Mamá, papá, ¿Por qué se van? No se vayan por favor.

Mis padres solo me miraban sin ninguna expresión mientras daban media vuelta y se alejaban de mí. Intenté correr hacia ellos, pero por alguna razón mis pies no se movían.

- ¿Nee san?

La voz de Giyuu se escuchó a mi espalda, por lo que me giré para poder mirarlo, pero me horroricé al verlo cubierto de sangre y llorando.

- ¿Por qué lo hiciste?

- ¿Qué?

- ¡¿Por qué te comiste a nuestros padres?!

- ¿De qué hablas?

Nuevamente intenté caminar para acercarme a mi hermano, pero ahora un líquido tibio se sintió en las plantas de mis pies, al mirar hacia abajo, pude ver los cuerpos ensangrentados y mutilados de mis padres.

- ¿Q-qué...?

- ¡Eres una asesina! – Me grito Giyuu con furia.

- No... yo no...

- ¡Monstruo! Eres un monstruo... eres... ¡Eres un demonio!

- ¿Demonio?

- Así es~

Una voz juguetona se escuchó por mi costado izquierdo, al mirar de quién se trataba, me di cuenta de que era ese demonio de ojos arcoíris, este me estaba sonriendo.

- ¡Tú... tú hiciste esto!

- Nop~ Yo no hice nada pequeña, tú lo hiciste.

- ¡Mientes!

- No lo hago, mira a quién tienes en tus manos.

Volví a bajar la mirada y ahora pude ver que tenía el cuerpo parcialmente desfigurado y ensangrentado de Giyuu en mis manos.

- N-nee sa...

Los ojos sin vida de Giyuu me observaban, parecía que me estaban juzgando por algo que hice.

- N-no...

- Sip pequeña, esto es lo que eres ahora.

- No...

- Mi pequeña compañera demonio.

- ¡NO!

Abrí los ojos de golpe, pude sentir el sudor en mi frente y en las palmas de las manos, mi respiración era agitada y el lugar estaba bastante oscuro.

- Un... un sueño.

Mientras mi visión se fue acostumbrando a la oscuridad, llevé una de mis manos hacia mi frente para limpiarme el sudor, fue cuando me di cuenta del tacto de la tierra, tenía toda la cara llena de tierra, al igual que mi cabello.

Me levanté y vi que estaba en un agujero, al mirar hacia abajo, me percaté que también mi ropa estaba llena de tierra, por lo que decidí salir de aquí y limpiarme lo más rápido posible.

Al salir del agujero, vi por la boca de la cueva que era de noche, así que sin mayor problema decidí salir de la cueva. La leve luz de la luna me permitió verme y finalmente me di cuenta de que todo mi cuerpo estaba lleno de tierra y polvo.

- Necesito tomar un baño.

Me dije a mi misma y caminé en busca de agua para limpiarme, no tarde demasiado en encontrar un pequeño lago en el interior de este bosque, sin pensarlo dos veces, me despojé de mis ropas y me metí a la fría agua del lago.

Una vez dentro del agua, reaccioné y pensé que me enfermaría por la baja temperatura del agua, por lo que me salí para secarme, pero al no tener toalla o algo de tela para hacerlo, terminé por usar mis ropas, aunque esto solo hizo que me volviera a ensuciar por lo que terminé suspirando.

Lavé mi ropa y la deje colgando en las ramas de un árbol para que se secaran, al principio estaba algo avergonzada por estar completamente desnuda en la oscuridad de la noche, pero no tenía opción.

Por alguna razón no sentía frio, a pesar de que estaba desnuda a la intemperie y en la noche, pero mi cuerpo no reaccionaba y no temblaba. Tampoco sentía hambre ni sed, aun así, me acerqué al lago nuevamente e intenté beber un poco de agua.

Al tener el agua en mi boca, esta tenía un sabor desagradable, es como si me estuviera bebiendo lodo por lo que termine por escupir. La tos, ocasionada por el agua, hizo que me doblara un poco y fue cuando vi mi reflejo en el agua.

Tenía la piel algo pálida y las pupilas de mis ojos eran rasgadas, como si fueran las de algún felino o reptil, mientras miraba mi reflejo, acerqué mis manos hacia mi rostro para asegurarme de que era yo la que aparecía en el agua, fue cuando vi que mis uñas estaban alargadas, como si fueran garras.

"Mi pequeña compañera demonio."

Recordé las palabras que, en mi sueño, ese demonio me dijo. Al seguir mirándome en el reflejo del agua, abrí la boca solo para ver unos afilados colmillos.

- ¿Soy... soy un demonio?

Si me comparo con ese demonio que me atacó, entonces si lo soy, tengo rasgos parecidos con aquel sujeto y el hecho de no poder tomar agua solo me confirma en lo que me he convertido, en un demonio.

"Lo que los demonios comemos, es la carne humana."

La voz desagradable de ese sujeto suena en mi cabeza, ahora recuerdo de que él me mordió el brazo y se comía la carne que me había desgarrado con sus colmillos.

Al recordar eso, inmediatamente miré mi brazo izquierdo solo para verlo en perfecto estado, no está la herida de aquella mordida, ni siquiera hay cicatriz, pero ¿Por qué?

"Sabes, los demonios no podemos morir por un simple cuchillo"

Esa noche, en mi desesperación, apuñalé varias veces a ese sujeto y se había recuperado como si no le hubiese pasado nada, ¿Acaso será alguna habilidad de los demonios?

Busqué con la mirada algo puntiagudo que pudiera ayudarme a comprobar mi teoría y encontré una piedra lo bastante afilada para cortar. Me acerqué a la piedra y la tomé con mi mano derecha. Después de armarme de valor, extendí mi mano izquierda y me apuñalé a mí misma.

- ¡Ah!

Me dolió, no voy a mentir, me dolió mucho y ese dolor hizo que soltara la piedra. Al pasar un poco de tiempo, el dolor desapareció, miré mi mano izquierda y lo que pasaba frente a mis ojos me dejo sin palabras.

La herida de mi mano se estaba cerrando sola.

En cuestión de unos segundos, mi mano ya no se encontraba cortada y podía moverla sin dolor alguno, entonces ¿Eso quiere decir que los demonios tienen una especie de curación acelerada? Esto es algo difícil de creer, pero lo he visto con mis propios ojos.

Mire hacia el cielo para ordenar mis ideas, ahora que soy demonio ¿Qué más puedo hacer?

"Comer"

No, definitivamente no. Jamás me comería a una persona, ayer estuve a punto de comerme a...

- ¡Giyuu!

¡Es verdad! Deje escondido en el armario a Giyuu y me tuve que ir para evitar lastimarlo, pero ahora ya no siento esa hambre que sentía ayer, creo que podré regresar y evitar dañarlo.

Cogí de nueva cuenta mi ropa y me la puse encima. Una vez vestida, comencé a correr para salir de este bosque y ubicarme, al hacerlo, me di cuenta de que estaba al oeste de la aldea, por lo que me apresuré para regresar a casa.

Calculo que era media noche, porque la luna estaba en su punto más alto, por lo que no creo encontrarme con nadie a esta hora. Al ingresar al pueblo y correr por sus calles, me llamaba la atención algunas casas que no recordaba que estuvieran ahí.

Sin embargo, no le tomé demasiada importancia y seguía yendo hacia mi casa, solo para detenerme en seco y verla parcialmente destruida.

- N-no puede ser.

Ingresé a mi hogar por la puerta trasera y me di cuenta de que estaba bastante descuidada, los muebles, utensilios y demás cosas que teníamos, ya no están. El piso estaba lleno de polvo y las paredes de madera estaban llenas de moho.

- ¿Qué paso aquí?

Me acerqué a mi habitación y esta estaba totalmente vacía, mi armario, mis muebles no las encontraba por ningún lugar. Me dirigí a la habitación de Giyuu y también estaba vacía. Seguía caminando por los pasillos, solo para darme cuenta de que no había nada ni nadie aquí.

Al no encontrar nada, salí por la puerta principal y vi que en esta estaba pegado un cartel bastante gastado. Al acercarme para leerlo, me sorprendí por lo que estaba escrito.

"Antigua casa de los Tomioka, quienes fallecieron:

||||

años atrás"

Esas líneas deben de representar los años, al parecer alguien la ha estado actualizando, pero ¿Eso significa que han pasado 5 años desde aquella noche? ¿Significa que he dormido por 5 años? Pero lo más importando ¿Qué ocurrió con Giyuu?

No puede estar muerto, no, yo lo escondí esa noche y él estaba vivo cuando salí corriendo, ¿Se habrá ido con nuestros tíos? Si no mal recuerdo, nuestros tíos vivían cerca de Tokio, ahí tenían una clínica, quizás... quizás Giyuu está con ellos.

Antes de irme del pueblo, decidí buscar a alguien para saber cómo se encontraba. No tarde mucho tiempo en llegar a la casa de mi prometido.

Me asomé por la barda de su jardín y me alegré mucho verlo sentado en la mesa de su sala, pero él no se encontraba solo, había una pequeña niña a su lado y ambos estaban platicando alegremente.

De repente, una mujer se acercó a ellos con una olla en manos y la colocó en la mesa, después ella servía lo que estaba dentro de la olla y se las entregaba a ambos.

Mi corazón se partió, claramente todos ellos son una familia. Al parecer mi prometido al creerme muerta continuó con su vida, y aunque me duela aceptarlo, estoy feliz por él.

- Me alegro por ti, Kiyoshi san.

Unas cuantas lágrimas traicioneras salieron de mis ojos y comencé a caminar para salir nuevamente del pueblo, ya no tengo razones para permanecer en este lugar, lo que importa ahora es encontrarme con mi hermano y ver que este bien.

Sin embargo, a pocos metros de la salida del pueblo, me quedé parada al pensar en algo, ¿Cómo reaccionara mi hermano al verme así? No es como si pudiera presentarme ante él y decirle: "Hola Giyuu ¿Cuánto tiempo?"

Además, ahora que soy un demonio ¿Me tendrá miedo al verme? Tampoco puedo llegar y decirle: "Mírame, ahora soy un demonio, pero soy buena."

Suspire profundamente, definitivamente no puedo hacer eso, lo más seguro es que se espanté al mirarme, por lo que debo ser discreta, debo asegurarme de que este bien, pero sin que él se dé cuenta de mi presencia.

Observé que la luna ya había avanzado mucho y el horizonte se empezaba a iluminar, por lo que la noche está a punto de terminar. Decidí regresar a aquella cueva y cuando vuelva a caer la noche, me dirigiré a Tokio para buscar pistas de mi hermano.

Pero, sobre todo, quiero asegurarme de que este bien.