✧ 03 ✧
En el momento que Taehyun lo adentró a un callejón oscuro y tenebroso, sintió una muy mala espina. Abrazándose a si mismo, camina con absoluto cuidado, pero quién diría que al final habría una salida un tanto luminosa. Su primo solo lo tomó como un atajo, llevándolo a otra calle.
Delante de ellos, justo en frente, ve una gran construcción escandalosa, múltiples luces se mueven y el sonido de la música retumba en todo el lugar. Es un Bar, Discoteca, Antro o lo que sea. Solo gente desviada va a esos lugares.
Apresuró en tomar inmediatamente la mano de Tae impidiéndole cruzar la calle.
—¿Qué es este lugar? ¿Ya has venido antes? —en ese momento, su confianza pende de un delicado hilo. El Taehyun que lleva conociendo desde su infancia parece haberse desvanecido en el aire.
—No es tan mal lugar como crees —contestó vacilante.
—¿Y por qué... —su voz se pierde quedando confuso.
—¿Qué sucede? ¿No quieres entrar?
—¿Por qué no le pediste al taxi que nos dejara en frente? —fue raro, como Tae le había dicho al señor que los dejara a dos cuadras de distancia, específicamente en frente de un cine. Había creído ilusamente que entrarían ahí pero no, caminaron entre la oscuridad de la noche expuestos a cualquier peligro.
—Solo... Por si acaso —pareció vacilar, como si se lo pensase muy bien antes de contarle.
—¿Por si acaso?
—Cuido muy bien nuestras espaldas, ahora vamos.
Es llevado por el más bajito y en vez de formarse en la larga fila fue directamente a la puerta, mostró un pase a los guardias. Los dejaron entrar escandalizando a Choi. Son menores de edad, ¿Cómo es que dejan pasar a menores de edad si es ilegal? Esto es un peligro para la sociedad instando a los jóvenes a cometer actos indebidos. ¿Qué clase de padres dejan a sus hijos ir a esos lugares? Bueno, si lo piensa profundamente, tal vez muchos sean como él, escapando detrás de la espalda de sus progenitores.
La culpa indaga y consume su corazón. Soobin es un chico de bien y esto, es absolutamente inaceptable.
El bullicio de la multitud ensordece sus oídos a la par de una estruendosa música alta que logra espelucar sus pelos.
La discoteca vibra con la energía desenfrenada de las personas, luces estroboscópicas pintan el aire con destellos de colores mientras el estruendo de la música llena cada rincón del lugar.
—¡Vamos, ya van a empezar! —el exclamo alto de Taehyun lo confundió, fue arrastrado entre la multitud hasta llegar a unas rejas que le impiden ir más allá. Un escenario grande se extiende y músicos se aparecen ocasionando un alardido enorme del público que causó dolor en los oídos de nuestro joven Choi.
Pero lo verdaderamente impactante, fue ver a los artistas en el escenario que iniciaron con una ruidosa música.
En todo el centro, Yeonjun domina con su presencia electrizante, su cabellera pelirosa bailando al ritmo de cada acorde que arranca de su guitarra eléctrica. Su ropa exhuberante, llena de brillo y textura, captura la atención de todos los presentes. Sus labios pintados de un rojo ligero se abre enfrente del micrófono y canta.
A su lado, Choi Beomgyu, el bajista de largo cabello con mechones rubios por atrás, marca el ritmo con firmeza. Su camisa blanca contrasta con los pantalones negros rasgados, añadiendo un toque rebelde a su estilo. Mientras toca, sus ojos vagan por la multitud hasta que se detuvieron en un rostro conocido. Ladeó una sonrisa y lanzó un guiño en dirección a Taehyun, quien, al notar que tiene toda su atención, su corazón latió apresurado.
Kai Kamal Huening, con su cabello castaño claro y expresión concentrada, se encarga del piano. Sus dedos danzan sobre las teclas, aportando armonía y una voz de fondo que enriquece el sonido de la banda. La complicidad en su voz se entrelaza con la de Yeonjun y Sunoo, creando un trío perfecto.
El mencionado, Kim Sunoo, un castaño encargado del sintetizador, se mueve con destreza entre los controles, produciendo efectos sonoros que añaden profundidad a la música. También canta, su voz complementando la de sus compañeros llenando el espacio con un potente eco. Su ropa rosada y lindos zarcillos de corazones rojos en sus pálidas orejas.
Detrás y de último, apodado como Niki golpea la batería con una precisión y fuerza que mantienen a todos en movimiento. Su cabello entre negro y rubio cae sobre su frente mientras sus largos brazos atléticos se tensan con cada golpe. Los guantes de cuero que viste le da un aire rudo y decidido.
Entre la multitud, Soobin observa todo con desagrado. A su lado, Taehyun intenta mantenerse de pie, su corazón todavía latiendo apresurado debido a la emoción y la adrenalina. Disfruta tan vivamente aquella música escandalosa olvidando que en realidad, es un músico clásico.
Soobin cruzó los brazos y frunció el ceño, su mente criticando cada aspecto de la actuación, descontento con lo que él considera la mas pura de las vandalidades, reconociendo algunas caras como otras no, recordando nombres y otros no.
De los cinco demonios, solo conoce a tres, al descarado y desvergonzado de Yeonjun. Al bajista cuyo nombre no conoce pero si ha visto en más de una ocasión, es amigo del bicho raro de Choi de otra clase. Y el pelimiel pianista es un junior, está en un curso inferior a ellos, un pobre con cara tan inocente ¿Cómo puede haber llegado hasta ahí? Ellos también son parte de la banda de la escuela.
Oh, pero si el consejo estudiantil se enterase que tres miembros del Club de música se encargan de hacer esta clase de presentaciones clandestinas ¿Qué les sucedería? Es claro que como mínimo, un desalojo del Club y una suspensión.
Entrecerró los ojos con cierta desconfianza y molestia. ¿Por qué los ojos de su inocente primo miran con una extraña admiración al raro con mechas rubias? ¿Y por qué ese raro le guiñó el ojo? No es estúpido, algo más está pasando ahí y ese algo más... Le está asustando.
La presentación terminó y en vez de que el público se callara, estallaron a gritos y aplausos tanto que aturdieron a Soobin, quien es empujado de un lado a otro. Se tapó los oídos mientras sus torpes pies buscan mantenerse estable. Asfixiado ante tantas personas y voces que terminó mareado y fatigado.
—Taehyun... Taehyun... —llama a su primo, a quien ve cada vez más lejos debido a todos los que lo empujan hacia atrás. Extiende sus brazos con dificultad pero no lo alcanza y es llevado por la multitud.
Choi acostumbra lugares más espaciosos y cómodos, sin tantas multitudes. Siente como su espacio personal es invadido con demasía. El bullicio ensordece sus oídos y ver a tantos seres aglomerandose contra si le afecta al punto de asfixiarlo. Incluso sintió una mano descarada tocar su retaguardia, ocasionando que salte de un brinco. Necesita salir, necesita respirar. Expuesto, toqueteado e indefenso. Realmente odia este lugar.
Retrocede sin poder mantener el equilibrio y cae entre la multitud. Se levantó con torpeza, recibiendo insultos y miradas desaprobatorias.
—¿¡Qué es lo que te pasa!?
—¡Ten más cuidado, chico!
—¿¡Acaso eres ciego!?
—¡Quítate si solo vas a estorbar!
—¡Por eso odio los críos!
Quiere decir algo, aunque sea pedir perdón pero su voz se estancó en su garganta, el sentimiento de impotencia lo abrumó. Se siente mareado.
—¡Hijo de puta, ¿Quieres pelea?! —de pronto, un hombre lo tomó bruscamente del cuello de su camisa de la última colección de Adidas, arrugando la lisa tela que siempre acostumbra a tener limpia y pulcra. Siente como saliva es escupida en su rostro cuando aquel temible hombre borracho abrió la boca. Un olor horrible golpeó su nariz y le dió náuseas.
Se asfixia, no puede más.
—¡No me toque! —bramó angustiado y al borde del colapso intentando zafarse de aquellas sucias manos que han manchado su nuevo conjunto. Pero aquello, estalló la ira del hombre.
—¿¡Quieres pelear, ah!? ¡Aquí te lo doy para que aprendas maldito niño! —alzó su puño rojo de la ira.
Soobin es un chico respetuoso pero hay algo que su padre le ha instruido desde joven y es, a ser amable pero no débil. Por lo que estuvo a punto de realizar una maniobra enseñada en sus clases de Taekwondo pero antes de lograr su cometido, algo golpeó la cabeza del hombre por detrás haciendo que lo soltase y se enfocase en su dolor.
Queda sin palabras al ver como el desconocido cae al suelo agonizante. Aún abrumado, su pecho sube y baja errático, alza la vista y se encuentra con una cara conocida, muy conocida.
Es Yeonjun, quien sin permiso, lo tomó de la mano y lo llevó consigo, arrastrándolo entre la multitud.
El Presidente estudiantil no sabe cómo permitió que le tocara, ni siquiera sabe cómo es que se dejó llevar por aquel alborotador y menos, la razón por la que fue ayudado. Lo único que sabe es que, aquel pandillero lo sacó y lo llevó a un desolado pasillo.
Una vez se detuvo, Soobin pudo respirar en paz, recobrando el aire perdido apoya su espalda contra la pared. Uno, dos, tres... Respira, respira.
—¿Estás bien? —el pelirosa le miró con cierta preocupación. Desde su campo de visión, cuando reconoció extrañamente el rostro del Presidente Estudiantil entre la multitud no pudo evitar saltar la valla y correr hacia el. Soobin es muy delicadito y más con su espacio personal, supo de inmediato que algo no andaba bien y menos cuando se dió cuenta que parecía estar sufriendo un ataque de pánico en frente de un hombre de fea apariencia.
—Si, gracias —contestó sin aire. Alzó nuevamente la mirada y se encontró con aquel rostro. Ahora de cerca siente que puede ver a la perfección el vandalismo que aquel ser humano ha hecho con su cuerpo.
Su rostro maquillado, con sombras cafés y un delineado tunue en sus ojos, brillos que iluminan el lagrimal, sus mejillas ruborizadas y distintas pegatinas en su extensión. Sus labios pomposos de un tono cereza brillante. Piercings que muestran perforaciones que sabe que son falsas en su labio, nariz y cejas; la única real son las de sus orejas, de las cuales cuelgan inmensos zarcillos. Pantalones ajustándose desde la cintura a sus piernas y un croptop de blanco con una carita feliz, mostrando ligeramente su torso atlético. Lo que más lo escandaliza es ver el borde de sus boxers, ¡Santo cielo, que se cubra!
Choi Yeonjun definitivamente está loco, ¿Cómo puede vestir de esa forma? Es un vándalo total.
—¿Qué es lo que hace un cerebrito como tú por aquí? No es tu lugar.
—Y no lo es —afirmó ya estable, formando una expresión un poco dura, reacio al compañero a su lado. —¿Sabes si quiera lo que estás haciendo? Es ilegal, pueden cerrar este lugar.
—¿Nos acusaras?
—¡Claro que voy a hacerlo! ¿Cómo es posible que dejen entrar a menores de edad?
—¿Entraste solo por eso? —frunció el ceño. —¿No tienes nada mejor que hacer con tu vida que meterte en los negocios de los demás?
—¿Disculpa? ¿Qué insinúas? ¿Quieres que permita que este lugar siga abierto luego de lo que sé? ¿Y qué haces vestido así? No pareces muy diferente de las prostitutas ¿O es que a eso te dedicas? ¿Qué clase de abominación haces todas las noches?
Yeonjun chasqueó la lengua molesto y herido. —Eso me gano por ayudar a uno de los tuyos —no quiere pelear con él. Tener a Soobin de enemigo no está en sus planes. Aunque es divertido molestarlo en la escuela por sus exageradas reacciones, de ahí no puede pasar. No tiene nada con qué defenderse si el Choi original decide verdaderamente actuar en contra de él. —Hazlo, de igual forma tendrás que explicar cómo es que llegaste aquí una vez que abras la boca.
Ante sus palabras, el azabache abrió sorpresivamente sus ojos —¡Oh no, Taehyun! —exclamó estupefacto. Sin pensarlo, su cuerpo se giró y estuvo por correr de vuelta para sacar a su primo del infierno, pero una mano tomó su muñeca. Es el otro Choi y con asco, se zafó de su agarre —¡No me toques!
El pelirosa rodó los ojos con fastidio, ignorando la punzada en su corazón —Tu primito ya no está ahí.
—¿Dónde está? —en eso recuerda al bajista con cabello de payaso. —¿¡No me digas que fue con ese que le hacía ojitos!?
—Mm... Con que no eres estúpido —ladea una sonrisa sacarrona, se cruza de brazos y suspira —Vamos, te llevaré con él.
Soobin lo siguió, esperando no arrepentirse de confiar en las palabras de un pecador. Pero si es cierto, ¿Qué hace su primo juntándose con esa clase de gente? No puede permitir que siga de esta forma. Mientras más avanza siente como el pasillo estrecho parece tan largo e infinito como si estuviese endemoniado. Pocas luces lo iluminan y el bullicio de las personas parece tan lejano como un sueño.
Es un lugar del demonio, ¡Esta maldito! Necesita escapar junto a su primo antes de que sus almas se ensucien y se impregnen de la maldición. ¡Deben ir a la iglesia mañana mismo! ¿Dónde fue que dejó su agua bendita? ¡Ah, en el tercer cajón a su derecha!
Yeonjun se detiene en frente de una puerta y la abre, es el camerino.
Soobin mira el interior con rostro horrorizado, viendo perfectamente el día del juicio final donde será acusado y sentenciado ante Dios y los Cielos, recriminándole por haber ido a tan infame lugar creado por el mismísimo inframundo, negando y negando con temor y lágrimas, mientras grita que su fé está con ellos, con la Luz y no con la oscuridad.
—¡Soobin, estaba preocupado por ti! —es la inocente y dulce voz de su primo, el ángel que brilló entre tantos demonios, según su atormentada perspectiva.
—¡Nos vamos de aquí ya mismo! —vociferó alto y claro al borde de la locura. Se acercó con pisadas fuertes y tomó bruscamente de su delgada muñeca para arrastrarlo consigo en contra de su voluntad.
Beomgyu miró como el rubio fue jaloneado con brusquedad por el más alto y rápidamente intervino, tomando el brazo del Presidente Estudiantil.
—Así lo lastimas —le miró directamente a los ojos sin flaquear.
—Tu... —Soo lo acusó con la mirada. —¿Quién te crees que eres para...
—Esta en la etapa de la sorpresa —Tae aclara rápidamente al castaño con suavidad, buscando aligerar el tenso ambiente que se ha generado entre los dos, —Yo me encargo, por favor, es mi primo.
Gyu miró aquella linda mirada de miel haciéndole ojitos. Flaqueó en su interior y lentamente fue soltando al mayor. No es que tuviera un problema personal con el Presidente Estudiantil, nunca han entablado conversación, solo lo conoce de las anécdotas que Taetae le cuenta, de los cuadros de honor de la escuela y de las miradas rápidas en los pasillos.
Cuando el azabache fue libre, inmediatamente jaló a Kang arrastrándolo en contra de su voluntad.
—Nos vamos a casa —demandó serio.
—Soobin, espera... —pero no fue escuchado. Forma un lamentable puchero casi rindiéndose pero... no puede irse, no luego de lo que pasó recientemente. Y cruzando justo al lado del umbral de la puerta, se aferró a éste con su mano libre, usando todas sus fuerzas para no despegarse —¡Binnie, tienes que escucharme antes!
—¿Escuchar que? ¡Ya escuché suficiente porquería, debemos irnos ya! —su paciencia y calma se fueron todos por la borda al mostrar un enojo evidente junto a un rostro rojo.
—¡No, déjame! ¡Suéltame!
—¡Te prohíbo quedarte un minuto más en esta pocilga llena de pecadores! —exclama pero al ver como su primo no se suelta de la puerta, decidió usar todas sus fuerzas, llevando sus manos a la cintura del menor y lo empieza a jalonear sin descanso —¡Tienes que venir conmigo! ¡Este no es lugar para personas como nosotros!
—¡Pero escúchame antes! —negó eufórico. Sus manos empiezan a herirse de la madera, posiblemente se formen ampollas en sus deditos y las cobre caro en sus prácticas de mañana. —Tienes que... ¡Por favor!
—Creo que deberías ayudarlo —Yeonjun le susurró al bajista, el cual parecía indeciso.
—Si, debería —asintió y se acercó. Aunque tiene ganas de iniciar una pelea atacando directamente aquellas manos que toman sin piedad al pequeño rubio, tomó una bocanada de aire bien pesada y con cara de pocos amigos, buscó ser lo más amigable posible. Por Taehyung, pensó. —Por favor, Presidente Estudiantil, suéltelo. Esto puede ser considerado como asalto indecente.
—¿¡Asalto indecente!? —se detiene por un instante y mira con ojos rabiosos al chico de cabello de cebra. Sin darse cuenta que en realidad, la posición que él y su primo tienen es muy comprometedora para los ojos ajenos.
Beomgyu intentó acercarse y tomar al pequeño e indefenso Kang pero antes de que pudiese tocarlo, recibió un frío manotazo que lo dejó helado por segundos.
—¡No toques a mi primo! Suficiente ha tenido con esa mirada lujuriosa del demonio que le has dado —como un padre sobreprotector, puso al más pequeño detrás de su espalda, protegiéndolo de todo mal —¡No permitiré que toques un solo pelo suyo!
—¿No se han metido lengua ya? ¿De qué va este loco? —cuestiona Niki confuso y a la vez divertido, la escena frente a sus ojos es hilarante. Come de sus papitas, Sunoo a su lado intenta robar pero recibe un manotazo —Es mío.
Soobin los escrutinó con la mirada.
—Binnie, por favor. Relájate, por favor te lo pido y escúchame —pide el rubio dándole palmaditas suaves a la espalda de su alto primo atlético. Tiene miedo de que se ponga más agresivo y muestre todo lo aprendido en sus clases de defensa personal.
—No sé porqué lo trajiste —Yeonjun se cruzó de brazos.
—¡Chicos, traje las bebidas! —llegó un sonriente jovencito de cabellos revoltosos y una sonrisa bonita. Pero al instante, se le borró del rostro al ver al azabache —¡Oh por Dios, ¿qué hace el Heredero del Centro Comercial Central de Seúl aquí?!
—¿¡Del Centro qué!? —a Niki ya no le parece divertido.
—¿No eres de nuestra misma escuela? —Soobin le cuestionó entre dientes. ¿Es tan necesario mencionar a su familia en medio de desconocidos peligrosos? Bastaba con un simple "Presidente Estudiantil" o "Prodigio devoto". Además, a pesar de los rumores, en casa aún no se ha decidido quien será el sucesor de su madre, si Lia o él.
—Buenas noches, un placer. Soy Huening Kamal Kai de segundo año B, me puede llamar solo Kai —se presenta con energía dando una reverencia completa hacia su mayor. Quitando de lado el vandalismo, a Soobin le pareció un joven muy dulce y respetuoso. Incluso, sus ropas son más presentables y acorde a comparación de los otros insaciables. El piano no es un mal instrumento.
—Llámame Presidente Estudiantil —al menos eso, se lo ganó por sus propios méritos.
—Esto parece muy privado, no se si quieran que todo el grupo esté aquí —se atrevió a hablar Sunoo un tanto cohibido.
—Tienes que explicarme muchas cosas —Soobin dirigió su mirada acusatoria a su pequeño primo quien se volvió más pequeñito.
—No es tan malo~~ —jugueteo con la tela de la camisa del más alto.
—No, no me hables con ese tonito —negó manteniéndose duro, se cruza de brazos y su semblante no parece nada contento.
—Es que...
Beomgyu no pudo evitar dejar solo al más bajo y se acercó. —Lo podemos explicar juntos.
A Soobin se le desfiguró el rostro —¿C-Cómo? —luego posa su mirada en el rubio —¿Tu en serio h-hiciste eso?
—¿Es un pecado amar?
—¡Eso no es de Dios! —definitivamente se ha vuelto loco. No sabe si su primo o el mismo.
—Amar es de Dios, tu mismo lo dijiste.
—Pero esto... Esto... ¡Es una abominación! ¿¡Kang Taehyun si quiera estás pensando!? —lo toma bruscamente del brazo, apretándolo y lastimándolo. —¿¡Si quiera eres cuerdo!?
—¡Lo estás lastimando! —Gyu no pudo quedarse quieto e intentó intervenir, tomando a Soobin de la muñeca sin vacilar —No lo lastimes.
Choi lo miró estupefacto y como si repeliera de él, soltó a su primo y se alejó de ambos sin palabras. Sus ojos temblorosos y su corazón al borde del colapso.
—¿Q-Qué fue lo que le hiciste a Taehyun? ¿Q-Qué le metiste en la cabeza? Es inocente, él es...
—De verdad, no sé porque lo trajiste aquí si sabes cómo es —Yeonjun acusó a Kang. Día tras día debe ver al Presidente de los Homofóbicos en clase, ya conoce el temperamento anticuado del más alto, algo completamente diferente al lindo TaeTae al cual acostumbra verle sonriéndole radiantemente.
Son primos y aunque compartan sangre, son completamente diferentes. Kang es una lucecita que brilla en todos lados, él si es la definición de amabilidad y perfección desde su perspectiva.
—Binnie es bueno. Lo entenderá, aunque sea difícil, eventualmente lo hará —se obligó a creerse aquellas palabras. Quiere pensar en lo mejor de Choi.
—Todos son un grupo de pecadores que irán directo al infierno. ¡Lo sabes Taehyun! ¿Acaso dejaste de temerle a Dios?
—Dios no es malo, no hay que temerle. S-Siempre me has dicho eso... —su mirada tembló y su voz, se quebró. Beomgyu se mantuvo frente a él, entrelazando sus manos como muestra de protección y apoyo, impidiendo que su primo llegase a él.
—¿Y tu madre? ¿No le temes? —le dio justo en el blanco —No quieres ser castigado por ella, si no quieres ser echado debes de aprender a comportarte como tal. Debes ser...
—Que cínico y manipulador de tu parte —el otro Choi lo atacó. —Tu no eres así —aunque le desagrade las personas devotas al punto del fanatismo excesivo, Soobin siempre ha mostrado ser amable y pasivo, muy tranquilo e ingenuo. Cada vez que lo veía, sentía como brillaba y destellaba pureza. Aunque bueno, una vez que habla y le mira como si fuese la mosca mas miserable del mundo se le pasa.
El Presidente Estudiantil lo tiene todo para ser el ser humano más perfecto de la tierra entera, pero solo tiene un gran problema y es este, una mente lo suficientemente retrógrada, clasista y homofóbica. Si al menos optara por respetar y tolerar los gustos ajenos sería de maravilla para todos.
—Solo digo la verdad —se defendió —Yo me voy a casa, si quieres venir conmigo o no, es tu problema. Yo me voy —exhausto y cansado. No puede seguir más tiempo en aquel infame lugar lleno de pecado y menos perdiendo el tiempo peleando con personas que nunca entenderán la luz divina.
Sin mirar a nadie más, se fue, ignorando a Taehyun quien intentó alcanzarlo.
—Déjalo ir —vociferó el pelirosa rabioso —Te llevamos a casa después.
—¿Cuál casa? —cuestionó en un hilo de voz. Las lágrimas empezaron a descender de sus ojitos, formando un camino por sus mejillas de porcelana. Beomgyu a su lado pasó su mano por su hombro y espalda buscando producirle calma con su tacto.
Yeonjun quiso aportar algo, pero solo retrocedió.
—Tranquilo, yo te... —Gyu intento hablar.
—L-Lo siento, d-debo volver —tragándose el nudo de su garganta, se alejo y huyó del contacto del castaño. Con un peso en su corazón le dió la espalda y se fue corriendo avergonzado de si mismo. Sin poder mirar atrás ni despedirse correctamente.
Sabía que esa noche no todo sería color de rosa pero quiso confiar, o al menos, quiso creer que sería suficientemente feliz con ser valiente. Y si, en parte lo fue, se sintió liberado y amado para luego, caer ante el peso de la realidad en el último momento.
Beomgyu se quedó ahí, parado sin poder hacer nada más que verlo partir, un sentimiento de insuficiencia que lo abrumó. Sabía que sería difícil, sabía que debía de habérselo negado rotundamente pero, Taehyun estaba tan emocionado por decirle a su querido primo, deseaba recibir los buenos deseos de él, la única persona de su familia en la que confía.
Pero hasta Soobin le dio la espalda, eso significaba que Taehyun esta solo, completamente solo, no tiene a nadie más que a si mismo y menos lo tendrá a su lado, una oscura mancha negra inservible.
—¿Por qué lo dejaste traer a su quisquilloso primo? No es como si fuera la primera vez que lo vemos, ¡Es un homofóbico de mierda! —Yeonjun parece tan furioso que cree ir en ese mismo instante a despellejarle los cabellos al presidente estudiantil.
—¿¡El padre de ese lunático es el Cirujano de Tórax mejor pagado del país!? —Niki escupió toda su bebida a la par que veía en la pantalla de su celular lo que ha investigado por pura curiosidad. —¿Van a la iglesia todos los domingos?
—Lo importante no es él, si no quienes son los padres de Kang —reveló en un tono agrio el pelirosa para luego posar una mirada áspera a su amigo. —Es estúpido intentar alcanzar una estrella desde el piso.
—¿Tan ricos son? —Sunoo forma un puchero lamentable, sintiéndose mal por su amigo que ya parece tener el corazón roto desde el primer día.
El bajista simplemente bajó la mirada. ¿Apuntó muy alto? Lo pensó en algún punto cuando empezó a acobardarse pero... Ilusamente creyó que un perdedor sería capaz de ser el amante de una estrella.
Nada salió bien y lo que sigue a continuación, viene peor.
¿Soobin aceptará a su primo?
¿Cómo logrará cambiar si las ideas de su mente ya son tan claras como el agua?
¿Taehyun logrará tener su final feliz con su amor?
¿O antes de que todo esto suceda, sus familias se interpondran?
¿Quiénes son sus padres exactamente?
Espero que les esté gustando este libro 🥺🫶
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