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✧ 07 ✧










Soobin estaba en el dojo, pero su mente no estaba allí. El suave eco de los pasos de su Maestro Kim resonaba en la sala mientras caminaban en círculos, practicando los movimientos de Taekwondo.

Sus recientes encuentros con Yeonjun, las preocupaciones por la relación secreta de su amigo Taehyun, la presión de la maqueta de biología y el festival deportivo que se aproxima, todo se arremolina en su cabeza, dejando poco espacio para concentrarse en las técnicas del día de hoy.

Su Maestro Kim, notó rápidamente la distracción de su estudiante. A pesar de que Soobin ejecutara los movimientos, su usual precisión y fuerza estan ausentes. Después de varias rondas, decidió que es momento de una pausa.

-Soobin, tomemos un descanso -dijo con voz calmada, dándole una palmada en el hombro.

Choi asintió, agradecido por la interrupción. Caminó hacia un rincón del dojo, se dejó caer sobre una banca y tomó su botella de agua, dando un largo trago mientras intenta aclarar su mente. El Maestro se sentó a su lado, observando la expresión perdida del menor.

-Estás distraído hoy -comentó, con una mezcla de preocupación y curiosidad.

Suspiró, sin poder ocultar su agotamiento mental. -Lo siento, hyung. Es solo que... hay muchas cosas en mi cabeza últimamente.

Namjoon lo miró con una mezcla de paciencia y comprensión, dándole el espacio para hablar si lo desea. -¿Qué te preocupa?

Soobin vaciló un momento, sin saber por dónde empezar. Finalmente, optó por una de las muchas preguntas que lo atormentan. -Hyung, ¿cree que está bien que algunas personas elijan caminos que nadie más elegiría, aunque saben que están yendo en contra de todos?

Kim levantó una ceja, intrigado por la pregunta. Se tomó un momento para pensar antes de responder, queriendo ofrecer una respuesta que pudiera ayudar a su joven alumno. -Bueno, la vida es complicada, Soobin. No todos tenemos las mismas circunstancias ni vemos el mundo de la misma manera. A veces, las personas eligen caminos que parecen extraños o incorrectos para los demás porque esos caminos son los únicos que les permiten ser fieles a sí mismos.

Binnie frunció el ceño, tratando de procesar lo que el mayor decía. -¿Pero no es egoísta? Ir en contra de todo y todos... Solo porque sientes que es lo correcto para ti, ¿no está mal?

El mayor sonrió con suavidad, apreciando la sinceridad de su alumno. -No siempre es fácil saber qué es lo correcto, especialmente cuando el mundo te dice que estás equivocado. Pero a veces, lo más valiente que una persona puede hacer es seguir su propio camino, incluso cuando nadie más lo entiende. Eso no significa que esté bien o mal, simplemente es su verdad.

Soobin asintió lentamente, comprendiendo lo que Namjoon intenta transmitirle. Sus pensamientos volvieron a Yeonjun, aquel rebelde sin causa que por alguna razón, le hacia sentir extraño. No lo entiende y no sabe si quiere o no entenderlo. Y está Taehyun, con ideas tan raras y repentinas.

-Entonces, ¿es posible que esté juzgando mal a alguien porque no entiendo porqué hace lo que hace? -preguntó Soobin, su voz cargada de incertidumbre.

Namjoon lo miró con seriedad, poniendo una mano en su hombro. -Siempre existe esa posibilidad. Todos estamos librando nuestras propias batallas, y a veces esas batallas nos llevan por caminos que los demás no pueden entender. Pero en lugar de juzgar, tal vez deberíamos intentar comprender. Darle a las personas el espacio para ser quienes son, incluso si eso significa que no siempre estaremos de acuerdo con sus elecciones.

Soobin asintió, sintiéndose un poco más ligero después de la conversación. Las palabras de Namjoon le dieron una nueva perspectiva, una que lo impulsa a ver a Yeonjun y a los demás con una mente más abierta.

-Gracias, hyung -dijo sinceramente agradecido.

El mayor sonrió y se levantó, extendiendo la mano para ayudar a Soobin a ponerse de pie. -Cuando quieras hablar, ya sabes dónde encontrarme. Ahora, ¿seguimos con la práctica?

-Sí, sigamos.













Soobin sabía que no podía seguir evitando a Taehyun para siempre, especialmente con la cena familiar del fin de semana acercándose. La idea de enfrentar a su primo le pesa, pero es algo que no puede aplazar más.

Durante días, se debatió entre sus creencias, los consejos de Namjoon, las enseñanzas de sus padres, y la voz del sacerdote resonando en su mente. Y entonces, sin saber cómo ni porqué, los pensamientos sobre Yeonjun comenzaron a filtrarse en su mente, mezclándose con sus preocupaciones y confundiéndolo aún más.

La verdad que Namjoon le había compartido es clara: no puede juzgar sin conocer. No puede esperar entender el mundo de Taehyun desde la distancia, ni tampoco esperar que su primo comprendiera su perspectiva sin acercarse al suyo. La única manera de encontrar la raíz de lo que él considera la verdadera falla del problema, era sumergirse en el mundo de Taehyun, entenderlo desde adentro, aunque hacerlo significara desafiar sus propias creencias.

El viernes por la tarde, cuando el recreo comenzó, Soobin decidió actuar. Había pasado la mañana ensayando sus palabras, imaginando cómo Taehyun podría reaccionar. Caminó directo hacia el parque trasero, el área casi olvidada por los estudiantes, donde las flores caen debajo de sus pies. Un refugio solitario.

Cuando llegó, encontró a Kang esperándolo, como lo había pedido en su mensaje. Su primo esta sentado en la banca, con la cabeza gacha y el ceño fruncido, pero al verlo acercarse, sus ojos se iluminaron con una mezcla de sorpresa y esperanza.

-Soobin -Taehyun se puso de pie, algo nervioso.

-No podemos seguir de esta forma. Por eso decidí aceptar conocerte de verdad con todos tus lados, incluso ese lado. No voy ni puedo juzgarte sin entender. Necesito conocer tu mundo para poder ayudarte.

El más bajo parpadeó, desconcertado por la inesperada oferta, pero rápidamente una sonrisa sincera se dibujó en su rostro. -¿En serio? ¿De verdad estás dispuesto a hacerlo?

Soobin tragó saliva, con el corazón acelerado. Sabía que su decisión estaba cargada de intenciones ocultas, pero las palabras de Namjoon lo guiaron. Para ayudar a Taehyun, tiene que conocerlo, y para conocerlo, debe sumergirse en lo que tanto le asusta.

-Sí, Taehyun. Quiero intentarlo. Quiero ver las cosas desde tu perspectiva.



«Y lograr que lo veas desde la mía»




Taehyun se emocionó ante la idea de que Soobin, su primo mayor, por fin estuviera dispuesto a entenderlo lo llena de esperanza. Para él, esto es una oportunidad de mostrarle que su amor no es algo malo, que sus sentimientos son tan válidos como los de cualquiera. Esta convencido de que, una vez que vea el mundo a través de sus ojos, lo aceptaría tal como es.

-No te arrepentirás, Binnie -dijo con entusiasmo. -Haré que veas las cosas como yo las veo. Te enseñaré que no hay nada malo en lo que soy, en lo que siento.

El más alto asintió, su mirada fija en la de aquellos ojos mieles. Mientras escucha las palabras de su primo, una parte de él se siente culpable, como si estuviera traicionando la confianza que Taehyun le estaba ofreciendo. Pero otra parte, la que busca respuestas, sabe que este es el único camino para ayudar a su primo a ver lo que él creía que era la verdad.

Tal vez no había entendido lo suficiente, porque su verdad no tiene que ser necesariamente la verdad de otro. Pero aún es muy joven para entender eso.













La luz cálida de la tarde entraba por las grandes ventanas del comedor, bañando la elegante mesa de caoba con un resplandor dorado. Las paredes estaban adornadas con cuadros de paisajes antiguos y fotografías de la familia enmarcadas en oro.

Soobin se detuvo en el umbral del comedor, tomando aire antes de entrar. Su madre, Yoonah, estaba sentada en la cabecera de la mesa, con su porte serio y recatado, su cabello recogido en un moño impecable y un vestido de tonos oscuros que acentúa su elegancia natural. A su lado, su hermana Taeyeon irradiaba un aura completamente diferente. Con su cabello largo de un rubio platino y su vestido extravagante lleno de muchos brillos, Taeyeon siempre había sido más fría y exuberante en comparación con su hermana.

-¿Dónde está papá? -preguntó Soobin al sentarse, notando de inmediato la ausencia de su padre. Había una ligera vacilación en su voz; aunque había aprendido a moderar sus expectativas, la ausencia de su padre en una cena familiar a veces le afecta.

Yoonah levantó la vista de su plato, sus ojos oscuros y serenos encontraron los de su hijo. Mantuvo la compostura, como siempre lo hacía.

-Está ocupado en China -respondió con suavidad, aunque sin espacio para preguntas adicionales.

¿China? ¿En qué momento fue? ¿Y no se despidió? Aunque ¿Alguna vez se ha despedido de él? Y al regresar ¿Lo ha hecho con los brazos abiertos?

Simplemente, asintió en silencio. Lo entiende, es su trabajo. Y él, como su primogenito debe mostrar el ejemplo y entender a su padre, porque será como él. Quiera o no, así debe ser. Pero hay algo en lo que se prometió ser diferente a él, y es que, Soobin nunca hará que sus hijos se sientan solos.

Nunca.

Entonces, para aliviar la tensión que sentía acumulándose en su pecho, forzó una sonrisa y se volvió hacia su hermana menor, Lia, que acababa de entrar en la sala. Su cabello corto y oscuro estaba desordenado, y sus ojos brillaban con la inocencia de la infancia.

-¡Ven aquí, pequeña! -dijo Soobin con una sonrisa, tomando a Lia en sus brazos y sentándola en la silla junto a él. Lia se rió, el sonido claro y contagioso, mientras se acomodó felizmente. Soobin siempre había tenido una relación especial con su hermana menor; ella era su pequeña luz, su consuelo en momentos de tristeza.

Taehyun, por su parte, estaba sentado a la mesa con una expresión seria. Su rostro parecía esculpido con una precisión casi dolorosa, y con su atuendo cuidadosamente seleccionado de tonos suaves, parecía un muñeco de porcelana, hermoso pero inalcanzable. Su sonrisa, cuando la ofrecía, era robótica, una mueca que no alcanzaba sus ojos. Siempre ha sido así.

Las dos hermanas comenzaron a hablar, sus voces fluyendo a través de la habitación con un contraste que casi parecía diseñado.

-¡Mi querido Tae ha conseguido una beca para estudiar música en Londres! -anunció Taeyeon con entusiasmo, rompiendo el ligero silencio que se había formado. Su voz tenía un toque agudo y teatral, como si estuviera en un escenario. -Estoy tan emocionada, por supuesto, voy a acompañarlo. No puedo esperar a ver todo lo que vamos a lograr.

Yoonah sonrió levemente, un gesto pequeño pero genuino. -Es maravilloso, Taehyun. Felicitaciones. Sabía que tenías un gran talento desde que eras pequeño -dijo con un tono más suave y menos exaltado que el de su hermana.

Taehyun levantó la cabeza y sonrió cortésmente, pero su respuesta fue breve, casi automática. -Gracias, mamá. Gracias, tía.

Soobin, que hasta ese momento había estado ayudando a Lia a comer, se volvió hacia su primo, con una sonrisa genuina que iluminó su rostro. -Estoy muy feliz por ti, Tae. Sé cuánto has trabajado para esto. Es genial que estés cumpliendo tus sueños.

Taehyun asintió, agradecido, pero sus ojos no se levantaron del plato. -Gracias, Soobin. Sí... supongo que es algo bueno -murmuró, su voz apenas un susurro en comparación con el entusiasmo de su madre.

Había algo en la forma en que lo dijo que llamó la atención de Soobin. Parecía más preocupado que emocionado, su habitual brillo tranquilo opacado por algo que no podía identificar. Soobin quería preguntarle si estaba realmente feliz, si era lo que realmente deseaba, pero sabía que no era el momento adecuado.

Como siempre, es raro y no lo entiende. Nunca lo ha entendido del todo.

-Será una experiencia increíble, Tae. Estoy seguro de que lo disfrutarás mucho -dijo, tratando de ofrecerle algo de consuelo, tal vez este nervioso por la gran oportunidad. Es mucho peso encima de sus hombros y con una madre como la suya... Debe ser realmente difícil soportarlo.

-Sí, seguro que lo será. Solo que... bueno, dejaré muchas cosas atrás -respondió, bajando la vista una vez más a su plato.

Taeyeon rió suavemente al escuchar las palabras de su hijo, su risa una mezcla de encanto y frialdad. -Oh, Tae, querido, siempre tan sentimental. Londres es el lugar perfecto para ti. Verás cómo te acostumbras rápidamente a la vida allá. Además, es hora de que te expandas, dejes el nido y descubras quién eres realmente.

Yoonah miró a su hermana por un momento, su expresión un poco más dura. Aunque su relación siempre había sido cercana, había diferencias profundas en cómo veían el mundo y la crianza de sus hijos. -Lo importante es que Taehyun esté feliz con su decisión. Todos los cambios son difíciles al principio, pero estoy segura de que, con su talento, logrará grandes cosas.

Soobin sonrió ante las palabras de su madre sin darle profundidad, porque si lo pensaba más, encontraría pensamientos nada placenteros.

Pero a fin de cuentas, son solo adolescentes inexpertos e ingenuos, solo los adultos, quienes han pasado por las experiencias saben lo que es mejor para ellos y su felicidad.

La carcel tiene muchas formas, no es necesario que sea una sombría celda, también lo puede ser el palacio más grande y reluciente.













El calor sofocante del sol cae sobre la cancha de la escuela mientras los estudiantes de educación física dan vueltas bajo la mirada vigilante del entrenador.

Soobin corre con un ritmo constante, su buen rendimiento físico siempre lo ha mantenido entre los primeros, pero su mente no estaba completamente en la carrera. Miraba de reojo, atento a lo que sucedía detrás de él.

A mitad de la cancha, ve como Wooyoung y su grupo empezaron a rodear a Yeonjun, empujándolo y lanzando comentarios mordaces mientras corrían a su lado. Es una escena que se repite demasiado a menudo. Soobin sintió una punzada de irritación en su interior, su impulso protector lo empujó a actuar antes de que pudiera pensarlo dos veces. Aceleró su ritmo, sus pasos resonando en el pavimento mientras alcanza a los bullies desde atrás.

-¿Quién les dijo que holgazanearan? -Su voz cortó el aire, sorprendiendolos, quienes se dispersaron inmediatamente, dejando a Yeonjun en paz.

Ahora, el mejor estudiante de la clase corre a la par del más problemático, quien mantiene la mirada fija al frente, su respiración algo agitada, pero su expresión no mostró gratitud alguna.

-No te lo agradeceré si eso es lo que esperas -dijo Yeonjun con obviedad.

-No lo espero -respondió con tranquilidad, y lo decía en serio.

Soobin decidió alejarse ligeramente, manteniendo una distancia prudente pero aún lo suficientemente cerca como para asegurarse de que Wooyoung y su grupo no volvieran a molestarlo. Es como un escudo.

Yeonjun, por su parte, se dio cuenta de lo que estaba ocurriendo. Cada vez que alguien intentaba acercarse a él con intenciones poco amistosas, Soobin estaba allí, siempre a una distancia que le permitía intervenir si era necesario. Este tipo de protección silenciosa, sin pedir nada a cambio, lo irritó un poco. Tensó los dientes, frustrado por la repentina y extraña atención que esta recibiendo de alguien como él.

En su interior, ambos saben que algo entre ellos está cambiando, aunque ninguno de los dos esté dispuesto a reconocerlo. Y es que, son apenas jóvenes que tienen que conocerse a si mismos.

Describir, controlar y entender los sentimientos es la tarea juvenil más difícil. Y talvez, no haberlo hecho a tiempo se volvería en uno de sus mayores arrepentimientos.


















Soobin estaba terminando de desabotonar su camisa cuando las risas en el pasillo contiguo captaron su atención. No escraro escuchar conversaciones despreocupadas entre compañeros al final del día, pero algo en las palabras que alcanzaron a sus oídos lo inquietó.

-Al menos Wooyoung se va a desquitar.

-Dijo que grabaría un video, quiero verlo.

-Pudiste haber ido.

-¿Y meterme en problemas? No, gracias.

-¿Dónde es que están?

-En la piscina.

-¿Y Yeonjun sabe nadar? Recuerdo que se habría ahogado el año pasado si no fuera por el tonto extranjero de segundo año que lo salvó.


¿Qué?


Yeonjun será bueno en muchas cosas pero nadar no es una de ellas. Y sin pensarlo ni por un segundo más, los pies de Soobin se movieron por inercia, llevándolo hacia afuera.

Pero se dió cuenta que había llegado tarde cuando lo vió desde lejos caer al agua.


-¡Yeonjun!
















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