(6.2)
«Unhappy girl
Left all alone
Playing solitaire
Playing warden to your soul
You are locked in a prison
Of your own device...»
Eran las 9:30 de la mañana cuando Yeonjun despertó.
Había sido separado de los brazos de Morfeo porque el sonido de una canción familiar se entrometió en sus oídos y llegó a lo profundo de su mente. Tenía la sensación de que había música a su alrededor desde hacía un buen rato, pero no fue hasta reconocer la letra y tonada de "Unhappy girl" de The Doors (un clásico, si le preguntaban) que no pudo evitar extrañarse, por lo que comenzó a espabilar.
«And you can't believe
What it does to me
To see you...
Crying».
El ritmo flotaba dentro de toda la habitación, mezclado con el aire caluroso y el zumbido de dos voces ininteligibles. Yeonjun se sentía como si acabara de emerger de las profundidades del océano, con los oídos aún medio tapados y el cuerpo ligero; casi flotando en el denso oxígeno aglomerado a su alrededor.
No recordaba en qué momento se había despedido de Kai. Ni siquiera tenía muy en claro aquello de lo que habían hablado. El banco, el crimen, la playa, el gato... todo estaba revuelto en una caótica masa de sueños y pesadillas. Sin embargo, esta vez se sentía completamente real.
Yeonjun finalmente aceptaba que todo era real, que tenía que resignarse. Que debía obedecer a Huening Kai si quería evitar que su destino original se cumpliera y su vida se arruinara.
«...Unhappy girl
Tear your web away
Saw through all your bars
Melt your cell today
You are caught in a prison
Of your own device».
Tras el segundo estribillo, el solo de guitarra se hizo escuchar, de forma hermosa e hipnotizante debido al slide con el que había sido tocada esa pieza, por las manos de Robby Kriegger. Yeonjun disfrutó el momento, desde luego, porque incluso en la situación extraordinaria en que se encontraba sabía apreciar la buena música. Amaba el slide deslizándose por las cuerdas, provocando aquellos sonidos tan psicodélicos...
Pero mientras más transcurría el tiempo, más chocante se le hacía recordar que estaba en la habitación de su rival, y que este, al parecer, era fanático del rock como él; con la diferencia de que Beom sí tenía DEMASIADA merch.
Observó esa preciosa colección musical que ya había admirado la noche anterior. Como despertó en el suelo, sobre el cojín donde lo habían dejado después de curarle las heridas, la habitación se veía incluso más grande e imponente. Era como si las cosas que lo rodeaban (esas cosas caras, brillantes y aparatosas) se burlaran de él.
Los pósters, los álbumes, las bocinas y los instrumentos musicales... Seguía sin poder creer que todo perteneciera al mismísimo Choi Beomgyu, es decir ¿desde cuándo el niñito ñoño y presumido tenía buen gusto? Nunca había dado señales de tener estas aficiones, así que seguía sintiéndose como un mal chiste para el chico renegado.
Bufó de hastío, con la acusación: "maldito poser" atorada en la garganta, pero el resoplido perruno que él mismo causó solamente duplicó su mal humor.
─ ¿Entonces a qué hora? ¿A las dos? ¿A las doce? ¡Espera! No cuelgues, no cuelgues, Soo, que no escucho bien, ¿las dos o las doce?
─ ¡Beomgyu, se hace tarde!
─ ¡Dije que ya voy, mamá, ya voy! Dame un momento, por favor, déjame escuchar.
Ahogadas por la canción, que ya estaba próxima a terminarse, Yeonjun por fin pudo distinguir qué era lo que decían las voces de las personas cerca de él. La madre de Beomgyu estaba parada en la entrada del cuarto, con los brazos cruzados y una expresión de impaciencia. Beomgyu, por otra parte, caminaba en círculos con el teléfono pegado a la oreja. Aparentemente, hablaba con su amigo Soobin (el "flacucho odioso", pensó Yeonjun).
─ Sip. Sí. Está bien. Entonces nos vemos allá... Espera, ¿que dijiste? ¿qué? ¿Cómo?
La madre del chico popular rodó los ojos. Yeonjun la observó moverse para apagar la música, que dejó de sonar abruptamente cuando la voz de Jim Morrison estaba a la mitad del tercer estribillo de "Unhappy girl". Lástima.
─ Si no escucha bien no entiendo por qué tiene la música tan fuerte. Este niño loco... ─la escuchó murmurar Yeonjun. Pero el "niño loco" ni se dió cuenta de que su madre estaba quejándose de él con el aire.
─No te preocupes─ dijo Beomgyu al teléfono, ensimismado en su propia conversación─. Ajá, yo te llevo tu mochila... Bueno, pero me cuentas eso luego, ahora tengo que salir... Sí, de hecho ya me iba, me estás interrumpiendo ─se rio─. Mamá está molesta, así que te dejo, ¡nos vemos a las doce! Te quiero, Soo. Y anímate, Odi estará bien.
Beomgyu colgó la llamada y Yeonjun lo observó con atención. No estaba acostumbrado a mirarlo con ropa que no fuera el uniforme de la escuela. Además, seguía siendo raro ser tan pequeño y que Beom fuera, en comparación, del tamaño de un gigante. Le costaría trabajo habituarse, pero esperaba no tener que pasar mucho tiempo con él.
─Perdón, mami. Pero ya te dije que Odi está perdido, entonces nos estábamos poniendo de acuerdo para...
─Sí, cariño. Está bien─ interrumpió la mujer, aproximándose a Yeonjun para tomarlo del suelo y llevárselo en brazos─. Pero si quieres que te dé tiempo de verte con Soobin más tarde, entonces apúrate, por favor. Tenemos que llevar a este amiguito a la clínica y aún hay muchas cosas que hacer antes de que llegue tu papá.
Yeonjun se dejó cargar fácilmente, a pesar de que le resultara incómodo. Le seguía doliendo demasiado el cuerpo como para intentar protestar.
Estando en brazos de la señora Choi, no pudo evitar notar que el semblante de Beomgyu cambió drásticamente luego de la mención de su padre.
─ Ah... Es cierto, regresa hoy.
─ Regresa hoy. Así que no habrá más música fuerte en este cuarto por un tiempo, ¿entendido, corazón?
Beomgyu abultó los labios y sus cejas se fruncieron.
─ Sí, ya lo sé.
La visita a la clínica veterinaria de Estrellazul fue insoportablemente tardada, o así se sintió para Beomgyu.
La caminata para llegar les tomó unos veinte minutos, y el tiempo que pasaron sentados en la sala de espera no excedió media hora, pero para alguien tan energético como el chico popular, eso fue demasiado. Realmente era impaciente.
Yeonjun sufrió el aburrimiento de Beomgyu cuando este comenzó a querer "jugar" con él en la sala de espera. Había estado casi todo el tiempo siendo cargado por la señora Choi, pero tras muchos lloriqueos a de su hijo, la mujer le permitió a Beom sostener al cachorrito.
El renegado nunca se imaginó que tendría que recibir "mimos" del mismo chico irritante con el que siempre discutía en la secundaria. Era incluso más raro porque la última vez que se vieron (con Yeonjun humano) pelearon de una manera espantosa y hasta se gritaron "Te odio" el uno al otro.
Seguramente Beomgyu seguía muy enfadado, conociendo lo resentido y berrinchudo que podía llegar a ser. ¿Cómo reaccionaría si supiera que el perrito bonito que tenía en las piernas, con quién intentaba jugar, era realmente el mismo chico grosero e idiota con el que estaba tan enojado?
Yeonjun no tenía idea. Pero se sentía mal. Se sentía totalmente mal al respecto, y aunque era demasiado orgulloso para reconocerlo, ya no sabía si era mayor su incomodidad o su culpa.
Estaba muy arrepentido.
Si fuera capaz de hablar, seguramente estaría debatiéndose otra vez sobre cómo pedir una buena disculpa. Pero por desgracia (o por suerte) no tendría que preocuparse por eso de momento.
Solo tenía que preocuparse de la extraña y cálida sensación que tenía el pecho cada que Beomgyu rascaba detrás de sus orejas. En el cosquilleo que recorría todo su cuerpo cuando Beomgyu, teniendo absoluto cuidado con sus heridas, acariciaba su pelaje y lo llamaba "lindo", "bonito", "cachorrito" o "bebito".
Era demasiada atención, demasiada cursilería y... demasiado cariño, joder, no lo podía soportar.
Yeonjun no estaba seguro de si estaba tan abrumado simplemente porque se sentía fuera de lugar, o si debía preocuparse de que su cuerpo lo estuviera traicionado. ¡Su nueva colita de perro estaba agitándose sin parar de un lado al otro, y no sabía cómo evitarlo!
Nunca había estado tan jodidamente cerca de Beomgyu, y ahora podía sentir de manera singular su temperatura corporal, escuchar su voz hablándole dulcemente y tener sus brillantes ojos negros muy próximos, mirándolo como si fuera la criatura más adorable sobre la faz de la tierra; todo era una locura.
La situación en que se encontraba era ridícula y le generaba una avalancha de sensaciones que no controlaba. Ni siquiera era capaz de entenderse. ¿Qué demonios le pasaba? Su corazón estaba tan acelerado que sentía que se le iba a salir por la boca, pero a la vez, estaba cálido. Y no podía dejar de temblar.
¿A caso estaba perdiendo la cabeza? ¿De verdad estaba disfrutando que su archienemigo lo mimara como a una simple mascota tonta?
¿Y dónde carajo estaba Huening Kai?
N/A: De verdad lamento mucho el retraso. Dije que actualizaría en una semana y me tardé un mes 😭
Pero al menos no me tardé 7 meses como la última vez, ESO DEMUESTRA QUE ME ESFORCÉ MUCHO, ¿OK? es que siento que no puedo con la universidad :')
Amo mi carrera pero me consume demasiado (no solo tiempo, también energía) y no me deja escribir, lloro. Ahorita tengo unas pequeñas vacaciones (solo una semana, y necesito hacer tareas), PERO trataré de actualizar otra vez por lo menos en estos días libres.
Ya no voy a prometer cosas que no pueda cumplir, pero les doy mi palabra de que me estoy esforzando y que no quiero abandonar este fic :c (de hecho, tengo un montón de ideas).
Además, ustedes no lo notaron (porque no mandé esta cosa a borradores) pero finalmente me dí el tiempo de corregir todas las partes que hay publicadas ;u;, lo cual me pone muy feliz.
Gracias si siguen aquí. Gracias si me podrán esperar nuevamente.
En fin, estoy emocionada por el comeback y espero que ustedes también.
Por último, les cuento que así masomenos es como se ve Yeonjun transformado en perrito 👉👈:
Ojalá puedan comentarme lo que sea, cuando lo hacen soy un ser humano contento 😔👍
Nos leemos prontito 💖.
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