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El reencuentro


La chica

Estos lugares no creí pisarlos otra vez en mi vida.

Todo esto por culpa de Fabi que no pudo cerrar la boca: "tu madre vino de la costa ya embarazada", le contó más de lo necesario y la idea de conocer a su padre no se le salió de la cabeza, al grado de robarme dinero y venir a esta ciudad repleta de peligros.

Esta calle de piedras se ve más triste de lo que recuerdo, aunque el café se ve bien, puedo ver de reojo que han hecho modificaciones. Quisiera entrar, pero el tiempo es valioso y necesito encontrarla.

Llego al lugar y voy con el dueño.

—Necesito un detective privado, la policía ya sabe de la situación, pero seguro tardarán y no tengo tiempo que perder.

—Se parece a ti, es como una copia de ti. Creo que Philip es el indicado.

—¡NO!, acudí aquí porque tienes a los mejores detectives, pero a él no—se acerca más la foto.

—Ya veo, tiene un ligero parecido. —se empieza a reír—Creí que su lema se basaba en la responsabilidad.

—No lo sabe.

—Ya veo porque no lo quieres en el caso. Quieres mantener el secreto, pero siendo sincero esto se sabrá.

—Por eso quiero que me asignes a otro.

—Bien, bien, bien. Pondré a Andrew en el caso, tardará más, pero es lo mejor que tengo para ti.

—Muy bien, por guardar el secreto te pagaré la mitad ahora.

—¿Dónde te hospedarás?, para que se te pueda contactar.

—En el hotel de la costa.

—Buena estrategia, a Philip no le gusta ir ahí, no te lo toparás.

—Así será—me pongo el gorro de mi gabardina, llueve afuera.

Salgo del edificio y me voy a recorrer las calles para ver si alguien la ha visto. Entre más personas estén en esto es mejor.

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El chico

—Buen día Jack, ¿algo nuevo para hoy?

Al verme se empieza a reír, Andrew está sentado, le han asignado un caso, ya tiene el folder en sus manos.

—Mira Andrew, ha llegado el chico responsable. —sigue riendo.

—Señor, me retiro y empezaré de inmediato, mañana le daré los avances a usted y al cliente.

—¿Cuál es el chiste?—le pregunto serio.

—Pues que el señor "responsable" está llegando tarde.

—Es la primera vez en años.

—Así es, pero si te quedas dormido te pierdes del bello amanecer.

—Parece que sabes algo muy importante. ¿Acaso es un mensaje sobre tu hijo perdido?

Su sonrisa se borró.

—Muy chistoso muchacho, si tuvieras uno sabrías que se siente que tu esposa se lo lleve lejos de ti después del divorcio.

Era de esperar, no iba a casa y su mujer se cansó de esperar. Creo que eso le ahorre a Marie.

—Bueno, tal vez algún día lo sentirás.

No, eso no me pasará, desde que me di cuenta que perdí a Marie no me concentro en otras chicas.

—Por ahora no hay nada para ti. Ve a vigilar las calles en tu disfraz y sal de aquí—me dice dándome la espalda y perdiendo su mirada en la ventana, evadiendo el dolor que le provoca recordar que fracasó como padre y marido.

Ha sido un día tranquilo, asaltos menores y todos detenidos.

Voy a la cafetería y me dan la mesa, ya sin una pata.

—Mi hija ya la estaba cortando cuando recordé que la querías

Reviso el dibujo y está bien, es lo único que me importa.

Al ponerla en mi cuarto la sensación de que está cerca no me deja tranquilo, cierro los ojos y veo su mirada triste de la última vez que la vi. Así que me levanto y salgo al bar de Fintana.

—Hola guapo, hace tiempo que no te veía.

—Solo vine a distraerme un rato.

—¿No quieres distraerte conmigo? —se acerca.

Nos interrumpe un sonido de mesa rota.

—¡Dime más!—es una chica golpeando a un hombre, claro que él le gana y la pone contra el piso.

—¿No detendrás el espectáculo?

—No, deja que se diviertan.

—Si supieras lo que sé, no dirías eso.

Nos quedamos mirando el show. La chica es escurridiza y se libera para estrellarlo contra otra pared. Viste de gabardina con gorro, ya manchada de rojo. Se ve que ella sangra de la nariz y su mano tiene cortadas por los vidrios que se avientan.

—¿De verdad no harás nada?

—Vamos, continuemos donde lo dejamos—hoy solo quiero sentirme querido, aunque sea de mentira.

Pero me avienta al sujeto a la espalda, sin embargo, él toma mi botella y se la revienta justo en el blanco, la chica cae desmayada y el sujeto escapa.

En eso veo que Andrew interviene, se dirige a la chica. Le checa el pulso y por su expresión entiendo que está viva. Le quita el gorro y veo quien es.

—Marie—me acerco a ellos.

—Llamaré a una ambulancia—dice Andrew.

—No será necesario, yo puedo cuidarla, no es grave.

—Es mi clienta.

—Y yo su exnovio—creo que esa frase no me ayuda a tener ventaja sobre él.

—Está bien, creo que hay cosas que aun te unen a ella. Por lo menos déjame llevarlos en mi auto.

—No te rechazaré eso.

—Te dije que te importaría esa pelea y lo que te falta por saber –dijo algo Fintana, pero no le entendí.

La dejo hablando y salgo con Marie en mis brazos.

En casa la recuesto, le limpio la cara, las heridas y la veo dormir. Parece un sueño, los años le han sentado bien.

Me acuesto a su lado y la abrazo, esperando que esto no sea un sueño y si lo es, quiero sentir que es real. 

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La chica

Esto es un sueño, despierto y lo veo abrazándome. Se ve un poco mayor, su rostro refleja cansancio y tristeza, lo típico de él.

Cierro mis ojos y caigo en la cuenta de que no es un sueño, quito su brazo y me levanto. En el baño veo mi reflejo, algunas cortadas por vidrios en la cara y las manos, pero nada grave.

Mi gabardina tiene manchas de sangre seca, la limpio lo mejor que puedo y me la pongo para salir. En cuanto más rápido me aleje de aquí será mejor.

Bajo las escaleras rápido y trato de abrir, pero tiene seguro, espero que la llave la sigan guardando donde recuerdo.

—Marie, ¿no te quedas a desayunar?

Es la tía, se ve más anciana, pero feliz.

—No, tengo prisa, ya he perdido mucho tiempo y debo encontrar algo.

Encuentro la llave y abro la puerta.

—Si tenías tanta urgencia debiste pedir que yo estuviera en el caso.

Choco con él y avanza a la vez que yo retrocedo. Cierra la puerta. Me ve serio, pero como si una sonrisa se le quisiera escapar.

Por impulso veo su mano buscando el anillo de boda, pero no tiene nada, lo que me sorprende, bueno ... seguro se lo quita, recuerdo que esas cosas le molestan. Pero lleva puesto el reloj que le compré, bueno eso creo, no, seguro es una coincidencia y se lo compró ella, si, eso es más seguro.

—De verdad, necesito reunirme con Andrew para discutir las pistas y ver en que puedo ayudar.

—Vamos Marie, solo es un huevo y un café, ¿acaso me dejarás comer sola?—su voz, suena a una dolorosa soledad, supongo que sin su sobrino aquí su vida es cruda. Lo sé, el aroma de él no está muy presente.

—Señora Maia, está bien pero después me marcharé rápido.

Philip mueve la silla para que me siente y ayuda a la anciana a servir. Después de una oración empezamos a comer.

—Me alegra que regresarás, hace tiempo que mi sobrino no desayunaba aquí, hasta hoy que estás aquí. Sólo viene a veces, supongo que ha de andar con chicas por la noche.

Han pasado años, pero escuchar que se sigue divirtiendo con chicas me hace sentir incomoda.

—Lo mismo me dice Jorge, que regreso tarde por divertirme, pero es el trabajo—agrega él.

—¿Dónde te quedas querida?

—En la costa, me encanta el aire salado.

—Deberías quedarte aquí, no te cobraría.

—Muchas gracias, pero no estaré por mucho tiempo.

Él me ve fijamente, no puedo sostenerle la mirada, me concentro en comer rápido.

—¿A qué viniste? —pregunta él.

—Tengo una sobrina, es como mi copia y discutió con mi hermana, así que quiso hacerse independiente a sus 8 años y venir aquí. Vine a encontrarla, es solo una niña y temo por su bienestar.

—Puedo ayudarte, no tengo ningún caso.

—¡No! —me levanto—Gracias Señora Maia, todo estuvo muy rico, pero debo irme.

Abro la puerta y salgo.

—Buenos días, señorita Marie, vine por usted—es Andrew, me alegra que viniera a tiempo. Abre la puerta de su auto y empezamos a recorrer la ciudad.

—Ya recorrí ayer la mayoría de los comercios, que no quieras que pongamos carteles atrasa la búsqueda.

—Debemos apresurarnos, vamos a recorrer estas calles. Volveré al bar esta noche, debo obtener información.

—Pero esta vez déjame a mí.

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El chico

Después de azotar la puerta me contengo de seguirla y veo desde la ventana que se va con Andrew. Mi sueño se derrumba delante de mí.

—Aún te quiere, pero le duele verte, supongo que recuerda tus engaños.

—Es entendible, no la voy a convencer.

—Entonces te quedarás solo.

—Puedo vivir con eso.

—Sólo te digo que la oportunidad se aleja.

Mi tía recoge los platos y sale al jardín.

Salgo a caminar y veo que la policía sigue a un auto. Es hora de actuar, me pongo el pasamontaña y me columpio por las calles, pero al llegar ya están detenidos, los ladrones estaban envueltos en telaraña roja, una más fina que la mía, pero después de unos minutos desaparece, no se desintegra, solo se vuelve muy transparente.

Los fotógrafos están sacando fotos, me acercó a uno, a veces me da información para saber la situación.

—Dicen que vieron a una persona pequeña, como un niño, vestido de negro con pasamontañas rojo que lanzaba telaraña, pero al querer verlo se volvió como ... invisible.

Un niño, seguro alguna araña similar a la mía lo mordió. Debo encontrarlo, ayudarlo a entender que pasa y que no use ese poder del lado del mal.

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