30
Me desperté al alba para preparar las cosas para el día de hoy. Era muy importante para nosotros que todo saliera de maravilla. Era la primera vez que invitábamos formalmente a nuestras familias a casa después del accidente. Nuestros padres, mis hermanos con sus respectivas parejas y sus hijos.
Queríamos que todo saliera bien, porque era lo mínimo que podíamos hacer por ellos, darles una cena de acción de gracias inolvidable, como siempre nos han dado a nosotros.
A fin de cuentas, será el momento para celebrar que de a poco estamos volviendo a la estabilidad. Deseo con todas mis fuerzas que así sea.
Compramos mucha comida, que sé que sobrará porque ellos por ningún motivo llegarían con las manos vacías. Adler había estado ansioso toda la mañana, lo escuchaba cuchichear con Victoria. No sabía de qué trataba tanto alboroto. Lo que sí sabía, era que yo me sentía de la misma manera, las desventajas de ser una maniática perfeccionista.
Me encontraba en la cocina cuando los escuché hablando.
— Entonces, vamos a dar una vuelta, guapo. — Sugirió Victoria. El chirrido de la silla se intensificó y en un segundo supe que estaría por entrar a la cocina.
— Me da pena que Mía esté trabajando sola mientras yo salgo a pasear — sonreí al escuchar lo considerado que era. En este tipo de situaciones siempre se excluía porque le daba coraje y vergüenza no ser útil, pero es notablemente considerado al intentar quedarse en casa. Además, siempre preguntaba su opinión.
— Claro que sí, pero después de nuestro paseo, ¿no? — Dijo algo frustrada. Algo no me parecía bien.
— Bueno... déjame preguntarle si está de acuerdo — en eso se abre la puerta y finjo no haber escuchado nada de la conversación —. Hola, Mía. — Dijo sonriente.
— Hola, lindo — sonreí dejando un par de vasos en el lavavajillas —. ¿En qué andan?
— Quería preguntar si podemos salir a dar una vuelta por el vecindario, Victoria y yo — preguntó nervioso —. Sé que debería darte apoyo moral pero esto me está estresando un poquito, irónico lo sé. — Victoria posó una mano en su hombro, instintivamente la mirada se me fue a Adler.
— Claro, no te preocupes. Aquí estaré preparando todo. — Le di un beso en los labios y luego seguí picando vegetales para la cena.
— ¡Gracias! — Respondió emocionado — Victoria promete ayudarte cuando volvamos, ¿cierto?
— Claro, apenas lleguemos. — Dijo servicial. En ese momento, sin más se fueron, dejándome sola en la cocina. Pronto llegaría una ayudante para dejar las cosas listas.
Esa pequeña salida fue de dos horas. Dos horas en las que yo parecía pulpo. A pesar de que Adler no pudiera ser ayuda como a ambos nos gustaría, siempre apreciaba su compañía o apoyo mientras hacía las cosas, pero en estos momentos no parecía importarle en lo más mínimo.
¿Qué podrían hacer que han tardado más de dos horas? Todo esta cerrado por lo demás, no es como si hubiesen ido al centro comercial o a algún otro lugar.
Me arreglé para la cena y me puse un vestido verde esmeralda que a Adler tanto le gustaba. Me maquillé ligeramente y volví a mis labores.
Como si hubieran leído mis pensamientos los escuché entrar por la puerta trasera.
— Oh, Dios. Y cuando casi caiste al piso — escuché reír a Adler, Victoria reía a la par. Fui a encontrarlos y su rostro cambió —. Mía, hola. Perdón, se nos hizo algo tarde, espero que no te molestes.
— No te preocupes, se ve que han pasado un buen rato — intenté no verme molesta, era el día de acción de gracias, después de todo. Debía tratarse de estar agradecido por todas las cosas buenas que la vida te da, como la familia, salud, amigos, por eso debía mantenerme serena — ¿Sabes? Viendo la hora, creo que ya es tiempo de que vayas vistiendo tu nuevo atuendo para la cena.
— Ven, Adler — dijo Victoria —. Vamos a cam-
— Yo lo hago — por alguna razón, no dejé que terminara de hablar. Vomité esas palabras y accidentalmente no lo dije en un buen tono —. Tú ve a la cocina, por favor — sonreí nerviosa—. Necesito en estos momentos el horno precalentado, ya en cualquier momento pueden llegar los invitados.
— Entendido, luego me iré a casa. — Asintió caminando hacia la cocina. Le agradecí y subimos a la habitación para rápidamente cambiarlo.
— Te vas a ver tan lindo con ese color. — Sonreí con su camisa que elegí el otro día sobrepuesta en su cuerpo. Todas las gamas de colores le sentaban de maravilla, y es que no me canso de repetir lo hermoso que es. Sus ojos lograban mimetizarse con cualquier color que vistiera, su aura también. Bello por dentro y fuera; muchos podían decir eso de Adler Cox.
— Perdón por no llegar a tiempo, es que me entusiasmé paseando por la ciudad — rompió el silencio al respecto. Creo que no soy muy buena escondiendo mis emociones, a pesar de siempre hacerlo, porque captó en un segundo que algo andaba mal. Eso, o me conoce como la palma de su mano —. Estaba completamente vacía, todos estaban con sus familias o preparándose para la tarde. Se nos fue el tiempo sin darnos cuenta.
— No te preocupes, si pasaste un buen rato, pues es suficiente para mí — me senté en sus piernas observando el arrepentimiento en sus ojos —. Espero que te guste lo que he preparado... puré de papas a la mantequilla — comencé a besarlo por cada plato que decía. Él sonreía, sus ojos cada vez estaban más oscuros producto de las sensaciones del momento —, pavo con salsa de arándanos; y mi famoso pie de calabaza.
— ¿¡Pie de calabaza también!? — Exclamó emocionado. Asentí risueña, sabía que le encantaba y hace mucho tiempo que no lo cocinaba para él — ¡Este es mi día de gloria! — Volvió a besarme entre risas, cuando escuchamos un leve carraspeo que nos desconcertó por completo.
— Hey, hey. Hay niños en la casa. — Dijo mi hermano en una carcajada dejando un par de bolsos en el piso.
— ¡Ashton! — Reí corriendo a abrazarlo, venía correctamente vestido como siempre. En sus brazos llevaba un lindo ramo de flores — Para los anfitriones más increíbles — besó mi mejilla gustoso y luego le dio un ligero abrazo a Adler —. Sí que te has esmerado. No se te escapa ni un detalle, hasta el baño está increíble.
— ¡Te dije que alguien lo notaría! — Reí reprochándole a Adler quien si mal no recuerdo, había dicho que nadie lo apreciaría. Luego a su espalda corren dos pequeños remolinos para saltar a nuestros brazos. Martin y Rose, dos de mis sobrinos, habían entrado a la habitación seguidos de su madre, Sarah.
— ¡Mis mequetefres! — Los llené de besos y comenzaron a gritar intentando zafarse de mi agarre. Pero no, no los dejé ir, mis sobrinos eran lo más preciado junto a Adler, en mi vida.
— ¿Y nosotros qué? — Noah y James, los hijos de Sally estaban parados en el marco de la puerta. Sally no tardó en aparecer observando a sus hijos con tanto amor. Tampoco han sido tiempos fáciles para ella. Superando un cruel divorcio, custodia de sus hijos... Al menos el padre se preocupa de ellos y los ama con locura, lo que era más que suficiente para Sally.
— También tengo un par de besos para ustedes, vengan. — Los saludé y todos abrazaron a Adler quien no podía verse más iluminado al recibir tanto amor de sus sobrinos.
— Como les he echado de menos, niños.
— ¡Nosotros a ti, tío Adler! — Dijo Rose. Bajamos finalmente de la habitación para encontrarnos a los padres de Adler conversando junto a los míos.
— Norah, señor Hart. Qué alegría me da verlos. — Adler saludó a mis padres y yo saludé a los suyos.
— Alyssa, Fred. Sean muy bienvenidos. — Los abracé con mucho sentimiento, luego abracé a mis padres con tanto amor también, que el ambiente era sólo paz y cariño.
— Muchas gracias, hermosa — Alyssa sonrió cordial buscando a su hijo con la mirada — ¡Mi niño! — Lo abrazó con la misma calidez de siempre. Mi alma estaba alegre de verlo recibir tanto amor. Me adelanté y acomodé las ensaladas, acompañamientos y postres que todos trajeron.
— Esto se ve increíble. — Dije una vez que todo estaba listo. Encendí la chimenea y sin más, era tiempo de devorar los hermosos platos que seguramente sabían tan bien como se veían. Todos estábamos distribuidos por núcleo familiar, por lo que Adler y yo terminamos juntos en la cabecera. Incluso nuestra perrita Lolly tenía su plato de comida cerca del comedor.
— Ok — habló Ashton captando la atención de todos los comensales —, ¿alguno de ustedes niños, quiere decir una oración? — Entrelazamos nuestras manos y Rosie fue la primera en hablar.
— ¡Yo, yo, yo! — Levantó su mano impaciente causando la risa de todos en la mesa — Aprendí a leer — añadió levantando sus cejas, orgullosa de su logro. Una vez que consiguió la aprobación de su padre, comenzó a leer la tarjeta — Gracias Señor, por cada momento de mi vida, por cada sueño que me das y por cada bendición que me entregas. Gracias por mi familia y por la gente que me quiere.
— Gracias Señor, por cada momento de mi vida, por cada sueño que me das y por cada bendición que me entregas. Gracias por mi familia y por la gente que me quiere. — Siguieron sus primos y terminó el pequeño Martin. Luego para comenzar la cena, Adler leyó la última.
— Oh Dios misericordioso, te damos gracias por tu generosidad desbordante para con nosotros. Gracias por la bendición de los alimentos que comemos y especialmente por la fiesta de este día. Gracias por nuestro hogar, la familia y amigos, especialmente por la presencia de los aquí reunidos. — Besé su mejilla y dimos la señal que todos estaban esperando.
— ¡Al ataque! — Grité y todos comenzaron a comer. No me sorprendería si ese día subí una talla. Y es que es día de acción de gracias, nadie podía hacer excepciones en un día como este. Comencé a observar la escena y noté, por el rabillo de mi ojo, que Adler estaba haciendo lo mismo. ¿Cómo podíamos estar tan bien juntos, y aún así sentir un pequeño vacío? Como si algo nos faltara, siendo que lo tenemos todo.
— ¿Les gustó la comida? — Sally le preguntó a sus hijos, ambos, con la boca llena; asintieron.
— ¡Te amo, papá! — Martin besó a su padre con mucho amor.
— Yo también, hijito. No tienes idea. — Ashton besó la cabeza de Martin y solté un suspiro involuntario a la par con Adler. Estábamos pensando en lo mismo.
En las veces que hemos fallado.
Habíamos estado intentando por un par de meses convertirnos en padres, pero siempre ocurría algo. Adler no estaba lo suficientemente estable para criar un hijo, no teníamos el dinero o tiempo. Luego pasó lo de Hal y no hemos vuelto a intentarlo, mucho menos tocado el tema. No era algo que debía ser tomado a la ligera, no debía traerse al mundo así nada más a un alma inocente. No negaré que es una de las ideas más escalofriantes que ha escurrido por mi cabeza en mi vida. Porque sí, el hecho de que quiera ser madre algún día, no quita que tenga pavor de convertirme en una. Eso es lo bonito de la experiencia, me han dicho. No hay un libro, una receta para la crianza. Tus instintos y tu amor por ese pequeño ser que creaste, serán más grandes y te prepararán para afrontar lo que sea.
Lentamente volví a la realidad. Adler, quien estaba sumido en sus pensamientos, me sacó de los míos al pedir la palabra.
— Bueno, como dueño de casa junto a Mía, quiero hacer un brindis. Por favor, alcen sus copas — cuidadosamente posé su mano en su copa de vino mientras todos lo observaban expectantes —. Quiero agradecerle a cada uno de ustedes por estar aquí. No podemos estar más felices de estar reunidos todos juntos después de tanto tiempo. Quiero brindar por ustedes, porque la familia es lo más importante — brindamos y al parecer no había terminado —. También quiero brindar por mi preciosa, Mía. Quien se esmeró mucho en que todo saliera de maravilla. Soy tan afortunado... estoy muy agradecido de tenerte y tenerlos en mi vida. ¡Salud! — Todos alzamos nuestras copas, incluso los niños con sus pequeñas copas de plástico con jugo de manzana. Lo besé con un gran nudo en la garganta.
Esa noche nada pudo quitarme la sonrisa y el amor del corazón.
31
22 de noviembre, 2018
Amor:
Yo soy la afortunada de tenerte. Yo tengo la dicha de despertar cada mañana a tu lado y ver cómo esbozas una sonrisa al conectar nuestras cómplices miradas.
Gracias, por todo. Estoy agradecida de que la vida te haya puesto en mi camino. De lo feliz que me haces, de lo bien que nos hacemos mutuamente.
Me encantas, y no dejaré de repetirlo todos los días de mi vida.
PREGUNTA:
¿Cuál ha sido tu momento favorito de la historia?
El mío está por venir...
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