y pues, era muy bueno para ser verdad. Seguía siendo el mismo idiota insensible y arrogante de siempre. Antes hacía esto por Adler, pero ahora que he abierto los ojos, ha llegado el momento de hacer las cosas por mí misma, es lo que él hubiese querido.

— De la forma más amable, Elton Banks — suspiré haciendo una pequeña pausa, armándome de valor —. Vete a la mierda.

— ¡Mía! Sé que es difícil, pero-

— ¡No tienes puta idea de nada! Ese es el problema — alcé la voz en completo descontrol, liberándome de toda la rabia que había sentido alguna vez por situaciones como estas. Malos tratos, críticas no constructivas y abuso laboral —. No sabes lo que se siente tener a la persona que más amas en el mundo, entre la vida y la muerte, tener la convicción y seguridad que jamás volverás a hablar con ella, escucharle, verle sonreír. No tienes idea del infierno que tuve que vivir, de cómo rezaba para llegar a fin de mes. Tú sólo sabías lucrar con mi trabajo, sin importar mis problemas.

— Mía, de verdad lo siento. Tienes razón, no sé lo que estás sintiendo. — Permaneció en silencio y cuando estaba por dignarse a hablar, lo interrumpí.

— Renuncio. — Me sorprendí a mí misma, también.

— No sabes lo que dices, no puedes renunciar ahora. Te pido una disculpa.

— Elton Banks, renuncio. No lanzaré mi próxima entrega con ustedes, y hagas lo que hagas, con un abogado solucionaré las cosas. Renuncio, y no podrás recibir ni un peso de los trabajos que haga de ahora en adelante.

— Nos necesitas, Mía. No será tan fácil.

— ¿Los necesito? — Pregunté irónica — ¿O ustedes me necesitan a mí? — La soberbia se apoderaba de mí, estaba agotada de tener que tratar con gente como él, me aseguraría de no pasar por algo así otra vez en mi vida — Vete al carajo, ya te lo dije una vez; no temo decírtelo dos veces. Arreglaremos esto cuando esté apta, pero dejo en claro que no se publicará este libro. — Sin más, corté la llamada.

Aquí tienes tu corrección, idiota. Pensé. La angustia que me causó darme cuenta que en estos momentos no tengo trabajo, fue reemplazada por un alivio instantáneo. Cualquier persona pensaría que estoy loca, entre lágrimas, tengo una sonrisa de oreja a oreja.

Tengo la convicción, sé que Adler está muy orgulloso de mí.
Ya no tendría que soportar sus malos tratos, nunca más.
Limpié mi rostro y la felicidad rápidamente volvió a esfumarse, volví a sentirme abrumada y a estar en la realidad.

Porque Adler no podrá abrazarme y felicitarme por la gran decisión que he tomado. Está aquí, pero no podrá asegurarme que todo estará bien, que saldremos de esta juntos, y que lo más importante era mi felicidad. Que merecía algo mejor, siempre me lo dijo.

— He escuchado todo — Alyssa rompió el silencio —, estoy segura que Adler está muy orgullosa de ti por haber tomado esa decisión.

— Claro que sí, por fin soy libre — exclamé con amargor en la boca a pesar de estar feliz por aquello, tomando cuidadosamente la mano de Adler y plantando un beso en ella.

— Mi niño — ella acariciaba su cabello con profunda tristeza. Yo suponía, que por lo que acababa de hacer, este sería el mejor día de mi vida, pero de ahora en adelante no habrá más consuelo y presentía que cualquier cosa buena se vería opacada por una mala —, qué buena suerte tuviste en tener a esta gran mujer para apoyarte en todo momento.

— A todos, Alyssa. Todos explotábamos de amor por Adler, al igual que él por nosotros.

— Oh, te amaba con locura. Te ama, aún sigue... aquí. — Carraspeó su garganta y yo sonreí inconscientemente producto de los miles de pasajes que surgieron en mi mente en tan pocos segundos. Momentos inolvidables que guardaré siempre en mi mente y corazón.

— Y yo también lo amo a él, con locura — tomé delicadamente su mejilla y sonreí apenada —. No sé qué voy a hacer sin escuchar el chirrido de sus ruedas contra el piso flotante todo el día... — Sentía tanto que me era imposible retratarlo. Sentía alegría ante su recuerdo, tristeza ante la realidad y nostalgia al pensar en todos sus buenos momentos.
Y ahora es cuando verdaderamente pensaba:

¿Qué voy a hacer sin ti, Adler?

Sí, aún estás acá de cierta forma, pero a la vez tan distante.
Un día te apagaste y no volviste a brillar más.
Me niego a obviar tu recuerdo, me niego a obviar tu rastro en mí.
Es cierto, que las cosas cambiaron para siempre una vez, y han vuelto a cambiar, lo harán constantemente, pero tú, querido mío;

siempre serás esa vocecilla en mi cabeza, esa que siempre he tenido, pero que por primera vez, jamás querré callar.

Estarás en mi caminar, en mi sentir, en mi pensamiento.

Una gran parte de mí quiere que toda mi vida pase rápido para volver a estar a tu lado, que me recibas con los brazos abiertos. Y otra parte quiere vivir con aún más ganas, como si esa parte tuya que quedó inevitablemente dentro de mí, viva conmigo.

— ¿Y cómo lo haremos? — Preguntó Alyssa sacándome de mis pensamientos — ¿Vivirá contigo... conmigo? Sé que probablemente sea un dineral tener los medios para cuidar de alguien en la condición de Adler, pero estoy dispuesta a hacerlo.

— ¿Qué? — Pregunté extrañada, mi voz apenas se escuchaba.

— Entiendo si es mucho trabajo, no te sientas culpable.

— ¿Alyssa? — Ella asintió sin entender hacia dónde iba la conversación — Creo que debemos desconectarlo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro