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Capítulo VI


Jueves, 8 de noviembre de 2019, 15:15


Taehyung podía sentir todo su cuerpo temblando. El resto del día pudo concentrarse un poco en su trabajo, pero para ser sinceros el noventa por ciento de su cabeza estaba llena de la mirada coqueta de Jeongguk, sus palabras y la manera en que con sólo acercarse un poco sentía sus piernas temblar.

No entendía. Jeongguk le dijo que... ¿era fan de sus letras? Sí, eso, y de la nada le dijo que gustaba de él. Se veía tan decidido que no podía dudar tanto de si lo decía de forma sincera o sólo para tener su atención. Aunque, ¿para qué iba a querer su atención? Taehyung no se consideraba la gran cosa.

Salió a cortos pasos del local. Estaba solo pues Jimin y Yoongi siguieron en su trabajo. Él prefirió ir a casa para poder relajarse y escribir en un ambiente totalmente cómodo: su cama.

Al salir se encontró con algo que realmente no imaginó ver en algún momento.

Era normal ver a Seokjin hyung y a Namjoon hyung comiendo fuera del edificio en las mesas con sombrilla que estaban esparcidas por la acera, sin embargo se confundió mucho cuando vio la figura de Jeongguk delante de ellos. Le estaba dando la espalda, así que el chico no podía saber que él estaba ahí, viéndoles con el ceño fruncido y la boca un poco abierta.

Namjoon era alguien un poco difícil de tratar por su actitud cerrada y mirada fulminante, así que se sentía con el derecho de estar tremendamente confundido cuando lo vio sonriendo tan cómodamente con el chico nuevo.

Dio un pequeño salto cuando Seokjin lo atrapó viéndoles.

-Oh, Taehyungie, ¿cuánto llevas ahí parado?

Él trato de sonreír, pero fue más como una mueca cuando Jeongguk se volteó y le vio. Su corazón acelerándose y su ser sintiéndose pequeño cuando él sí que le sonrió en grande.

-Acabo de salir...

-Tengo panecillos -oh, ahora lo notaba, las cajitas rosadas-, ¿gustas?

-Ah, no gracias, tengo un poco de prisa.

-¿Y por qué la prisa, hyung? -Jeongguk habló y tuvo ganas de decirle "tú cállate".

-Tengo trabajo que hacer con mi no-novela y... y... -Dios, quería patear la cara de Jeongguk para que dejara de sonreír y dejara de intimidarle ya que le ponía nervioso por lo que no podía a hablar correctamente.

-Tan siquiera llévate uno, traje demasiados pero Jimin y Yoongi siguen adentro.

-Está bien...

Se acercó los pocos pasos que le separaban de la mesa y esperó hasta que Seokjin le tendió una de las cajas con uno que otro panecito.

-Espero lo disfrutes -desea el mayor de todos mientras sonreía con amabilidad-. Son recetas nuevas. ¿Eres alérgico a algo?

-Uhm, al kiwi...

-Lo tendré en cuenta -espetó el menor mientras agarraba un panecito de chocolate.

-¿Y tú para qué? -Namjoon le preguntó con el ceño fruncido aunque tenía una pequeña sonrisa acusadora. Jeongguk sólo se encogió de hombros.

-Bueno... -Seokjin estaba con los ojos entrecerrados mirando fijamente a Taehyung pues éste ante el comentario se puso de un leve carmín-, ningún panecito tiene kiwi, disfrútalos.

-Gracias. Hasta mañana -y sin más, sale caminando rápidamente de ahí.


;;---;;


Tal como tenía planeado desde un principio, tan sólo se puso algo cómodo al momento de llegar a su casa, se acostó en su cama y prendió su laptop. A segundos ya tenía su novela ahí mismo, a sus ojos. Su mente aún estaba ligeramente perturbada por la anterior actitud del pelinegro, sin embargo esos pensamientos se fueron cuando notó que las letras sólo llenaban un cuarto de cuartilla.

¿Tan distraído había estado?

Odiaba estar así, con las mentes en las nubes y los dedos tan dormidos. No tenía prisa para terminar el libro, no obstante tampoco quería seguir pensando en un chico que sin pelos en la lengua le dijo que gustaba de él. Sólo fue algo de una tarde, seguramente al conocer su verdadero ser, Jeongguk saldría corriendo.

No pasó antes por eso, pues las personas que conocieron su historia (éstas pueden ser contadas con los dedos de una mano) se quedaron a su lado, tuvo la suerte de que fuera así, pero no le aseguraba que todos eran como Jimin, por ejemplo.

Ese chico le escuchó y le ayuda cada que está mal, no podía compararlo. Es su mejor amigo, alguien tendría que cuidarlo como él para que pudiese tomárselo en serio.

Jeon dijo muchas palabras bonitas, todos pueden hacerlo, ¿no? No es nada relevante. Aunque, para ser sinceros, aún debía de estar alerta con el chico. Dijo que leyó todas sus obras, y Taehyung en cada una dejaba una muy profunda parte de sí mismo. Es como estar semidesnudo, por lo que Jeongguk, si es inteligente, podrá adivinar que la infancia del peliazul no era... algo feliz.

Ante tantos pensamientos, Kim dejó la computadora de lado. No podía, no debía de trabajar así. Comenzaba a sentirse demasiado sensible, y cuando eso pasaba podía escribir de forma muy, muy subjetiva. Necesitaba separar los pensamientos de su personaje y los suyos, por lo menos que permanezcan como ahora mismo van. Está relativamente bien el ritmo de la novela, no debe arruinarlo con sus malos recuerdos.

Han pasado trece años, y aunque ya salió de las terapias por lo que se encontraba técnicamente en buen estado con su mente, hasta el día de hoy era capaz de sentir siquiera un poco de tristeza ante los amargos recuerdos.

Sólo tenía once años cuando sus padres le enseñaron lo enfermo que puede ser el amor, el infierno que se vive a causa del alcohol y lo repugnante que es ser el más débil.

Cerró los ojos.

-Jimin... -aunque fue un tono flojo, el mencionado pudo escucharlo.

-¿Sí? -dejó de lado el té de frutos rojos y se fue a sentar junto con Taehyung, quien se encontraba acostado en el sofá.

-¿Puedes pasarme la bolsa de gomitas? -señaló a la mesa del centro, donde se encontraba lo dicho.

Jimin lo hizo.

-Aun no entiendo tu obsesión con estos dulces -menciona el mayor al mismo tiempo que tomaba la bolsa-. Tienen más sabor agrio que dulce.

-Desde pequeño... -comienza a contar, mientras tomaba la primera gomita azul y la colocaba sobre la mesa. Jimin frunció el ceño- nunca me han gustado mucho las cosas dulces, así que mamá me compraba de estas gomitas. Desde la primera que probé -siguió colocando las azules sobre el mueble. El mayor cada vez más confundido-, han sido mis dulces favoritos -Park iba a decir algo, pero Tehyung le leyó la mente-: Cuando ella tenía que resolver problemas en casa, me ponía a separarlas por color y luego comerlas.

-Ah, ahora entiendo... Y... ¿cómo está tu mamá?

-Muerta -el mayor casi se atraganta con su propia saliva-, todo a causa de los problemas en casa -terminó con las azules, siguió con las amarillas.

-Y-Yo... Perdón.

Kim detuvo su acción y le volteó a ver. Desde su cabello hasta sus zapatos.

-Mamá era alguien muy amable y divertida -dice mientras sonríe-. Me contaba sus perfectas calificaciones, era alguien muy educada que no mataba ni a una mosca -terminó con las amarillas, siguieron las moradas-. Nunca tuvo que pasar por algo fuerte en su vida, ni siquiera la muerte de mis abuelos porque estaba bien mentalizada ante eso... Pero no estuvo mentalizada para recibir a un monstruo vestido de príncipe a su vida.

Esto se volvió muy íntimo, y Jimin sabía que no podría logar que Taehyung callara.

-Las mejores personas son las que más sufren, ¿has oído eso? -Jimin asiente repetidas veces-. Pues, mi madre no sólo era la mejor persona del universo... Este tipo de gente también suele ser -se relame los labios, añadiendo cierta tensión al ambiente- las más débiles. Pequeña tonta... -espeta a la nada, sus ojos comenzaron a cristalizarse, Jimin estaba a un pelo de entrar en pánico-. ¿Por qué dejaste que él te golpeara tantas veces? -terminó con las moradas, siguió con las rojas-. ¿Por qué dejabas que con tu dinero comprara sus asquerosas bebidas? -su mano tembló, se detuvo a medio camino-. ¿No pudiste ser más fuerte cuando... él te tomó sin consentimiento? ¿Te gustó matarlo después de que te haya violado? ¿Por qué tuvo que ser después...? -Jimin se heló, no creía lo que escuchó.

No, no, no.

-¿No pudiste pedir ayuda antes de que algo así pasara? -vio la mandíbula de Taehyung tensarse-. ¡Sólo tenía once años, no pude hacer nada porque me pusiste a contar tus estúpidas gomitas! -entonces tiró la bolsa.

Jimin agarró con fuerzas las manos de Taehyung, las que estuvieron a punto de golpear la mesa. Pudo haberla roto y hacerse daño.

-¡Taehyung!

-¡Pero el colmo fue...! -se cortó a sí mismo cuando su mirada chocó con la de Jimin. A este punto, el menor ya estaba llorando a mares-. El colmo fue, Jimin... -ahora murmuraba, con calma, con cuidado de romperse-, cuando con miedo a todo y todos, ella se quitó la vida -el primer sollozo-. Ella estaba tan asustada y débil, porque alguien que nunca ha sufrido no pudo aguantar a alguien tan horrible como lo era su marido -más sollozos. Jimin le abrazó-. Las mejores personas son las que más sufren, y ella fue un claro ejemplo.

Taehyung abrió los ojos cuando sintió una lágrima deslizarse delicadamente por su mejilla. Ese tipo de recuerdos provocaban realmente duros momentos, como el que pasó ese día con Jimin. Aunque fue cuando aún se encontraba en terapia (a punto de salir y más sensible que nunca), él trataba de ya no volver a pasar por días así.

Ya no quería que nadie más supiera todo, porque su pasado era una mierda. No quería el apoyo de nadie que no esté listo para dárselo. Sabe que Jeongguk no lo está.










;;ღ;;


les dije que me había pasado de lanza con la historia de taehyung:(

pero no se preocupen, él ya salió de terapias y se encuentra bien uwutaetae es fuerte, síqsí.

espero les vaya gustando la historia... ¡y la portada! ¿les gustó? a mi me encantó, y los créditos están en la información de la obra uwu



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