Jimin conoció a Yoongi a los cinco años.

Para ser tan sólo un niño era bastante impertinente, pensó, al recordar aquellas tardes de verano cuando Jimin trataría de hacer buenas migas con el mayor mientras que éste le lanzaría una mirada fulminante y uno que otro insulto infantil (bobo, tarado). Tenían caracteres muy distintos, no obstante, los opuestos se atrajeron de tal forma que para finales de invierno, se habían hecho mejores amigos.

Durante ese tiempo, Jimin y Yoongi conocieron a la persona que terminaría por construir aquel grupo: Jungkook.

Jungkook era tímido. Quizá por eso a Yoongi le acabó agradando más. Pero a Jimin no le importaba ser dejado de lado. ¡Eran sus amigos y estaba muy feliz de que se llevaran bien! Lo importante era que todos se querían y que no se separaron nunca, pese al transcurso de los años y los inevitables cambios que sufrieron en su crecimiento. Aunque ya no eran los mismos niños de antes, continuaban siendo tan unidos —quizás aún más— como el primer día.

Jimin se enamoró de Yoongi a los trece años.

Su madre le había enseñado el significado del amor y que no importaba su género, su raza, su religión... El amor venía en todas las formas y cada una de ellas era especial, única y perfecta. Le enseñó a no temer, a amar cuando sentía que amaba y a hacerlo con orgullo.

Fue gracias a ella que la aceptación de sus propios sentimientos fue fácil. Me gusta Yoongi, se dijo un día, hasta que aquella sensación fue aumentando en fuerza y poder, hasta convertirse en lo que era y seguía siendo.

Amar a Yoongi.

No era estúpido. Sabía que era ingenuo de su parte esperar que su amor fuera correspondido. Las probabilidades de que Yoongi se enamorara de él eran nulas, cientos de factores a considerar. Sobre todo la sexualidad del mayor. Y la friend zone. ¿Cómo olvidarlo?

Mientras sus dedos acariciaban la mano de Yoongi en el departamento que compartían, música suave sonando en el fondo, se preguntó a sí mismo cómo habían acabado así.

Había usado el enamoramiento de Yoongi y su corazón roto a su favor. A veces lo atormentaba la culpa, por ser un aprovechado. Y luego trataba de calmarse, porque Yoongi podía elegir marcharse, acabar ese noviazgo empezado en malas circunstancias, e irse para siempre sin volver atrás. Podía hacerlo, mas no lo había hecho. Eso tenía que significar algo ¿no? Que lo quería, que en el fondo lo quería, pese a amar a alguien más.

Habían perdido el contacto usual con Jungkook desde que éste se había alejado del sector para ir a la universidad. Jimin aún charlaba con él por teléfono, pero ya no era lo mismo que antes. Y en cuanto a Yoongi... el contacto lo mantenían casi al mínimo, enviándose exclusivamente mensajes. Decía que era mejor así, que era lo adecuado para poder sanar; no obstante, para Jimin era fácil ver los atisbos de pena y esperanza que iluminaban los ojos del mayor. Como si quisiera verle, aunque doliera y quemara, aunque no sintiera lo mismo por él.

Llevaban siendo novios desde hacía cinco años. Lo que era una maravilla. Jimin era tremendamente feliz junto a la persona que amaba. Se convencía de que estaba agradecido. Los primeros meses fueron magníficos, un regalo que no merecía tener.

Pero empezaba a anhelar.

Si me vieras de la manera en que lo veías a él...

Si me acariciaras como si no fuese una obligación...

Si me dijeras "te amo" cuando yo te lo digo...

Si me dejaras contarle al mundo entero lo que siento por ti...

¿Era egoísta querer tales cosas? Probablemente. Mas no podía evitarlo. Se había confiado al pensar que bastaría entablar una relación con Yoongi para ser feliz.

Quería una relación en la cual fuera amado. Quería sentirse pleno. Los besos vacíos ya no eran suficiente para saciarlo, para tranquilizarlo cuando buscaba desesperado por algún indicio de que sus sentimientos eran correspondidos.

Yoongi no lo amaba. Y nunca sería capaz de hacerlo, porque su corazón estaba en las manos de alguien más. Hacerse a la idea de que su amor no era recíproco, era un martirio, mas era lo único que podía hacer, era lo que necesitaba hacer para continuar estando junto a Yoongi. Conformarse con lo que él podía darle.

—¿Fuiste a buscar la ropa a la lavandería?

Jimin alzó la mirada de las manos tocándose sobre la mesa de la cocina y la posó en Yoongi. Ojos familiares se encontraron con los suyos, ojos en los que a veces se perdía por horas, por días; pero que nunca transmitían los sentimientos que esperaba recibir.

—Lo olvidé— respondió, esbozando una sonrisa que últimamente se sentía forzada—. Lo haré mañana.

Yoongi asintió, sin hacer comentarios. Nunca se enfadaba con Jimin. Era paciente, tranquilo y calculador, a pesar de lo desordenado, despistado e inquieto que podía llegar a ser el rubio. Recordaba haber peleado con Yoongi... ¿Qué? ¿Dos veces en la vida? Deseaba creer que aquello era una buena señal, sin embargo, solamente acababa por dejarle un sabor amargo en la boca.

Suspiró hondo al percatarse de su propio desánimo. Era uno de esos días en los que no podía parar de pensar en su relación, en el pasado, a lo que Yoongi había renunciado para que estuvieran juntos. Carcomiéndose la cabeza con la misma pregunta de siempre: ¿Soy suficiente para él?

—Yoonie— lo llamó, sin poder quitarse la ansiedad que le causaba la pregunta que le había querido hacer desde hacía tiempo. Yoongi arqueó ambas cejas, para indicar que estaba escuchándole—. Yo... quiero contarle a Jungkook de lo nuestro.

Pudo percibir la tensión repentina en los músculos del mayor, quien parpadeó reiteradas veces antes de carraspear, como si la sola idea le escociera la garganta. Aún así, esperó firme por una respuesta que fuese —si no afirmativa— al menos esperanzadora.

—¿Y... por qué tan de repente?— le preguntó de regreso.

—Nuestro quinto aniversario fue hace unos días, Yoonie. Llevamos bastante tiempo juntos y... siento que Jungkookie merece saber de lo nuestro. Se lo hemos estado ocultando por años— explicó apesadumbrado, temiendo que Yoongi no estuviera a bordo con nada de ello.

Había sido decisión de Yoongi escondérselo a Jungkook, debido a su supuesta homofobia, lo que al principio había sido entendible, pero Jimin lo había pensado mucho y estaba seguro de que su mejor amigo les apoyaría sin importar sus prejuicios. La amistad entre ellos era más fuerte que cualquier odio inculcado por la sociedad.

—Bueno, supongo que...— Yoongi masculló, adoptando un aspecto pensativo—. Si quieres...

Los ojitos de Jimin brillaron. —¿D-De verdad?

Creyó que tardaría una eternidad convenciendo a Yoongi, no que accedería tan fácilmente.

—Sí— Suspiró hondo—. Creo que tienes razón. Jungkook es nuestro amigo y... debería saberlo— Hizo una pausa, en la que Jimin no supo qué decir—. ¿Quieres que se lo digamos juntos?

—¡No! No. Qué va. Yo se lo diré— dijo sobresaltado. La mejor manera de proceder —en su opinión— era una conversación privada, en la que Jungkook no tuviese que enfrentarse a ambos. Si reaccionaba negativamente, prefería ser él quien se llevase la parte pesada y el rechazo de su mejor amigo, no Yoongi, para quien todo el tema de Jungkook ya era demasiado sensible.

El mayor no rechistó, aceptando y respetando la decisión de Jimin en un 100%. Si el rubio consideraba que era la mejor opción, no iba a oponerse.

Jimin habló con Jungkook y acordaron reunirse en un café que quedaba cerca de su universidad. Con las manos temblorosas, colgó la llamada y se mantuvo quieto por un rato, mirando la pantalla en negro de su teléfono.

La relación entre Yoongi y él sería una gran noticia, golpeante por decir eufemismos. No podía imaginar el shock que podía provocar con solo contarle. Sin embargo, estaba decidido en hacerle buena cara a cualquier cosa que sucediera. Dándose buenos ánimos, Jimin se prometió ser optimista y actuar alegre cuando llegara el momento de confesar su noviazgo.

Preocupándose erróneamente de la homofobia de su mejor amigo, sin saber que el secreto que éste ocultaba, lo golpearía mucho, mucho peor.

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Ya que concluyó RENT A BOYFRIEND, les traigo el POV de YoonMin!! 💖✨ (¿o Jimsu? Ay...)
Espero que les haya gustado! Muchas gracias por leer! Lxs amo!! 💗💗

honey