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Capítulo Extra: Historia de un demonio anónimo

No recuerdo nada de mi vida humana, la primera vez que tuve uso de razón me encontraba solo devorando a una persona, era una mujer de unos 23 años y no se me hacía para nada familiar.

Durante varias noches, caminaba sin rumbo fijo y devoraba a todo aquel que se cruzaba en mi camino, seguía sin recordar nada sobre mi pasado, ni siquiera sabía mi nombre.

Varias noches me encontraba con algún que otro demonio, pero todos los demonios eran arrogantes y pretenciosos. Ninguno me dirigía la palabra, solo lo hacían para remarcarme que ellos eran superiores a mí o que ese lugar era su territorio de caza.

Un día me encontré a un demonio que parecía diferente a los demás, este demonio me informó lo que éramos y a quien servíamos, también me informó acerca de las lunas demoniacas y como nosotros debíamos devorar a muchas personas para alcanzar dicha posición.

- Vamos come, tenemos que ser más fuertes.

- Si.

Aunque era raro de mí, sentía que podía confiar en este demonio. Durante varias noches trabajábamos juntos, cazábamos juntos y compartíamos la comida. También peleábamos juntos cuando nos llegamos a encontrar a algunos cazadores.

Sin embargo, todo cambió cuando mi compañero alcanzó el puesto de luna inferior seis. Desde ese momento nuestros lazos se rompieron al ser él un superior.

- Ya no puedo estar junto a ti, solo me retrasas y me estorbas.

- Pero...

- Si quieres que trabajemos juntos como antes, entonces vete y conviértete en una luna demoniaca.

Eso fue lo último que escuche de él, al separarnos esa noche jamás nos volvimos a encontrar, me pregunto si consiguió subir de puesto o habrá sido asesinado por algún cazador.

Al quedarme nuevamente solo lo único que hacía era devorar a los adultos que me encontraba, desde que tengo uso de memoria nunca he devorado a ningún niño, no sabía porque lo hacía, al principio me decía que era porque no tenían la suficiente carne para fortalecerme.

Pero algo me decía que eso no era verdad.

Una noche me encontré a una familia de cuatro integrantes, dos niños con sus padres. El hombre intentó por todos sus medios alejarme de su familia, sin embargo, todos sus esfuerzos fueron en vano, ya que terminé por matarlo.

Al ver como esos niños lloraban por su padre y a la mujer abrazando a sus hijos, decidí llevarme el cadáver de este hombre hacia el bosque, lejos de su familia. Quizás eso fue un signo de misericordia de mi parte, no lo sabía con exactitud.

Desde esa ocasión, decidí solo atacar a aquellos que estuvieran solos, por alguna razón no logro quitarme de la cabeza esos ojos infantiles llenos de lágrimas.

Las noches transcurrían sin mayor cambio para mí, salía de mi escondite, me alimentaba y volvía a ocultarme. Algunas veces me enfrentaba a los cazadores, a los que lograba derrotar me los devoraba, a los que no, simplemente huía.

Esa era mi rutina, las noches se volvieron semana, las semanas se volvieron meses y los meses se volvieron años.

Todo seguía igual hasta aquella noche, esa noche donde te encontré.

Un par de noches antes me había encontrado varios demonios cerca de un pueblo, al principio había pensado irme de ese lugar y ojalá lo hubiera hecho, pero un demonio me vio y me ofreció una pequeña alianza para atacar ese pueblo.

Al principio no entendía porque hacer una alianza, si era un simple pueblo y ya, pero me informaron que en ese pueblo se encontraba una persona con sangre especial. Había escuchado que esas personas eran codiciadas porque si la devoras era como devorar a cien personas.

Sin embargo, había un problema, y es que había varios cazadores protegiendo ese lugar, por eso los demonios había establecido una alianza para acabar con todos esos cazadores y capturar a la persona con la sangre especial.

Al principio estaba decidido a negarme, pero la tentación de capturar a ese ser de sangre especial era muy grande, si lo lograba y me lo devoraba era posible convertirme en una luna demoniaca y así poder encontrarme nuevamente con él.

Así que acepté la alianza y terminé por unirme a este basto grupo de demonios. En la noche siguiente se hizo el plan de ataque y al estar todos de acuerdo decidimos atacar en la siguiente noche.

El ataque no iba del todo bien, los cazadores eran muy experimentados, más de lo que habíamos calculado, pero para nuestra desgracia, llegaron dos pilares a auxiliarlos. Prácticamente estos dos pilares se encargaron de aniquilarnos por completo.

Los pocos demonios que quedábamos decidimos retirarnos y huir de ese lugar, pero para mí mala suerte, los pilares nos estaban persiguiendo a mí y a otro demonio. Este demonio fue el que me había involucrado en esto y puedo decir que éramos los dos más fuertes de este grupo, quizás por eso los pilares nos estaban persiguiendo.

Entramo al bosque para tratar de desorientarlos y fue en ese mismo momento en el que te encontramos.

- ¿Demonios?

- ¿Uh? ¿Qué haces aquí mujer? – Mi compañero le preguntó.

- Bueno yo...

Esta mujer nos iba a responder, pero mi compañero estaba más preocupado por otra cosa

- Eso no importa, tenemos que huir, hay dos pilares cerca.

- ¿Pilares?

¿Es en serio, esta mujer jamás había escuchado sobre los pilares?

- Mira, no me importa si te quieres quedar y morir, pero yo me largo.

Mi compañero se comenzó a desesperar y se fue corriendo, dejándonos solo. Yo también pensaba en correr, pero algo en esta mujer me llamaba la atención, su olor es muy diferente al de nosotros.

Con un poco de curiosidad me quedé para explicarle y tratar de descubrir porque parecía ser diferente a nosotros.

- Los pilares son los cazadores más fuertes –Le dije – Nosotros no podemos hacer nada contra ellos, solo las lunas demoniacas pueden hacerle frente.

- ¿Lunas demoniacas?

- ¿Acaso eres nueva? ¿Ni siquiera sabes de las lunas demoniacas?

- No, yo...

Definitivamente este demonio acaba de ser creada, pero los pasos de los pilares cada vez se escuchaban más cerca por lo que me empecé a espantar.

- Rayos, ya están cerca. Yo me voy de aquí.

Y con eso dicho me fui del lugar dejándola sola, sin embargo, pude escuchar como ella comenzó a correr y al voltear ligeramente la vi buscando un lugar donde esconderse.

Por alguna razón me detuve en seco y decidí seguirla, fue entonces que la vi esconderse en una maleza y no podía salir de mi asombro.

- ¿En serio se escondió ahí?

Antes de poder ir a sacarla de ese lugar, los pasos ya se escuchaban demasiado cerca por lo que de un brinco llegué a la copa de un árbol y me escondí. Los ruidos provenían de mi compañero y este parecía cansado.

- Creo que los perdí.

Eso fue lo último que dijo mi compañero, porque por arriba de él se apareció uno de los pilares.

- Respiración del agua. Primera postura: Corte de Superficie.

El pobre no pudo ni reaccionar, su cuello fue cortado tan fácilmente que parecía que el pilar ni siquiera se esforzó en hacerlo.

- Ara ara Tomioka san ni siquiera lo dejaste hablar.

La otra pilar finalmente le dio alcance y entre los dos comenzaron a platicar.

- No había necesidad Kocho.

- Sabes, quizás ese demonio quería llevarse bien con los humanos, pero ahora nunca lo sabremos.

Ese pilar no le respondió, solo miraba hacia un punto fijo en silencio.

- Tomioka san ¿Crees que algún día nos encontremos con un demonio que quiera llevarse bien con nosotros?

- No lo creo.

Ese pilar solo miro al cielo cuando le respondió a su compañera. Por otro lado, yo estaba pensando en lo que dijo esa mujer ¿Un demonio que se lleve bien con los humanos? Para eso el demonio en cuestión no debería devorarlos, si existiera tal demonio tal vez sería muy diferente a nosotros, quizás hasta su olor...

¡Esperen! Tal vez... tal vez esa mujer sea esa clase de demonio, su olor es diferente porque ella no ha devorado a ningún humano, no hay duda de eso. Tengo que sacarla de aquí, quizás ella pueda ayudarme a ser igual que ella, quizás si la sigo pueda recordar mi pasado y a mi familia.

- ...Giyuu?

Sin embargo, aquella mujer pronuncio una palabra lo suficientemente claro para que los pilares la escucharan.

- ¿Escuchaste eso Tomioka san?

La cazadora le preguntó a su compañero y este solo asintió con su cabeza

- Moshi moshi, ¿Hay alguien aquí?

Ella comenzó a acercarse lentamente hacia donde estaba aquel demonio especial, si siguen acercándose la encontrarán.

- Vamos no seas tímido y sal, si no nos haces daño nosotros tampoco lo haremos.

- Kocho...

Cada vez estaban más cerca de ella, ¿Qué debería hacer? ¿Debería ayudarla o dejar que la maten?

- Moshi moshi...

Ahora solo estaban a cinco pasos de ella.

- Creo que es por aquí Tomioka san.

Lo más sensato es dejarla a su suerte, todos los demonios solo ven por sus intereses, pero ella... ella... ella me recuerda a alguien, había una mujer muy parecida a ella, lo sé. Además, si ella es especial, quizás logre hacer realidad ese deseo de llevarnos bien.

"Querido"

¿Qué... qué fue eso? ¿Quién me acaba de hablar?

"Ya no sigas, por favor"

¿Por qué? ¿Por qué se me hace familiar esta voz?

Los pasos de los cazadores me sacaron de mi pensamiento, al ver que se estaban a punto de encontrarla, no lo pensé más y salí de mi escondite para ayudarla, aunque lo más seguro es que termine muerto, pero si ella logra sobrevivir, estoy seguro de que cambiara las cosas en esta guerra interminable entre demonios y humanos.

Si, estoy seguro.

- Ara ara.

Fingí atacarla y tal como lo imaginaba, su compañero reaccionó rápidamente.

- Respiración del agua. Séptima postura: Gotas de Lluvia Penetrantes.

Sentí mi cabeza dar vueltas en el aire, luego sentí un dolor al golpear el suelo y rodar en él. Al final terminé de frente de esa mujer y pude ver su rostro completamente confundido, creo que iba a decirme algo, pero con mis labios y sin pronunciar ningún sonido le dije "No te muevas".

- Tal parece que nos quiso emboscar, es una lástima.

Eso fue lo último que pude escuchar de esos cazadores y poco a poco la oscuridad se apoderaba de mi visión, siendo el rostro de aquella mujer lo último vi.

De repente, me encontraba en un lugar bastante oscuro, no se veía nada y tampoco sentía nada, pero de repente...

- Ya todo terminó, cariño.

Al voltear para ver quien me había hablado, me di cuenta de que era la misma mujer de 23 años que estaba devorando en aquella ocasión. Ahora la recuerdo, ella era mi esposa y su nombre era...

- Y-Yuri san...

- Si, finalmente me recuerdas Kaito san.

Yuri me dedicó la más hermosa de sus sonrisas, la misma sonrisa de cuando nos casamos. Por mí parte, la culpa me estaba invadiendo y eso hizo que comenzara a llorar, quería su perdón por lo que le hice, quería al menos volver a abrazarla como antes, pero sé que no tengo el derecho de hacerlo.

- No te preocupes Kaito san.

Y como si Yuri supiera lo que estaba pensando, ella me abrazó fuertemente y ya no pude contenerme.

- Lo siento, lo siento mucho Yuri san.

Mi esposa negó con la cabeza y solo me dijo.

- Vayamos juntos, yo siempre estaré a tu lado.

Al principio no entendí que me quiso decir con eso, pero al ver como el fuego nos comenzó a rodear lo comprendí, a pesar de lo que le hice, ella me quiere acompañar al infierno.

- P-pero...

- Ya te lo dije, yo siempre te acompañaré a donde vayas.

- *snif*

- Tengo que agradecerle a esa mujer.

- ¿Eh?

- Aunque fuera solo un instante, ella te hizo regresar a quien eras antes. El amable hombre de quien me enamoré.

¿Esa mujer? Debe referirse a aquel demonio que no ha devorado a ninguna persona. Yo también tengo que agradecérselo antes de irme al infierno.

"Gracias y buena suerte" fue mi último pensamiento y deseo hacia aquella mujer y especial demonio.

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