Capítulo 23: Un viento agradable
Estaba sentada enfrente de todos los pilares, solo mi hermano Giyuu y Kanae estaban en mis costados. Por lo que me contaron, la noche anterior perdí el control y ataqué a Shinazugawa con una fuerza letal. Las vendas en su cuerpo son una prueba de que casi lo asesino.
- Tomioka Tsutako ¿Tienes algo que decir?
Himejima me hablaba, pero yo no levantaba el rostro, realmente estaba muy apenada por lo que había hecho que estaba dispuesta a asumir mi responsabilidad, pero al menos debo dejar a Kanae fuera de esto.
Me incliné y coloqué mis manos en el suelo.
- Lamento profundamente lo que hice, si me lo piden con gusto yo...
- Con gusto ¿Qué?
Shinazugawa me había interrumpido, cosa que hizo que levantara la cabeza para verlo de frente.
- Shinazugawa san, lo que le hice fue imperdonable, si desea mi muerte con gusto me arrojaré ahora mismo al sol, pero por favor, que a Kanae san no le pase nada y a...
- ¿Por qué pediría tu muerte?
Nuevamente Shinazugawa me había interrumpido, algo que me dejo totalmente confundida.
- ¿Pero lo que paso en la noche...?
- ¿Te refieres a esto?
Shinazugawa me mostró las vendas de sus brazos y yo solo asentí.
- Si... yo...
- Esto me paso porque me distraje en tu entrenamiento.
- ¿Eh?
No solo yo, también todos los presentes estábamos sorprendidos ante las palabras de Shinazugawa, lo sé porque todos, sin excepción, dirigimos nuestras miradas hacia él.
- Shinazugawa – Himejima le dirige la palabra – ¿Estás diciendo que esas heridas fueron producto del entrenamiento y no de una pelea?
- Así es – Shinazugawa me mira directamente a los ojos – Su juego de escondidas me hizo perder la paciencia y no me fijé por donde pisaba.
- ¿Qué? – Fue Iguro quien preguntó.
- Lo que oíste, estaba tan frustrado que no vi por donde pisaba y caí por el barranco.
- *Puf*
Pude ver como Kanronji se trataba de aguantar la risa, mientras que todos los demás seguían fijándose en Shinazugawa. Tanto mi hermano como Kanae estaban bastantes sorprendidos, Iguro tenía una cara muy seria y Kyojuro estaba sonriendo.
- Si ese es el caso, entonces no hay nada que discutir – Himejima se comenzó a levantar.
- Mmm, está bien, vámonos Kanronji.
- Si, Iguro san – Kanronji le responde y después me mira a los ojos – Hasta la próxima Tsutako san, Tomioka san.
- ¿A dónde iré ahora? – Tokito parecía pensar para él mismo.
Los pilares comenzaron a retirarse, solo algunos se quedaron aun en esta sala. Se había creado un silencio demasiado incomodo, por lo que lo aproveché para preguntarle algo al pilar del viento.
- Shinazugawa san ¿Por qué?
Todos los que quedamos estábamos a la espera de su respuesta, este solo roló los ojos para no verme de frente.
- No tengo la obligación de responderte, pero... – Shinazugawa se levantó de su asiento y se dio media vuelta – Verlos a ustedes dos abrazados de esa forma, me hizo pensar en muchas cosas.
- ¡Umu! ¡Te lo agradecemos Shinazugawa! ¡Si alguna vez necesitas algo, no dudes en pedírmelo!
- Tch.
Shinazugawa comenzó a retirarse, pero Kanae lo detiene llamándolo.
- Shinazugawa san.
Este se detuvo y giró levemente su rostro.
- Muchas gracias.
Shinazugawa no le respondió y Kanae continuó hablando.
- Como te dije en aquella ocasión, deberías mostrar más esa faceta amable que tienes, si lo haces, estoy segura de que encontraras la felicidad.
- ... Si.
Shinazugawa se quedó parado después de responderle a Kanae, de repente, este se giró solo para señalar a mi hermano.
- Más te vale nunca hacerla llorar, o si no, te desfiguraré el rostro a golpes.
- ¿Eh?
- ¿Shinazugawa san...? – Intenté preguntarle algo, pero él me interrumpió nuevamente.
- Y también debes de protegerlas, a ambas.
Con eso dicho, Shinazugawa salió de la habitación y los cuatro que todavía nos quedamos sentados nos quedamos en silencio.
- ¿Qué sucedió? – Me pregunté.
- Creo... Creo que te ha aceptado.
Giyuu me respondió aun con la mirada hacia la puerta. Realmente esto fue demasiado confuso.
- Y no solo a Tsutako san.
Kanae nos habló de repente y tanto mi hermano como yo la miramos confundidos.
- Ara ara.
Kanae parecía divertida ante nuestra cara de confusión que se comenzó a reír discretamente.
- ¡Bien, con esto resuelto regresaré a mi sesión de entrenamiento!
- Que tengas un buen día Kyojuro san.
Me levanté para poder despedirlo como era debido, Kyojuro solo asintió y sin previo aviso me dio un beso en la mejilla. Esto me dejo totalmente descolocada y comencé a sentir que la sangre se me subía a la cabeza.
- Realmente me preocupe, me alegra mucho saber que estas a salvo y que todo salió bien.
Por primera vez Kyojuro me hablaba de forma suave y sin su característica sonrisa, eso hizo que mi corazón comenzara a latir a mil por hora, él en verdad se veía muy preocupado por mí.
- Rengoku...
Por otro lado, mi hermano se veía un poco molesto.
- ¡Me voy!
Y Rengoku salió de la habitación con tranquilidad.
- ¡Espera!
- Giyuu san.
Mi hermano iba a seguirlo, pero Kanae lo detuvo con su voz.
- Pero...
- Déjalos, no hicieron nada malo.
- Aun así...
- Giyuu san.
Y por alguna razón mi hermano suspiró derrotado y volvió a sentarse en su lugar. Yo solo veía impactada como Kanae logró tranquilizar a mi hermano sin siquiera moverse de su lugar.
- Por cierto, Tsutako san ¿Tienes tiempo libre para hablar con alguien? – Kanae me preguntó.
- ¿Hablar con alguien? Pues si, como es de día tengo todo el tiempo del mundo, ¿Con quién quieres que hable?
- Con Tamayo sensei.
- ¿Tamayo sensei?
Me sorprendí mucho por la forma en la que Kanae había llamado a Tamayo. Gracias a Tanjiro y Kanao, me enteré de que el patrón había convencido de traer a Tamayo a la corporación para que trabajase lado a lado con el personal de la finca mariposa.
Por lo que era lógico que Kanae y Shinobu ayudarían a Tamayo, pero de ahí llamarla maestra ¿Qué cosas le habrá enseñado?
Kanae se levantaba de su asiento y me miro a los ojos.
- Entonces ¿Vamos?
- S-sí, claro, pero Giyuu tiene que supervisar el entrenamiento de Tanjiro kun, ¿Podrás cargarme?
- Ara ara Tsutako san, recuerda que yo también soy un pilar.
- ¡¿Eh?!... Perdón, no quise decir...
- Je je, no te preocupes, sé que no lo decías con malas intenciones – Kanae se gira levemente hacia Giyuu – Me llevaré por un rato a Tsutako san, no hagas locuras y cuídate por favor.
- Si.
Giyuu le respondió mientras se levantaba, pero Kanae no se movía de su lugar y eso nos confundió a ambos.
- ¿Qué sucede? – Pregunta mi hermano.
- ¿A mí no me vas a dar mi beso de despedida?
- ¿Eh?
Algo increíble paso, las mejillas de mi hermano comenzaron a cambiar de color a un rojo suave.
- Nos están viendo – Se escusa mi hermano.
- ¿Y? Es Tsutako san.
- Pero...
Mi hermano parecía pensarlo mucho, pero después de un tiempo se acercó a Kanae y se agachó un poco para estar a su altura.
- Ara ara.
Desde mi punto de vista, tenía a Kanae totalmente de espaldas, por lo que no pude ver donde depositó exactamente el beso mi hermano, me imagino que lo hizo en la mejilla, pero ¿Y si se lo dio en los labios?
- Andando Tsutako san.
Kanae me sacó de mis pensamientos de golpe por lo que reaccioné un poco lento, solo pude ver como Kanae tenía una gran sonrisa en su rostro, acompañada de un ligero sonrojo. Caminamos hacia la puerta principal, que estaba parcialmente reparada y me hice pequeña para meterme en mi caja.
El camino fue bastante tranquilo, Kanae me llevaba de forma lenta y cuidadosa, algo diferente si lo comparo con mi hermano. Después escuché como abría una puerta y varias voces la saludaban.
- Nee san ¿Qué ocurrió?
De inmediato reconocí a Shinobu.
- No pasó nada Shinobu, Shinazugawa san dijo que todo fue su culpa.
- ¿En serio dijo eso?
- Si.
- ¿Ese sujeto?
- Si.
Hubo un pequeño momento de silencio y solo escuché a Shinobu suspirar.
- Está bien, después de ver esa escena creí lo peor. Me alegra saber que todo salió bien.
Otro silencio se hizo, hasta que una nueva voz se escuchó a lo lejos.
- Kanae san, bienvenida. ¿En esa caja viene...?
- Así es Tamayo sensei, he traído a Tsutako san.
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